Haftarat Bamidbar

Haftarat Bamidbar – Oseas 2:1-22

“Enséñanos a contar nuestros días” (Salmos 90:12)

Desde nuestra salida de Mitzraim nuestros pasos se dirigen a través del desierto, al encuentro con lo sagrado para lograr que sea cotidiano.

La salida hacia la libertad, con las responsabilidades que conlleva, es una difícil tarea, también creemos que la más elevada.

Nuestro profeta Oseas puso el acento en la Teshuvá, en el retorno, dentro de uno mismo, a D’s, a las mitzvot, ” ya que ni las naciones ni la fuerza nos salvarán”.

La Haftará que nos ocupa, junto con la Parashá, nos adentra en lo que podríamos llamar el desierto que transitamos dentro nuestro y en comunidad cuando nos desviamos del camino, desierto que puede convertirse en un vergel de acuerdo a nuestras acciones.

Nos encontramos “contando”, desde la parashá a través del censo, como una metáfora de que todos contamos, el nombre, la familia, la comunidad, cuentan cuando a través de nuestra Teshuvá permanente logramos que la vida cotidiana no sea un día más, sino que lo hacemos especial, único, como a cada uno de nosotros y a la relación entre todos.

La Parashá- Haftará Bamidbar se lee siempre el shabat anterior a la festividad de Shavuot a la que llegamos a través de la cuenta del Omer, cada día contado entre Pesaj y Shavuot: ” siete semanas contarás” (Vaikrá 23:15)

Y tal como nos enseñan nuestros sabios, que cada día cuente, que cada día y cada uno sea único, unidos a la vez en comunidad, cada uno especial.

El camino a transitar, para llegar a estar preparados para recibir nuestra Torá, es a través del desierto de nuestras desavenencias, de nuestras discusiones internas y ambivalencias, las mismas que se reflejan en nuestras relaciones con nuestro prójimo y lo que podamos hacer con ellas.

Si bien se trata de una fecha determinada, Zman Matán Torateinu, el tiempo de la entrega de nuestra Torá, creemos que deberíamos pensarlo como un tiempo continuo, como si el ideal fuera estar preparados cada día para recibir nuestra Torá.

Pensamos que el significado de desierto, porque la Torá no se nos entrega en un lujoso palacio, es la metáfora de la humildad con que cada uno debiera recibir la palabra de D’s, sus enseñanzas.

Sólo desde este estado de ánimo, dentro de esta postura interna, seremos dignos de entender, de discutir, de aceptar y respetar las leyes que se nos entregan para vivir mejor, con nosotros mismos y llevar a cabo acciones que nos hagan vivir mejor con nuestro prójimo.

Para así lograrcomo nos dice el profeta, una unión amorosa y creativa, ser el pueblo que llegadesde el desiertoa la tierra prometida.

¡Shabat Shalom!
¡Jag haShavuot Sameaj!
Norma Dembo

Parashat Bejukotai

El Gaón de Vilna nos regala la siguiente enseñanza:

Los seres humanos somos llamados “Holej” “en movimiento”, porque siempre estamos progresando de un nivel a otro. Si no ascendemos, inevitablemente caeremos, porque es imposible que una persona se mantenga en un mismo nivel personal. Este sabio Rabino que vivió en el 1700 e.c. nos afirma que nuestra alma, nuestra esencia, siempre está moviéndose, y no puede quedarse quieta.

La parasha de esta semana comienza con una declaración de Dios al pueblo de Israel y es posiblemente una de las ideas centrales de la Torá y de nuestro pueblo:

Si en mis leyes caminan, y mis preceptos observan, voy a enviar las lluvias en su tiempo…” (Vaikra. 26:3-4).

Los sabios se preguntan: ¿qué significa “caminar en sus leyes”?. Seforno, comentarista medieval italiano, enseña que las leyes de la tradición judía son precisamente un camino. La idea es poder ver a la vida misma como una travesía que va en subida y observar las mitzvot, los preceptos, no como un punto de partida o como un punto de llegada, sino precisamente como un camino de búsqueda constante hacia lo sagrado de nuestras propias vidas.

De hecho, la palabra Halajá (ley judía), proviene del verbo hebreo lalejet, que significa “caminar”. Nuestras fuentes de enseñanzas como lo pueden ser la Torá, o la propia Halajá, nos invitan a poder subir en la escalera de la santidad que nos propone nuestra tradición, para cada día elevarnos un poco más, peldaño por peldaño.

El Maguid de Meszeritz nos cuenta que los animales caminan con la cabeza mirando a la tierra. Lo mismo ocurre con el ser humano; si se comporta como las bestias, su cabeza estará dirigida a la terrenalidad. Pero si no se comporta como las bestias, entonces caminará erguido y su cabeza estará dirigida al Cielo. “Si en mis leyes caminan”, entonces caminaran erguidos.

Podamos este shabat en el cual cerramos el tercer libro de la Torá, cerrar también nosotros etapas de nuestra vida que solo nos hacen ir en bajada, y podamos aferrarnos a nuestra tradición para comenzar a ascender y llegar a lo más alto que podamos aspirar, así entonces convertir nuestros días, nuestras familias, nuestros amigos y nuestra comunidad en sagrados.

Shabat Shalom
Sem. Mati Bomse

Haftarat Bejukotai

Haftarat Bejukotai Irmiahu 16:19 – 17:14

Con la Haftará de esta semana estamos cerrando, el libro de Vaykra. La haftará comienza con una breve sección en la que nuestro profeta habla de cómo D´os siempre está presente para él. Aquellos que se vuelvan a los ídolos, finalmente aprenderán el poder del Señor.

Entonces Jeremías acusa al pueblo de Israel por sus pecados y les advierte que serán punibles, con la pérdida de su tierra heredada. Pasa de una discusión sobre la tierra, a una metáfora que involucra árboles. “Un hombre que confía solo en otros hombres, está maldito, como un arbusto en el desierto, sin ver cuándo llega el bien y viviendo aislado. El hombre que vive confiado en D´os es bendito, como un árbol plantado junto a las aguas, cuyas raíces llegan a un río, sus hojas siempre verdes, sus ramas que dan fruto sin fin.(7:5-8). También nos anticipa en el versículo anterior “Serás forzado a dejar tu heredad que te he dado y te hare trabajar para tus enemigos, en una tierra que no conoces..” (7:4). Está claro que nuestro profeta, estaba viendo, que la situación reinante desembocaba en un final, no deseado al menos por él. Es evidente, que no se había equivocado, dos años antes de su fallecimiento pudo presenciar la destrucción del primer Bei tHamikdash de manos de los babilonios, a las órdenes de Nabucodonosor.

Jeremías también recuerda al pueblo que el corazón humano es engañoso, pero D’os conoce sus caminos y castigará a los que se enriquecen injustamente. La haftará concluye con una breve oración de curación; una versión adaptada de esta oración, ahora se incorpora a la Amidá del día de la semana. La oración de sanación de Jeremías en realidad continúa como una oración más larga por la destrucción de sus enemigos, pero se truncó para que la haftará terminara con una nota positiva.

Parashat Bejukotai termina el libro de Levítico con una serie de bendiciones y maldiciones. Las bendiciones se otorgarán a aquellos que sean obedientes a Dios y Sus mandamientos. Las maldiciones caerán sobre aquellos que son desobedientes. Aunque la haftará toca muchos temas, la imagen central es la del hombre maldito que se vuelve como un arbusto seco y el hombre bendito que se vuelve como un árbol frondoso.

Vemos a lo largo de toda la Torá, que hay sensación constante de temor a que el pueblo abandone su fe en D´os y busque otras figuras en su lugar. En nuestros días esas figuras o ídolos se transforman, en la búsqueda de fama, honores, dinero, reconocimiento, y así podríamos seguir alargando la lista de cuestiones a las que le dedicamos nuestra atención desmesurada.

Cuando la fe en D´os es firme y segura, podemos percibir su presencia de modo permanente. Obviamente sin que esto se parezca a la revelación de Sinai, ni nos va a convertir en profetas. Solo poner la atención en todas esas cosas que asumimos por naturales y automáticas, que son obra divina. Reconocer y agradecer cada mañana cuando nos despertamos recitando el Modeani.

Cuentan que unos jasidim le preguntaron a la Rebetzn Jaia Mushka cual era la plegaria favorita del Marash, sin basilar contesto “Modeani”.

La contra cara de esto, se observa cuando fijamos nuestra atención solo a nuestras conquistas materiales y para satisfacer nuestros deseos. En este punto nos convertimos nosotros en los responsables principales de todos nuestros logros, como si los resultados solo vinieses de nuestro esfuerzo, casi como endiosándonos a nosotros mismos. Y la conclusión sería, yo tengo todo esto, porque YO lo conseguí fruto de mi sacrificio y soy el principal artíficede mis logros.

Es por eso mis queridos que el profeta Jeremías nos invita a reflexionar para no apartarnos del camino de la Torah, que obviamente es la palabra divina. Y de esta manera estamos listos y seguros para poder pasar a la instancia siguiente que es salir al Midvar (desierto) que es nuestro próximo libro (que estaremos comenzando la semana siguiente), este Midvar que representa la vida misma, con momentos de alegría, con momentos de dificultades, con inseguridades y dudas. Pero si nos empoderamos en los consejos de nuestra Toire, todo pasara y finalmente podremos llegar a la tierra prometida, donde fluye leche y miel.

Shabat shalom humeboraj.
Ari A. Alster

Parashat Behar

La propuesta de la estructura económica ideal de la Torá es básicamente social. Ante todo está la preocupación por el individuo que no tiene y no posee recursos y la mesura de aquel que si tiene riquezas.

El desvelo por el pobre y la  discreción del rico son pilares del texto bíblico y están  expresados en nuestra parashá.

El precepto de shmitá (el séptimo año de descanso para la tierra) es justamente la expresión de una economía valiente. En la que no solo estamos obligados a controlar nuestro instinto que nos impulsa a querer mas y mas ganancias, sino que también debemos dominarnos y ser capaces de abandonar nuestro trabajo para las necesidades de los otros que no lograron obtener ganancias como nosotros.

La shmitá es el año en que se renuncia a toda posibilidad de control. No trabajamos la tierra y la dejamos descansar, recuperarse después de seis años de explotación y exigencia. Además pobres y extranjeros, esclavos y mujeres están invitados en la propuesta bíblica a irrumpir en el campo, el viñedo del dueño y comer las uvas o los higos. Y si esto no es suficiente, al finalizar el ciclo de siete shmitot (siete años de descanso para la tierra), después de cuarenta y nueve años comienza el Iovel, el jubileo.

El mensaje es claro, toda riqueza que es importante para la persona, tierras, esclavos, sirvientas, no le pertenecen. Una vez cada cincuenta años, la Torá nos ordena hacer un “reset” económico para que la riqueza, los bienes vuelvan al dueño original.

El programa “Shabat- Shmitá- Iovel” insta a la sociedad a frenar, hacer un alto, volver a dar a todos una posibilidad distinta. Intentar achicar la brecha social y el peligro de continuidad de un capitalismo feroz e insensible en el que los ricos aumentan sin límite sus riquezas y los pobres disminuyen  su capacidad con un deterioro irreversible.

Aunque no se sabe si alguna vez en la historia de Israel se cumplió esta propuesta, sin duda su significado y su existencia en esta sección de la Torá nos alerta sobre la importancia de la moderación en el texto bíblico como  principio motor y básico.

La moderación la ponemos en práctica al practicar el último de los diez mandamientos, “no codiciarás…”, al observar cada semana shabat que es una especie de shmitá semanal.

Cada semana señalamos que no somos dueños del mundo y de nuestro entorno. Nos dedicamos a los otros, a nosotros, a la familia, al estudio, al Creador.

Una de las preguntas que despertó la curiosidad de los exégetas fue porque en relación al precepto de shmitá se menciona específicamente el monte Sinaí (Behar Sinaí) y no en relación al resto de los preceptos, cuando se supone que toda la Torá fue entregada en el monte Sinaí!

Tal vez shmitá y su amplio significado social está conectado al monte Sinaí, para que lo valoremos y lo estudiemos, intentemos ponerlo en práctica, moderando nuestra ambición y dando lugar al otro.

Shabat Shalom uMevoraj!
Rabina Judy Nowominski

Haftarat Behar

HAFTARAT BEHAR – JEREMÍAS 32:6-27

Nuestro profeta nació en el año 650 a.e.cy le tocó ver a Jerusalem caída. Lo llevaron a Egipto y de ahí a Babilonia donde murió.
La profecía de esta Haftara es extraña, porque la tuvo antes de la caída de Jerusalem, pero habla de la confianza en la reconstrucción y de nuestro eteno vínculo con la tierra de Israel.

Con la tierra a punto de ser conquistada por los enemigos, D’s le dice que compre un campo, que pague por él lo que corresponda, que haga los tres documentos necesarios para que todo quede en orden según las leyes de la época y no queden dudas de que la operación se llevó a cabo cumpliendo todos los requisitos. Y que esos documentos queden a buen resguardo.
Y así hace nuestro profeta.
Para que comprar una tierra y documentar la operación cuando estaba a punto de caer el reino?

Esto nos lleva a pensar en unión de nuestro pueblo con la tierra de Israel y la profunda convicción, que siempre ha existido, de que la Tierra de Israel nos ha sido dada, y que sigue presente la ley de redención y rescate de la propiedad a sus dueños originales enunciada en la parashá de esta semana.

Jeremías recuerda la promesa de Di-s de entregarnos una tierra de la que fluye leche y miel. Lo que no aclara la promesa es que ni la leche ni la miel salen de la tierra. Tanto la leche como la miel son productos que requieren de los animales, de la tierra, pero sobre todo del trabajo del hombre. Por eso para merecer la tierra prometida tenemos que trabajar por nuestra promesa.

Hoy tenemos un Estado de Israel y sabemos que siempre está ahí para nosotros. Israel es una tierra de Milagros, pero hubo que trabajar mucho para que esos milagros se hagan realidad.

Que así sea siempre, que como Jeremías y todos los que como él, han tenido la humildad y la grandeza de escuchar, y luchar por lo que querían, sepamos seguir trabajando para llegar a nuestra la Tierra Prometida.

Shabat Shalom
Fabian David Holcman

 

Parashat Emor

Quienes conocemos poco o mucho sobre el texto de la Torá, recordamos que las festividades del luaj están mencionadas tres veces a lo largo de los cinco libros. La primera vez que aparecen es en esta Parashat y posteriormente en Pinjas y Ree.

El texto nos dice: “Ele moadei Adonai, Mikraei Kodesh, Asher Tikreu Otam BeMoadam” – “Estas son las festividades del Eterno, las santas convocaciones que proclamarán en sus tiempos”. Algunas de las interpretaciones que encontramos en el Talmud, nos invita a leerlo de otra manera. En lugar de leer “Asher Tikreu OTaM” – que proclamarán a las festividades – sabiendo que la Torá no tiene vocales, intercambia las mismas y en lugar de leer OTaM, nos hace leer ATeM (ustedes). Con lo cual la traducción nos queda: “Estas son las festividades del Eterno, las santas convocaciones que ustedes, proclamarán en sus tiempos”. Interesante mirada, no depende sólo del tiempo y las fechas asignadas, sino de aquello que decidimos hacer con en el tiempo.

Sería lógico preguntarse: ¿Acaso podemos celebrar los jaguim en la fecha que nos plazca? y obviamente la respuesta es No. Pero también es lógico preguntarnos si somos capaces de valorar, apreciar y agradecer esos tiempos consagrados. Muchas veces las fechas están “resaltadas” en rojo en los calendarios y pasan inadvertidas; mientras otras tantas, hay fechas que están “resaltadas” en nuestras almas para darle sentido al tiempo en nuestras vidas.  

Nos encontramos en el proceso de la cuenta del Omer, contamos cada día, nos permitimos evolucionar. Quiera Dios darnos la sabiduría para que los tiempos sagrados no se conviertan sólo en una proclamación del calendario sino en un aprendizaje de vida; sabernos en el tiempo y consagrarlo todos los días.

Shabat Shalom Umeboraj
Rab. Sarina Vitas

Haftarat Emor

En la Haftará de Parashat Emor, el profeta Ezequiel enseña sobre las reglas para los Cohanim (sacerdotes) que servirán en el Tercer Templo, que se construirá en una fecha futura (no especificada). Es muy detallado todo lo que los Cohanim deben hacer y usar, por ejemplo, prendas específicas, mantener el cabello bien cortado, no pueden beber vino mientras realizan sus deberes sacerdotales, no pueden entrar en contacto con un difunto (a menos que sea familia directa) y tienen prohibido algunos tipos de vínculos maritales prohibidos.

Los Cohanim debían de compartir su saber con el pueblo, explicando y enseñando que es sagrado y que es profano, que es puro y que es impuro. Eran como jueces dentro del pueblo, dictaminando según la Torá.  Y por último no se les debe dar una porción de la tierra en Israel. Dado que lo divino es su porción, y participan de los Korbanot (sacrificios) y ganaban de algunos de los diezmos.

Los Cohanim, para aquellos días tenían un rol fundamental de divulgadores. Las personas que viven de enseñar deber de estar constantemente abierta a todos los conocimientos, las enseñanzas y lo que pueda mejorarlo como educador. Hoy les propongo que nos imaginemos y pensemos socialmente, todos juntos, como pueblo e individuos con un compromiso con el saber y el compartir para que cada día podamos continuar construyendo un judaísmo, una cultura y una sociedad que soñamos. Cuanto más descubramos el valor de enseñar, más nos vamos convencer de todo aquello que nos falta por aprender.

¡Shabat Shalom!
Wally Liebhaber

Haftarat Kedoshim

Amos, el profeta que toma liderazgo en la haftará de esta semana a través del mensaje de Dios, le pide al pueblo de Israel que se aleje de los pecados, les exige que terminen definitivamente con la opresión de los líderes hacia el pueblo mismo. Critica la dura manera en la que los ricos imponían su ventaja sobre los más humildes.

Este discurso está diseñado para recordarle al pueblo de Israel que el mero hecho de ser miembro del “Pueblo Elegido” no garantiza nada; sino todo lo contrario, requiere todavía más responsabilidad en nosotros de llevar una vida de buenas acciones.

La parasha nos muestra a Moshe en la Torá transmitiendo a todo el pueblo los mandamientos más importantes una vez más, esta vez con sus propias palabras:

“Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Vaikrá 19:18). Rabí Akiva llamó a esto “el gran principio de la Torá”.

“Los extranjeros que viven entre ustedes deben ser tratados como nativos. Ámalos como a ti mismo, porque extranjero fuiste en Egipto. Yo soy el Señor tu Dios” (19:34).

Nuestra tradición a lo largo de la historia nos regala valores fundamentales para la vida, un sistema legal, Shabat, valores morales necesarios para construir sociedades éticas.

Cuando olvidamos todo esto, nos exiliamos de este mundo, dejamos de ser parte de la misión que Dios pensó para nosotros, es por eso que no podemos darnos libertades a la hora de hablar de ética y moral.

Dios no nos pide que no erremos, por que hacerlo es humano, pero sí nos exige caminar cada dia sobre caminos sagrados, transformar nuestros tiempos en sagrados, así como también a las personas que nos rodean.

Shabat Shalom
Sem. Mati Bomse

Parashat Kedoshim

Vaykra 19:1-20:27

Nuestra Parasha comienza:”Y habló D´s a Moshe diciendo: Habla a toda la congragación de los hijos de Israel y les dirás: Santos seréis porque Santo soy Yo, El Eterno vuestro D´s” (Vaykra 19:1).

La primera pregunta que surge de la lectura de este versículo es, ¿Qué es esto de ser Santos?

Kedoshim normalmente se traduce como Santo, pero también podríamos entenderlo como separado para el bien. D´s nos distinguió de los demás pueblos, con la posibilidad de cumplir sus Mitzvot (preceptos).

Esto es lo que nos hace distintos del resto.

Desde la concepción de la naturaleza del ser humano no existe ninguna diferencia entre un judío y otro.

Un judío no es más inteligente, no es más rico, ni es más lindo. Somos TODOS EXACTAMENTE IGUALES. Solo que los judíos tenemos el compromiso de cumplir con las Mitzvot y es lo que nos hace DISTINTOS, NO MEJORES.

Es muy interesantes que hay muchas Mitzvot que hacemos que van acompañadas de una Braja (bendición)

Y decimos “asher kidishanu vemitzvotav”(que nos santificó con sus preceptos). Damos las gracias por poder convertir un acto natural para toda la humanidad, en uno Santo. El caso más común es el de la comida. Todos comemos, por qué lo necesitamos, pero además de eso los judíos convertimos al acto de comer en un momento Santo.

La Torah, nos señala una manera de actuar, nos aclara nuestros deberes y nos prescribe una manera correcta de pensar, todo esto es necesariamente una diferenciación de los demás pueblos, nos separa para el bien.

Esta separación para el bien debe llevarse a cabo en nuestras cualidades, en nuestros pensamientos y obviamente en nuestras acciónes.

Muy bien, pero todavía nos está faltando un detalle muy importante para poder llevar todo esto a cabo.

Y hay en el Talmud una historia que nos va a ayudar a comprender la manera.

Varios sabios proponen, su idea de klalgadolba-Toráh, (elgran principio de la Toráh).

Ben Azai dice que es este versículo “Este es el libro de las crónicasdel hombre: en un día Dios creó al hombre, lo hizo a la imagen de Dios” (Génesis 5:1). Ben Zoma dice que hay un principio más abarcador: “Oye, Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señores uno.”

Ben Nanas dice que hay un principio aún más amplio: “Ama a tú prójimo como a timismo.”

Ben Pazi dice que hay uno aún más superador: “La primera oveja será ofrecida a lamañana y

la segunda a la tarde.” (Éxodo 29:39) – o, como diríamos hoy en día, Shajarit, Minjá y

Maariv. En una palabra: “rutina”. El pasaje concluye: La ley sigue a Ben Pazi.

Aquí está la fórmula que nos acerca a esaKedusha que nos pide el pasuk, debemos hacer del cumplimiento de lasmitzvot una rutina diaria.

Estamos en una era de globalización y de integración constante, pero también necesitamos mantener nuestra identidad y más allá de las igualdades, los yehudim somos diferentes y no está mal, ser diferentes, “No soy mejor y tampoco peor que nadie, simplemente judío” como dice la canción de Fishi Hagadol, Koby Oz y compañía. (Ani Yehudi).

Es por eso mis queridos amigo está Parasha de Kedoshim nos está invitando no solo a cumplir cada vez más Mitzvotsino que también, a hacer de ellas un hábito. No tengamos miedo de ser distintos, no tengamos miedo de ser Yehudim. “Kedoshimtihu” Santos sereis.

Shabat shalom humeboraj.
Ari A. Alster

Haftarat Ajarei Mot

Ezequiel (Profetas) 22: 1-19

Esta semana leemos la Parashat Ajarei Mot, la sexta del libro Vaikrá.

Algunos de los temas desarrollados son: la advertencia a los Kohanim de no entrar al lugar mas sagrado “KÓDESH HAKODASHÍM” sino en el momento adecuado y con la preparación indicada. Habla de lo servicios magistrales que debía llevar a cabo el Kohen Gadol (sumo sacerdote ) en Iom Kipur. Describe las leyes del ayuno de Kipur y la filosofía de este Gran Día. Detalla la prohibición de degollar u ofrecer sacrificios fuera del santuario. La prohibición de ingerir sangre animal y la razón de ello. Aclara la prohibición de pretender asemejarse a las costumbres de los demás pueblos, y suma la prohibición de ciertas relacione íntimas.

En esta oportunidad la Haftará de Ajarei Mot, es una profecía de Ezequiel, en la que relata el derramamiento de sangre por parte de Israel a causa de sus transgresiones (construcción de ídolos, entre otras cosas).

EN esta Haftará el refuerzo del mensaje de la parashá en la Hartará, esta de alguna manera en acentuar el desconocimiento de las leyes planteadas en la parashá.

La parashá nos esta hablando de lo que hay que hacer pero que sucede “ AJAREI”(después)… si tales leyes no se respetan.

La Haftará relata episodios donde se han roto las reglas pactadas, pero tanto en la Parashá como en la Haftará, hay una oportunidad. La parashá habla de YOM KIPUR como el momento de “reparar” y en la Haftará habla de la Gueula, que también llegara cuando AM ISRAEL transite cada YOM KIPUR. La Hartará nos encuentra esparcidos por todo el mundo y degradados. Pero en medio de todo hay una gran esperanza, esa que tendremos que conquistar.

Si en la Parashá nos son dadas mitzvot (leyes) particulares, en la Hartará se nos muestra la condición a la que NO deberíamos haber llegado precisamente por haberlas violado.

La Parashá presenta muchas prohibiciones… y a la vez nos define que siendo

conscientes de nuestra condición, podemos rectificar lo que hemos destruido, y asumir definitivamente la conexión inquebrantable que tenemos con la Luz del Creador.

En esta semana, la PARASHA y la HAFTARA están ESPEJADAS.

La PARASHA y la HAFTARA se completan y se explican la una a la otra.

Al principio de la Parashat AJAREI MOT se recuerda la muerte de los dos hijos de Aarón, por llevar ante HAshem un fuego extraño. Aquella ofrenda no pedida por Hashem les consumió.

Moisés en ese momento, justo después del incidente, habló con su hermano Aarón pero no le dio ninguna de las instrucciones con las que nos encontramos esta semana. ¿Por qué aquel fuego mató a Nadab y Abihú? ¿Por qué Moshé no

advirtió en aquel instante a Aarón sobre el peligro de acercarse a la parte más sagrada de la tienda?

Moshé esperó.

Porque Hashem le habló a Moshé en AJAREI MOT.

Esperó. Esperó. hasta que un día, al final, explicó a Aarón que NO debía atravesar la cortina en cualquier momento: únicamente el día de Yom Kipur, de determinada manera y con vestimentas específicas ( para expiar por los pecados de Israel).

(el versículo advierte “no es posible entrar -be’jol et – ”en cualquier momento”)

Por qué?

Porque existe “el instante propicio”.

Moisés omite hablar con Aaron en ese momento. Prefiere esperar para dar a conocer la información, porque existe “el instante propicio”. Porque espera a que sea un tiempo adecuado y preciso para su hermano.

Si conocemos las reglas, sabremos exactamente cual es el momento adecuado.

Las reglas están disponibles, no esperemos un “DESPUES”/AJAREI… MOT.

SHABAT SHALOM UMEBORAJ.
Silvia Dvoskin