Parashat Koraj

En esta parashá se relata el cuestionamiento de la autoridad de Moshé y Aarón. Se produce aquello que llamamos, una crisis institucional. Koraj y doscientos cincuenta seguidores, desatan una revolución.

La Torá no explica detalladamente los argumentos de tal cuestionamiento, los psukim sólo testimonian que Koraj le dijo a Moshé y a Aarón; “Mucho poder tienen Ustedes!. En la comunidad todos son consagrados (todos somos iguales) y en su seno está Dios, ¿Por qué que se creen más que nosotros?”

Surge la pregunta obvia, ¿Por qué aparece este planteo, de repente? Si hasta el momento nadie se quejó.

Son muchas las posibilidades que se presentan: La primera: que Koraj supuso que sus primos (Moshé y Aarón) le darían un cargo importante; sin embargo, éste le fue otorgado a otra persona.

  • De acuerdo con esta postura, a Koraj, le interesa el poder, por el lugar que el poder brinda y no por los méritos que hay que ganarse para acceder a él.

La segunda posibilidad: Es que el pueblo se acaba de enterar que vagará por el desierto durante 40 años.

  • En esta postura, Koraj porque elige el momento de mayor dolor y angustia del pueblo, para alzarse contra Moshé. Pretende desestimar toda la tarea realizada.
  • Koraj se convierte en los políticos; que conocemos de sobra… que aprovechan el malestar generalizado, para generar mayor desconfianza, mas bronca. Sin importar las consecuencias de sus actos.

En las palabras de Koraj no hallamos ninguna crítica profunda a la labor de sus primos. Sólo demagogia. Koraj deseaba el poder, que tenían otros, por lo que implica ser poderoso. Pero se olvida que el poder encierra un juego contradictorio, es el ser admirado, el tener la decisión, el ser querido (en algunos casos), el ser celado (en otros); como el ser cuestionado, criticado, expuesto y vapuleado.

Sin embargo, si somos capaces de abstraernos del análisis conocido de la historia, me queda la sensación de que: No todo lo que Koraj dijo, era totalmente incorrecto. No todo el planteo de Koraj es falso.

  • Acaso está mal, preguntar o sugerir, ¿por qué no hay elecciones para la adjudicación de algún cargo?
  • Acaso está mal, pelear por lo que él creía, una causa justa?
  • Acaso está mal, criticar la gestión de los funcionarios?
  • Acaso está mal, querer ser querido “un poquito más”?

Estos son planteos, que surgen constantemente en nuestras vidas; con amigos, con hermanos, con nuestros padres, con nuestros hijos, en nuestros trabajos.

Y estoy segura que si escuchamos el pensar de Moshé y Aarón, hubiesen dicho: OK! Vengan también ustedes a trabajar… No se sienten únicamente con el dedo acusador… sean ustedes los que ponen el cuerpo, el tiempo y el esfuerzo para liderar al pueblo…

En una Torá que está llena de valores éticos, morales y justos; a simple vista hay algo que no cierra, si se calla la manifestación de desacuerdo.

El planteo de Koraj tiene una arista de verdad, pero su bronca le impide ver un paso más allá. Le impide pensar cuál será su propuesta, qué es lo que él viene a ofrecer. Las polémicas y la divergencia, aparecen constantemente, el tema es saber aprehender de ellas y capitalizarlas.

Koraj no supo explotar la capacidad que tenía como hombre sabio. Koraj no tuvo confianza en sí mismo, al tener que valerse de sus bajos instintos para desestimar a Moshé; Koraj no se conformó con las tareas que le fueron asignadas, pero tampoco supo, buscar el espacio correcto para proponer aquellas que deseaba.

Quiera Dios darnos la sabiduría para que cuando luchemos por nuestros ideales, sepamos defenderlos con la convicción que nos caracteriza; pero haciéndolo por los medios adecuados y midiendo las posibles consecuencias… seguramente si es así, encontraremos eco en otros, que ayudaran a la causa y seremos capaces de aportar un granito de credibilidad y coherencia a este mundo, que tanto pero tanto lo necesita.

Shabat Shalom
Rab Sarina Vitas

Parashat Shlaj Lejá

No faltan oportunidades dentro del texto de la Torá para entender que el pueblo de Israel en el desierto se caracterizó por tener poca fe, desconfianza y dudas de Moshé y especialmente de Dios .

A la fe le ganaron las ideas vacías de sentido y las vanas esperanzas de volver a un pasado idealizado que en realidad nunca fue.

Esta fue una genera­ción que no quiso alimentarse con el maná del cielo, y termino deseando cebollas y ajos que nunca comieron. De la misma manera en esta parashá los vamos a ver preferir quedarse en el desierto o volver a Egipto y ser guiados por cobardes y mentirosos, a ser conducidos a la tierra de Israel de la mano de Moshé y de Dios.

Nejama Leibowitz explica qué la pedagogía Divina no fuerza a ningún ser humano a cambiar su ruta, aún cuando ésta fuese errada. Los Sabios dijeron: “Por la senda, por la cual el ser humano quiere ir, es conducido”.

El Rambam nos enseña que el ser humano es único en toda la creación en cuanto a su capacidad de elegir entre el bien y el mal:

“Cada persona tiene permiso para elegir conducirse a sí misma por el buen camino y convertirse en un justo o para seguir un mal camino y convertirse en un malvado. Esto es lo que está escrito en la Torá: “Y ahora el ser humano es como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal” (Bereshit 3:22). Esto significa que el ser humano es único en la creación en cuanto que a través de su inteligencia puede distinguir entre el bien y el mal y en consecuencia puede elegir actuar de acuerdo con cualquiera de ellos; y no hay nadie que vaya a evitar que lo haga.

Cada uno de nosotros tenemos nuestra tierra prometida frente a nuestros propios ojos, y a veces, al igual que estos espías que envía Moshé a la tierra de Israel para explorarla, vemos aquellos objetivos a los que queremos llegar en nuestra vida con dudas y miedos que nosotros mismos inventamos, para no dar el paso que debemos dar y entonces conquistar nuestros mas profundos anhelos.

Como nos enseña nuestra tradición, somos los únicos que podemos cambiar aquello de nosotros mismos que no nos deja avanzar, para poder superarnos en la vida y entonces conquistar todo lo qué nos queramos proponer, la elección es únicamente nuestra.

Shabat Shalom
Sem. Mati Bomse

Haftarat Shlaj Leja

Iehoshúa 2:1-24

Moisés había muerto, pero finalmente cruzaron el Jordán y llegaron a la Tierra prometida. Ahora solo faltaba conquistarla. Iehoshúa parece olvidar lo que paso hace 40 años cuando Moisés había enviado los 12 espías, que es la lo que leemos en la parashá de esta semana, y vuelve a enviar espías para ver como conquistar Jericó.

Después de la salida de Egipto, el cruce del mar rojo, La entrega de la Tora en el monte Sinaí, la construcción del Mishkan y la cuenta de la cantidad de hombreas listos para la guerra, llego el momento de entrar ala Tierra Prometida. Pero antes de comenzar la conquista Di-s le pide a Moisés que envíe los famosos 12 espías a recorrer la tierra durante 40 días. Al regresar de su viaje el reporte fue frustrante; diez de los doce dijeron que es imposible conquistarla, que los hombres son gigantes y nos ven como langostas y solo 2 confiaron en que podrían hacerlo.

La historia finalmente le dio la razón a los 12. Los 10 espías que dijeron que no podían, murieron caminando en el desierto, y los 2 que dijeron que si podían, finalmente entraron a la tierra prometida.

Como puede ser que el pueblo quiera quedarse en el desierto y volver a Egipto en lugar de llegar a la tierra prometida.

Moisés envió a 12 líderes de tribus, ellos estaban cómodos en su situación y tenían todo. Eran líderes, tenían las mejores tiendas para dormir, el maná les caía del cielo y tenían agua. Entrar a la tierra prometida significaba salir de su zona de confort, y no quisieron hacerlo.

El verbo que utiliza el textopara decir espiares “Latur” se traduce a veces como explorar/espiar, pero también significa visitar, un “taiar” es un turista. Este verbo, en diferentes conjugaciones se utiliza 10 veces durante el relatode la parashá.Diez de los doce espías visitaron la tierra como turistas, pero sin intención de hacerla propia. Eran turistas en una tierra que Di-s les había prometido.

La parashá termina con la mitzva del Tzitzit (las puntas del talit). Este es el párrafo que se lee todos los días junto con el “Shema Israel”: Que hagamos Tzitzit en nuestras ropas y que los veamos  y recordemos las mitzvot“Ve lo taturuajareilebabjem ve ajareieinejem” (y no simplemente paseen atrás de su corazón y de sus ojos). Usa la misma palabra que usa para decir lo que hicieron los espías: “Pasear”. Termina diciendo “Para que recordemos, que Di-s nos saco de Egipto” y nos dio la libertad.

No estamos en el mundo para espiar nuestra viday vivirla solo como turistas.Estamos acá para hacerla nuestra, animarnos a vivirla Vida como realmente queremos y ser los artífices de nuestro propio destino.

Shabat Shalom.
Fabian David Holcman

Haftarat Behaloteja

En la Haftará de esta semana leemos al profeta Zejariah alentando a la gente de Judea a reconstruir el Templo que había sido destruido en 586 a. Zejariah profetizó hacia el final de los 70 años que separaron la destrucción del Primer Templo de la construcción del Segundo Templo.

Algunos se oponían a la reconstrucción y no tenían mucho interés en que esto sucediera.

En la sección final de la haftará, Zejariah recibe una visión de un “candelero todo de oro, con un cuenco encima. Las lámparas sobre él son siete en número y las lámparas sobre él tienen siete tubos y junto a él hay dos olivos, uno a la derecha del uno, y otro a su izquierda” (Zejariah 4:2). 

Zejariah no sabe lo que representa la menorá y pide una explicación. D´s ofrece una respuesta: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, dice el D´s de los ejércitos de los cielos” (Zejariah 4:6).

La respuesta en una lectura literal parece que dice poco, pero los comentaristas la han interpretado como sí D´s dijera que a los que se oponen a construir un nuevo espacio no hay que presionarlos a través de la fuerza política. Porque esta segunda casa se construiría sobre una base de santidad y espiritualidad.

Las construcciones más sagradas de nuestra tradición no son a través de la fuerza física o presión, sino a través de la construcción del diálogo y la fuerza de la unidad humana.

Shabat Shalom!
Wally Liebhaber

Parashat Behaloteja

Bamidbar 8:1-12:16

UN CANTO DE REFUÁ

Nuestra parashá contiene el desarrollo de muchos importantes temas.

Desde el encendido de la Menorá como una forma de elevación, de iluminarnos cada día.

El sacerdote debía limpiar cada día el aceite que quedaba, encender el nuevo y “ascender” a colocarlo en el lugar que le estaba destinado.

De ahí el título de la parashá que maravillosamente nos invita a iluminar cada día y la forma de hacerlo es con el trabajo diario de elevarnos con cada acción que realicemos.

Nos cuenta también la enorme tarea de Moshé y de ahí la creación de lo que iba a ser el Sanhedrín: “Reúneme setenta varones…”

La paciencia de Moshé estaba llegando a su fin…somos un pueblo “duro de cerviz”. Todos queremos tener razón, todos pedimos, todos queremos gobernar.

Aprendimos a reírnos de nuestras propias anécdotas…

Así que Moshé estaba agotado, se sentía consumido y muchas veces enojado por este pueblo sin paciencia y que siempre tenía algo de que quejarse.

Habremos cambiado? O nos reconocemos en la descripción que la Torá hace de nosotros?…

Difícil pregunta…difícil respuesta.

Quiero detenerme en los últimos versículos de la parashá.

Aquellos que nos cuentan que Aarón y Miriam llevaban a cabo habladurías sobre la mujer cushita que Moshé había tomado…

“Y hablaron Miriam y Aharón contra Moshé por causa de la mujer cushita ( negra) que tomó, porque mujer cushita tomó…Y la nube se apartó de sobre la tienda, y he aquí que Miriam estaba leprosa como la nieve” ( BeMidvar 12, 1-10 ).

Es obvio que la Torá critica la conducta de Miriam. Ya hemos estudiado lo que nuestros sabios nos enseñan entre la palabra Metzorá ( leproso) y el concepto “MoTzí shem Ra”, que podríamos traducir como calumniador.

Vemos claramente que Miriam fue atacada por la lepra a raíz de sus palabras.

No debería preguntármelo pero…qué es lo que habrá dicho?

Y lo primero que pienso es en la increíble paradoja que nos presenta la Torá:

La mujer cushita era negra…y Miriam quedó blanca de lepra…

Siempre asociamos lo blanco con lo puro, con Shabat, con las novias…pero también las mortajas son blancas….

Y todos tenemos un poco de blancura y un poco de negrura…

Nada es absoluto, y las palabras en hibrit nos enseñan esto quizás más que en cualquier otro idioma.

Lo cierto que nuestro humilde Moshé le pide a D’s que la cure brindándonos así la tfilá más corta y más elevada que conocemos y que pronunciamos, a veces para dentro nuestro cuando estamos acompañando a alguien que está enfermo en cualquier de las formas posibles, del cuerpo y el alma, que como vemos van siempre unidas.

Extiendo hoy esta plegaria para todos, porque de alguna manera todos somos Miriam y todos somos un poco Moshé.

Shabat Shalom uMeboraj!
Refuá Shlemá!
Norma Dembo

Parashat Naso

“Iebarejejá Adonai VeIshmerejá
Iaer Adonai Panav Eleja Veijuneka
Isa Adonai Panav Eleja Veiasem Leja Shalom.” Bamidbar 6.24

Quiera Dios bendecirte y cuidarte.
Quiera Dios iluminarte y agraciarte,
Quiera Dios entregarte lo mas sagrado, su propia paz.

Esta semana leemos Parashat Naso, no solo la Parashá mas larga, sino que es contenedora de las famosas brajot que le regalan los padres a sus hijos poniendo las manos en sus cabezas.

Las bendiciones son super interesantes y hermosas, pero sin embargo cada vez que escucho a mi mamá regalármelas cada viernes al anochecer, por un lado siento una conexión realmente única con ella, pero a la vez me pregunto…

 ¿En verdad necesita Dios que le estemos pidiendo todo esto? ES DIOS!!!

El Dios que todo lo puede, que todo lo hace, el que supo construir un mundo y poblarlo con vida. ¿Para qué necesita que le estemos pidiendo que nos cuide? ¿Por qué no lo hace directamente? ¿Si no le pedimos no lo hace?

 Esta es la historia de dos Rabinos que iban caminando por el mercado y se cruzan con un hombre enfermo. Este los mira y suplica le digan como hacer para curar. Los Rabanim lo miran y le dan una serie de consejos para su bienestar.

 Al mismo tiempo otro hombre que pasa cerca de los Rabinos y escucha esta situación les pregunta: ¿Quién lo aflige con su enfermedad? y ambos rabinos lo miran asombrados y responden: “Kadosh Baruj-hu!” entonces el hombre les dice “Y quienes son uds, para cambiar la voluntad de Dios?

La sonrisa entre ambos Rabanim dejo sospechar al hombre que se venia una respuesta única, llena de espiritualidad. Uno de los Rabinos lo toma del hombro y le dice “Lo Bashamaim Hi” No esta en los cielos.

Cuando uno decide buscar a Dios no afuera y arriba sino abajo y adentro, es cuando encuentra el dios que vive en las manos de cada uno de nosotros. La mano que te permite cocinar un plato de comida de mas, acercar un medicamento a alguien, o simplemente hacer un mimo en la espalda a quien lo necesita.

Quizás Dios todo lo puede, pero lo que no alcanza, es alcanzado por las manos, físicas o espirituales de nuestros padres regalándonos las mejores de sus bendiciones.

Shabat Shalom
Sem. Brian Bruh

Haftarat Naso

Shoftim (Profetas) 13: 2-25

Esta semana leemos la Parashat Naso, la segunda del libro Bamidbar.

Algunos de los temas desarrollados en esta parashá: censo de los Levitas, en esta oportunidad las familias Guershuni y Merari y la descripción de sus tareas referidas a transportar elementos del Tabernáculo; como proceder ante un robo; la mujer “sotah” (sospechada por su marido de ser infiel); las leyes que aplican al NaZIr quien hace votos de consagración Hashem -no beber vino, dejar crecer su cabello y no impurificarse ritualmente acercándose un muerto y las formas de proceder cuando accidentalmente se caía en impureza.- y el proceso de terminación del periodo de nazareno; las instrucciones a los Kohanim de como bendecir al pueblo de Israel – Birkat HaKOhanin Números 6:22-26-; la inauguración del Santuario y la descripción una a una de las exactamente iguales ofrendas traídas por los lideres de Israel cada día.

En esta oportunidad la Haftarat Naso, es el relato de una historia.

En esta Haftará la conexión con la parashá es muy claro y directo. La historia que aquí se relata es una de las muchas historia que confirman lo que describe la Parashá Naso.

La Haftara nos relata acerca Manoa y “su esposa“ (no dice su nombre) de vientre estéril.

Nos hallamos en la época de los Shoftím -Jueces – entre la muerte de Iehoshüah Bin-Nun y el nacimiento del profeta Shemuel. “En aquellos días no había rey en Israel, y cada hombre hacía lo correcto ante sus ojos”. (Jueces 21:25). Los shoftim eran los lideres espirituales y “militares” de ese momento. Los hijos de Israel ya estaban asentados en la tierra prometida; pero habitaban todavía en el seno de naciones paganas. La situación oscilaba entre el peligro militar que representaban aquellos pueblos para los hijos de Israel y el peligro de la asimilación a las ideas y costumbres idólatras imperantes. Así veremos que surgían situaciones de peligro militar y de opresión y sojuzgamiento. Frente a estas situaciones, los pedidos de los hijos de Israel ante Adonai, hacían surgir algún Shofét – juez – que era “con algunas excepciones” el conductor espiritual y jefe militar ocasional para enfrentar al enemigo de turno.

Pero estos jueces no eran los conductores de todas las tribus de Israel. Generalmente lograban reunir algunas de las tribus y enfrentaban el peligro.

En este contexto Manoah y “su esposa de vientre estéril”, fueron visitados por un Ángel cuyo mensaje era que darían a luz a un NaZIr, y que deberían criarlo según las especificaciones que están descriptas en nuestra Parashá.

En realidad, fue la esposa la primera que recibió la visita del Ángel y escucho el mensaje que traía. Cuando se lo comento a Manoah, su esposo dudó. Y aquí también se relaciona con la parashá. Un marido que duda, y cuya duda potencia la capacidad de su mujer de engendrar un Alma que será poderosa y cambiara el destino del pueblo. Una mujer estéril que engendra un hombre que sera poderoso.

Sarah, Rivka, Rahel, Hannah y la mujer de Manoah.

Así pues el vientre de una mujer estéril dio a luz al hombre más fuerte de la tierra y es su fuerza quien lo guía a su destino.

Y asi nace Shimshon.

Un niño que había sido destinado desde antes de ser engendrado, a ser NaZIr.

Hasta aquí la historia donde surge el juez Shimshón, quien luchará para defenderlos del enemigo de turno, los filisteos. Shimshón durante su vida, logrará victorias sobre los filisteos y conseguirá alguna salvación, aunque sea temporaria, para sus hermanos que estaban bajo el yugo enemigo. Shimshón había sido un hombre fuerte físicamente, pero tal vez con menor fuerza moral?

Shimshon no cuidó su punto débil, y fue conquistado por su propia fuerza?

Se descuidó. Se alejó de su eje y se dejó seducir por su propio poder?

Shimshón nació y vivió como NaZIr, pero murió no de muerte natural. Su vida trunca fue lo que puso fin a su condición de NaZIr. Los acontecimientos posteriores mostrarán que, cuando Shimshón dejó de ser NaZIr, fue capturado por los pelishtím y murió junto a ellos.

Si pensamos un poco en el desenlace de la historia de Shimshon podríamos encontrar la relación con Birkat HaKohanim, pensando que LaBendición no se completa con la obtención de lo deseado, sino con la capacidad de cuidarlo. La bendición no es llegar a la meta sino trabajar para sostenerla.

Deseo para este Shabat NAsO que vivamos La Bendición como una responsabilidad, que, una vez conseguida, quede en nuestras manos.

SHABAT SHALOM UMEBORAJ.
Silvia Dvoskin

Parashat Bamidbar

¿Qué necesitas para emprender el viaje?

Esta semana comenzamos un nuevo-viejo libro. Me resulta interesante pensar que el mismo Bamidbar que leemos hace mas de 3000 años, hoy puede ser nuevo.

Empieza ubicándonos en tiempo y espacio y con la orden de hacer un censo. Este comienzo nos da la idea de que algo está por cambiar. Iniciar una nueva etapa, muchas veces nos pide tomar conciencia del lugar del que partimos y saber con lo que contamos para afrontarla.

Nos dice el texto que era el primer día del segundo mes del segundo año. Habían pasado un año y un mes aprendiendo a ser un pueblo. La salida de Egipto que los transformó de Bnei (hijos) a Am (pueblo) Israel, la monumental entrega de la Tora, y la elaboración del Mishcan (tabernáculo) fueron los pasos necesarios que ahora los ubican frente a un nuevo desafío que se abre en este libro.

Todo ese largo año y un mes, estuvieron “detenidos”, en el Sinai, frente al Ar (monte). Allí, la atmosfera divina que irradiaba ese lugar los protegía, ningún pueblo los atacó, todas sus necesidades estaban cubiertas, y destinaban toda la energía a construir un espacio sagrado.

A partir de ahora el Sinai ya no sería la montaña inmóvil que los cuidaba, ahora sería el desierto del Sinai, aquel que deberían atravesar para llegar a la tierra prometida. Cambiaba la perspectiva. De mirar hacia arriba a mirar hacia adelante….

Habían pasado todo ese año construyendo lo mas importante que debían llevar para la travesía que les esperaba. Tal vez, por eso el Hoel Moed. (la tienda del encuentro), aparece como uno de los lugares de referencia en el primer versículo de esta parashá. Ese era el lugar sagrado donde D-s se comunicaba a través de Moshe con todo el pueblo.

Todos tenemos una tarea que realizar, un desierto que atravesar, una tierra que conquistar. No podemos quedarnos para siempre inmóviles en el lugar donde nos sentimos protegidos, seguros. Tampoco se nos pide irnos asi, sin más. Hay un tiempo donde nos preparamos, aprendemos, recibimos los cuidados y las herramientas necesarias para llevar a cabo nuestro propósito. Y hay un tiempo donde “plegamos” (como hicieron con el Hoel Moed) en nuestro interior todo lo aprendido y emprendemos el viaje.

Todo el libro de Bamidbar, nos relata cómo es tener una vida religiosa en un mundo que a veces es hostil, lleno de desafíos, por momentos peligroso, con muchas pruebas que afrontar, peleas internas y externas, incertidumbres.

Este libro nos lleva a pensar como es vivir y continuar ligado a D-s aun cuando su presencia no sea tan obvia como en el Ar Sinai. Nos invita a expandir nuestra percepción hacia una presencia menos evidente, más sutil, como una pequeña carpa que tenemos que cargar por el desierto y proteger. Y que a su vez es la fuente que nos nutre y nos permite seguir caminando.

En cada paso por el desierto de nuestra vida, contamos con esta herramienta valiosa, depende de nosotros desplegar el santuario divino en el centro de nuestras vidas y avanzar sabiendo y sintiendo que no estamos solos.

¡Shabat Shalom!
Grace Cobe

Haftarat Bamidbar

Haftarat Bamidbar – Oseas 2:1-22

“Enséñanos a contar nuestros días” (Salmos 90:12)

Desde nuestra salida de Mitzraim nuestros pasos se dirigen a través del desierto, al encuentro con lo sagrado para lograr que sea cotidiano.

La salida hacia la libertad, con las responsabilidades que conlleva, es una difícil tarea, también creemos que la más elevada.

Nuestro profeta Oseas puso el acento en la Teshuvá, en el retorno, dentro de uno mismo, a D’s, a las mitzvot, ” ya que ni las naciones ni la fuerza nos salvarán”.

La Haftará que nos ocupa, junto con la Parashá, nos adentra en lo que podríamos llamar el desierto que transitamos dentro nuestro y en comunidad cuando nos desviamos del camino, desierto que puede convertirse en un vergel de acuerdo a nuestras acciones.

Nos encontramos “contando”, desde la parashá a través del censo, como una metáfora de que todos contamos, el nombre, la familia, la comunidad, cuentan cuando a través de nuestra Teshuvá permanente logramos que la vida cotidiana no sea un día más, sino que lo hacemos especial, único, como a cada uno de nosotros y a la relación entre todos.

La Parashá- Haftará Bamidbar se lee siempre el shabat anterior a la festividad de Shavuot a la que llegamos a través de la cuenta del Omer, cada día contado entre Pesaj y Shavuot: ” siete semanas contarás” (Vaikrá 23:15)

Y tal como nos enseñan nuestros sabios, que cada día cuente, que cada día y cada uno sea único, unidos a la vez en comunidad, cada uno especial.

El camino a transitar, para llegar a estar preparados para recibir nuestra Torá, es a través del desierto de nuestras desavenencias, de nuestras discusiones internas y ambivalencias, las mismas que se reflejan en nuestras relaciones con nuestro prójimo y lo que podamos hacer con ellas.

Si bien se trata de una fecha determinada, Zman Matán Torateinu, el tiempo de la entrega de nuestra Torá, creemos que deberíamos pensarlo como un tiempo continuo, como si el ideal fuera estar preparados cada día para recibir nuestra Torá.

Pensamos que el significado de desierto, porque la Torá no se nos entrega en un lujoso palacio, es la metáfora de la humildad con que cada uno debiera recibir la palabra de D’s, sus enseñanzas.

Sólo desde este estado de ánimo, dentro de esta postura interna, seremos dignos de entender, de discutir, de aceptar y respetar las leyes que se nos entregan para vivir mejor, con nosotros mismos y llevar a cabo acciones que nos hagan vivir mejor con nuestro prójimo.

Para así lograrcomo nos dice el profeta, una unión amorosa y creativa, ser el pueblo que llegadesde el desiertoa la tierra prometida.

¡Shabat Shalom!
¡Jag haShavuot Sameaj!
Norma Dembo

Parashat Bejukotai

El Gaón de Vilna nos regala la siguiente enseñanza:

Los seres humanos somos llamados “Holej” “en movimiento”, porque siempre estamos progresando de un nivel a otro. Si no ascendemos, inevitablemente caeremos, porque es imposible que una persona se mantenga en un mismo nivel personal. Este sabio Rabino que vivió en el 1700 e.c. nos afirma que nuestra alma, nuestra esencia, siempre está moviéndose, y no puede quedarse quieta.

La parasha de esta semana comienza con una declaración de Dios al pueblo de Israel y es posiblemente una de las ideas centrales de la Torá y de nuestro pueblo:

Si en mis leyes caminan, y mis preceptos observan, voy a enviar las lluvias en su tiempo…” (Vaikra. 26:3-4).

Los sabios se preguntan: ¿qué significa “caminar en sus leyes”?. Seforno, comentarista medieval italiano, enseña que las leyes de la tradición judía son precisamente un camino. La idea es poder ver a la vida misma como una travesía que va en subida y observar las mitzvot, los preceptos, no como un punto de partida o como un punto de llegada, sino precisamente como un camino de búsqueda constante hacia lo sagrado de nuestras propias vidas.

De hecho, la palabra Halajá (ley judía), proviene del verbo hebreo lalejet, que significa “caminar”. Nuestras fuentes de enseñanzas como lo pueden ser la Torá, o la propia Halajá, nos invitan a poder subir en la escalera de la santidad que nos propone nuestra tradición, para cada día elevarnos un poco más, peldaño por peldaño.

El Maguid de Meszeritz nos cuenta que los animales caminan con la cabeza mirando a la tierra. Lo mismo ocurre con el ser humano; si se comporta como las bestias, su cabeza estará dirigida a la terrenalidad. Pero si no se comporta como las bestias, entonces caminará erguido y su cabeza estará dirigida al Cielo. “Si en mis leyes caminan”, entonces caminaran erguidos.

Podamos este shabat en el cual cerramos el tercer libro de la Torá, cerrar también nosotros etapas de nuestra vida que solo nos hacen ir en bajada, y podamos aferrarnos a nuestra tradición para comenzar a ascender y llegar a lo más alto que podamos aspirar, así entonces convertir nuestros días, nuestras familias, nuestros amigos y nuestra comunidad en sagrados.

Shabat Shalom
Sem. Mati Bomse