Parashat Shmot

Shemot 1:1-6:1

Estimados amigos, lo primero que quiero compartir con ustedes, es que las casualidades no existen. Hoy me encuentro frente al mismo texto, que había citado cuando comentamos parashat Toldot, le comenté que “heie imja”(estaré contigo) se volvía a repetir justo aquí donde estamos hoy.

¿Y dónde estamos hoy?

Hoy estamos en ese primer encuentro entre Moshe y D´s, no solo el primer encuentro sino la primer revelación y acercamiento entre ambos.

Para ponernos en sintonía, nos encontramos en el desierto, a la vera de un monte, pastando unas ovejas (que ni siquiera son nuestras), delante de un arbusto seco con espinas, que está ardiendo. Ya sé lo que están pensando, que les había prometido el gran encuentro, entre Moshe rabeinu y la Divinidad, y estamos en el lugar menos atractivo y glamoroso, para semejante evento. Ténganme fe que no los voy a defraudar. No dejen de mirar la zarza ardiendo, y al mismo tiempo vamos a ir adentrándonos en el texto. Señoras y señores estamos frente a unos de los 15 versículos más maravillosos y profundos, de nuestra parashá, capitulo 3 versículos uno al quince del libro de Shemot.

Como ya describimos Moshe está en el desierto pastando las ovejas de su suegro, cuando descubre la zarza incandescente que además no se consume. Escucha una voz que susurra Moshe , Moshe a lo que el responde “Hineni ”. La respuesta de Moshe nos pone en un lugar muy interesante, no muestra firmeza y entrega al mismo tiempo, el hineni en una contestación nos denota, compromiso con lo que vaya a suceder. Solamente nos pueden ocurrir cosas buenas cada vez que abordemos una situación con la impronta de un “Hineni ”, desde aquí partimos.

Afuera nada cambio sigue ardiendo el arbustito, con el mismo fuego, lo que cambia es el Moshe interior. El texto nos dice que Moshe se aleja, no solo para tomar distancia como señal de respeto, sino que para ver mejor. Además de esto se descalza y se desprende de todo lo que posee. Es por lo que nuestros maestros jasídicos, nos dicen que a partir que nosotros nos podemos despojar de nuestro Yo, es que podemos elevarnos y acercarnos a la divinidad. A partir de este momento el texto nos muestra en muy pocos versículos varias facetas distintas de un mismo D´s. Entendemos que Hashem es uno solo, pero existen distintas maneras para percibirlo, y esto no va a contramano de su unicidad.

Leemos El, Elohim, Havahie, Hamakom, Anoji, Elohei Abraham, Elohei Itzjak, Elohei Yaacov y como si esto no alcanzara un poquito más adelante se va a mostrar como “Eihe asher Eihe”.

Sin lugar a duda desde aquí se comienza a gestar el nacimiento de la gran nación que le había sido prometido a Abraham avinu. Y este “Ehie asher Ehie” es la rúbrica que hará que este encuentro sea solo el punto de partida, en dirección de una relación, que con subidas y bajas perdurara es el tiempo. Esto es lo que permitió que después de tres mil años estemos en un Shabat pudiendo estudiar donde comenzó todo.

Es por eso mis queridos amigos que en este Shabat Bo nuestros textos, nos invitan en que podamos pararnos firmes y comencemos a buscar la divinidad, aun en un pobre arbusto seco y espinoso. Es más, si no crees en D´s, entonces la invitación es para que puedas encontrar, las cosas buenas que hay, en aquellas cosas o personas que menos inspiración te generan. Lo importantes es que no lo dejes de buscar. Y es a partir de esta búsqueda que podremos lograr ese “heie imja” este a nuestro lado. Busquemos juntos para poder ver que hay más allá de esa zarza que sigue ardiendo y no se consume.

Shabat Shalom Humeboraj
Ari A. Alster

Shabat Kavod, la oportunidad de honrar la memoria o pedir brajot para un ser querido.

La oportunidad de honrar la memoria o pedir brajot para un ser querido. La oportunidad de apoyar los proyectos sociales de nuestra comunidad.

Te invitamos a realizar un Kidush especial, a través de una seudat (mesa festiva) en la mesa de Shajarit Shabat de los sábados por la mañana, en nombre de tu familia, o de la persona que quieras homenajear.

Este inmenso Kavod será difundido a toda la comunidad, a través de nuestro newsletter digital, las redes y en el púlpito los viernes por la noche en el servicio de Kabalat Shabat.

Con tu aporte, además, estás colaborando directamente con los diferentes programas sociales que lleva adelante nuestra comunidad, para seguir ayudando quienes más lo necesitan.

Para ser parte de esta iniciativa, por favor, escribinos a [email protected]

Iedid Nefesh, Maher Ahov ki ba Moed, vejanenu kimei olam.
Amigo del Alma, apresurémonos a amar porque ha llegado el tiempo, y así recibir bendiciones por siempre.

Haftarat Vaieji

Melajim l 2: 1-12

La lectura de la Torá de esta semana, Parashat Vaieji, trata del fallecimiento de Yaakov Avinu, nuestro Patriarca, que fue el padre en la vida real de sus doce hijos (y de su hija Dina). Esta sección comprende sus últimas palabras a sus hijos, lo que él sentía que ellos tenían que saber para poder cumplir su misión como era debido.

Del mismo modo, la Haftará nos cuenta las últimas palabras de David y sus instrucciones a su hijo Shlomo, quien lo habría de suceder en el trono (el Rey Salomón). (En comparación con lo que dijo Yaakov Avinu, las palabras de David fueron mucho más directas y francas, llenas de furia en la superficie y con un amplio trasfondo de significado).

“Querido hijo, quiero que recuerdes siempre una cosa – mientras vivas: que D´s está contigo y no tienes nada que temer”

He aquí una síntesis de una historia muy larga, el origen del santo Baal Shem Tov, hasta su culminación. La conexión con esta introducción que hemos hecho quedará clara al final del comentario.

El Reb Eliezer, padre del Baal Shem Tov, fue exiliado muy lejos, no sólo de su hogar, sino también de sus hermanos judíos. Él era el único judío en un país en el que se ejecutaba a todo aquel cuya identidad judía se diera a conocer. Sin embargo, de alguna manera, el Reb Eliezer pasó de ser el valet del virrey a ser el ministro más confiable del rey. Y cuando el primer ministro murió, el rey recompensó al Reb Eliezer designándolo el nuevo virrey y dándole como esposa a la hija del virrey anterior.

Por supuesto que el puro y santo Reb Eliezer nunca llegó a convivir con aquella joven mujer. Después de un tiempo, la mujer le preguntó: “¿Qué defecto tengo para que no me toques nunca ni hagamos lo que todo el mundo hace?”. El Reb Eliezer le respondió: “Si juras no revelárselo a nadie, te diré la verdad”.

Ella se lo juró y el Reb Eliezer le confesó que era judío. De inmediato, ella le dijo que volviera a su país, y le dio una fortuna de oro y plata para que se llevara consigo. En el viaje de regreso, el Reb Eliezer fue atacado por una banda de villanos que lo despojaron de toda aquella fortuna que le había dado la hija del virrey.

Estando aún en el viaje, se le apareció Eliahu HaNaví (el Profeta Elías) y le dijo: “Dado que has superado todas las tentaciones que se te presentaron en el camino, serás bendecido con un hijo que les llevará luz a los ojos de todo Israel. Él será una manifestación del versículo (Isaías 49:3) – “Israel, de quien Yo [D´s] Me enorgullezco”.

Cuando llegó a su hogar, encontró bien a su mujer. El Santo Baal Shem Tov nació cuando estaban rondando los cien años de edad. (Una vez, el Baal Shem Tov comentó que su alma no habría podido llegar a este mundo sino hasta que su padre ya no sintiera más deseo).

El niño creció. Y cuando tenía cuatro o cinco años, el Reb Eliezer lo llamó a su lecho de enfermo y le dijo así: “Luz de mi vida, yo no tendré el privilegio de criarte. Querido hijo, quiero que recuerdes siempre una cosa – mientras vivas: que Dios está contigo y no tienes nada que temer”. Que el mérito de los tzadikim nos proteja a todos.

Es por eso mis queridos amigos que en este Shabat Vaieji los invito a sentarse con cada uno de sus hijos, sin tener que esperar a un lecho de muerte, y les digan todas aquellas cosas buenas que desean para ellos y no se olviden de aquellas palabras del Melej David “Querido hijo, quiero que recuerdes siempre una cosa – mientras vivas: que D´s está contigo y no tienes nada que temer”.

Shabat Shalom.
Ari A. Alster

Parashat Vaieji

Bereshit 47:28-50:26

Muere Iaacov y sus hijos sepultan sus restos en la cueva de Majpelá.
Allí están enterrados Abraham y Sara, Itzaak y Rivka, Lea…
Cumplen el deseo de su padre.
Suben para ello a la Tierra Prometida.
La tierra de Israel. Pero no se quedan allí, regresan a Goshen donde las tierras para su ganado resultaban las mejores.
Nos preguntamos: ¿Por qué no se quedaron en Israel?
¿No tenían hambre de sus raíces, añoranza de dónde venían?

Parashá Vaiejí es la única Parashá de toda la Torá que es Stumá.
Así nos enseñan nuestros sabios.
Esto significa que es cerrada, en el sefer, no hay espacio en blanco entre una Parashá y otra.
Termina Vaigash y a continuación comienza Vaiejí.
Es una continuación, una continuidad.

Cuando Iaacov vivía unía a la familia con sus raíces.
Al morir, sus hijos no experimentaron la sensación de diáspora, por lo tanto, enterraron a Israel-Iaacov y volvieron a Goshen.

Fue Moshé Rabenu el que recuperó sus raíces y de la mano de D’s abrió las aguas, como si fuera una metáfora de hacer una espacio entre las dos parashiot.
Un espacio para reflexionar, para sentir la añoranza… para que se adentraran camino a la Tierra Prometida y recuperaran así, con mucho esfuerzo, lo que es nuestro, nuestra tierra, nuestras raíces.

Recibamos todos hoy las brajot de Israel, ya no tenemos qué añorar.
La Tierra es nuestra y es fértil.

¡Shabat Shalom Umeboraj!
Norma Dembo

Haftarat Vaigash

La parashá y la haftará de esta semana hacen foco en el reencuentro, la reunificación, la unión de nuestro pueblo después de mucho tiempo de divisiones y distanciamientos internos. Nos lleva a repensarnos a todos nosotros como parte de un todo, de una familia que así como cualquier otra tiene discrepancias , enojos, y momentos difíciles de sortear.

Existió un momento en la historia de nuestro pueblo donde Israel estaba dividido en dos reinos, uno en el norte asociado con la tribu de Efraím y otro reino en el sur asociado con Iehudá , debido a las luchas de poder no resueltas que surgieron luego de la muerte del rey Shlomo. El reino del norte fue destruido y enviado al exilio por los asirios; y el reino del sur fue exiliado a Babilonia en el año -586.

El momento central de Parashat Vayigash, nos muestra a Iosef revelando su identidad a sus hermanos que lo habían vendido como esclavo 17 años atrás. A través de besos y lágrimas, los hijos de Israel vuelven a ser una familia, y eso es lo que los deja crecer y fortalecerse como las 12 tribus de nuestro pueblo.

En la Hafatará encontramos la profecía del profeta Iejezkel que se dijo mientras estaba en el exilio en Babilonia. Haciendo foco en la reunificación y el reencuentro, el profeta mira hacia un tiempo en el futuro donde los reinos de Iehudá e Israel ya no estarán separados: “Los haré una sola nación en la tierra… Nunca más serán divididos en dos naciones” (37:22).

Cuando nuestro pueblo está dividido, nada bueno surge de aquellas situaciones. Estar separados nos debilita, nos hace ver al otro con desprecio, bronca y distanciamiento. Sabemos que unidos nos supimos mantener juntos de pie, y también sabemos que separados caemos fácilmente. Unidos somos más fuertes y separados nos convertimos en seres más débiles.

Quizás estas historias nos quieran enseñar que hay que trabajar para comenzar a unirnos todavía más entre nosotros porque ése es un gran comienzo, el desafío después de ese primer paso será mantenernos unidos, para finalmente poder trabajar en equipo , como una verdadera familia y solo así poder lograr todos los éxitos que nos propongamos en el futuro.

Shabat Shalom
Sem. Mati Bomse

Parashat Vaigash

Esta semana tenemos una situación que es hermosamente teatral.

Iosef está frente a sus hermanos, se va trás bambalinas, luego sale, llora y les confiesa: “Yo soy Iosef” (Bereshit 45:3); al segundo les dice más: “Iosef, vuestro hermano, el que habéis vendido a Egipto” (Bereshit 45:4). Ahí no más, los hermanos medio que se quedan un poquito duros (podemos entender por qué, imagínate tener que enfrentar a quien vendiste y quisiste limpiar). Parece que Iosef venía trabajando estos temas en terapia y les dice: “No os entristezcáis ni se encienda vuestro furor contra vosotros mismos” (Bereshit 45:5). Básicamente les dijo que lo pasado, pisado, que todo más que bien, que está bien piola, que D´s lo puso acá y todo marcha de mil.

Como destaca el Rab Sacks Z¨L, es muy diferente a lo que les dice hace unas semanas: “Pues robar he sido robado de la tierra de los hebreos y tampoco aquí nada he hecho para que me hayan puesto en la mazamorra” (Bereshit 40:15).

Básicamente plantea que ahora que le va genial y que está todo buenísimo, lo que le sucede es parte de un plan divino pero en la cárcel, se hizo el sota. Pero no se trata de ser tan duros con nuestro amigo, si no de poder ver juntos lo qué pasó: hacer un entendimiento de su historia para entendernos mejor.
No podemos modificar el pasado pero sí el futuro. A veces no podemos comprender lo que nos está pasando en el presente hasta que miramos hacia atrás y vemos cómo resultó todo. Es decir que no somos cautivos del pasado, hay cosas que nos pueden ocurrir, quizá no tan drásticas como las que le sucedieron a losef, que pueden cambiar por completo nuestra forma de mirar hacia atrás y recordar. Si actuamos y resignificamos, podemos redimir el pasado.

No podemos cambiar el pasado pero lo podemos reinterpretar para mirar diferente nuestro hoy. Esta es una de las bases del judaísmo a través de toda su historia; los profetas reinterpretan la narrativa bíblica de acuerdo a su época. Casi que no hubo generación en la que los judíos no reinterpretaran los textos a la luz de la experiencia del tiempo presente.

Somos un pueblo que cuenta historias y después las repite, cada vez con un énfasis sutilmente diferente para establecer la conexión entre el entonces y el ahora. El presente modela nuestra comprensión del pasado para que podamos vivir de manera positiva en nuestras vidas.
Cómo escribamos el próximo capítulo de nuestra vida afecta a todos los anteriores y por la acción del futuro, podemos redimir muchas de las penas del pasado.

¡Shabat Shalom!
Wally Liebhaber

Los adultos mayores de Amijai participaron de Usina Senior

Este miércoles 1° de diciembre participamos del evento Usina Senior, con un grupo de personas mayores de la Comunidad.

Fue una propuesta del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, para impulsar iniciativas económicas que logren incluir la mirada de las personas mayores en relación a los productos y servicios existentes o a desarrollarse; y con el objetivo de generar conciencia para que las empresas y los gobiernos generen iniciativas y diseñen productos en función de dichas necesidades.

Desde Amijai, nos parece interesante y desafiante comenzar a participar de estas instancias que valoran la mirada de las personas mayores y las involucran desde un lugar protagonista.

Compartimos con ustedes la experiencia de Teresa Wilder:

Amijai nos invitó a participar de una reunión de trabajo, organizada por el Gobierno de la Ciudad, para buscar soluciones colaborativas e innovadoras que incluyan experiencias, deseos y necesidades de las personas mayores, y así tener mejor calidad de vida. La misma se realizó en la Usina del Arte, donde nos recibieron en un patio donde exponían distintas áreas del gobierno, empresas y organizaciones de la sociedad civil. Luego pasamos a un amplio salón y trabajamos por mesas según diferentes temáticas. En nuestra mesa participó una empresa que se dedica a realizar tareas en plazas y calles. Estuvieron presentes el Jefe de Gobierno Horacio Larreta y el Dr. Fernan Quirós.

Las conclusiones finales fueron:

    1. Elevar los bancos en los espacios públicos, en las plazas y sobre Av. Santa Fe.
    2. Colocar bebederos.
    3. Instalar baños químicos.
    4. Hacer respetar las normas de higiene y si es necesario con sanciones a los infractores.

Ojala ésto sea positivo y podamos ver los cambios.
Amijai, ¡GRACIAS POR ESTA EXPERIENCIA!

Parashat Miketz

¿Qué vas a hacer con tus sueños?

Esta semana, la Tora, nos entrega uno de los sueños más conocidos del Génesis.

El mundo onírico tan presente en las últimas parashiot, es la constancia del valor que tienen los sueños como un medio elaborativo de nuestros aconteceres cotidianos, o como conector entre mundos, trayéndonos información de otros tiempos ya sean presentes, pasados o futuros.

Sea como sea, esta vez el soñador fue el Faraón, y sus tan conocidos sueños de las vacas y las espigas. Siete vacas flacas y miserables comiéndose a siete vacas gordas y hermosas; siete espigas sanas siendo devoradas por siete espigas secas…

Estos sueños reiterativos desesperaron al Faraón, quien ansioso de una interpretación reunió a los mejores sabios y sacerdotes del reino. Ninguno pudo darle una respuesta, solo Iosef. Un esclavo hebreo, apresado, que se hizo conocido por haber interpretado sueños en la cárcel.

Una vez frente a la máxima autoridad, ya limpio y con ropas nuevas, escucho el relato que el mismo Faraón le repitió y sin dudar le respondió lo que Dios iba a hacer en Egipto. Siete años de abundancia serán seguidos de siete años de hambruna…

Inmediatamente luego de esta interpretación, Iosef no se detuvo, sino que continúo diciéndole al Faraón lo que tenía que hacer…

Y este punto es para mí muy importante. Iosef, el gran soñador, como vimos en las parashiot anteriores, tenía el don de interpretar los sueños. Pero en esta oportunidad dio un paso más, y se atrevió a pararse frente al Faraón y decirle lo que tenía que hacer. ¿Un simple esclavo hebreo, sacado del pozo más oscuro diciéndole al gran Faraón, considerado un Dios para su pueblo, lo que tenía que hacer…?

En esta oportunidad, el texto nos muestra un Iosef humilde, parado frente al Rey, pero siendo un mensajero del mensaje divino: No procede de mí, Dios será quien responda sobre el bienestar del Faraón.  (41:16) Y es desde esta misma humildad, que no pretende nada para sí, sino que entiende la importancia de decir lo que hay que decir, o hacer lo que hay que hacer.

Toda la propuesta que Iosef hace al Faraón podría haber sonado descabellada, políticamente incorrecta y hasta insolente, por varios motivos.  Redoblar los impuestos, ajustes en el consumo durante los años de bonanza. El plan de Iosef, incluía en las restricciones al Faraón mismo. Éste, acostumbrado a que todos lo veneren y le traigan respuestas cómodas, positivas, fáciles, tenía frente a él un muchacho que vaticinaba un desastre en una tierra tan abundante como lo era Egipto. Y además se estaba atreviendo hasta de dudar de los dioses que cuidaban la agricultura y la ganadería de la potencia más grande de esos tiempos.

No obstante, Iosef no dudó, utilizó la información recibida y rápidamente ideó un plan que dejo perplejo al Faraón y su corte. Sus palabras eran tan seguras, despojadas de egoísmo, avaladas por su Dios, que no temió y ese valor le hizo ganar la confianza y simpatía del Faraón: Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay sabio como tú. Tú estarás, sobre mi casa y por tu mandato será sustentado todo mi pueblo, solo (en cuanto) al trono seré más grande que tú (41: 39,40)

Lo que llevo a Iosef a la cúspide en Egipto, no solo fue su capacidad interpretativa, sino por sobre todo su capacidad de acción, su sinceridad y honestidad.

Todos tenemos sueños, o de alguna manera u otra recibimos información que nos marca un rumbo.

¿Tenemos el valor de transformar esas ideas en actos?

Tal vez Iosef, nos da una clave: preguntarnos qué hay detrás de esos sueños. Una perspectiva egoísta puede llevarnos a un pozo oscuro, pero si reconocemos a Dios detrás de aquello que soñamos, y percibimos que somos los mensajeros para realizar una acción concreta en este mundo, ésa que nos pertenece y que todos tenemos, entonces, guiados por un impuso interior, haremos que ni el miedo, ni los rangos sociales, impidan que lleguemos a la propia cúspide y ala realización.

Tal vez, las luces de Januca tengan ese sentido, despertarnos luego de haber soñado, y una vez con los ojos bien abiertos comenzar a trabajar por la realización de nuestros sueños.

Jag Sameaj y Shabat Shalom.
Grace Cobe

Haftarat Miketz

HAFTARAT MIKETZ – Inteligencia Emocional – REYES I CAPÍTULOS (3:15- 4:1)

En la Parashá de la semana pasada vimos como una persona como Iosef, soñador, con un proyecto claro y una gran inteligencia caía hasta el pozo de una cárcel de Egipto y era olvidado. No podemos decir que le faltó inteligencia, pero si podemos decir que no estaba logrando lo que quería.

En esta Parashá lo vemos resurgir y llegar a la cima del imperio mas grande del mundo, pero también lo vemos aplicar su inteligencia con mucha sabiduría.

En la Parashá de la semana Pasada Iosef tuvo un sueño y se lo conto a sus hermanos, no una sino dos veces y ellos lo odiaron al punto de llegar a venderlo a Egipto. En esta Parashá,Iosef Escucha al Faraón, interpreta el sueño y ve la manera de que el Faraón le haga cumplir el suyo.

Mas adelante cuando ve a sus hermanos, siendo el hombre mas poderoso de Egipto no sale impulsivamente a abrazarlos y contarles lo que pasó, a donde llegó, ni a decirles que con su inteligencia había llegado a la cima. Seguramente no le faltaban ganas, pero Iosef reaccionó de una manera mucho mas sabia. Armó toda la situación para que sea Iehuda al inicio de la parashá de la semana que viene, el que tome la iniciativa y se acerque a él (Vaigash) y le plantee su arrepentimiento. Iosef había crecido y con el tiempo aprendió a usar su inteligencia con sabiduría.

Hoy sabemos que la inteligencia tiene varias dimensiones (lógica-Matemática, Lingüística, visual/Espacial, musical, corporal, intrapersonal) Pero es difícil utilizar estas inteligencias; sin entender y comprender la esencia humana. De eso se trata la sabiduría en nuestra tradición, de la experiencia de vida aplicada a las circunstancias que nos rodean y con quienes nos rodean.

En la Haftará de esta semana leemos una historia muy conocida (hasta salió en los Simpson). Es la historia de 2 madres que van a ver al rey Salomón reclamando ambas ser las madres de un bebe. El Rey Salomón propuso la solución “Salomónica” de partir al bebe al medio con su espada, a lo cual la verdadera madre se negó y acepto entregar al bebe a la otra con tal de mantenerlo con vida, y por el Rey decidió entregar el bebe a ella. Recuerdo cuando mi abuela Catita me contaba esta historia resaltando la sabiduría del Rey Salomón (que “casualmente” era el nombre de mi abuelo).

Siempre me gusto esa historia y la manera inteligente de descubrir la verdadera madre. Pero ahora también veo la sabiduría de Salomón. Obviamente el Rey mas sabio de nuestro pueblo con solo mirar a los ojos de las madres sabia cual era la verdadera y cual la impostora. Pero con su sabiduría además de hacer justicia, les justificó a todos, incluyo a la falsa madre porque tomo esa decisión. De esa manera todos la aceptaron.

Estos textos vienen a enseñarnos que la adquisición de la sabiduría no está en “la información, los contenidos, en la manera de tocar un instrumento o de usar la computadora”; sino en la habilidad para aplicar esta inteligencia en el descubrimiento del alma humana y empatizar con el otro.

Lo que hoy llamamos inteligencia emocional, ya está explicado en nuestros textos. La tradición judía nos regala herramientas para adquirir esta sabiduría. Sigamos aprendiendojuntos en comunidad.

¡Shabat Shalom!
Fabian David Holcman

Parashat Vaieshev

En parashat Vaieshev relatan la vida de Iosef durante su paso por la cárcel. Allí también, Iosef tuvo un lugar de privilegio y le encomendaron estar a cargo de los presos.

Cuando llegaron a la cárcel el copero y el panadero del faraón también estuvieron bajo la custodia de Iosef.

Un mañana Iosef los vio perturbados y les preguntó: ¿por qué vuestro semblante está tan malo hoy?

¿Por qué se interesó Iosef por estos dos desconocidos y por qué le llamó la atención? ¿Se puede tener buena cara en la cárcel?

Los místicos enseñan que es un precepto enorme intentar estar alegres, superar las tristezas y dejar de lado la amargura para estar sanos y fuertes.

Iosef representa el arquetipo de la alegría, quien logra ver júbilo y luz en la oscuridad  de la prisión. No se conformó con lograrlo solo, también se preocupó por la tristeza de los demás.

Enseñan nuestros maestros  que los verdaderos tzadikim son quienes no se alegran ellos solos, sino aquellos que eligen alegrarse con otros. Y Rabí Meir dice: aquél que se dedica al estudio de la Torá desinteresadamente es merecedor de varias cosas; más aún tal persona justifica la creación del mundo. Es llamado por las escrituras: amigo y amado. Él ama a Dios y a las personas. Se regocijan con él Dios y sus criaturas. Avot 6, 1

Por eso si queremos aprender algo de Iosef y ser un poco tzadikim, deberíamos preocuparnos cuando alguien esta triste, e intentar darle ánimo y alegrarlo.

¡Shabat Shalom!
Rabina Judy Nowominski