Parasha Behaloteja

Bamidbar 8:1-12:16

דַּבֵּר֙ אֶֽל־אַהֲרֹ֔ן וְאָמַרְתָּ֖ אֵלָ֑יו בְּהַעֲלֹֽתְךָ֙ אֶת ־הַנֵּרֹ֔ת אֶל־מוּל֙ פְּנֵ֣י הַמְּנוֹרָ֔ה יָאִ֖ירוּ שִׁבְעַ֥ת הַ נֵּרֽוֹת׃
“Habla a Aarón y dile: “Cuando enciendas las lámparas, deja que las siete lámparas alumbren al frente del candelero”
(Bamidbar 8:2)

Este es solo el segundo pasuk (versículo) de nuestra parashá, que a primera vista parece que fuera muy simple y sin mucha complejidad. D´s le está diciendo a Moshe que le diga a su hermano Aaron que encienda el candelabro y que se quede hasta que las siete velas estén realmente encendidas, así de fácil que hasta un chico de cinco años podría comprenderlo con cierta facilidad; Y si se lo cuento a mi tío José que nunca estudio Torah me diría “¿para que estudias tanto si esto es tan fácil?”.

Esto es lo que más me gusta de la Torah, a mí, quince simples palabras, que encierran un universo de simbolismos.

Como diría el Rab Shlomo Barnatan versículos que nos gritan a los cuatro vientos “Por favor interprétenme”.

Entonces empecemos por las velas. En Mishle (proverbios 20,27) del rey Shlomo, encontramos “La vela de D´s, es el espíritu del hombre” La conexión de nuestro alma con lo divino, busca continuamente elevarse cuando están encendidas. El Alter rebe nos explica basándose en el Zohar, que el pabilo es nuestro cuerpo, el aceite son nuestras buenas acciones y la llama es resultado que nos eleva hasta lo más alto.

¿Por qué son siete las velas? Rabi Najman de Breslov nos explica que, dos son los ojos, otros dos son los oídos y también dos los orificios nasales y nos estaría faltando uno para completar siete, el séptimo es la boca. Estas siete partes de nuestro cuerpo son las que nos comunican con el afuera. Debemos cuidarlas para que nuestro alma se sienta plena y conectada.

Conectada con el exterior para hacer de este un mundo mejor y con lo divino para sentirse completa y en paz.

¿Cómo encendemos las velas?, necesitamos primero un fuego preexistentente. Que no es, ni más ni menos que nuestro propio fuego. ¿Y cómo lo encendemos? Estudiando Totah y haciendo buenas acciones, nos diría Rabi Najman. Una vez que tenemos nuestra llama bien encendida, debemos encender el fuego sagrado en aquellos que por alguna razón están apagados. Digo debemos, porque, si ya logramos encender nuestro propio fuego, tenemos la obligación buscar encender el fuego en los demás.

Es más el pasuk mismo no indica que debemos asegurarnos que la lampara de nuestro prójimo, haya quedado verdaderamente encendida, no nos debemos apartar hasta que no tenga fuego propio. Al difundir luz, de la Torah no es suficiente, tan solo con encender chispas de inspiración, debe ser suficiente para crear un ner tamid (luminaria eterna).

Y nos queda ver que nos esta queriendo decir la Torah atraves de la figura de Aaron. Aquí según entiendo y me hago cargo de esta explicación tenemos dos aspectos diferentes y al mismo tiempo complementarios. Aaron es Kohen, sacerdote y esta es una parte de sus funciones. ¿Pero que tiene que ver esto conmigo, si yo y la mayoría de los judíos no somos kohanim? Esto es una verdad a medias, es cierto que no somos Kohanim de linaje, pero no debemos olvidarnos lo que nos dice D´s en Shemot 19:6 וְאַתֶּ֧ם תִּהְיוּ־לִ֛י מַמְלֶ֥כֶת כֹּהֲנִ֖ים וְג֣וֹי קָד֑וֹשׁ “mas vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. Esto no convierte a todos en pequeños sacerdotes obligados a cuidar nuestras velas.

El segundo argumento que respalda la elección de la figura de Aaron es la que nos trae el Pirkei Avot 1:12 “Aaron ama la paz y persigue la paz”. Para poder encender luces en las personas, solo lo podemos hacer buscando y amando la paz.

Es por eso mis querido amigos, en esta Shabat Behaaloteja estamos invitados, como pequeños sacerdotes que somos a buscar la paz y encender las luminarias; y tal como lo hacía Aaron a Kohen cada día de manera constante.

Primero la nuestra y recién ahí todas las luces de la menorah.

Shabat shalom humebiraj.
Ari A. Alster

Parasha Naso

Había una hermosa historia sobre una multitud de personas reunidas en una colina junto al mar para ver pasar un gran barco. Un niño pequeño saludaba vigorosamente. Uno de los hombres en la multitud le preguntó: “¿Por qué lo haces?”. El niño respondió: “Estoy saludando para que el capitán del barco me vea y me devuelva el saludo”. El hombre cuestionó: “Pero el barco está muy lejos, y somos muchos aquí. ¿Qué te hace pensar que el capitán puede verte?”. El niño contestó: “Porque el capitán del barco es mi padre. Él me estará buscando entre la multitud”.

Esta semana leemos la Parasha Naso, que se encuentra en el libro de Números. En ella se relata el poderoso momento en el que los Koanim, los sacerdotes levitas, bendicen al pueblo de Israel. Esta bendición es un acto sagrado y lleno de significado, con la que bendecimos a nuestros hijos al final de cada KabalatShabat y en las fiestas. Usamos las mismas palabras que usan los Koanim invocando las bendiciones divinas sobre la comunidad.

יְבָרֶכְךָ ה’ וְיִשְׁמְרֶךָ.
יָאֵר ה’ פָּנָיו אֵלֶיךָ וִיחֻנֶּךָּ.
יִשָּׂא ה’ פָּנָיו אֵלֶיךָ וְיָשֵׂם לְךָ שָׁלוֹם.

Lo que confiere poder a las bendiciones sacerdotales es su sencillez y belleza. Tienen una estructura rítmica fuerte. Cada línea contiene tres, cinco y siete palabras respectivamente. En cada una, la segunda palabra es “Adn-i”. Los tres versículos describen una acción por parte de Di-s: “bendecir”, “hacer resplandecer su rostro” y “volver su rostro hacia”. La segunda parte de cada bendición describe el efecto que tiene sobre nosotros, brindándonos protección, gracia y paz.

La bendición de los Koanim es un recordatorio de la conexión especial que existe entre Dios y el pueblo de Israel. Es un llamado a confiar. Debemos ser como el niño de la historia, tener confianza de que si lo saludamos, Di-s nos verá, nos iluminará y confiará en nosotros. Con esa certeza, las cosas nos saldrán mejor.

Que la bendición de los Koanim nos inspire a vivir con gratitud, humildad y compromiso. Seamos portadores de luz y bendición, compartiendo el amor y la sabiduría que hemos recibido.

Shabat Shalom
Fabian David Holcman

Haftara Naso

Esta semana, la Haftará de la parashá Nasó corresponde al texto de Jueces (13:2-25), la cual habla un poco sobre el nacimiento de Shimshon (más conocido como Samsón). Como datos interesantes, nos cuenta que pertenecía a la tribu de Dan, que tenía un padre llamado Manóah , el texto nunca menciona el nombre de la madre (dato no menor) y que la madre era estéril hasta que un emisario de D´s le avisa que iba a tener a un hijo.

Los comentaristas dicen que Shimshon era una persona fuerte físicamente pero de menor fuerza moral. Lo califican diciendo “era un hombre que se encaminaba en pos de sus ojos”, él seguía sus impulsos. Se enamoró de Dalila (que era filistea), ella lo traiciona entregándolo a los filisteos que lo apresan, le cortan el pelo y le quitan los ojos. Aún así Shimshon destruyó el templo filisteo diciendo: “Tamot nafshi him pelishtim”, “muera mi alma junto a los filisteos” (Jueces 16:30).

El Shema Israel (columna vertebral de nuestras oraciones) nos dice: …“Y no seguireís tras vuestro corazón y tras vuestros ojos por los cuales os desviáis”… (Bamidbar 15:39).

Es interesante como nuestra tradición nos llama de manera constante a cuidar nuestros impulsos. Tanto el corazón como los ojos, muchas veces, funcionan como intermediarios de la acción. El ojo ve y el corazón desea. Se trata de poder balancear, ni de estar extremadamente meticuloso en todo lo que uno siente y tampoco ser seres netamente impulsivos/as. Sin medir las consecuencias.

Muchas veces comparo mi forma de vivir el judaísmo con un viaje, donde yo manejo en una gran ruta. Y como en toda ruta, a los costados vamos viendo diferentes carteles, cada uno de distintos colores y jerarquías: “Cuidado Neblina”, “Cuidado Animales Sueltos”, “Camino sinuoso”, “Pare”, “Zona de descanso”, etc. En mi ruta, los carteles dicen: “No seas impulsivo”, “No comas todo”, “No te olvides del prójimo”. Las tomo como advertencias, sugerencias o información que me puede ser útil, que me va regalando el camino. Porque, al parecer, ya alguien en la historia aprendió de las consecuencias de desviar la mirada.

Shabat Shalom.
Wally Liebhaber

Haftara Shavuot

Esta haftará corresponde al Profeta Ezequiel capítulo uno, agregándose al final el capítulo 3 versículo 12. El nombre Ezequiel en hebreo IEJEZKEL, se compone de seis letras, iud, jav, kuf, alef, lamed.

Leyendo las letras segunda, tercera y cuarta se forma la palabra JAZAK ( fuerza) y leyendo las últimas dos letras forman la palabra EL (Dios). La fuerza viene de Dios.

Ezequiel vivió con los cautivos en Babilonia – primer éxodo forzado por la conquista del Reino de Judá por parte de Nabucodonosor y posterior destrucción del Templo de Jerusalem creado por el Rey Salomón – sus discursos están embargados por las vivencias y sentimientos depresivos del cautiverio pero, su ideal primigeniamente estaba dominado por una renovación social y espiritual de la nación cuando aún vivía en Jerusalem, pretendidamente con un estado teocrático. Su ideal era la de una nueva Jerusalem esencialmente religiosa, precedida por un gran sacerdote y un complejo culto del Templo. Pero Ezequiel consideraba a la idea religiosa no referida a la sociedad sino a la individualidad de la persona. La primacía de la ética y rectitud de las personas como base de la cultura, derivaría en un orden social superior y en el renacimiento de la nación.

Ya en Babilonia, cuando muchos de los cautivos en Babilonia creían ese sería su definitivo destino, Ezequiel en el capítulo 37 tiene la visión de la fe en la redención de la mano Divina, describiéndose la tan impresionante visión profética de los huesos muertos que revivirán levantándose de sus sepulcros, cuando rectifiquen en la diáspora sus vidas desviadas de los cánones de la Torá, encarando una renovación espiritual.

La Torá constituye esencialmente el cuerpo de legislación religiosa, ética y moral individual y social.

Será entonces cuando D’OS los repatriará haciendo realidad que nunca se olvidará de su pueblo elegido. El Profeta Ezequiel, de origen de la casta sacerdotal, fundamenta su ideal para el Pueblo y la Nación de Israel, el sometimiento a las prescripciones de la Torá, que en carácter contemporáneo se asemejaría a una constitución.

La lectura del capítulo I del Profeta Ezequiel como haftará se la llama Maasé Mercavá – Relato del Carruaje Divino – constituye una alegoría de su sentimiento sobre el destierro Babilónico.

CUATRO SERES VIVIENTES. El Profeta ve en su visión profética imágenes espectaculares y asombrosas. Comienza levantando la vista y ver a lo lejos en el horizonte de la llanura desértica que se está formando una tempestad, un inmenso nubarrón que por dentro se ilumina con un fuego y a medida que se va acercando desde el norte, se escucha un estruendo con mayor intensidad. Y desde el centro del nubarrón surge algo parecido a cuatro seres vivientes que se asemejan a seres humanos. Un ser con cuatro caras y cuatro alas. A través de los relatos Ezequiel a través de sus expresiones demuestra comprender que las imágenes constituyen representaciones de seres vivientes celestiales que se mueven a gran velocidad pareciendo brasas ardientes y produciendo sonidos asemejados al ruido de aguas caudalosas y como el ruido de un ejército. Posteriormente, Ezequiel se refiere a los cuatro seres vivientes como querubines. En cada querubín ve cuatro caras: una de hombre, una de león, una de toro y una de águila. Esas cuatro caras le inducen a Ezequiel la idea de la grandeza del poder y la gloria divina, pero esas cuatro creaciones se ubicaban debajo del trono de Su Suprema Majestad. Una forma metafórica de afirmar que D’OS domina a todos los seres de la creación.

Esa descripción de nubarrón y estruendo, se asemeja con el relato en la Torá, libro Exodo cap. 19 versículo 16 y el fuego en el versículo 18.

CARRUAJE DIVINO. Ezequiel ve un carruaje con cuatro ruedas gigantes y cuatro seres vivientes que los asemeja a querubines. Sobre ellos se extiende una inmensa superficie de hielo sobre la cual se ubica el trono del Ser Supremo sobre el cual está sentado D’OS. Las cuatro ruedas, de una impresionante magnitud y sus llantas todo su alrededor con gran cantidad de ojos, al igual los querubines que tenían muchos ojos. Los querubines son asemejados a seres celestiales a los cuales D’OS en su carácter de Supremo Soberano dispone de sus misiones y destinos.

Respecto al número cuatro representa la universalidad, simétrico y completo, se refiere a todos los hijos espirituales de D’OS. El carruaje lo describe de tal magnitud que los querubines resultan pequeños, es decir la creación divina del universo es tan inmensa que no se limita a cuatro querubines.

Cada rueda se integraba por dos ruedas formando ángulos rectos, dado que Ezequiel manifiesta que el carruaje se movía en cualquier dirección avanzando sin girar.

Toda la profusa y poética alegoría de Ezequiel, el carruaje celestial, las cuatro ruedas con ojos, los cuatro querubines también con gran cantidad de ojos, convierte a su mensaje en un llamado a la reverencia con D’OS, su santidad y omnipotente poder, que rectificando el pueblo de Israel sus adoptados hábitos paganos, encarando una renovación espiritual, llegará la redención de la mano divina y el retorno a Jerusalem.

Considerándose la fiesta de Shavuot la fiesta de Matan Torá, la entrega de la Torá, se impuso la costumbre de organizar para la noche de Shavuot reuniones de estudio de la Torá, denominada Tikun Leil Shavuot o esencialmente TIKUN OLAM, corrección del mundo, dado la obligación del pueblo de Israel completar la Creación Divina.

Que D’OS todo poderoso nos bendiga en permitirnos continuar y acrecentar la acciones en pos de lograr los ideales del Tikun Olam. Amén.
Joshua Chameides 

Parasha Shavuot

Estamos celebrando esta semana la fiesta de Shavuot, la entrega de la Torá en El Monte Sinaí en manos de Dios a Moshe. 

Este texto sagrado que nos define, comienza con el libro de Bereshit, esta primera sección de la Torá es el preludio del nacimiento de la nación judía, un libro sobre una familia. Lleno de conversaciones y discusiones, de amores y desamores, plagado de historias de hermanos qué pelean y qué se perdonan y de momentos donde se honra la vida. 

Del mismo modo, el Libro de Rut, la meguilá que leemos en esta fiesta de Shavuot, es el preludio de una sociedad tribal no unificada, al nacimiento de Israel como reino y cuerpo político unido.

Allí aparecen Tamar, y Rut como protagonistas de esta historia. El desarrollo de estas dos mujeres comienza con los varones mayores Iehuda y Elimelej alejándose de su gran familia y entrando en un declive moral o físico. En ambas, las protagonistas son las mujeres: Tamar y Rut. Las dos historias implican la muerte de dos hijos. En ambos casos, la mujer queda viuda y sin hijos, sin posibilidad de matrimonio por levirato. En ambas historias, las mujeres están decididas a asegurarse de que el nombre de su difunto marido se perpetúe teniendo un hijo que lleve adelante su linaje. Las mujeres, y no los dos hombres obligados, eran conscientes del deber moral de perpetuar los nombres. En ambas historias las dos mujeres atraviesan la dificultad de actuar con valor y coraje para lograr sus objetivos.

Las similitudes más importantes tienen que ver con las propias mujeres. Nuestras heroínas, aquellas cuyos actos son esenciales para la perpetuación del pueblo judío, son los personajes más marginados: Mujeres viudas y sin hijos, mujeres de naciones extranjeras y adversarias, a las que la gente negaba la ayuda. Y sin embargo, estas dos mujeres, en los márgenes de la sociedad, emergen como heroínas y permiten que la historia judía continúe

Qué este tiempo de entrega de la Tora nos llame a nosotros a ser como Ruth y Tamar, personas con valores y con coraje para ir hacia adelante ante cualquier adversidad. Shavuot nos hace comprender qué quienes forman parte del pueblo judío tienen qué ser personas comprometidas con estos poderosos mensajes , y qué quien lo siente , quien se siente atravesado por ellos, entonces tiene las puertas abiertas para poder ser parte de esta familia. Es tiempo de poder ver a quienes nos necesitan , a quienes tenemos qué acompañar más, con quienes tenemos qué compartir los días y la vida para así poder construir una gran familia en el plano de lo personal y qué a través del libro y de estas historias que nos unen podamos también construir el pueblo judío del qué somos parte.

¡Jag Sameaj!
Sem. Mati Bomse  

Haftara Bamidbar

Oseas 2:1-22
“Enséñanos a contar nuestros días” (Salmos 90:12)

Desde nuestra salida de Mitzraim nuestros pasos se dirigen a través del desierto al encuentro con lo sagrado para lograr que sea cotidiano.

La salida hacia la libertad, con las responsabilidades que conlleva, es una difícil tarea, también creemos que la más elevada.

Nuestro profeta Oseas puso el acento en la Teshuvá, en el retorno, dentro de uno mismo, a D’s, a las mitzvot, ” ya que ni las naciones ni la fuerza nos salvarán”.

La Haftará que nos ocupa, junto con la Parashá, nos adentra en lo que podríamos llamar el desierto que transitamos dentro nuestro cuando nos desviamos del camino, desierto que puede convertirse en un vergel de acuerdo a nuestras acciones.

Nos encontramos “contando” desde la parashá a través del censo, como una metáfora de que todos contamos, el nombre, la familia, la comunidad, cuentan cuando a través de nuestra Teshuvá permanente logramos que la vida cotidiana no sea un día más, sino que lo hacemos especial, único, como a cada uno de nosotros y a la relación entre todos.

La Parashá- Haftará Bamidbar se lee siempre el shabat anterior a la festividad de Shavuot a la que llegamos a través de la cuenta del Omer, cada día contado entre Pesaj y Shavuot: ” siete semanas contarás” (Vaikrá 23:15)

Y tal como nos enseñan nuestros sabios, que cada día cuente, que cada día y cada uno sea único, unidos a la vez en comunidad, cada uno especial.

El camino a transitar, para llegar a estar preparados para recibir nuestra Torá, es a través del desierto de nuestras desavenencias, de nuestras discusiones internas y ambivalencias, las mismas que se reflejan en nuestras relaciones con nuestro prójimo y lo que podamos hacer con ellas.

Si bien se trata de una fecha determinada, Zman Matán Torateinu, el tiempo de la entrega de nuestra Torá, creemos que deberíamos pensarlo como un tiempo continuo, como si el ideal fuera estar preparados cada día para recibir nuestra Torá.

Pensamos que en el significado de desierto porque la Torá no se nos entrega en un lujoso palacio, es la metáfora de la humildad con que cada uno debiera recibir la palabra de D’s, sus enseñanzas.

Sólo desde este estado de ánimo, dentro de esta postura interna, seremos dignos de entender, de discutir, de aceptar y respetar las leyes que se nos entregan para vivir mejor, con nosotros mismos y llevar a cabo acciones que nos hagan vivir mejor con nuestro prójimo.

Para así lograr como nos dice el profeta, una unión amorosa y creativa, ser el pueblo que llega desde el desierto a la tierra prometida.

¡Shabat Shalom!
¡Jag haShavuot Sameaj!
Norma Dembo

Parasha Bamidbar

¿Cuánto vive un águila?
Puede vivir hasta 70 años.
Pero en sus 40 años debe tomar una decisión sería.
Esta con sus uñas apretadas y flexibles.
Pico largo y curvado hacia adentro.
Alas envejecidas.
Dos alternativas.
A) dejarse morir.
B) atravesar un proceso de cambio durante 150 días. Consiste en volar lo más alto que pueda, dejarse caer y empezar a golpearse el pico contra la pared.
Una vez que se cae el pico, esperar que le crezca uno nuevo y con ese nuevo arrancarse las uñas y cuando se arranca una a una las uñas esperar a que le salgan nuevas y ahí cambiar el plumaje.
¡Queda como nuevo! ¡Joya, nunca taxi!

“El riesgo a una decisión equivocada es preferible al terror de la indecisión” Maimónides.

Dicen que tomamos 35.000 decisiones por día. Si le restas las noches ¡serían casi 3.000 decisiones por hora!
Qué te ponés, qué tomás, con qué mano agarrás el vaso.

¿Y de dónde saca los recursos nuestro cerebro?
Intuición lado derecho: lo sencillo.
Razonamiento lado izquierdo: lo complejo.
“Tener tantas alternativas para elegir no siempre es bueno”
Ante la mala elección: que tonto que fui.
Ante la buena decisión: quizás pasa desapercibido.
Cadena nacional de ropa se instala junto a un pequeño negocio. Compra toda la manzana salvo un localcito de ropa que no quiso vender.
El localcito se encuentra rodeado por el inmenso shopping de toda la manzana y el shopping pone carteles por todos lados que decían “gran inauguración” y el localito puso otro cartel que decía “entrada”.

Una gran amenaza se puede volver una gran oportunidad.
Algo siempre va a pasar, pero lo peor es dejar que la vida nos pase.

Empezamos a caminar y transitar Bamidbar, el desierto, para darnos cuenta que vivimos cotidianamente en el.
¿Para qué lado vas a caminar?
¿A quién vas a llevar?
¿Qué va a contar tu historia?
¿Qué van a recordar de vos y tu camino?
Esta semana somos todos invitados VIP en nuestra propia historia para decidir, cómo vamos a atravesar el desierto por el que nos toca caminar.

Shabat Shalom
Sem. Brian Bruh

Perasha Behar Bejukotai

Esta semana nuevamente leemos dos perashiot juntas.

En la primera, Parashat Behar, aparece la Mitzvá (mandamiento) de Shmitá, que establece un ciclo de siete años en el que la tierra debe descansar y no ser cultivada. El Shabat de la tierra. El ciclo de producción y descanso se replica en todo lo creado. Esta mitzva nos alerta sobre la importancia de cuidar el planeta, nuestra casa, busca despertar una conciencia ecológica que hoy en nuestros días comprendemos que es de suma importancia.

Continúa el texto y nos presenta una nueva Mitzva, el Yovel (Jubileo). Esta se celebra cada 50 años y se caracteriza por la liberación de esclavos y la devolución de la propiedad a sus dueños originales.

Un nuevo comenzar para aquellos que lo perdieron todo, una nueva posibilidad que iguala y da nuevas oportunidades. Ambas leyes, están claramente detalladas, realzan valores como la justicia social, el respeto por la tierra y sus recursos, además de recordarnos que no somos verdaderamente dueños de nada, que se nos concede el cuidado y el usufructo de parte de la creación para nuestro desarrollo y que la bendición de esos espacios llega de lo alto, y esta sujeta a nuestro comportamiento aquí en lo bajo.

Estos mandamientos tan relevantes, necesarios, seguramente todos coincidiremos en que introducen valores muy altos y por otro lado, tan difícil de cumplir…

Esta dificultad abre otra ventana de pensamiento, un enfoque que vuelve a poner a la Tora y las Mitzvot como un camino de desarrollo personal inmenso. Estas leyes, nos confrontan con nuestros instintos mas primarios. Nos interpelan a realizar uno de los trabajos interiores mas difíciles que es por un rato soltar la propiedad privada. Cada 7 años permitir que otros se beneficien de mi siembra, que entren en mis campos y tomen todo lo que necesitan, que los animales también lo hagan aun a riesgo que sea destruido.

Este ejercicio nos pide un autocontrol inmenso, nos impulsa a verdaderamente entender nuestra condición de inquilinos en este planeta. Nos lleva al limite mas complejo de atravesar, ir mas alla de nuestro instinto de posesión tan arraigado en lo humano.

A decir verdad, creo que coincidirán conmigo en lo complejo de la propuesta. Pero si lo tomamos como una “propuesta” y una práctica que, empezando por pequeñas cosas en nuestras vidas, tal vez algún día sea una realidad y este plan divino tan alto nos lleve a la tan preciada conciencia ecológica y social que nos enriquecerán como individuos y como sociedad.

En este largo proceso de aumento de conciencia individual y colectiva, estas parashiot nos llevan a conectar con un perfeccionamiento muy profundo, complejo y absolutamente transformador.

Dice en Proverbios 16-32 “Es mejor un hombre paciente que valiente, y es mejor el que domina su espíritu que el que conquista una ciudad”.

Que las Mitzvot que nos trae este Shabat, nos inviten a mirar en nuestro interior y en nuestra disposición a dominar nuestros instintos más básicos en pro de una mirada más amplia que incluya a los otro y a nuestro mundo y entonces Ashem “abrirá sus manos y colmara de bendiciones a todo ser viviente”.

Shabat Shalom
Grace Cobe

Haftara Behar Bejukotai

Jeremias (Irmiahu ) 16: 19 – 17:14

Esta semana leemos dos parashot BeHAr / BeJuKoTAI, la tercera del libro VaiKraH (terminando el tercer libro de LaTora).

Algunos de los temas desarrollados en esta Parashah: La Torá ordena el cese de la agricultura en la Tierra de Israel cada siete años. Este “Shabat” de la tierra se denomina Shemitá. Después del siete ciclos de Shemitá, en el año número cincuenta, se anuncia que es año de Jubileo IoBel, año en el que la tierra permanece inactiva. Hashem promete darles a los judíos una cosecha abundante antes de los años de Shemitá y IoBel. En el año de IoBel, toda la tierra retorna a la división original que poseía en tiempos de Yehoshua, y se liberan todos los sirvientes judíos contratados, aunque no hayan completado seis años de servicio. Leyes de compra y venta de inmuebles.. entre otras tantas leyes. Describe leyes de NO engañar en comercio, NO agredir VERBALMENTE… entre muchos otros detalles de ORDEN de convivencia.

El tema de la parasha siempre aparece ilustrado en la Haftará. En esta semana: la parashá habla de la venta y la redención de la tierra. Del mismo modo, en la Haftará, HaShem le ordena al profeta Irmiahu, inclusive cuando éste se encuentra en la cárcel, que redima una propiedad familiar.

Irmiahu sabía que todo Eretz Israel estaba a punto de caer en manos de los babilonios. Aun así, por más grande que fuera la tragedia, por más largo que fuera el exilio, el retorno llegaría. La redención de esta propiedad no era algo meramente simbólico, pues con el tiempo el pueblo judío retornaría a su tierra para habitar en ella en paz.

Parecería que nada de todo esto que dice la parasha es posible aplicar en nuestro tiempo. Porque habla sobre año sabático y descansar la tierra. Podría ser solo para el campo… pero en esta parasha se detalla fundamentalmente LEYES DE TRABAJO.

Esta puntualizado como ORDENAR el trabajo, y todo lo que interviene en el mismo, relacionando el trabajo con el sustento, sin importar el momento histórico.

¿Entonces podríamos hablar de nuestro trabajo? ¿Podríamos pensar este ORDEN en nuestro trabajo?

Estamos aquí para provocar un cambio, para generar un aporte. Y Todos tenemos el mismo trabajo.

Nosotros somos Todos agentes de cambio.

Por eso, es importante SABER LO QUE TEnEMOS QUE HACER.
Debemos SABER cual es nuestro trabajo. Y… el “trabajo” que vinimos a hacer, es justamente ese que tiene que ver con esa “rectificación”, esa “reparación” de la que tanto hablamos. ES AHI donde esta el secreto.

Es EN EL TRABAJO QUE CADA UNO DE NOSOTROS HACE TODOS LOS DIAS DE LA SEMANA, donde nosotros tenemos la MAYOR OPORTUNIDAD de cumplir “la misión”…
Porque No hay dos escenarios.
No hay ciencia y espiritualidad.
No hay trabajo y templo.
ES TODO UNO.

El LUGAR DONDE CADA UNO DE nosotros DEBE CUMPLIR LAS MITZVOT ES EN NUESTRO TRABAJO. Es el lugar en el que estamos TODOS LOS DIAS. EL lugar que debemos mejorar es ese en el que pasamos nuestro tiempo; nuestro trabajo, nuestra familia, nuestro hogar.

Dividimos nuestra vida entre el tiempo para trabajar y el tiempo para dedicarlo a lo sagrado.
Pero es en nuestra labor diaria, lo sepamos o no, donde se realiza el trabajo espiritual más importante.
Es allí donde debemos imprimir alegría, compromiso y responsabilidad.
NO IMPORTA en que área ni cual sea la disciplina en que uno trabaje.
No importa a lo que uno se dedique, es ALLI donde está LA OPORTUNIDAD de AGREGARLE VALOR A LA CREACION.
Alli hay que buscar donde cada uno de nosotros encuentra SU LUGAR.
El VALOR PROPIO, el que uno vino a revelar, el que uno trajo para aportar.
Las mitzvot debemos cumplirlas en todos los espacios en los que participamos.
Es en nuestra actividad de TODOS LOS DIAS donde debemos encontrar la manera de ser parte del engranaje de la corrección, de la rectificación, del Tikun.

Creemos que hay un lugar donde ganamos dinero, y otro lugar donde somos espirituales. Quebramos nuestra esencia cuando vivimos como si hubiera espacios donde se trabaja y espacios donde se cumplen mitzvot.
Pero no hay tal cosa.
No hay dos partes.

Debemos encontrar la manera de ser “espirituales” en nuestro trabajo.
Cada minuto de nuestra vida, es TODO a la vez, es práctico y es espiritual.
Es MATERIAL y DIVINO.
Sé ESPIRITUAL EN TODO LO QUE HAGAS, por eso
TOMA DECISIONES, NO TE PARALICES.
CORRE RIESGOS.
ESTUDIA.
ESCUCHA.
NO JUZGUES,
BUSCA LO BUENO EN LAS COSAS QUE SUCEDEN.
NO SEAS POSESIVO.
NO TE ENOJES.
BRINDA.
CELEBRA.
ABRAZA.

Porque así es como UNO SE GANA LA VIDA.

EL MUNDO ES UNO.
Profano&Sagrado.
U N O

SHABAT SHALOM UMEBORAJ
Silvia Dvoskin