Parashat Ki Tisa

Shemot 30:11-34:35

Gracias a d’s no somos perfectos

Esta Parashá nos cuenta acerca del triste episodio del becerro de oro, del gran enojo de Moshé y como resultado la ruptura de las primeras Tablas de la Ley.

Nos encontramos con el mayor de los pecados y el mayor de los perdones.

Vemos que lo que ocurrió no habla muy bien de nuestro pueblo, es como decir que cada uno es judío como le parece con o sin Torá.

Siempre hay en oferta un becerro de oro.

Pero D’s nos eligió no justamente por ser un pueblo perfecto, sino a pesar de nuestras imperfecciones. Somos seres humanos y tenemos nuestros defectos pero si algo caracteriza a nuestro pueblo es la idea de superación, de ser mejores cada día.

Nuestras ansias de superación son evidentes.

Así, Moshé volvió a subir el primero de Elul al Sinaí y bajó el 10 de Tishrei, el día de Iom HaKipurim. El día del Perdón de D’s, el día de una nueva oportunidad de ser dignos, de superarnos.

En el Arca quedaron las tablas anteriores rotas, hechas pedazos junto a las nuevas recién entregadas. Las Tablas del Perdón.

Nos podemos equivocar y con sinceridad y humildad aceptar nuestros errores. Saber pedir perdón y rectificar.

Las primeras Tablas están rotas pero junto a ellas hay una nueva oportunidad.

Nuestro pueblo a pesar de sus desaveniencias estuvo unido para hacer el becerro, sólo unos pocos se hicieron a un lado.

Al Beit HaKneset entramos todos, nadie nos pregunta cuántas mitzvot cumplimos.

Todos somos necesarios.

Shabat Shalom Umeboraj!
Norma Dembo

Haftarat Tetzave

La haftara de esta semana nos cuenta la visión del profeta Iejezkel , acerca de la construcción de un nuevo templo en Ierushalaim que sería construido una vez los judios vuelvan del exilio Babilónico, luego de la destrucción del Templo del Rey Shlomo.

El midrash nos cuenta que cuando Dios ordenó a Iejezkel que describiera las dimensiones del Templo al pueblo judío, el profeta preguntó:

“Maestro del Universo, ¿Por qué me decís que vaya a decirle a Israel sobre la forma del nuevo Templo; ahora que están en el exilio  en la tierra de nuestros enemigos? ¿Hay algo que puedan hacer? Déjalos estar, hasta que regresen del exilio. Entonces iré a informarles”

A lo que Dios respondió:

“¿Debería ignorarse la construcción de mi Casa porque Mis hijos están en el exilio?

El estudio del diseño del Templo Sagrado tal como se detalla en la Tora se puede equiparar a su construcción real. Ve y diles que estudien la forma del Templo Sagrado. Como recompensa por su estudio y su ocupación en él, lo consideraré como si realmente hubieran construido el Templo Sagrado”

A veces necesitamos ver y hacer tangible algunas cosas, para convencernos de que vale la pena el esfuerzo que vamos a invertir en nuestros proyectos y metas.

La Haftara nos enseña que la recompensa llega tarde o temprano, si es que nos podemos animarnos a estudiar “los planos” “los mapas” de nuestra vida, incluso antes de ver cualquier resultado de éxito, o incluso en los momentos más difíciles de nuestras vida.

Que esta semana nos encuentre en la búsqueda de nuestros mejores futuros, pudiendo pensar cada paso que damos con la convicción de que al final del camino nos encontraremos en el lugar que queríamos estar.

Sem. Mati Bomse

Parashat Tetzave

Esta semana en nuestra obra favorita “Torá”, a nuestro protagonista le dicen: “Te molesto un segundito por acá, te me corres del plano”. Sí, amigos y amigas, por primera vez (y última) nuestro amigo Moshe o Moisés no aparece mencionado en la parashá. No olvidemos que desde Shemot hasta Devarim tiene el protagónico.

El guión es muy interesante porque la comunicación está dirigida a Moshe pero no lo menciona. Una de las primeras líneas de “Tetzave” (nuestra parashá de la semana) le pide a Moshé diseñar prendas de honor para su hermano Aarón, el Sumo Sacerdote (Cohen HaGadol). Estas prendas debían ser diseñadas por los mejores y más finos artesanos, con la mejor lana teñida de rojo, púrpura y azul de la época, y adornada con oro y gemas (“maase joshev”, un vestido artesanal tal como lo describe la Torá). No sólo le instruyen a Moshe vestir a su hermano con estas prendas, sino que también se le ordena que haga lo mismo con sus cuatro sobrinos, los hijos de Aarón: deben vestir con ropa sacerdotal. Tengamos en cuenta que los propios hijos de Moshe no han sido designados para el liderazgo (ni lo serán).

Básicamente, a Moshe lo invitan a que se despoje por un rato del protagónico, de su ego. Le piden que nombre y honre a su hermano y a los hijos de su hermano con prendas cuyo único fin son “honrar y enaltecer” (Shemot 28:2).

Creo que acá, una vez más, está la idea de que nuestra tradición nos enseña a poder salir de nosotros para construir algo para otro. La lección es que aquello que entregamos debe ser tan valioso como si fuera algo de uno mismo. Porque a veces, a la otra persona le establecemos prioridades y/o calidades; a veces no damos lo que uno mismo se daría a sí. Acá el pedido vino de D´s, pero si no hubiera sido así, ¿qué hubiera pasado? ¿Acaso D´s necesita prendas o túnicas importantes para sus servicios? ¿O es más un desafío para probar cuán dispuestos estamos a dar lo mejor, aunque no sea para uno o para el beneficio propio?

Nos enseñan nuestros sabios en Eruvin 13b: “Cualquiera que se humilla, el Santo, Bendito Sea, lo exalta, y cualquiera que se exalta a sí mismo, el Santo, Bendito sea, lo humilla. Cualquiera que busca la grandeza, la grandeza huye de él, y, a la inversa, Al que huye de la grandeza, la grandeza le busca.”

Alguna vez leí una frase que dice “donde no hay ego, no hay amenaza”. Comparto, en parte, la idea, pero también pienso que donde no reina el ego, donde no somos siempre lo principal, hay cambios, hay construcción, hay otredad y hay especialmente, humanidad. Hilel decía:  “Si yo no estoy para mí, ¿quién lo está? Y si sólo estoy para mí, ¿qué soy? Y si no es ahora, ¿cuándo?”. Hilel, Pirkei Avot 1:14

¡Shabat Shalom!
Wally Liebhaber

Haftarat Truma

Melajim l 5:26- 6:13

Es muy sencillo encontrar la semejanza entre la sidrá y la haftará esta semana. El común denominador lo encontramos en la construcción del santuario.

La parashá comienza a relatar las primeras instrucciones del tabernáculo móvil que el pueblo deberá construir y luego, trasladar por el desierto hasta llegar a la tierra prometida.

Nuestra haftará nos cuenta como Melej Shelomo comienza la construcción del primer Beit Hamikdash y nos trae un detalle sobre toda la organización que el rey tenía montada para la edificación del gran templo.

Es muy interesante, esta metodología comparativa entre parashá y Haftará como las diferencias se complementan una con la otra, y nos ayudan a un mejor entendimiento del tema que vamos a analizar en esta oportunidad.

La parashá comienza enumerando primero todos los materiales que el pueblo debía reunir de las ofrendas para poder armar el Mishkan, inmediatamente nos revela el famoso versículo que encontramos grabado en muchos templos hoy en día (Shemot 25:8) “Vehazulimikdash, ve shajantimitojam” y recién después nos da un detalle de las tareas por realizar para el armado del Mishkan.

En cambio, nuestra Haftará nos propone un relato bastante diferente. ¨Primero nos enumera todos los equipos de personas y las distintas tareas que Shelomo tenía armado para la construcción del “Gran Templo” y recién al final, cuando está por terminar la haftará, el texto nos trae tres versículos maravillosos, muy parecido a Shemot pero muy distintos al mismo tiempo.

(Melajim l 6:11-13) “La palabra de D´s vino a Shelomo, diciendo: este Templo que estas construyendo, si sigues mis decretos, cumples mis estatutos y observas mis mandamientos para seguirlos, entonces mantendré mi palabra contigo, que pronuncie a David, tu padre: Habitaré en el seno de los hijos de Israel y no habré de abandonar a mi pueblo de Israel”(traducción de edición Rabi Sion Levy).

¿Comó es entonces? primero nos pide que hagamos un santuario, para morar entre nosotros y después nos dice que para que esto suceda, debemos cumplir mandamientos, decretos y estatutos. ¿Y con el templo, que pasó?

Cada año cuando llega esta parashá estudiamos, que los Jajamim nos explican, que cada uno de nosotros debemos hacernos nuestro santuario estudiando, aprendiendo y cumpliendo las mitzvot. Siguiendo con la idea que nos propone la parashá entonces, ¿Cada mañana cundo cumplo con la mitzva de Tefilim estoy completando el mikdash y provocando, que D´s pueda morar en mí?

Es aquí, donde la Haftará nos dice, ¡¡¡no seas ingenuo!!! Aún cuando te hayas puesto los Tefilim como se debe, para que la Divinidad se deposite en vos, tenes que sacarte los Tefilim, salir a la calle y ser un Mench. Y recién ahí es posible que esto suceda.

Es por eso mis queridos amigos, que en este Shabat Truma, nuestra Haftará nos invita a construir el Santuario como nos pide la parashá, que está muy bueno, pero nos advierte que con eso no es suficiente. Después que hayamos cumplido con cualquier ritual, debemos llevar la santidad que los rituales nos otorgan y replicarla en cada una de las actividades que desempeñemos durante nuestra jornada y recién ahí podremos conseguir que esa bella Divinidad conviva entre nosotros, en este mundo material.

No suelo hacer dedicatorias, pero en esta oportunidad quiero que este comentario sea para uno de mis maestros, tal como lo denomino yo “mi maestro de vuelo” Rabi Shelomo Barnatan.

Shabat Shalom Humeboraj.

Por un mes repleto de Alegría.
Ari A. Alster

Parashat Truma

¿Dónde habita D-s?

Luego de la majestuosa entrega de la Tora, del impacto de esta acción sobre todo el pueblo, comienza esta parashá con una orden concreta: construir el tabernáculo. Ese espacio sagrado donde va a ocurrir el encuentro cotidiano entre D-s e Israel.

Comienza a describirse en esta porción, minuciosamente cómo estará dispuesto, sus medidas, sus materiales, quienes serán sus encargados, cómo y con qué deberán vestirse quienes ingresen en él. Nada está  librado al azar. También queda claro que todo lo necesario para esa construcción deberá  provenir del mismo pueblo; de un gesto que tenga una Kavana, una intención profunda proveniente del corazón de la gente. Esta especificación inicial, nos muestra que nada sagrado puede construirse si no surge de un sentimiento verdadero, desinteresado y profundo que venga del corazón.

Y a partir de esta primera condición es que comenzará a planificarse y construirse una casa para D-s. Siempre me resulta extraño pensar que D-s necesita una casa. Un lugar donde morar. D-s habita en todo y en todos, entonces ¿por qué tanta dedicación en esta construcción?

Tal vez una de las respuestas a esta pregunta está dentro del mismo versículo de la orden:

Ve’asulimikdashveshajantibetojam“
Y me harán un santuario, y Yo habitaré en medio de ellos”(25.8)

Comienza con una acción. La Tora fue entregada pero la construcción de un espacio sagrado implica un trabajo humano, depende de una tarea minuciosa, consciente, con origen en el corazón.

Nuestros sabios van más profundo en este versículo. Enfatizan en la importancia de las acciones,  llaman “el gran trabajo” a la tarea necesaria para la construcción de algo valioso. Pero descubren que no se trata de un lugar físico, valiéndose del final del versículo. Si se estuviera refiriendo a un espacio delimitado diría que la Shejina, la divina presencia, descansaría Be tojo, en su interior.  En cambio, dice Betojam, entre ustedes.

D-s manifiesta su presencia en las acciones de los seres humanos que lo aman.

La presencia divina, no se limita a un espacio determinado, se irradia a través de nuestros actos, de la intención que le pongamos a nuestro trabajo interior y exterior.

¿Dónde vamos a sentir la presencia divina? Allí, donde nuestras acciones reflejen la misericordia y la justicia de D-s.

Es en nuestros actos cotidianos, de respeto, cuidado, mitzvot, solidaridad, valores donde creamos el espacio sagrado donde lo divino se manifiesta.

El Mishkan, era móvil en el desierto y así lo fue durante quinientos años hasta la construcción del primer templo. Otra muestra de que no es un lugar determinado el que otorga santidad, sino el vínculo, todo lo que cada uno haga, otorgue, para transformar ese lugar en santo, siguiendo ciertas reglas e involucrando al corazón en cada momento.

De nosotros depende transformar nuestros espacios en kedoshim, sagrados, a través de nuestras acciones y entonces generar esa estructura donde la presencia de D-s, la Shejina, se posa e irradia al mundo. 

¡Shabat Shalom!
Grace Cobe

Haftarat Mishpatim

Jeremías

En la Hartará de esta semana nos toca leer sobre el profeta Jeremías, él predicó en el reino de Judea queriendo hacer que los judíos dejen de pecar para intentar evitar la destrucción del primer templo, cosa que no logro.

Jeremías describe el castigo que caería sobre los judíos porque continuaron esclavizando a otros hebreos después de seis años de servicio, transgrediendo el mandamiento discutido al comienzo de la lectura de la Torá de esta semana. Predice que Jerusalén será conquistada debido a la falta de respeto del pueblo hacia Dios y entre ellos.

Nuestro Profeta reacciona porque el pueblo no respeta el pacto que habían hecho y deja en claro que una sociedad no puede seguir esclavizando a sus semejantes indefinidamente. Dios recordó el pacto que había hecho con nuestros patriarcas y nos hizo ser libres de Egipto para que busquemos nuestra propia libertad y la de los que nos acompañan.

Desde nuestra salida de Egipto, el cruce del mar y la llegada al Sinaí nos queda claro que hacemos nuestro camino buscando a cada paso aires de libertad, pero esa libertad viene acompañada de responsabilidad individual y colectiva. La primer Mitzva de la Parashá que estamos leyendo habla sobre la libertad de los esclavos.

La salida de Egipto ocurrió hace miles de años, pero tenemos que recordarla todo el tiempo. Todas las semanas cuando levantamos la copa del Kidush lo hacemos “En Recuerdo de la salida de Egipto”.

Pero esa Esclavitud, esa estrechez, esa falta de rumbo y de propósito, no se quedo en Egipto. Muchas veces nos encontramos peleando batallas que no son nuestras, que no tienen sentido, que nos esclavizan en discusiones o en trabajos que sabemos que no son importantes, pero los hacemos igual, porque tenemos que hacerlo. Muchas veces postergamos cosas importantes por cosas urgentes y el día a día nos termina esclavizando.

Dios nos saco de Egipto para que seamos libres de definir nuestro camino y nos entregó la tora para que seamos responsables por nuestros actos.

Hoy nos sigue pidiendo que al menos una vez por semana, paremos, levantemos una copa y recordemos que ÉL ya nos saco de Egipto, ahora es nuestro trabajo sacar a Egipto de nosotros.

Shabat Shalom
Fabián David Holcman

Parashat Mishpatim

Cuentan que Martin Buber dijo una vez que si nos tocase vivir a nosotros en la época bíblica, respetando las leyes de la Torá, como en la parashá de esta semana que dice: “ojo por ojo”,  todos ya estaríamos ciegos.

Algunos opinan que parashat Mishpatim representa un  estado espiritual y emocional contrario al de parashat Itró que contiene los diez mandamientos y relata acerca del momento único y especial del encuentro entre Dios y el ser humano  en Sinaí.

La parashá de esta semana,  no trae mandamientos tan elevados quizás, y si son las obligaciones cotidianas para la construcción de una sociedad humana buena, justa y compasiva.

Es el contraste entre sentimiento y rutina, entre lo extraordinario y lo usual y cotidiano.

La propuesta de la Torá que juega entre las dos posibilidades es muy interesante. No podemos estar siempre arriba, viviendo lo extraordinario y soportando tanta carga emotiva.

La Torá nos dice que Dios bajó y dejo los mandamientos más elevados y nos dejó también normativa para construir un edificio concreto y estable, de leyes y antecedentes para guiarnos.

Hay una mitzvá que es mencionada dos veces en esta parashá.

 “Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto” (Éxodo 22:21)

 “Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto” (Éxodo 23:9)

La prohibición de afligir al extranjero o engañarlo se repite en la Torá muchas veces más. Y también no torcer el juicio, amar al extranjero, y todas las veces está escrito: “porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto”  

De aquí aprendemos que hay una relación directa entre el vínculo que el pueblo de Israel debería dar a los que quieren ser parte de él y entre la propia historia.

La Torá se vincula positivamente con el ser extranjero y los extranjeros. Nada más ni nada menos que treinta y seis veces se nos ordena, que debemos relacionarnos positivamente con el extranjero.

Nejama Leibovitz señala que el verbo oprimir y afligir también aparece en la revelación del capítulo 3 con la zarza ardiente. Allí Dios le dice a Moshé: “El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión y angustia con que los egipcios los oprimen” (Éxodo3:9)

Según esta gran maestra y estudiosa de la Torá,  la utilización del mismo verbo,  viene a insinuar que cuando leemos en la Torá sobre la prohibición de oprimir y producir angustia al extranjero, también recordamos la propia vivencia de opresión y angustia como extranjeros.

Ella explica que a veces aparece concretamente: indicando: ¿sabes por qué no debes hacer  eso? porque vos fuiste extranjero, y otras, esta insinuado y casi oculto en el lenguaje.  

Muchas veces creemos que la opresión se ve a simple vista pero hay más de una forma de opresión. Por ejemplo está legislado que no hay que oprimir verbalmente, pero tampoco con dinero.

Si tenemos un parámetro para nosotros mismos,  no podemos no usarlo y aplicarlo para con los demás. En definitiva, como lo enseñaba el maestro Hilel: “No hacer al otro lo que no te gusta que te hagan a ti”.

Shabat Shalom uMevoraj!
Rabina Judy Nowominski

Parashat Itro

Primera clase en la carrera de Administración de Empresas, el profesor reparte el capítulo 18 del libro de Éxodo. ¿Acaso vine a estudiar Torá fue mi pregunta? Y la respuesta se develó sola.

Este es el capítulo que relata el sabio consejo de Itró, suegro de Moshé, para con su yerno. Lo veía como trabajaba anonadadamente día y noche escuchando y juzgando al pueblo. Es verdad, hasta el momento Moshé era el único conocedor de la ley y la única autoridad para poder juzgarlos.

Itro se sorprendió de este accionar de Moshe y le advirtió: “No está bien lo que haces, sin duda desfallecerás así como tu pueblo que está contigo, porque esto es demasiado pesado para ti. No podrás hacerlo solo” (vers. 17-18). Y después de la advertencia le aconsejó: Elige hombres con virtudes y capacidades. Tú les enseñarás y transmitirás la ley, de esa forma podrán ayudarte. Y juzgarán ellos también, los temas importantes que lleguen a vos, pero el resto, que se hagan cargo.

Leerlo, es aprender nuevamente una lección de vida. Es de los consejos más sabios que un líder puede recibir en su función y de los aprendizajes más sanos en nuestra intimidad.

Nadie lo puede todo, ni lo sabe todo… y muchas veces actuamos así. Por orgullo, por ansias de poder, por miedo a manifestar debilidad, por temor a que nos muevan el piso. Asumimos todo en nuestras espaldas, y con el tiempo desfallecemos.

En la sociedad que vivimos los ejemplos abundan. Líderes de toda clase, que con tal de deslumbrar, poseer el poder total y llevarse los aplausos; evitan transmitir, compartir, educar y dar lugar a mayor participación.

Desde antaño aprendemos que no es el mejor camino, es más, es el equivocado. Un buen líder requiere de un buen equipo. De confianza y armonía con los otros. De ser empático y solidario. De transmitir que todos están para todos. En eso radica el verdadero liderazgo.

Si Moshé no hubiese dividido la tarea, con su muerte el pueblo de Israel se habría quedado sin nadie que pudiera sucederlo, lo cual hubiera provocado un caos.
Es factible creer que al delegar, nos debilitamos y perdemos lugar; pero es lo contrario brillamos mucho más y contagiamos ansias de construcción y desarrollo.

Ojalá este texto pueda infundirnos seguridad en las decisiones de aprender a compartir y guiarnos en la vida comunitaria, social, como en los aspectos personales… a escuchar las palabras de Itró y hacer caso a su sabio consejo.

Shabat Shalom Umeboraj
Rab Sarina Vitas

Haftarat Itro

En Parashat Itro leemos acerca de la maravillosa revelación de la Torá por parte de D´s. Los israelitas estaban asombrados al experimentar la presencia de D´s: “Todo el pueblo vio los truenos y relámpagos, el estruendo del cuerno y la montaña humeando; retrocedieron y se mantuvieron a distancia” (Shemot 20:15)

Parece coincidencia (dudo que existan), porque la sección de nuestra Haftará para esta semana nos acerca otro relato de una experiencia religiosa: la primera visión de Isaías, en la que le fue anunciado que sería profeta de Israel. En la visión de Isaías, D´s está sentado en un trono en lo alto, rodeado de asistentes que son criaturas de seis alas. Estas criaturas, llamadas serafines, se gritan entre sí: “¡Santo, santo, santo! ¡El Señor de los Ejércitos! ¡Su presencia llena toda la tierra! “(Isaías 6:3). Estas líneas se han incorporado a nuestra liturgia en la oración de la “Kedushá”.

Nos cuentan que mientras los Serafines se gritan entre sí, los postes de las puertas temblaban y la casa de D´s se llenó de humo. Isaías está entre sorprendido y avergonzado diciendo: “¡Ay de mí! ¡Estoy perdido! Porque soy hombre de labios inmundos, y vivo en medio de un pueblo de labios inmundos; sin embargo, mis propios ojos han visto al Rey, Señor de los Ejércitos” (6: 5).

A pesar de la vacilación y las dudas de Isaías, su iniciación continúa. Un Serafín toma un carbón y se lo acerca a sus labios, declarando que con esta acción sus errores son purgados. Entonces D´s se dirige directamente a Isaías y le pregunta: “¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?” Isaías se ofrece como voluntario: “Aquí estoy; envíame”(6: 8).

¡Shabat Shalom!
Wally Liebhaber

Haftarat Beshalaj

Poco tiempo después que el pueblo de Israel saliera de Egipto, el Faraón con seiscientos carros, persigue a nuestro pueblo quien queda atrapado entre ellos y el Mar.

Dijo Adonai a Moshe:
“Tú alza tu vara y extiende tu mano hacia el mar y pártelo y que en él entren los hijos de Israel en medio del mar: por lo seco” – Éxodo 14:16 – y así fue, convirtiéndose éste en uno de los milagros mas conocidos y recordados de todo el texto bíblico.

Cuentan los sabios que cuando el pueblo se encontró entre la espada y la pared se dividió en cuatro grupos:

El primer grupo opinaba que había que pelear contra los egipcios ya que eran hombres libres y debían defenderse.
El segundo grupo opinaba que debían rendirse, ya que el ejercito egipcio era enorme.
El tercer grupo pensó que jamás podrían ganarle a los egipcios y entonces debían tirarse al mar.
El cuarto grupo decía que la única opción era rezarle a Dios para que los salve.

¿Cuál es la importancia de los planteos de cada uno de los grupos?

Los cuatro planteos representan posibles respuestas a desafíos de nuestras vidas cotidianas: Pelear, rendirse, tirarse al mar o rezar.

Si cerramos los ojos y vemos nuestros sueños, seremos conscientes que estas cuatro respuestas pueden servirnos; Pelear, porque cuando sabemos a dónde queremos ir debemos luchar para llegar hasta ahí.
Rendirse, porque hay veces que debemos renunciar a momentos para alcanzar lo que realmente es importante.
Tirarnos al mar, arriesgarnos para permitirnos ser llevados por la corriente y así descubrir nuevos caminos.
Y, por último Rezar, para poder llegar hasta la meta rodeados de quienes mas queremos, con fuerza, con salud y la iluminación necesaria para ver mejor.

Podamos todos en esta semana animarnos a encontrar nuestras metas y de esa forma comenzar a cruzar nuestro propio mar.

Shabat Shalom.
Sem. Brian Bruh