Haftarat Tazria

Tazria – De la palabra a la acción.

“En el octavo día, habrá de ser circuncidado…”
Vaikra 12:3

Y una vez más, vuelve aquel pacto que nace con Abraham e Itzjak. El Brit Milá, que generación tras generación sigue manteniendo vivas nuestras costumbres.

Esta vez propongo nos animemos a preguntarnos ¿para qué tenemos que hacer el Brit Mila? Si la respuesta fuese mantener vivo el pacto, podríamos pensar en el por que hace falta el corte, ahora si cambiamos el por qué por un para que, nos preguntaríamos:
¿Para qué hacemos el corte en la piel?

La respuesta, como siempre, viene dentro de más preguntas.
¿Cuántas veces recibimos propuestas que nunca se llevan a cabo?
¿Cuántas veces hicimos promesas que nunca se hicieron realidad?

El corte de piel es la marca que llevamos en el día a día, es aquello que hace que el pacto sea real. Que todas esas promesas se hagan realidad. Que todas las palabras tengan sentido y no hayan sido en vano.

Una vez más volvemos a hablar del día ocho, tal como lo hicimos la semana pasada donde buscamos ser nosotros quienes luego de 7 días de creación, 7 días de inauguración del templo y 7 días de vida, tomemos la posta y vayamos en búsqueda de construcción, haciéndonos cargo de cada promesa.

Deseo de corazón que todas aquellas palabras que aunque sea esta semana salieron de nuestros labios podamos trabajar para que tengan el valor que merecen y sean llevadas a la acción.

Shabat Shalom
Sem. Brian Bruh

Parashat Tazria

El libro de Vaikra nos sumerge en el mundo de los rituales. Parashá Tazria comienza con la palabra de D-s refiriéndose al ritual femenino por excelencia, el parto.

Poco hay dicho acerca de la transformación espiritual que experimenta una mujer al dar a luz. Durante 40 semanas toda ella se va transformando en cuerpo y alma.

Esa “semilla” Zera (palabra incluida en Tazria) que crece en su interior propone nuevas formas quela atraviesan, y entonces surgen sentimientos encontrados, cambios en sus rutinas, emociones desbordadas. Una espera que despierta preguntas, anhelos, sueños, posibilidades. Esas 40 semanas la van preparando para el ritual más importante de su vida.

Todo se expande en su interior, y si se deja atravesar por esa transformación expansiva, su conciencia también crece preparándola para hacerse cargo tal vez del trabajo más importante que le fuera encomendado, criar.

Largos días y noches de preparación hasta que llega el momento de la máxima transformación, pasar de hija a madre a través de un ritual sagrado que involucra a todo su ser.

Como en la mayoría de los rituales descritos en nuestro libro, que buscan acercar el cielo a la tierra, el tiempo y el espacio se desdibujan en un ritmo propio, un pulso constante que entre contracción y contracción acercan a esa nueva vida a este lado del mundo.

Y después de semejante proeza, continua el texto diciendo: “una mujer cuando conciba y dé a luz varón, será impura siete días; conforme a los días de su menstruación será impura…. Mas ella permanecerá treinta y tres días purificándose de su sangre; ninguna cosa santa tocará, ni vendrá al santuario, hasta cuando sean cumplidos los días de su purificación…Y si diere a luz hija, será impura dos semanas, conforme a su separación, y sesenta y seis días estará purificándose de su sangre”.(Vaikra 12)

Mucho podríamos decir acerca de lo que es Tahor y Tame…, resignificarlo y no encerrarlo en su traducción de lo puro y lo impuro (respectivamente), conceptos tan atravesados por nuestra cultura, tal vez nos permita comprender que ambos estados son parte de un mismo proceso. La gestación, dicen nuestros sabios es un momento Tahor, luego del parto aparece la Tuma en la mujer. Este estado la exime de sus obligaciones rituales, y la lleva a separarse de su entorno habitual, lo cual puede ser vivido como una oportunidad que le permite a la mujer ese tiempo para volver a reunirse interiormente. Alejarse del mundo y sus tareas cotidianas parar y conectarse consigo misma y en especial con su hijo.

Esta mirada, no pretende pasar por alto los siglos de malentendidos que recayeron sobre las mujeres. Les confieso que este parashá, me sigue confrontando interiormente. Hay pasajes que sigo sin comprender, como la duplicación del tiempo de Tuma si naciera niña en vez de niño…

Algunos midrashim, lo explican diciendo que la alegría por el hijo varón es mayor que por el de la mujer, por eso se acortan los días de Tuma…

Seguro acordaran conmigo que esto no es así en el sentimiento, o por lo menos no lo es en nuestros tiempos y que afirmaciones como esa han generado perjuicios culturales que han afectado a miles de mujeres a lo largo del tiempo. Pero todas estas contradicciones me llevan a una reflexión mayor. La Tora, y especialmente Vaikra, nos confronta con el misterio, no todo nos está dado a comprender, no nos pide conformismo, nos invita a seguir buscando, a seguir generando pensamiento. Una Tora viva, siempre deja lugar a la pregunta, nos da cuenta de esa distancia entre nosotros y lo inconmensurable, nos enseña que aún en desacuerdo con alguna de sus partes se puede amar el Todo y continuar vibrando con Él.

Shabat Shalom
Grace Cobe

Parashat Shemini

La muerte de Nadav y Abihu, hijos de Aharón HaCohen, es uno de los pasajes más difíciles de comprender y aceptar dentro de todo el libro de la Torá:

“Tomaron los hijos de Aharón, Nadav y Abihu, cada cual su incensario y pusieron en ellos fuego sobre el cual colocaron el incienso y ofrecieron ante el Eterno fuego profano, lo que Él no les había prescripto. Entonces salió un fuego de ante el Eterno y los consumió y ellos murieron ante el Adon-i...Y calló Aharón” (VaIkrá 10, 1-3).

Hay veces que la vida nos presenta situaciones a las que no podemos encontrar explicaciones claras. Momentos tan duros que nos dejan sin fuerza para poder continuar caminando la vida.

La imposibilidad de ponerle palabras al dolor se transforma en silencios que se convierten en parte de nosotros.

“Cuando nos hallamos ante la muerte de hombres inocentes –especialmente cuando se habla de muertes de jóvenes– lo mejor es estar callados. Es preferible el silencio a cualquier dudosa explicación que finalmente lastima a los deudos, profana el nombre de los muertos, y vapulea la misericordia celestial”.
Rab Reuvén Hamer

Aprendí de mi Rab Ale Avruj, qué la tradición es sabía y nos llama a estar callados ante la muerte para entender que la clave de esta frase es ESTAR.

A veces no hay palabras que sanen el dolor que siente el alma, pero el solo hecho de acompañar con nuestra presencia una mirada o un abrazo el dolor aplaca, y la cabeza calma.

Somos nosotros quienes tenemos en nuestras manos la capacidad de poder generar en quienes sufren momentos de paz y tranquilidad poniendo nuestro tiempo y nuestro cuerpo para poder ayudar a otros. Quiera D ́ s podamos juntos estar más cerca y poder sabernos parte de una comunidad que se apoya en los buenos y todavía más en los momentos difíciles.

Shabat Shalom
Sem. Mati Bomse

Haftarat Shemini

Shmuel II 6: 1- 7: -17

Esta semana la energía disponible es la de la PARASHÁH SHEMINI, la tercera del libro Vaikra.

Algunos de los temas desarrollados son: la iniciación del servicio de los Kohanim, la muerte de Nadab y Abihú hijos de Aharon, Moshé enseña los Kohanim como comportarse durante el periodo de duelo, y les advierte acerca de que no tomar bebidas que embriaguen antes de servir en el Mishkán, intercambio de opiniones entre Moshé y Aharon, leyes de Kashrut acerca de los animales terrestres, de los peces, de los animales que vuelan y de los insectos, la impureza que representan los animales muertos y la prohibición de comer cierto tipo de animales.

Ya sabemos que las haftarot, son elegidas por nuestros sabios por el sentido del relato, y este, está siempre relacionado o vinculado con la parashá de esa semana.

EN esta oportunidad el desafío de encontrar el refuerzo del mensaje de la parashá en la haftará, no es TAL. No hay ningún desafío. La relación entre los dos relatos, es muy evidente. EL vinculo entre los dos relatos es casi idéntico, casi literal.

Por lo que personalmente me desorienta más aún.

Si no tenia una clara respuesta a cuál fue el motivo por el cual los hijos de Aharon NADÁB Y ABIHÚ fueron “consumidos por el fuego”, ahora menos. Porque vuelve a suceder. Un episodio que parece tan falto de flexibilidad, tan riguroso y severo… los leemos una vez mas…

Se sucede un EPISODIO IDENTICO al que sucede en la parashá.

La haftar’a relata, entre otras cosas, el traslado del Arca del Pacto en manos de David, y la muerte de Uza, hijo de Abinadab, en condiciones confusas.

El Arca siempre había estado en el MIshkan dentro del pueblo de Israel, pero fue secuestrada por los Plishtim (filisteos) quienes la iban llevando de una ciudad a otra… finalmente los mismo Plishtim con toda la intención de deshacerse de ella, la mandan a una ciudad israelí llamada “Beit Shemesh”.

Finalmente en época de Rey Saul la llevan a Kiriat Iarim a casa de Abinadab, que tenia dos hijos Uza y Ahío.

Ya en época del Rey David, deciden ir a buscar el Arca para llevarla a Jerusalem.

UZA y AHIO, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo que transportaba el Arca. Ahío iba delante del arca. David y toda la casa de Israel se regocijaban con toda clase de instrumentos hechos de madera, y con liras, arpas, panderos, castañuelas y címbalos acompañando el recorrido.
Pero cuando llegaron a Nahón, UZA extendió la mano hacia el arca de Dios, y la sostuvo porque los bueyes casi la “volcaron”. Este episodio, encendió la ira de Hashem contra Uza, y D’s lo hirió allí por su irreverencia (“shal” dice, en hebreo – vale la pena aclarar que esta es la única vez que esta palabra aparece en todo el relato bíblico y que no se sabe “exactamente” que significa) ; y allí murió junto al Arca de D’s. Frente a este hecho tan dramático, David decidió dejar el Arca alli, en ese lugar.

Es extraño.

Estos dos episodios, generan mucha dudas… que fue tan grave?

Por algo que parece sencillo e instintivo, la consecuencia fue definitiva.

Después de un tiempo, David mando a buscar el Arca y en ese traslado el iba vestido de manera muy sencilla con una manta, y cantada y bailaba delante del Arca con alegría sin guardar “las formas Reales” .

Mijal, hija de Saul… que lo observaba, se avergonzó de la actitud del Rey. Ella se acercó al Rey David y le reprochó su “vergonzosa actitud”.

David que había sido UNGIDO como Rey, como Líder, como alguien que tenia claro este rol, respondió “…lo hice en presencia de Ds que en vez de elegir a tu padre o a cualquier otro miembro de su familia, me escogió a mi y me hizo el gobernante de Israel, que es el pueblo de Ds, y seguiré bailando y celebrando en presencia de Ds…”

A David no le importa su apariencia, ni su aspecto exterior.

David sabe QUIEN LO ELIGIO, y sabe porque esta donde está.

y Todos lo saben, todos lo tienen claro.

Y David sabe que no tiene nada que aparentar.

David tiene MUY CLARO su ROL de líder, sabe MUY BIEN como llegó a ocupar ese lugar… como pasó de pastor a Rey.

David sabe muy bien cuales son sus cualidades por las que fue elegido y ungido como Rey.

Y creo que hay algo de esto en esta Haftarah y en esta Parashá.

Habla de no intentar ser ALGO QUE UNO NO ES.

Habla de ser genuino y ser legitimo, de no aparentar ser otra cosa.

La seguridad que nos da tener muy claro quienes somos. Saber lo que podemos conquistar. Porque no se trata de estar sosteniendo aquellas cosas o aquellos lugares que no podemos sostener.

Y así fue que David habitó en Palacio y durante muchísimos años no hubo litigios con enemigos. Todo indicaba que, por algún tiempo, el orden reinaba…

Y lo pienso por ese lado.

Es tiempo de concentración, es tiempo de realmente pensar y definir que tipo de personas somos.

Tiempo de conocernos, a nosotros mismos.

Tiempo de dejar la opinión del otro de lado y anteponer nuestra esencia, e ir hacia adelante con ese valor.

No seamos algo que no somos.

Porque lo que realmente somos, es absolutamente maravilloso y necesario.

Para Todos.

SHABAT SHALOM UMEORAJ
Silvia Dvoskin

Parashat Tzav

Dicen que hay dos  etapas cuando encaramos proyectos.

La primera cuando trazamos el nuevo camino.  Entonces comenzaremos cosas que nunca hicimos y todo será distinto.  Y como lo novedoso casi siempre es estimulante y  atractivo despertará interés y ganas en nosotros y en nuestro entorno.

Esto no suele pasar en la segunda etapa. Cuando ya estamos en zona de confort, nos empezamos a acostumbrar y a vivir rutinas. Se hace muy presente la sensación de “siempre lo mismo” y si está todo muy organizado,  más,  porque el nivel de dificultad se achica.

Sin embargo creo que el nivel de dificultad pasa a ser otro, el desafío de cómo administrar la rutina, la vida gris.

Dicen que obtener lo que queremos es posible pero más difícil o un reto mayor, es sostenerlo, es la constancia.

Esta es una de las lecturas que podemos realizar de la parashá de esta semana.

La Torá sabe de nuestra predisposición y voluntad en un principio, o para momentos únicos,  como en el momento de la revelación en Sinaí o el establecimiento del santuario en el desierto.

Sin embargo para el servicio en el mishkan, para el cumplimiento constante de la Torá, Dios no se conforma con nuestra buena predisposición y nos obliga a realizarlo con responsabilidad.

Así es como no fue una opción, sino obligatorio, dar majatzit hashekel (medio shekel) todos los años,  hoy sería el equivalente a nuestro aporte anual a la comunidad.

Los sacerdotes reciben en nuestra parashá la orden. De ocuparse de estas tres cosas:

Realizar los sacrificios para Adonai quemándolos todos por completo sin recibir nada. Limpiar los restos del altar y mantener el fuego constante en forma  rutinaria.

Si bien cuando se estableció el mishkan está escrito, que las personas debían donar de corazón. En la parashá de esta semana se pone en primer lugar la orden: “ordena” “tzav”.

“Habló Adonai a Moisés: Da esta orden a Aarón y a sus hijos: Esta es la ley del holocausto. Este es el holocausto que estará sobre el fuego encendido, sobre el altar, toda la noche hasta la mañana, y que el fuego del altar mantendrá encendido”. Levítico 6:1-2

No hay voluntariado, hay obligación, y Rashi en base al midrash explica que “tzav” implica prisa, aceleración. ¿Y porque justamente el sacrificio que se realizaba  en el altar todos los días debía ser con rapidez? 

Porque no solemos dar tanta importancia a lo obvio y a veces descuidamos la rutina porque ya no se presenta tan estimulante. Además, en el caso del sacrificio que se quemaba por completo, los sacerdotes no gozaban de ningún beneficio material, ya que éste se consumía por completo.

Claramente hay responsabilidades que debemos asumir aun sin beneficiarnos e inclusive si no son tan alentadoras por ser parte de la rutina diaria.

La Torá nos muestra que el servicio a Dios y el trabajo comunitario tiene una gran cuota de constancia, responsabilidad y trabajo desinteresado.

¡Shabat Shalom uMevoraj!
Rabina Judy Nowominski

Haftarat Tzav

Jeremías 7:21-8:3; 9:22 y 23

“No ha de loarse el sabio con su sabiduría, ni se loe el valiente con su valentía, ni se alabe el rico con su riqueza“
( Jeremías 9:22 )

Este profeta nació en el 650 a.e.c, vió la caída de Nínive y la aniquilación del imperio asirio, el primer sitio de Jerusalem y la destrucción de la ciudad y el santuario a manos de Nabucodonosor.

Fue llevado a Egipto junto a su escriba, de allí a Babilonia y allí murió.

La tradición nos dice que escribió Reyes y Lamentaciones.

Esta haftará pareciera presentarnos un panorama muy diferente y casi contrario a la Parashá a la que acompaña.

En la Parashá leemos acerca de los muchos sacrificios que el sacerdote debe hacer.

Seguramente a consecuencia del episodio del becerro de oro intentando desarraigar el culto pagano e idólatra.

Nuestra Torá pone el acento en la gran importancia que tiene el conocimiento del hombre, su comprensión de D’s, que nos brinda la enseñanza del jesed, de la mishpat y la tzedaká, o sea de la bondad hacia el prójimo, del derecho y de la justicia social.

Jeremías nos advierte que la idolatría pareciera estar siempre demasiado cerca, justificando con buenas razones la necesidad del poder, de someter al otro, de hacer holocaustos y sacrificios.

Pareciera que Jeremías le está hablando al mundo de hoy, la guerra, el deseo irrefrenable de mandar a los jóvenes a morir para tener más, cumplir sueños de poder, someter al prójimo, quitarle su libertad.

Es una horrible forma de adorarse a sí mismo, de justificar todo lo que se lleva por delante.

El loco deseo de mirarse en el espejo y creerse D’s.

Nos dice Jeremías: “ Les hablarás y no escucharán, los llamarás y no te responderán”.

Sin embargo el mundo a pesar del horror que vivimos hoy, ha cambiado para bien.

Vemos una inmensa solidaridad y el deseo de apoyar la libertad y la libre determinación en la mayor parte de los seres humanos.

Es justo que agradezcamos el cambio.

Creo que de esto se trata el decirle No! a la idolatría.

¡Shalom Umeboraj!
Norma Dembo

Parashat Vaikra

El tercer libro de la Torá, que comenzamos esta semana, relata con detalle los rituales que debían realizar los sacerdotes en tiempos pretéritos, tanto en el tabernáculo, como luego en el Templo.  Asimismo describe los tipos de ofrendas que debían entregarse en cada ocasión como servicio a Dios. De allí su nombre Levítico, Torat HaKohanim (sacerdotico), o se traducción real “Y llamó”. 

La Torá y la historia, nos relatan de la necesidad humana de comunicarse con el Creador a través de la ofrenda. La búsqueda desesperada de Caín por ser aceptado, Abraham sellando su pacto con Dios, o el pedido de Moshé al Faraón de salir tres días al desierto en libertad.  Todo se manifiesta a través de sacrificios.  Este parece ser el lenguaje propuesto. La expresión de los deseos profundos, que se canalizan por medio de un acto de compartir con Dios nuestros sentimientos más íntimos por medio del ritual.

Muchas veces nos sentimos lejanos a estas prácticas, aparentan ser primitivas. Sin embargo, los sacrificios fueron  la forma más didáctica de aprender a compartir la vida y la mesa con Dios. 

Las mesas compartidas, a lo largo del tiempo, fueron de suma importancia en nuestra tradición, a veces por su significado, otras por su escasez, siempre, por el amor puesto en cada plato.  Es por ello, que el término Korbán proviene del verbo hebreo lehitkarev (acercarse). La mesa nos permite acercarnos a nuestros afectos, a nuestros amigos y como función principal, permite acercar al hombre a Dios.  

Por ello, Vaikrá “Y llamó”. Comenta Rashi, que el significado de este llamado es una voz de afecto.  No le habla Dios a Moshé como en otras ocasiones, sino que se dirige a él, y lo llama, para reunirse en un diálogo íntimo y personal. La reunión del hombre con Dios, con su prójimo y consigo mismo.

Quiera Dios que este shabat escuchemos Su Llamado, de amor y de alerta. Que Su Llamado nos movilice para no olvidar nuestro compromiso con un mundo mejor, con la conciencia real del sentido y el valor de la vida; para seguir trabajando por la paz en cada rincón del planeta.

Quizás así nuestras mesas, nuestras reuniones y nuestros santuarios; nos encuentren más cerca. 

Rab. Sarina Vitas

Haftarat Vaikra

Isahahiahu 43:21-44:23

Estamos comenzando esta semana, el tercer libro de nuestra Tora. Vaikra es un relato que está repleto de rituales.

Nos explica los distintos Korvanot (holocaustos), esta palabra que deriva del verbo leakriv que es acercarse. Esta es la manera que según la Tora los yehudim deben sostener para poder acercarse a la divinidad.

Pero la Haftara nos muestra un profeta desencantado justamente porque el pueblo dejo la práctica de los korvanot y se inclinó ante otros dioses, fabricados por el mismo hombre. El profeta pide al pueblo que abandones estas nuevas prácticas, y que vuelva el único D’os, “No hay otro D’os fuera de D’os” y no habla sobre el perdón del Altísimo para con el pueblo.

Yshahiahu nos dice una frase muy interesante “He disipado cual nubarrón, de tu rebeldía” con esto, nuestro profeta nos está queriendo enseñar un concepto muy interesante. Mucha gente en ocasiones perdona a un tercero, pero siempre le queda en mayor o menor medida un rencor sobre la persona a la cual está disculpando.

Sin embargo, nuestra Haftara nos está diciendo que en el perdón divino no hay “rencor”. Para poder profundizar sobre este concepto les voy a contar una interesante historia del Rab Israel Salanter.

En una ocasión, Rab Salanter estaba viajando en un tren con un joven que no lo reconoció y que fue increíblemente grosero y ofensivo. Cuando llegaron a su destino, el joven vio la inmensa fiesta de bienvenida que habían organizado para recibir a su compañero de viaje, Rab Israel Salanter. Cuando se enteró a quién había insultado, el joven se horrorizó.

Acto seguido, el joven averiguó dónde se estaba hospedando Rab Salanter y fue a pedirle perdón. Rab Salanter lo recibió con calidez y le preguntó el motivo de su viaje. El joven respondió que había viajado para ser probado como shojet (matarife ritual). Rab Salanter lo envió donde un pariente suyo, que era un prominente rabino en la ciudad, para que le tomara un examen. La experticia del joven demostró ser insuficiente, por lo que Rab Salanter contrató, a sus expensas, a un shojet experto para que le enseñara al joven hasta que éste pudiera recibir la certificación que deseaba.

Sus alumnos le preguntaron a Rab Salanter por qué había ido tan lejos para ayudar a este joven a quien apenas conocía, a lo que él contestó que cuando estaba viajando con él, el joven lo había insultado y, a pesar de que había perdonado al hombre de inmediato, le preocupaba que quizás su perdón hubiera sido incompleto y que guardara algún resentimiento. Para contrarrestar todo resentimiento, hizo un gran esfuerzo de bondad hacia ese joven para erradicar todo mal que haya podido sentir hacia él.

Si Rab Salanter estuvo dispuesto a pagar tanto es porque debe haber considerado que el costo de guardar un resentimiento era aún mayor.

El rencor es un sentimiento muy interno que solo causa daño a quien es depositario de él.

Es por eso mis queridos amigos que, así como Hakadosh Baruj hu, no nos guarda ningún rencor por nuestros pecados. El Rab Salanter nos enseña que debemos erradicar el resentimiento de nuestro corazón para que sus secuelas no nos dañen.

Shabat Shalom Humeboraj.
Ari A. Alster