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Haftara Behaloteja

HAFTARÁ DE LA PARASHÁ BEHA-HALOTEJA
PARASHÁ DEL LIBRO DE LA TORA BAMIDBAR (NUMEROS) CAP. 8-12
HAFTARÁ DEL LIBRO DEL PROFETA ZEJARIÁ (ZACARÍAS) CAP. 2-4 v. 14:7

La Parashá comienza “Y le dijo el Eterno a Moshé: Dile a Aarón Cuando
enciendas – beha-haloteja – las luces del candelabro, “.

Veamos brevemente sus antecedentes históricos. Se trata del génesis de la organización espiritual religiosa de los hebreos y su constitución en Pueblo de Israel, según egiptólogos alrededor del año 1250 a.e.c. Ya instalados y organizados en la Tierra Prometida por D’OS, el reino de Judea y ocupando el trono el rey Salomón (años 1015 – 977 a.e.c.) – su nombre Schlomó tiene su raíz en la palabra Shalom, paz – quien construye el Templo de Jerusalem.

Nabucodonosor II rey de Babilonia conquista definitivamente el reino de Judea y destruye el Templo de Jerusalem, años 587 – 586 a.e.c., deportando a gran parte del pueblo, si bien siempre quedaron una parte viviendo en el destruido reino de Judea.

La judería en su exilio en Babilonia, al contrario de otros pueblos de la zona que no corrieron igual suerte, el pueblo judío mantuvo su creencia en la unicidad divina, los principios de la Torá y, la esperanza del retorno a su tierra.

Entre los exiliados se contaban sacerdotes, rango familiar hereditario, al cual pertenecía el Profeta Zejariá, nacido en Babilonia. Es decir, no sólo fue profeta sino también sacerdote.

Alrededor del año 538 a.e.c. el rey Ciro de Persia conquistó Babilonia, y no sólo autorizó sino que impulsó a los judíos a retornar y reconstruir el Templo de Jerusalem. En ese retorno – denominado Shivat Zion – Retorno a Jerusalem – bajo liderazgo de Zerubavel y Yhoshua, sacerdotes, se encontraba Zejariá, muy joven aún, aproximadamente 17 años de edad, encontrándose también su abuelo, Iddó, a quien aparentemente Zejariá lo sucedió. Zejariá profetizó reprochando la conducta del pueblo de Judea por su incorporación en sus vidas de costumbres babilónicas pero, simultáneamente, los instigaba a reconstruir el Templo y regresar y renovar la vida espiritual interrumpida con el exilio babilónico.

Las visiones nocturnas de Zejariá – cap. 2:14 4:7- que conforman la Haftará Beha-Haloteja, comienza inspirando bienaventuranza “Canta y regocíjate hija de Zión porque he aquí que vengo a morar en medio de ti, dice el Eterno, y muchas naciones se unirán al Eterno en aquél día; serán Mi pueblo y Yo habitaré en medio de ti y sabrás que el Eterno de los Ejércitos me ha enviado a ti.” Más adelante, Zejariá en su visión nocturna relata “Me mostró a Yehoshua, el sumo sacerdote, que estaba de pie ante el ángel del Eterno y a Satán que estaba de pie a su derecha para acusarle. Y le dijo el ángel del Eterno a Satán: Que te reprenda el Eterno, oh Satán. Sí, que te reprenda el Eterno que ha escogido a Jersusalem, acaso este hombre es un tizón sacado del fuego”? (ud mutzal meesch), expresión que inspiró a denominar a sobrevivientes de la shohá. Infiere crítica a hijos de sacerdotes el haberse involucrado con mujeres no aptas para el sacerdocio.

Continúa más adelante -v.6- relatando su visión, “Volvió el ángel que hablaba conmigo y me despertó, y me dijo: Qué ves?, y respondí He aquí que he visto un candelabro, todo de oro con un tazón arriba y con sus siete lámparas…” El ángel le dijo:” Esta es la palabra del Eterno a Zerubavel -sacerdote- :“No por el poder, ni por la fuerza sino por Mi Espíritu, dice el Eterno de los Ejércitos.” En realidad habla refiriéndose al Mashiaj – Mesías – descendiente de Zerubavel. En v.7 “Quién eres tú, gran montaña, delante de Zerubavel?, te convertirás en llanura y él sacará la piedra de la cumbre con exclamaciones de Gracia, gracia a ella”. La gente dirá qué hermoso edificio – refiriéndose al Beit Hamikdash – Templo – que será reconstruído a partir de esa piedra y, la gran montaña alude a los enemigos de Israel, que serán destruídos.

La relación entre Parashá y Haftará la simboliza el significado de la Menorá, reiterando brevemente que está hecha en metal de una sóla pieza.

Infunde fuerza, fe y esperanza, con la condición de no apartarse de los principios de la Torá. D’OS no se olvida de su promesa al pueblo de Israel de morar entre ellos, de preservarlo y resguardarlo, siempre y cuando no se aparten de las enseñanzas de la Torá.

Joshua Chameides

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