Parasha Jukat Balak

Esta semana leemos y estudiamos las Parashot Jukat y Balak.

La parashá Jukat comienza con las leyes relacionadas con la “vaca roja”, un ritual especial para purificar a aquellos que en el desierto se habían “impurificado”. Aunque este mandamiento puede parecer extraño o difícil de comprender, nos habla de la importancia del sentirnos y estar “puros”, limpios, por fuera de cualquier mal.

Uno de los momentos más conocidos de la parashá Jukat es cuando Moshe, debido a su frustración con el pueblo, golpea la roca para hacer que fluya agua en lugar de hablarle, como Dios le había indicado. El pegar en lugar del hablar, la violencia en lugar de la palabra, es lo que tanto nos daña. Por que saben, el agua sale igual. El resultado esta, el problema es que quizas en el como, perdiste tu norte, tu eje, y a los tuyos.

La parashá Balak por otro lado, presenta un relato tambien muy conocido donde Balak, rey de Moab, teme la fuerza del pueblo judío que se venia hacia el y envía a Bilaam para maldecirlos. Contrario a la parashá anterior, la palabra se torna en lo esencial. En lo que puede contra todo. Sin embargo, en lugar de maldecir al pueblo, Bilaam es guiado por Dios para pronunciar bendiciones sobre ellos. Cuando usas la palabra, algo se transforma. Podemos ser mas creyentes, menos creyentes, mas practicantes o menos, pero miren: Una sola oración, puede construir y levantar a quien está caído. Puede transformar las peores de las maldiciones en las mejores de las bendiciones, pero tengamos cuidado, porque la palabra también, puede ser la espada mas filosa y poderosa, para destruir a quien estaba de pie.

Bilaam dice “Ma Tovu Ohaleja Iaakov, Mishkenoteja Israel”, la frase que usamos cada vez que pasamos o entramos a un Shill o una casa de estudios. La frase que estamos llamados a actuar. A pararnos frente a ese lugar, y poder decir “Qué buenas son tus tiendas, Oh Iaakov, tus moradas, Israel! Frenar para admirar, observar y entonces reconocer y agradecer los lugares que tenemos, y que nos hacen ser el pueblo que somos.

Deseo que esta semana, habiendo estudiado ambas porciones, podamos decidir usar la palabra, pero siempre, recordando su doble filo.

Construyamos juntos.
Usemos nuestras palabras para avanzar y llegar a un lugar mejor.

Shabat Shalom
Sem. Brian Bruh

Haftara Jukat Balak

HAFTARA JuKAt / BalAK – חוקת \ בלק
Mijá 5:7 – 6:8

Esta semana leemos dos PARASHiot JuKAt / BalAK – חוקת \ בלק sexta y séptima porción del libro BeMIDVAR.

Los temas desarrollados en estas dos Parashiot, entre otros, de JukAt podemos decir #VacaRoja, #MosheGolpeaPiedra, #MosheNoHablaPiedra, #MosheNoEntraaTierraPrometida, #MuerteAharon, #MuerteMiriam. #GuerraContraAradySijhonYOg. Y algunos temas de BalAK son #VictoriaHebreos #BalakReyMoab, #VioBalakVictoriaIsraelitas, #MoabSeUneMIdian #BalakSeUneABilamParaMAldecir aIsraelitas, #EpisodioBilamYBurro, #RespuestaDiosABilam, #TresBencionesEnLugarDe MaldicionesPorParteDeBilam, #RecursosSexualesComoEstrategiaDeMaldicion, #HerramientaMujeresMidianitas, #ExitoMidianitaBilam, #PinjasTomaLaEspada

Estos son a grandes rasgos los episodios sucedidos en ambas porciones, siempre teniendo en cuenta, muy en cuenta, que estos y todos los temas que se formulan en cada porción son en realidad “conceptos”.
Conceptos que Educan. Conceptos que ordenan. Conceptos que construyen .

En ambas Parashiot hay, un elemento, o mejor dicho una herramienta que es la que define el curso de la historia. Hay un protagonista sobre el cual se teje y se arma el relato. No es Moshé, no es Aharon, no es Bilham, ni siquiera Balak.

El personaje principal en ambas Parashiot es ElHabla. Es LaPalabra.
Es a partir de LaVoz y del uso o el no uso que le dan a la misma, que el desarrollo se inclina hacia un lado u otro.
En Parashah JUkat, Hashem le indica a Moshé que a partir de “la palabra” (le hable) a una roca a vista de todos y la piedra dará agua , pero Moshé golpea la piedra. No le habla. La golpea.
En Parashah Balak, Bilham (conocido como sofisticado hechicero) es convocado por el rey de Moab (Balak), para que, a partir de “la palabra” (maldiga) a Bnei Israel, y así vencer a “un pueblo” (como Balak le llama). El rey MOabita que tambien era un Gran Mago de la época, reconoce que para ejercer cierto tipo de influencia sobre un pueblo elevado, “la palabra” era la herramienta indicada. Y por eso manda a llamar a Bilham porque sabe el manejo de la palabra que poseía el mago. Sucede que Bilham a partir de “la palabra”, no logra maldecir al pueblo de Israel, sino que lo BENDICE. Ante esta situación que complica aún más las cosas, Balak redobla la apuesta enviando mujeres midianitas para seducir a los israelíes y terminar así de destruirlos. Y es en ese momento que aparece Pinjas con una espada para definir la situación.

Otra situación particular, muy particular, es que en esta porción aparece por segunda y ultima vez en LaTOrah, un animal que habla. La primera vez es la serpiente del Gan Eden. Y En este caso, la segunda vez, es un asno. El asno que transporta a Bilham LE HABLA, alertándole que hay un ángel enviado por Ds frente a el intentádole explicar que esto de maldecir no es una buena idea.

Para resumir, tenemos “laPalabra” en todas sus versiones.
Tenemos, digamos así, la herramienta, usada en varios escenarios posibles… usada para construir, usada para destruir. Usada en boca de seres humanos y usada en boca de animales. Conociendo siempre su poder por sobre otras herramientas, que es la capacidad de manifestación que tiene la palabra.

Por otro lado Tenemos a dos elevados Lideres, Poderosos y sofisticados, Moshé y BiLham, ambos (dicen nuestro sabios) con mismo nivel de profesia. Con ese nivel de poder uno de ellos confía y construye, el otro duda y destruye.
Y también tenemos a dos midianitas que se vinculan con Bnei Israel, Itroh y Balak. Itroh “escuchó“ los que sucedió con Bnei Israel y Balak “vio” lo que sucedió con Bnei Israel.
Itroh se acerca, aporta y se une.
Balak teme, se aleja y destruye.

En la Haftara al profeta Mijá se dirige al pueblo de Israel, insiste en las consecuencias que tendrás sus actos y sostiene que para encauzar sus acciones sólo lo podrán lograr modificando su accionar. Los sacrificios y la oración no son herramientas suficientes. La rectitud, la integridad traerán paz. En la hafatrah también nombra el episodio de BalaK.

Ahora volviendo a nuestra parasha, Por qué se presentan así las cosas? Por qué una herramientas y distintos usos de la misma? porque no existe nada en este mundo (no puede haber nada en este mundo dual) que no tenga su correspondencia. En esta dimensión, todas las cosas funcionan con una contraparte. Todas las cosas tienen formas y tienen contraforma.
Y así, tal cual, estan presentadas en estas parashiot.

Rab. Moshé Jaim Lusato “RAMJAL” (gran Kabalista siglo XVII en Italia) explica QUE ES esto que Bilham y Moisés tienen el mismo nivel de profecía?? explica … “en el camino que la persona quiera ir LA LUZ lo guiará”
Ni buen camino ni mal camino, te guiará igual. Porque no es en esta instancia donde se juzga la intención.

Cada uno de nosotros, tomará la linterna, y decidirá hacia donde quiere hacer foco, cada uno en función de su conciencia determinará donde proyectar LaLUZ .

Porque “LaLUZ”, no es la linterna.
“LaLUZ”, son la pilas de la linterna.

Hagamos foco, con intención, con precisión, con conciencia. y siempre tendremos pilas.

Shabat Shalom Umeboraj
Silvia Dvoskin

Haftara Koraj

Shemuel I (I Samuel) 11:14 – 12:22

Para la lectura de la haftará de esta semana ha sido escogido un pasaje de la primera parte del libro del profeta Shemuel (s. IX a.e.c.): “Le dijo Shemuel al pueblo: Vayamos a Guilgal, y renovemos allí el reinado” (11:14).

En los acontecimientos que precedieron a este relato vimos que cuando envejeció el profeta Shemuel, los hijos de Israel le pidieron que designe un rey para que los juzgue a ellos, como normalmente sucede con cualquier pueblo – que cada uno tiene su rey. Shemuel invistió a Shaul como rey sobre Israel, pero hubieron quienes lo despreciaron ya que no pensaron que él podría hacer mucho como rey, puesto que provenía de la tribu de Biniamín ; una de las más pequeñas tribus del pueblo de Israel.

Más tarde hubo guerra contra el pueblo llamado Amón, y Shaul ganó la batalla, provocándoles una gran caída. Cuando el pueblo vió que D’os estaba con Shaul y la salvación Divina vino a través de él, todos lo aceptaron como rey y es por eso que aquí, al comenzar nuestra haftará, Shemuel convocó al pueblo a renovar de alguna manera el reinado de Shaul.

Pero el profeta Shemuel les advierte a los hijos de Israel que sigan por el camino de D’os, ya que en caso contrario, el castigo recaerá sobre ellos, y también los reprende porque desearon tener un rey sobre ellos, al igual que los otros pueblos: “Incluso ahora, párense y vean esta gran cosa que D’os hace ante su2s ojos. ¿Acaso no es ahora el tiempo de la cosecha del trigo? Yo llamaré a D’os y Él enviará truenos y lluvias, y sabréis y veréis que es grande el mal que habéis hecho ante los ojos de D’os, al pedir para ustedes un rey» (12:16-17).

Basado en los comentaristas clásicos, Rabí Shemuel Ierushalmi en el Ialkut Meam Loez nos explica la intención del profeta Shemuel en estas palabras al pueblo de Israel:
En la tierra de Israel, el trigo es cosechado alrededor del mes de Junio. Aproximadamente desde Mayo hasta Septiembre tiene lugar la estación seca, en la cual las lluvias son infrecuentes. De hecho, en el caso extraordinario de que las lluvias caigan durante este período, este hecho es considerado como una maldición puesto que los cultivos se verán damnificados.

Al pedir lluvias durante el tiempo de la cosecha del trigo y habiendo D’os respondido a su rezo, Shemuel demostró a la nación cuán innecesario era el requerimiento de un rey. Mientras que D’os respondía inmediatamente a los rezos de Shemuel – sin importar cuán inusuales éstos podían ser – ellos no tenían la necesidad de que un rey los rescate y los proteja de cualquier supuesta amenaza, y si ellos hubieran pedido a Shemuel que rece para salvar al pueblo de Israel de sus enemigos, D’os hubiese escuchado sus rezos.

Es interesante notar que el Profeta Shemuel decidió pedirle a D’os una señal que representaba una maldición, y no una salvación. Pero lo que Shemuel deseaba, era mostrarle al pueblo que D’os siempre ayuda al hombre a seguir el camino que él mismo haya decidido seguir, ya sea un camino bueno, es decir acorde con la voluntad Divina para el hombre, o malo, al elegir el camino de los pecados y las transgresiones.

Él le quiso mostrar al pueblo que el hecho de que D’os haya decidido escuchar su pedido al concederle a ellos un rey, no significaba que D’os estaba demostrando su aprobación al requerimiento de ellos. Él les mostró que al responder a su demanda, D’os sólo les estaba facilitando el viaje por el camino que ellos mismos escogieron transitar, pues así como D’os aceptó la plegaria de Shemuel de enviar lluvias fuera de la estación, Él también aceptó el pedido del pueblo de nombrar un rey, aún si ésta no era Su voluntad.

Pero no debemos equivocarnos, no sólo respecto de cosas que son siempre negativas esta enseñanza es correcta. El pedido del Profeta Shemuel de que llueva fuera del tiempo de las lluvias, también debe ser entendido como una alusión al hecho de que hay veces que es el momento inapropiado para hacer algo, a pesar de que otras veces es correcto hacerlo. Mientras que en el momento oportuno, es una mitzvá nombrar a un rey, el pueblo debía entender que se equivocó al pedir un rey en el momento inapropiado.

Parasha Koraj

Creo que todos y todas, alguna vez, fuimos un poco Koraj. ¿A qué me refiero? ¿Qué significa ser Koraj? Koraj es ese que alguna vez fue a cuestionar al orden social preestablecido. A preguntarle a las máximas autoridades: ¿A vos quién te puso acá? ¿Por qué te seguimos? ¿Acaso vos sos mejor que nosotros?

La historia comienza, más o menos, así: Koraj, junto con una multitud, se acerca a Moshé y Aarón a reclamarles de la siguiente manera: “¡Habéis ido demasiado lejos! Toda la comunidad es santa, cada uno de ellos, y el Señor está con ellos. ¿Por qué, pues, os ponéis por encima de la asamblea del Señor? ” (Bamidbar 16:3). Junto a él, estaban también Datan y Aviram, que estaban aún más alterados con la situación, reclamando también: “¿No es suficiente que nos hayas sacado de una tierra que fluye leche y miel para matarnos en el desierto? ¿Y ahora también quieres dominarnos?” (Bamidbar 16:13).

Una vez, leí que si buscamos entender una acusación, a veces tenemos que mirar al acusador y no al acusado. Koraj, Datan, Aviram y su gente percibían una forma de liderazgo asociada al estatus, al poder, al dominio y a la superioridad. Por eso lo querían y lo buscaban. De la vereda de enfrente, nuestra tradición nos enseña que este no es el perfil o modelo de liderazgo que debemos explorar, sino que esté apoyado en la dignidad de la persona. Ningún líder debe dominar a quienes dirige. Nuestras fuentes nos recuerdan que ni un rey debe “actuar con altivez hacia sus semejantes” (Devarim 17:20).

Koraj es la imagen y concepto de un liderazgo autoritario, donde un líder se pone a sí mismo por encima y se apropia del pueblo. Esto es, precisamente, lo que no se nos permite. Nuestra ideal de líder es la de aquel o aquella que es un servidor de aquellos a quienes dirige.

Hay dos frases en relación al liderazgo que me gustaría compartirles. La primera, de Aristóteles, “El que nunca ha aprendido a obedecer no puede ser un buen comandante”. Y la segunda, “Un buen líder lleva a las personas a donde quieren ir. Un gran líder las lleva a donde no necesariamente quieren ir pero deben de estar”.

Creo que Koraj no estuvo mal en cuestionar, porque si uno o una no coincide con algo, está en su derecho cuestionar, criticar y/o reclamar. Pero cuando lo que se quiere poner en juego es el poder mismo, el reclamo se transforma en un conflicto que puede escalar de tal forma, que puede terminar perjudicando el rumbo, el futuro y hasta la existencia de todo grupo.

Shabat Shalom!
Wally Liebhaber

Haftara Shlaj Leja

Personas singulares, actos de bondad extraordinarios 

Iehoshua 2:1-24

Hay personas extraordinarias, cuyo paso por el mundo deja una huella imborrable en miles de personas gracias a su sensibilidad y la sabiduría de sus palabras.

El Rabino Dr. Abraham Twerski ZL (1930-2021) fue uno de ellas.

Descendiente de una dinastía jasídica, después de su ordenación rabínica su vocación por ayudar a las personas lo movilizó a formarse como médico, forjando con los años una trayectoria profesional monumental en el campo de psiquiatría y la salud mental: fundó centros de rehabilitación y reinserción social para alcohólicos, ludópatas, drogadictos y ex convictos; y llegó a dirigir el departamento de Psiquiatría en el hospital St. Francis, en EEUU. por más de 20 años.

Era un escritor prolífico: en sus 90 libros desarrolló temas de su especialidad profesional, pero alcanzo reconocimiento con sus escritos sobre espiritualidad judía enfocada en el desarrollo personal, autoestima y el aprender a perdonarse.

Ya en los últimos años, su pensamiento se replicó en revistas y medios digitales, editándose videos con extractos de sus conferencias subtitulados a varios idiomas, contabilizando reproducciones en todo el mundo.

Con su capacidad de transmitir conceptos profundos de forma clara y sencilla, sus reflexiones aportaban una perspectiva original, porque comunicaba con la mirada y el corazón.

En los primeros versículos de la Parashá y la Haftará que nos convoca esta semana, hallamos
rápidamente la conexión entre ambas: Iehoshua, líder del pueblo de Israel después de la muerte de Moshé Rabenu, envía espías a la tierra de Israel, así como Moshé lo hizo en su momento.

Rab Twerski aporta un enfoque muy interesante sobre este tema: ¿por qué casi todos los espías que envió Moshé en la Parashá regresaron con un informe negativo, mientras que los que envía Iehoshua en la Haftará regresaron positivos y entusiasmados?

La diferencia, explica el Jajam, residía en la actitud con que asumieron la misión.

Los espías de Moshé se dejaron llevar por la incertidumbre, estaban llenos de preguntas: ¿Entrar o no entrar a la tierra? ¿Podremos hacerlo? ¿Tendremos éxito? ¿Quienes viven allí? ¿Cómo son? ¿Y qué alimentos hallaremos?

Los de Iehoshua, por el contrario, no tenían dudas. Esa era la voluntad de D-s: sabían que asi seria. La única cuestión era cómo harían ellos para entrar a la tierra.

“Cuando una persona emprende una tarea con la mente en positivo”, dice Rab Twerski, “su enfoque se centrará en alcanzar su objetivo, porque la posibilidad de no alcanzar su objetivo ni siquiera se le pasa por la cabeza”.

El optimista tiene una perspectiva positiva y esperanzada de lo que vendrá. Esa confianza es la fortaleza interior con la que supera las dificultades, por eso donde todos ven obstáculos, ellos ven oportunidades para crecer.

Los hombres Iehoshua tenían el coraje y la visión para la tarea encomendada, pero había algo más.

El Malbim (Rab Meir Levush Ben Iejiel Mijal, 1809-1879) advierte que esta vez los hombres fueron enviados “en secreto” y sólo Iehoshua sabía sobre la misión, a diferencia de como había ocurrido con los espías de Moshé, que fueron designados nombrándose su linaje y enviados a la vista de todo el pueblo.

Esta idea sugiere un punto interesante: en el texto la identidad de los hombres de Iehoshua no solo es una incógnita, sino que el Malbim conjetura el éxito de la tarea se debió a la discreción con la que fue ejecutada.

Pero Rajav, la mujer que los hospedó, sabía quiénes eran, y puso en riesgo su propia vida para esconderlos del rey de Ierijó. Por eso, antes de que los hombres se vayan de la ciudad, les pidió que cuando invadan la ciudad mantengan con vida a toda su familia: “…hice con ustedes benevolencia, también ustedes harán benevolencia con la casa de mi padre…” (Iehoshua 2:12).

Aquí aparece uno de los principios fundamentales de la tradición Judía: Jesed, los actos de bondad.

Jesed fue lo que hizo Rajav abriéndoles la puerta a los hombres de Iehoshua, y es ella quien más adelante les pedirá que hagan Jesed con su familia, salvándolos de morir en la conquista de Ierijo, lo que fue respetado y cumplido por Iehoshua.

¿Te imaginas un mundo donde Jesed sea la norma?

Nuestros Sabios enseñan que la cualidad de Jesed está en la esencia de cada alma judía, y cada vez que hacemos un acto de bondad, estamos conectándonos con nuestra esencia.

Jesed significa no esperar las oportunidades para hacer actos de bondad, sino generar las oportunidades, porque no podemos dimensionar de qué manera nuestras acciones impactan.

Cualquier persona en el mundo puede hacer jesed y no existe condición que la limite. Como Rajav, se hace abriendo la puerta al mundo, muchas veces con la determinación de asumir riesgos poniendo todo en juego; pero también se hace empatizando, dando nuestro tiempo, con dinero, con un abrazo, poniendo el oído, o simplemente estando presentes y en silencio cuando no hay palabras…

Las personas que nos ayudan a potenciar y dejar florecer esa esencia, transforman todo a su paso en un circulo virtuoso inconmensurable.

Estas personas singulares se vuelven extraordinarias realizando pequeños actos de bondad, jesed, y se entretejen en nuestras vidas en un complejo entramado, floreciendo en nuestras historias.

Shabat Shalom, amigos.
Sebastián Cabrera Koch

Parasha Shlaj Leja

Bamidbar 13-15

“Porque en este mundo cruel nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.

Nuestra oración fundamental, aquella que cambió al mundo y que hasta el día de hoy ha sido tan difícil de aceptar, el “Shemá”, nos dice que D’s es uno, sólo uno, invitándonos de esa manera a que todos nosotros unamos nuestros cuatro extremos y encontremos así unidad y paz en nosotros mismos.

Y la recitamos con los ojos cerrados, D’s no es una imagen. Lo fundamental no pasa por lo que vemos, sino por cómo lo interpretamos.

Misión imposible…una y otra vez pareciera que la gran mayoría de los seres humanos necesitara de múltiples espejos, de imágenes “adorables”, más que lo que se dice y escucha importa lo que se ve.

El “lejá” forma parte de dos de nuestras parashiot, Lej-Lejá y la que hoy nos ocupa.

En la primera vemos a Abraham Avinu absolutamente consustanciado con D’s y su palabra y su idea y su mensaje.

Nuestro primer patriarca es un idealista, y su fe y confianza en lo que oye es lo que lo lleva a transmitir un mensaje que nos llega al corazón.

Hoy, acá, nos encontramos con los merraglim, son doce, uno por cada tribu.

Sólo dos tienen una escucha y una fe profunda dentro de ellos: Ioshúa bin Nun y Caleb bn Iefune.

Los diez restantes miran por las conveniencias, por el esfuerzo que significaría conquistar la tierra, no hay fe en ellos.

Ven otra realidad.

Nos cuentan nuestros sabios que Caleb decidió llegar a la Tierra pasando primero por Jevrón.

Allí se encontró con nuestro pasado, con la tumba de nuestros patriarcas y desde allí ascendió a la Tierra Prometida.

No a cualquier tierra a conquistar, sino a aquella a la cual ya pertenecía, desde su interior su mirada era de fe, de confianza, porque ya le había sido prometida a sus antepasados, tenía historia.

Profundamente unido a este sentimiento podía “ver” con otros cristales, los de la fe, los de la confianza.

Los diez restantes vieron a través de los cristales del miedo y de la conveniencia, con los ojos que hacen creer que lo fácil es mejor que cualquier esfuerzo.

Nuestro Israel no cayó en nuestras manos desde el cielo, sin esfuerzo.

Nuestros hermanos tuvieron que hacer su suelo apto para un maná que ahora proviene del esfuerzo gigantesco del trabajo de cada día.

Por eso Israel es pujante, porque los Ioshúa y los Caleb fueron los que se arremangaron y se arremangan cada día para sacar lo mejor de sus entrañas.

Cada día, en comunidad, hacemos lo mejor que podemos para no quedarnos ante la mirada de un desierto interminable.

Nuestra Comunidad cada día aporta algo, ayuda, y estudia, ya que ningún judío debe pasar un solo día de su vida sin aprender algo.

¡Am Israel Jai!
¡Shabat Shalom uMeboraj!
Norma Dembo

Haftara Behaloteja

HAFTARÁ DE LA PARASHÁ BEHA-HALOTEJA
PARASHÁ DEL LIBRO DE LA TORA BAMIDBAR (NUMEROS) CAP. 8-12
HAFTARÁ DEL LIBRO DEL PROFETA ZEJARIÁ (ZACARÍAS) CAP. 2-4 v. 14:7

La Parashá comienza “Y le dijo el Eterno a Moshé: Dile a Aarón Cuando
enciendas – beha-haloteja – las luces del candelabro, “.

Veamos brevemente sus antecedentes históricos. Se trata del génesis de la organización espiritual religiosa de los hebreos y su constitución en Pueblo de Israel, según egiptólogos alrededor del año 1250 a.e.c. Ya instalados y organizados en la Tierra Prometida por D’OS, el reino de Judea y ocupando el trono el rey Salomón (años 1015 – 977 a.e.c.) – su nombre Schlomó tiene su raíz en la palabra Shalom, paz – quien construye el Templo de Jerusalem.

Nabucodonosor II rey de Babilonia conquista definitivamente el reino de Judea y destruye el Templo de Jerusalem, años 587 – 586 a.e.c., deportando a gran parte del pueblo, si bien siempre quedaron una parte viviendo en el destruido reino de Judea.

La judería en su exilio en Babilonia, al contrario de otros pueblos de la zona que no corrieron igual suerte, el pueblo judío mantuvo su creencia en la unicidad divina, los principios de la Torá y, la esperanza del retorno a su tierra.

Entre los exiliados se contaban sacerdotes, rango familiar hereditario, al cual pertenecía el Profeta Zejariá, nacido en Babilonia. Es decir, no sólo fue profeta sino también sacerdote.

Alrededor del año 538 a.e.c. el rey Ciro de Persia conquistó Babilonia, y no sólo autorizó sino que impulsó a los judíos a retornar y reconstruir el Templo de Jerusalem. En ese retorno – denominado Shivat Zion – Retorno a Jerusalem – bajo liderazgo de Zerubavel y Yhoshua, sacerdotes, se encontraba Zejariá, muy joven aún, aproximadamente 17 años de edad, encontrándose también su abuelo, Iddó, a quien aparentemente Zejariá lo sucedió. Zejariá profetizó reprochando la conducta del pueblo de Judea por su incorporación en sus vidas de costumbres babilónicas pero, simultáneamente, los instigaba a reconstruir el Templo y regresar y renovar la vida espiritual interrumpida con el exilio babilónico.

Las visiones nocturnas de Zejariá – cap. 2:14 4:7- que conforman la Haftará Beha-Haloteja, comienza inspirando bienaventuranza “Canta y regocíjate hija de Zión porque he aquí que vengo a morar en medio de ti, dice el Eterno, y muchas naciones se unirán al Eterno en aquél día; serán Mi pueblo y Yo habitaré en medio de ti y sabrás que el Eterno de los Ejércitos me ha enviado a ti.” Más adelante, Zejariá en su visión nocturna relata “Me mostró a Yehoshua, el sumo sacerdote, que estaba de pie ante el ángel del Eterno y a Satán que estaba de pie a su derecha para acusarle. Y le dijo el ángel del Eterno a Satán: Que te reprenda el Eterno, oh Satán. Sí, que te reprenda el Eterno que ha escogido a Jersusalem, acaso este hombre es un tizón sacado del fuego”? (ud mutzal meesch), expresión que inspiró a denominar a sobrevivientes de la shohá. Infiere crítica a hijos de sacerdotes el haberse involucrado con mujeres no aptas para el sacerdocio.

Continúa más adelante -v.6- relatando su visión, “Volvió el ángel que hablaba conmigo y me despertó, y me dijo: Qué ves?, y respondí He aquí que he visto un candelabro, todo de oro con un tazón arriba y con sus siete lámparas…” El ángel le dijo:” Esta es la palabra del Eterno a Zerubavel -sacerdote- :“No por el poder, ni por la fuerza sino por Mi Espíritu, dice el Eterno de los Ejércitos.” En realidad habla refiriéndose al Mashiaj – Mesías – descendiente de Zerubavel. En v.7 “Quién eres tú, gran montaña, delante de Zerubavel?, te convertirás en llanura y él sacará la piedra de la cumbre con exclamaciones de Gracia, gracia a ella”. La gente dirá qué hermoso edificio – refiriéndose al Beit Hamikdash – Templo – que será reconstruído a partir de esa piedra y, la gran montaña alude a los enemigos de Israel, que serán destruídos.

La relación entre Parashá y Haftará la simboliza el significado de la Menorá, reiterando brevemente que está hecha en metal de una sóla pieza.

Infunde fuerza, fe y esperanza, con la condición de no apartarse de los principios de la Torá. D’OS no se olvida de su promesa al pueblo de Israel de morar entre ellos, de preservarlo y resguardarlo, siempre y cuando no se aparten de las enseñanzas de la Torá.

Joshua Chameides

Parasha Behaloteja

Bamidbar 8:1-12:16

דַּבֵּר֙ אֶֽל־אַהֲרֹ֔ן וְאָמַרְתָּ֖ אֵלָ֑יו בְּהַעֲלֹֽתְךָ֙ אֶת ־הַנֵּרֹ֔ת אֶל־מוּל֙ פְּנֵ֣י הַמְּנוֹרָ֔ה יָאִ֖ירוּ שִׁבְעַ֥ת הַ נֵּרֽוֹת׃
“Habla a Aarón y dile: “Cuando enciendas las lámparas, deja que las siete lámparas alumbren al frente del candelero”
(Bamidbar 8:2)

Este es solo el segundo pasuk (versículo) de nuestra parashá, que a primera vista parece que fuera muy simple y sin mucha complejidad. D´s le está diciendo a Moshe que le diga a su hermano Aaron que encienda el candelabro y que se quede hasta que las siete velas estén realmente encendidas, así de fácil que hasta un chico de cinco años podría comprenderlo con cierta facilidad; Y si se lo cuento a mi tío José que nunca estudio Torah me diría “¿para que estudias tanto si esto es tan fácil?”.

Esto es lo que más me gusta de la Torah, a mí, quince simples palabras, que encierran un universo de simbolismos.

Como diría el Rab Shlomo Barnatan versículos que nos gritan a los cuatro vientos “Por favor interprétenme”.

Entonces empecemos por las velas. En Mishle (proverbios 20,27) del rey Shlomo, encontramos “La vela de D´s, es el espíritu del hombre” La conexión de nuestro alma con lo divino, busca continuamente elevarse cuando están encendidas. El Alter rebe nos explica basándose en el Zohar, que el pabilo es nuestro cuerpo, el aceite son nuestras buenas acciones y la llama es resultado que nos eleva hasta lo más alto.

¿Por qué son siete las velas? Rabi Najman de Breslov nos explica que, dos son los ojos, otros dos son los oídos y también dos los orificios nasales y nos estaría faltando uno para completar siete, el séptimo es la boca. Estas siete partes de nuestro cuerpo son las que nos comunican con el afuera. Debemos cuidarlas para que nuestro alma se sienta plena y conectada.

Conectada con el exterior para hacer de este un mundo mejor y con lo divino para sentirse completa y en paz.

¿Cómo encendemos las velas?, necesitamos primero un fuego preexistentente. Que no es, ni más ni menos que nuestro propio fuego. ¿Y cómo lo encendemos? Estudiando Totah y haciendo buenas acciones, nos diría Rabi Najman. Una vez que tenemos nuestra llama bien encendida, debemos encender el fuego sagrado en aquellos que por alguna razón están apagados. Digo debemos, porque, si ya logramos encender nuestro propio fuego, tenemos la obligación buscar encender el fuego en los demás.

Es más el pasuk mismo no indica que debemos asegurarnos que la lampara de nuestro prójimo, haya quedado verdaderamente encendida, no nos debemos apartar hasta que no tenga fuego propio. Al difundir luz, de la Torah no es suficiente, tan solo con encender chispas de inspiración, debe ser suficiente para crear un ner tamid (luminaria eterna).

Y nos queda ver que nos esta queriendo decir la Torah atraves de la figura de Aaron. Aquí según entiendo y me hago cargo de esta explicación tenemos dos aspectos diferentes y al mismo tiempo complementarios. Aaron es Kohen, sacerdote y esta es una parte de sus funciones. ¿Pero que tiene que ver esto conmigo, si yo y la mayoría de los judíos no somos kohanim? Esto es una verdad a medias, es cierto que no somos Kohanim de linaje, pero no debemos olvidarnos lo que nos dice D´s en Shemot 19:6 וְאַתֶּ֧ם תִּהְיוּ־לִ֛י מַמְלֶ֥כֶת כֹּהֲנִ֖ים וְג֣וֹי קָד֑וֹשׁ “mas vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. Esto no convierte a todos en pequeños sacerdotes obligados a cuidar nuestras velas.

El segundo argumento que respalda la elección de la figura de Aaron es la que nos trae el Pirkei Avot 1:12 “Aaron ama la paz y persigue la paz”. Para poder encender luces en las personas, solo lo podemos hacer buscando y amando la paz.

Es por eso mis querido amigos, en esta Shabat Behaaloteja estamos invitados, como pequeños sacerdotes que somos a buscar la paz y encender las luminarias; y tal como lo hacía Aaron a Kohen cada día de manera constante.

Primero la nuestra y recién ahí todas las luces de la menorah.

Shabat shalom humebiraj.
Ari A. Alster

Parasha Naso

Había una hermosa historia sobre una multitud de personas reunidas en una colina junto al mar para ver pasar un gran barco. Un niño pequeño saludaba vigorosamente. Uno de los hombres en la multitud le preguntó: “¿Por qué lo haces?”. El niño respondió: “Estoy saludando para que el capitán del barco me vea y me devuelva el saludo”. El hombre cuestionó: “Pero el barco está muy lejos, y somos muchos aquí. ¿Qué te hace pensar que el capitán puede verte?”. El niño contestó: “Porque el capitán del barco es mi padre. Él me estará buscando entre la multitud”.

Esta semana leemos la Parasha Naso, que se encuentra en el libro de Números. En ella se relata el poderoso momento en el que los Koanim, los sacerdotes levitas, bendicen al pueblo de Israel. Esta bendición es un acto sagrado y lleno de significado, con la que bendecimos a nuestros hijos al final de cada KabalatShabat y en las fiestas. Usamos las mismas palabras que usan los Koanim invocando las bendiciones divinas sobre la comunidad.

יְבָרֶכְךָ ה’ וְיִשְׁמְרֶךָ.
יָאֵר ה’ פָּנָיו אֵלֶיךָ וִיחֻנֶּךָּ.
יִשָּׂא ה’ פָּנָיו אֵלֶיךָ וְיָשֵׂם לְךָ שָׁלוֹם.

Lo que confiere poder a las bendiciones sacerdotales es su sencillez y belleza. Tienen una estructura rítmica fuerte. Cada línea contiene tres, cinco y siete palabras respectivamente. En cada una, la segunda palabra es “Adn-i”. Los tres versículos describen una acción por parte de Di-s: “bendecir”, “hacer resplandecer su rostro” y “volver su rostro hacia”. La segunda parte de cada bendición describe el efecto que tiene sobre nosotros, brindándonos protección, gracia y paz.

La bendición de los Koanim es un recordatorio de la conexión especial que existe entre Dios y el pueblo de Israel. Es un llamado a confiar. Debemos ser como el niño de la historia, tener confianza de que si lo saludamos, Di-s nos verá, nos iluminará y confiará en nosotros. Con esa certeza, las cosas nos saldrán mejor.

Que la bendición de los Koanim nos inspire a vivir con gratitud, humildad y compromiso. Seamos portadores de luz y bendición, compartiendo el amor y la sabiduría que hemos recibido.

Shabat Shalom
Fabian David Holcman

Haftara Naso

Esta semana, la Haftará de la parashá Nasó corresponde al texto de Jueces (13:2-25), la cual habla un poco sobre el nacimiento de Shimshon (más conocido como Samsón). Como datos interesantes, nos cuenta que pertenecía a la tribu de Dan, que tenía un padre llamado Manóah , el texto nunca menciona el nombre de la madre (dato no menor) y que la madre era estéril hasta que un emisario de D´s le avisa que iba a tener a un hijo.

Los comentaristas dicen que Shimshon era una persona fuerte físicamente pero de menor fuerza moral. Lo califican diciendo “era un hombre que se encaminaba en pos de sus ojos”, él seguía sus impulsos. Se enamoró de Dalila (que era filistea), ella lo traiciona entregándolo a los filisteos que lo apresan, le cortan el pelo y le quitan los ojos. Aún así Shimshon destruyó el templo filisteo diciendo: “Tamot nafshi him pelishtim”, “muera mi alma junto a los filisteos” (Jueces 16:30).

El Shema Israel (columna vertebral de nuestras oraciones) nos dice: …“Y no seguireís tras vuestro corazón y tras vuestros ojos por los cuales os desviáis”… (Bamidbar 15:39).

Es interesante como nuestra tradición nos llama de manera constante a cuidar nuestros impulsos. Tanto el corazón como los ojos, muchas veces, funcionan como intermediarios de la acción. El ojo ve y el corazón desea. Se trata de poder balancear, ni de estar extremadamente meticuloso en todo lo que uno siente y tampoco ser seres netamente impulsivos/as. Sin medir las consecuencias.

Muchas veces comparo mi forma de vivir el judaísmo con un viaje, donde yo manejo en una gran ruta. Y como en toda ruta, a los costados vamos viendo diferentes carteles, cada uno de distintos colores y jerarquías: “Cuidado Neblina”, “Cuidado Animales Sueltos”, “Camino sinuoso”, “Pare”, “Zona de descanso”, etc. En mi ruta, los carteles dicen: “No seas impulsivo”, “No comas todo”, “No te olvides del prójimo”. Las tomo como advertencias, sugerencias o información que me puede ser útil, que me va regalando el camino. Porque, al parecer, ya alguien en la historia aprendió de las consecuencias de desviar la mirada.

Shabat Shalom.
Wally Liebhaber