Haftara Ki Tavo

Esta semana leemos la PARASHÁH KiTaVoh, la séptima del libro DVARim (último libro de la Torah)

Cuando hacemos una traducción estamos interpretándo o adjudicandole al texto la visión particular del que traduce. Esta oportunidad no será la excepción.

La traducción del nombre de la PARASHÁH KiTaVoh, es “porque vendrás”.

PORQUE VENDRáS… hacia mí.

“alguien” está del otro lado esperando la llegada de este grupo y eso sucederá cuando…

La entrada a ese lugar donde alguien espera ocurrirá como consecuencia de algo que hay que ganar o conquistar. Hay un objetivo que alcanzar, que merecer para poder encontrarse con lo que uno esta buscando, un camino que recorrer para llegar, porque el aprendizaje esté en el recorrido.

En nuestra Haftaráh KiTaVoh, Isaias habla de LA LUZ. Habla de la esencia que es La luz. Relata distintas situaciones de abundancia y plenitud. LaLUz como protagonista, como fuente de alimentación, como proveedora de vitalidad.

la HAFTARA de esta semana, pone el foco en esta oportunidad en #LALUZ. La acción de la luz, implica todo lo vinculado con el movimiento, con la energía, con la práctica.

El primer verso de la Haftará dice: “Levántate, resplandece, porque ha amanecido tu luz; …” (Isaias 60:1)

Asi invita a conectar, el primer paso para tener contacto con LA LUZ es levantarse, ponerse de pie, salir, y no porque La LUZ no esté sino al contrario. LA LUZ está SIEMPRE a la espera que uno se incorpore, se pare, que la contacte, que la incluya en su vida… que la deje entrar.

#LALUZ esta siempre allí. Y es lo unico que desea, ser vista, ser incluida.

Propongo centrar nuestra atención en algo concreto de nuestra propia vida, olvidando opinar acerca de los actores, de ellos, de otros.

Sugiero leer La Torá como un manual de instrucciones.

Es una nueva oportunidad para pensar LALUZ como esencia, como materia prima…

Alguna vez pensamos qué es LA LUZ?

cuando aparece? cuando desaparece? está siempre? está aunque no la vea?

LA LUZ visibiliza nuestra realidad, y la oscuridad también visibiliza nuestra realidad, nuestra oscura y opaca realidad.

“La Luz expresa deseos, acciones, procesos, estados que impactan sobre las personas, el contexto todo y mas allá” y la oscuridad simplemente hace que esa realidad no se vea. Es solo cuestión de verla… la oscuridad es un estadía del observador en el que no ve la luz. La luz para que desaparezca hay que “crear un espacio donde la luz no entre” pero La LUZ no se puede sacar, no se puede apagar. Se puede bloquear su entrada y asi generar oscuridad, pero eso también es una voluntad.

LALUZ expone lo que hay.
LALUZ nutre, alimenta, desarrolla.

LALUZ es el espacio de vida.

Es la mirada que define.

Bañar de luz es la clara manifestación de reconocer al otro, de dar cuenta de su existencia, de verlo. Es ese lugar donde aceptamos lo que hay. Lo vemos.

LALUZ es ese puente que construimos y recorremos para acercarnos, para llegar a un acuerdo.

Es la oportunidad.

Es la Belleza,

Es ese instante en el que te das cuenta del todo.

Aunque a veces no sepamos de colores, o no podamos vernos, o simplemente estemos distraídos… pero si “sabemos” de luz, EL ENCUENTRO llegará.

Si estamos atentos a las condiciones, entonces LALUZ se convertirá en accion creadora y reparadora. Es nuestra atención, nuestra mirada la que activa y potencia la acción de LALUZ.

LaTorah nos explica acerca de la fuente máxima y única de energía: #LALUZ.

Cada vez que reconocemos LALUZ creamos la mejor oportunidad.

LA LUZ como fuente de consciencia, de respeto, de cuidado y de mucho amor.

AM ISRAEL JAI VEKAIAM
JAG SAMEAJ. SHANA TOVA UMETUKA
Shabat Shalom Umeboraj
Silvia Dvoskin

Amijai en el XXI Congreso Argentino de Gerontología y Geriatría “Puentes de saber para transformar las vejeces”

El jueves 28 y viernes 29 de agosto el equipo del Programa Contá Conmigo del Área de Personas Mayores participó como disertante de la Mesa “Retos y desafíos de la soledad no deseada en Personas Mayores”, y presentó el póster “Qué sabemos sobre los derechos de las personas mayores”.

Continue reading

Haftara Ki Tetze

“Un corazón para saber, ojos para ver y oídos para escuchar”
¿Cuántas cosas necesitas para ser vos?
De verdad te pregunto, ¿tanto necesitas?
Estamos tan acostumbrados a tanta cosa, tanta agenda, tantas idas y vueltas, y en fin, hasta quizás somos poco nosotros…

Creo que no nos damos cuenta, de lo mucho que tenemos, o quizás peor, nos acostumbramos a lo que tenemos y todo eso salió de nuestro radar. Quizás tenemos demasiada cosa frente a nuestras narices que no vemos.

Esta semana la parasha nos invita a agradecer, en la Tora, trayendo los primeros frutos del cultivo al templo. En el hoy, siendo conscientes de nuestro alrededor.

Muchas veces agradecemos cosas grandes, especiales, el tenernos, la llegada de un nuevo integrante a la familia, el haber vivido tanto con los que hoy ya no están, una nueva posibilidad laboral, y tantas cosas que sentimos la necesidad de agradecer.

Agradecer bien, es especialmente agradecer lo chico, lo de siempre, lo común, que dejame decirte que no es ni chico, ni estará siempre, ni es común.

Me explico…

¿Alguna vez agradeciste tener una frazada para abrigarte en estos días tan fríos?

Una frazada, una de esas tantas que tenés ahí en el placard, para muchos no son ni chicas, ni están siempre, ni son comunes. Esa frazada, es mucho mas de lo que vos pensás.

Vuelvo a mi pregunta inicial, ¿Cuántas cosas necesitas para ser vos?
Dice la parasha: “Un corazón para saber, ojos para ver y oídos para escuchar”.

Con el corazón, sepamos encontrar lo que nos hacer nosotros.
Con los ojos, podamos ver y mirar bien, encontrar y buscar mejor.
Con los oídos, sepamos que hasta en el mas profundo de los silencios, siempre hay algo que escuchar.

Shabat Shalom Amijai
Sem. Brian Bruh

Parasha Ki Tetze

Ki Tetze la Parshá de esta semana nos invita a detenernos y pensar cómo nos relacionamos con quienes nos rodean, y a repensar también el modo en que habitamos el mundo.

Nos conecta con el amor y la desesperación, con la soledad y el odio, con nuestras frustraciones y con nuestros miedos. Al mismo tiempo, nos habla de vínculos: entre hombres y mujeres, padres e hijos, empleadores y empleados, e incluso entre seres humanos y animales. La Torá nos presenta escenas donde las relaciones se vuelven frágiles y donde el deseo y la pasión tienen un papel central.

Baruj Spinoza nos enseñó que el ser humano es, ante todo, deseo. El psicoanálisis retoma esta idea y nos recuerda que desear es un privilegio: una fuerza que nos impulsa a seguir adelante y que, al mantenernos en movimiento, nos separa de la muerte. Sin embargo, el deseo no debe convertirse en condena: no se trata de quedar atrapados en la frustración de lo que aún no tenemos, sino de aprender a disfrutar de lo que ya está en nuestras manos.

Hay una diferencia esencial entre reconocer que algo nos falta y vivir como si esa falta nos definiera. La plenitud no se construye en la espera de lo que vendrá, sino en la capacidad de saborear lo que tenemos hoy. Vivir el presente con intensidad, estar donde queremos, con quienes queremos y como queremos: esa es, en cierto modo, una forma de eternidad.

Y es justamente en este tiempo único, difícil y desafiante para el pueblo judío, y al acercarnos a los Iamim Noraim poder transformarnos en apasionados de la vida, capaces de salir al encuentro del deseo que nos impulsa a construir relaciones con más amor, con más paciencia y con más fe. Que nuestra tradición milenaria siga siendo la brújula que nos sostiene en la búsqueda de nuestros objetivos más profundos.

Sem. Mati Bomse

Parasha Shoftim

Hasta en la guerra, primero la paz.

Hay frases de la Torá que parecen escritas por un guionista de Netflix en su mejor día. Una de ellas: “Cuando te acerques a una ciudad para pelear contra ella, primero le ofrecerás la paz” (Devarim 20:10).

A ver… ¿en serio? Estás con las lanzas, los caballos, los catapultazos listos, y en medio del quilombo, la instrucción es: “¡Pará, antes de tirar la piedra, mandales un WhatsApp de paz!”
Es tan contraintuitivo que parece un chiste. Pero no lo es.

Rabí Iojanán ben Zakai lo entendió mejor que nadie. En el Talmud (Brajot 17a) dice que jamás nadie lo saludó primero, porque él siempre se adelantaba con un “Shalom Aleijem”. Hasta un romano en el mercado recibía su saludo antes de decir “oferta dos por uno”. El hombre convirtió la paz en un hábito. Y cuando llegó el sitio de Jerusalem, ese reflejo cotidiano lo preparó para negociar, incluso con Vespasiano, el César que estaba a punto de arrasar la ciudad.

Acá está la primera enseñanza: las grandes batallas de la vida no se ganan en el ring, se ganan en la previa, con los hábitos que cultivamos todos los días. El judaísmo no arranca en los gestos heroicos, sino en lo chico, repetido hasta que se convierte en carácter.

El Midrash (Tanjuma, Tzav 5) se anima incluso a decir que fue Moshé quien le enseñó a Dios a frenar la mano. Dios había pensado que la guerra debía ser directa, sin chances. Pero Moshé le recordó: “Tu Torá es de Zevaj Hashlamim, sacrificios de paz”. Y Dios cambió. Sí, la paz es tan esencial que, según nuestros sabios, hasta Dios tuvo que aprenderla.

El Shelá HaKadosh lo resumió en una frase que parece de manual de autoayuda, pero que tiene filo de espada: “Afilu bam iljamá nitzaveinu bashalom” – incluso en la guerra estamos obligados a la paz.

Ahora bien, seamos honestos. La mayoría de nosotros no anda sitiando ciudades ni discutiendo con emperadores romanos. Nuestra “guerra” son los roces en el laburo, el vecino que estaciona donde no debe, la pareja que dice “no pasa nada” con tono de que pasa todo. Y ahí, nuestra primera reacción es pelear. Nos sale automático.

Pero la Torá te pone un espejo incómodo: ¿y si la verdadera valentía es frenar antes del grito y ofrecer primero la paz?

Ese gesto no solo calma al otro, sino que nos calma a nosotros. Porque la paz que le damos al de enfrente, en el fondo, es la que estamos buscando adentro nuestro.

En Pirkei Avot (4:15) Rabí Matia ben Jarash lo convierte en principio de vida: “Adelanta el saludo a toda persona.” Parece una pavada, pero empieza con un “hola” sincero al portero, al colectivero, al colega. Eso te entrena para que cuando llegue el quilombo grande, no explotes, sino que tu reflejo sea buscar armonía.

Por eso, esta parashá no es un tratado militar. Es una pedagogía espiritual: nos enseña a pelear la batalla más difícil: la de frenar nuestra compulsión a la confrontación.

La paz no es ingenuidad ni debilidad. Es un músculo. Y como todo músculo, se entrena. A veces con un saludo, a veces con un silencio, y a veces (paradoja divina) incluso en medio de la guerra.

Shabat Shalom.
Wally Liebhaber

Haftara Shoftim

En esta Haftará seguimos escuchando palabras de consuelo, pero el tono cambia un poco: ya no es solo ternura, también hay un llamado a despertar, a reaccionar, a no dejarse vencer por el miedo.

El profeta le habla a un pueblo golpeado por el tiempo y por la historia. Gente que se acostumbró a sufrir, a bajar la mirada, a vivir como si nada pudiera cambiar. Y les dice: “¿Quién eres tú para temer al ser humano, que es como la hierba?” Es una pregunta que atraviesa siglos y llega hasta hoy.

Hay momentos en la vida en los que sentimos que estamos a merced de fuerzas que no controlamos: situaciones externas, decisiones de otros, temores que se nos cuelan sin permiso. La Haftará nos invita a no quedar paralizados. A no definirnos por lo que nos pasó, sino por lo que todavía podemos construir.

Uno de los pasajes más fuertes es cuando dice: “¡Despierta, despierta, vístete de fuerza!” Es una invitación a volver a pararse con dignidad. A reencontrar lo propio. No se trata de negar lo vivido, sino de elegir no quedarse dormido dentro del dolor.

Y quizás lo más importante: este despertar no es individual. Es colectivo. Porque el consuelo, como el miedo, también se contagia. Cuando una persona recupera la esperanza, puede ayudar a que otros también levanten la cabeza.

Esta Haftará no es solo poesía antigua. Es un llamado actual. A recordarnos que no estamos destinados a ser víctimas eternas, sino protagonistas de lo que viene.

Shabat Shalom!
Sem. Martin Smith

Parasha Ree

La Parashá REE, la cuarta parashá del quinto y último libro de la Torá, Devarim.

Devarim, traducida entre variadas traducciones como “palabras, exposiciones, discursos” y por influencia de la cultura griega como Deuteronomio, Moshé se dirige al pueblo proyectándolo en el futuro próximo que le espera y en el cual él ya no será partícipe viviente, dado que D’os le anunció que él no entrará en la Tierra Prometida.

En éste libro es Moshé quien habla, lo hace en primera persona, es decir no transmite la palabra divina sino que pronuncia su discurso, constituyendo cada parashá su discurso póstumo, su legado.

Moshé abre una estructura de reglas por temáticas que aborda en la segunda parte del libro Devarim y que veremos más adelante.

La palabra Ree, con la cual comienza ésta parashá, Ree, Mira, le da el nombre a la parashá y constituye una palabra clave. Le expresa al pueblo – 11:26- “mira hoy doy ante vosotros bendición ¡y maldición”. No por nada está expresada en singular, Reé, mirà, doy ante vosotros la posibilidad de elegir entre la bendición y la maldición. La bendición, por la que observarán los preceptos de Hashem vuestro D’os que yo hoy les imparto. La intención es presten atención – asher tishmeu – es decir que lo observarán, constituye una afirmación positiva, no sujeta a condicionamiento pre ni post. Por el contrario, “im tishmeun”, si observarán, es decir, implica decisiones condicionadas, En el versículo siguiente, 11:28, “y la maldición si no observaran los preceptos de Hashem vuestro Dios y se apartaran del camino que yo hoy les ordeno”. Aquí directamente Moshé penetra en la intención y la temática medular de ésta parashá y del libro Devarim, continúa el versículo “… y fueran detrás de otros dioses que no conocieron”. Durante cuarenta años en el desierto no tuvieron contacto de vida con otros pueblos y vivieron los milagros que Hashem les otorgaba pero, ahora cruzarán el río Jordan y será que Hashem vuestro Dios los conducirá a la tierra para que la conquisten y se radiquen en ella. Y se esmerarán en cumplir todos los preceptos y reglas que yo hoy expongo ante vosotros.

Todo su discurso está centrado en el futuro siguiente, el cruce del Jordan y la conquista de la tierra para habitarla. Su objetivo es combatir la posibilidad de la asimilación a las costumbres de los pueblos de la zona, caracterizados por la idolatría y sacrificios indiscriminados a los ídolos, incluidos sacrificios humanos. Estas culturas y costumbres arraigadas en los pueblos de la zona son las razones por lo cual Moshé pronuncia con vehemencia “los estatutos y preceptos que observaréis en la tierra que Hashem Dios de tus padres te da para que la poseas todos los días de tu vida sobre ella”.

Destruiréis totalmente todos los lugares donde los pueblos que conquistaren sirven a sus dioses, sus altares, sus estatuas, quemaréis sus árboles que los convertían en sus ídolos y hasta los nombres de esos lugares extirparán.

Muchas de las normas y preceptos que expone Moshé en ésta parashá ya fueron expuestas y adiciona otras pero, la intención central difiere significativamente. Durante el éxodo el objetivo era fijar normas de conducta indistintas a región geográfica pero ahora la preocupación de Moshé es la posibilidad de asumir costumbres de vida y religiosas paganas de los pueblos cuyos territorios conquistarán y en los cuales se asentarán y las poseerán todos los días de su vida, en los cuales viven los cananitas que servían a sus dioses indistintamente sobre montañas, colinas o bajo frondosos árboles . Por esas razones la orden es destruir totalmente los lugares donde los pueblos que conquistaren sirven a sus dioses. Destruirán sus altares, sus estatuas, quemaréis sus árboles que los convierten en sus ídolos y hasta extirparán sus nombres de esos lugares, es decir no dejar resabios de idolatría o paganismo.

Las normas de kashrut alimentarias que detalla in extenso, distingue si el consumo es en la tierra conquistada y establecido su radicación de vida o si es fuera de su tierra o si es consumido por el extranjero.

El objetivo de Moshé en ésta parashá es inculcar al pueblo la observancia de la pertenencia a Hashem D’os de Israel, su unicidad y la territorialidad del culto, o sea los sacrificios y holocaustos ya establecidos en la Torá, sólo podrán llevarse a cabo en los lugares que Hashem determine. Reitero, las costumbres de los pueblos de la zona eran idólatras y cultos paganos, combatidos y prohibidos por la Torá.

Logrado el objetivo de conquista y establecimiento en las tierras conquistadas y asegurada la vivencia exenta de agresiones de pueblos vecinos, ubicar lugares específicos señalados por Hashem para constituir en ellos centros de reunión y servicios a D’os, previendo concentración de las familias, asegurando a su vez normas de derechos humanos y laborales, es decir normas que rigen las servidumbres como su liberación en el séptimo año, su participación en los rituales religiosos, las normas hacia los extranjeros, aportes en bienes y dinero para el culto, el diezmo para los levitas que moren en su entorno, dado que los levitas no percibieron heredad en el reparto de las tierras conquistadas.

Mientras deambulaban en el desierto el poder divino les proporcionaba todo lo necesario para su supervivencia física, espiritual y social, con la conducción e interlocutor válido ante Hashem, Moshé. Por el contrario ahora, tendrán que luchar por la conquista, establecerse siguiendo pautas de distribución de la tierra, cumplir con normas sociales y de respeto de derechos individuales.

Volvamos por un momento al inicio, 11:26 “mirá, hoy doy ante vosotros…”, cómo debemos leer “hoy”, acaso podría ser “ayer” ¿, en ivrit hoy es “haiom” y ayer es “etmol”. Pero debemos leer hoy, haiom., las normas y preceptos que Moshé expresa son para que rijan su conducta toda su vida sobre la tierra que Hashem les dará, que deberán conquistar y habitarla mientras dure su vida. Siendo la Torá ad eternum, sus normas fundacionales son eternas y por ello nos alcanzan contemporáneamente, con las diferentes interpretaciones y exégesis que adaptan a los factores de tiempo y lugar sin que ello contradiga la esencia de la Torá. Es éste precisamente la metodología del estudio de la Torá y es a ella que el Pueblo de Israel suscribe su condicionante de vida.

Muchas de esas normas debido a pretendidas interpretaciones vemos como actualmente producen conflictos que provocan riesgos extremos de organización y existencia nacional.

Qué Hashem Todo Poderoso nos ilumine otorgándonos la inteligencia, sabiduría, entendimiento y posibilidad de discernir para interpretar sabiamente las enseñanzas de la Torá., en pos de la integridad y seguridad nacional y la unión del Pueblo de Israel en Medinat Israel y donde se encuentre sobre la faz de la tierra. AMEN ¡¡¡