Parasha Koraj

Creo que todos y todas, alguna vez, fuimos un poco Koraj. ¿A qué me refiero? ¿Qué significa ser Koraj? Koraj es ese que alguna vez fue a cuestionar al orden social preestablecido. A preguntarle a las máximas autoridades: ¿A vos quién te puso acá? ¿Por qué te seguimos? ¿Acaso vos sos mejor que nosotros?

La historia comienza, más o menos, así: Koraj, junto con una multitud, se acerca a Moshé y Aarón a reclamarles de la siguiente manera: “¡Habéis ido demasiado lejos! Toda la comunidad es santa, cada uno de ellos, y el Señor está con ellos. ¿Por qué, pues, os ponéis por encima de la asamblea del Señor? ” (Bamidbar 16:3). Junto a él, estaban también Datan y Aviram, que estaban aún más alterados con la situación, reclamando también: “¿No es suficiente que nos hayas sacado de una tierra que fluye leche y miel para matarnos en el desierto? ¿Y ahora también quieres dominarnos?” (Bamidbar 16:13).

Una vez, leí que si buscamos entender una acusación, a veces tenemos que mirar al acusador y no al acusado. Koraj, Datan, Aviram y su gente percibían una forma de liderazgo asociada al estatus, al poder, al dominio y a la superioridad. Por eso lo querían y lo buscaban. De la vereda de enfrente, nuestra tradición nos enseña que este no es el perfil o modelo de liderazgo que debemos explorar, sino que esté apoyado en la dignidad de la persona. Ningún líder debe dominar a quienes dirige. Nuestras fuentes nos recuerdan que ni un rey debe “actuar con altivez hacia sus semejantes” (Devarim 17:20).

Koraj es la imagen y concepto de un liderazgo autoritario, donde un líder se pone a sí mismo por encima y se apropia del pueblo. Esto es, precisamente, lo que no se nos permite. Nuestra ideal de líder es la de aquel o aquella que es un servidor de aquellos a quienes dirige.

Hay dos frases en relación al liderazgo que me gustaría compartirles. La primera, de Aristóteles, “El que nunca ha aprendido a obedecer no puede ser un buen comandante”. Y la segunda, “Un buen líder lleva a las personas a donde quieren ir. Un gran líder las lleva a donde no necesariamente quieren ir pero deben de estar”.

Creo que Koraj no estuvo mal en cuestionar, porque si uno o una no coincide con algo, está en su derecho cuestionar, criticar y/o reclamar. Pero cuando lo que se quiere poner en juego es el poder mismo, el reclamo se transforma en un conflicto que puede escalar de tal forma, que puede terminar perjudicando el rumbo, el futuro y hasta la existencia de todo grupo.

Shabat Shalom!
Wally Liebhaber

Haftara Shlaj Leja

Personas singulares, actos de bondad extraordinarios 

Iehoshua 2:1-24

Hay personas extraordinarias, cuyo paso por el mundo deja una huella imborrable en miles de personas gracias a su sensibilidad y la sabiduría de sus palabras.

El Rabino Dr. Abraham Twerski ZL (1930-2021) fue uno de ellas.

Descendiente de una dinastía jasídica, después de su ordenación rabínica su vocación por ayudar a las personas lo movilizó a formarse como médico, forjando con los años una trayectoria profesional monumental en el campo de psiquiatría y la salud mental: fundó centros de rehabilitación y reinserción social para alcohólicos, ludópatas, drogadictos y ex convictos; y llegó a dirigir el departamento de Psiquiatría en el hospital St. Francis, en EEUU. por más de 20 años.

Era un escritor prolífico: en sus 90 libros desarrolló temas de su especialidad profesional, pero alcanzo reconocimiento con sus escritos sobre espiritualidad judía enfocada en el desarrollo personal, autoestima y el aprender a perdonarse.

Ya en los últimos años, su pensamiento se replicó en revistas y medios digitales, editándose videos con extractos de sus conferencias subtitulados a varios idiomas, contabilizando reproducciones en todo el mundo.

Con su capacidad de transmitir conceptos profundos de forma clara y sencilla, sus reflexiones aportaban una perspectiva original, porque comunicaba con la mirada y el corazón.

En los primeros versículos de la Parashá y la Haftará que nos convoca esta semana, hallamos
rápidamente la conexión entre ambas: Iehoshua, líder del pueblo de Israel después de la muerte de Moshé Rabenu, envía espías a la tierra de Israel, así como Moshé lo hizo en su momento.

Rab Twerski aporta un enfoque muy interesante sobre este tema: ¿por qué casi todos los espías que envió Moshé en la Parashá regresaron con un informe negativo, mientras que los que envía Iehoshua en la Haftará regresaron positivos y entusiasmados?

La diferencia, explica el Jajam, residía en la actitud con que asumieron la misión.

Los espías de Moshé se dejaron llevar por la incertidumbre, estaban llenos de preguntas: ¿Entrar o no entrar a la tierra? ¿Podremos hacerlo? ¿Tendremos éxito? ¿Quienes viven allí? ¿Cómo son? ¿Y qué alimentos hallaremos?

Los de Iehoshua, por el contrario, no tenían dudas. Esa era la voluntad de D-s: sabían que asi seria. La única cuestión era cómo harían ellos para entrar a la tierra.

“Cuando una persona emprende una tarea con la mente en positivo”, dice Rab Twerski, “su enfoque se centrará en alcanzar su objetivo, porque la posibilidad de no alcanzar su objetivo ni siquiera se le pasa por la cabeza”.

El optimista tiene una perspectiva positiva y esperanzada de lo que vendrá. Esa confianza es la fortaleza interior con la que supera las dificultades, por eso donde todos ven obstáculos, ellos ven oportunidades para crecer.

Los hombres Iehoshua tenían el coraje y la visión para la tarea encomendada, pero había algo más.

El Malbim (Rab Meir Levush Ben Iejiel Mijal, 1809-1879) advierte que esta vez los hombres fueron enviados “en secreto” y sólo Iehoshua sabía sobre la misión, a diferencia de como había ocurrido con los espías de Moshé, que fueron designados nombrándose su linaje y enviados a la vista de todo el pueblo.

Esta idea sugiere un punto interesante: en el texto la identidad de los hombres de Iehoshua no solo es una incógnita, sino que el Malbim conjetura el éxito de la tarea se debió a la discreción con la que fue ejecutada.

Pero Rajav, la mujer que los hospedó, sabía quiénes eran, y puso en riesgo su propia vida para esconderlos del rey de Ierijó. Por eso, antes de que los hombres se vayan de la ciudad, les pidió que cuando invadan la ciudad mantengan con vida a toda su familia: “…hice con ustedes benevolencia, también ustedes harán benevolencia con la casa de mi padre…” (Iehoshua 2:12).

Aquí aparece uno de los principios fundamentales de la tradición Judía: Jesed, los actos de bondad.

Jesed fue lo que hizo Rajav abriéndoles la puerta a los hombres de Iehoshua, y es ella quien más adelante les pedirá que hagan Jesed con su familia, salvándolos de morir en la conquista de Ierijo, lo que fue respetado y cumplido por Iehoshua.

¿Te imaginas un mundo donde Jesed sea la norma?

Nuestros Sabios enseñan que la cualidad de Jesed está en la esencia de cada alma judía, y cada vez que hacemos un acto de bondad, estamos conectándonos con nuestra esencia.

Jesed significa no esperar las oportunidades para hacer actos de bondad, sino generar las oportunidades, porque no podemos dimensionar de qué manera nuestras acciones impactan.

Cualquier persona en el mundo puede hacer jesed y no existe condición que la limite. Como Rajav, se hace abriendo la puerta al mundo, muchas veces con la determinación de asumir riesgos poniendo todo en juego; pero también se hace empatizando, dando nuestro tiempo, con dinero, con un abrazo, poniendo el oído, o simplemente estando presentes y en silencio cuando no hay palabras…

Las personas que nos ayudan a potenciar y dejar florecer esa esencia, transforman todo a su paso en un circulo virtuoso inconmensurable.

Estas personas singulares se vuelven extraordinarias realizando pequeños actos de bondad, jesed, y se entretejen en nuestras vidas en un complejo entramado, floreciendo en nuestras historias.

Shabat Shalom, amigos.
Sebastián Cabrera Koch

Parasha Shlaj Leja

Bamidbar 13-15

“Porque en este mundo cruel nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.

Nuestra oración fundamental, aquella que cambió al mundo y que hasta el día de hoy ha sido tan difícil de aceptar, el “Shemá”, nos dice que D’s es uno, sólo uno, invitándonos de esa manera a que todos nosotros unamos nuestros cuatro extremos y encontremos así unidad y paz en nosotros mismos.

Y la recitamos con los ojos cerrados, D’s no es una imagen. Lo fundamental no pasa por lo que vemos, sino por cómo lo interpretamos.

Misión imposible…una y otra vez pareciera que la gran mayoría de los seres humanos necesitara de múltiples espejos, de imágenes “adorables”, más que lo que se dice y escucha importa lo que se ve.

El “lejá” forma parte de dos de nuestras parashiot, Lej-Lejá y la que hoy nos ocupa.

En la primera vemos a Abraham Avinu absolutamente consustanciado con D’s y su palabra y su idea y su mensaje.

Nuestro primer patriarca es un idealista, y su fe y confianza en lo que oye es lo que lo lleva a transmitir un mensaje que nos llega al corazón.

Hoy, acá, nos encontramos con los merraglim, son doce, uno por cada tribu.

Sólo dos tienen una escucha y una fe profunda dentro de ellos: Ioshúa bin Nun y Caleb bn Iefune.

Los diez restantes miran por las conveniencias, por el esfuerzo que significaría conquistar la tierra, no hay fe en ellos.

Ven otra realidad.

Nos cuentan nuestros sabios que Caleb decidió llegar a la Tierra pasando primero por Jevrón.

Allí se encontró con nuestro pasado, con la tumba de nuestros patriarcas y desde allí ascendió a la Tierra Prometida.

No a cualquier tierra a conquistar, sino a aquella a la cual ya pertenecía, desde su interior su mirada era de fe, de confianza, porque ya le había sido prometida a sus antepasados, tenía historia.

Profundamente unido a este sentimiento podía “ver” con otros cristales, los de la fe, los de la confianza.

Los diez restantes vieron a través de los cristales del miedo y de la conveniencia, con los ojos que hacen creer que lo fácil es mejor que cualquier esfuerzo.

Nuestro Israel no cayó en nuestras manos desde el cielo, sin esfuerzo.

Nuestros hermanos tuvieron que hacer su suelo apto para un maná que ahora proviene del esfuerzo gigantesco del trabajo de cada día.

Por eso Israel es pujante, porque los Ioshúa y los Caleb fueron los que se arremangaron y se arremangan cada día para sacar lo mejor de sus entrañas.

Cada día, en comunidad, hacemos lo mejor que podemos para no quedarnos ante la mirada de un desierto interminable.

Nuestra Comunidad cada día aporta algo, ayuda, y estudia, ya que ningún judío debe pasar un solo día de su vida sin aprender algo.

¡Am Israel Jai!
¡Shabat Shalom uMeboraj!
Norma Dembo

Haftara Behaloteja

HAFTARÁ DE LA PARASHÁ BEHA-HALOTEJA
PARASHÁ DEL LIBRO DE LA TORA BAMIDBAR (NUMEROS) CAP. 8-12
HAFTARÁ DEL LIBRO DEL PROFETA ZEJARIÁ (ZACARÍAS) CAP. 2-4 v. 14:7

La Parashá comienza “Y le dijo el Eterno a Moshé: Dile a Aarón Cuando
enciendas – beha-haloteja – las luces del candelabro, “.

Veamos brevemente sus antecedentes históricos. Se trata del génesis de la organización espiritual religiosa de los hebreos y su constitución en Pueblo de Israel, según egiptólogos alrededor del año 1250 a.e.c. Ya instalados y organizados en la Tierra Prometida por D’OS, el reino de Judea y ocupando el trono el rey Salomón (años 1015 – 977 a.e.c.) – su nombre Schlomó tiene su raíz en la palabra Shalom, paz – quien construye el Templo de Jerusalem.

Nabucodonosor II rey de Babilonia conquista definitivamente el reino de Judea y destruye el Templo de Jerusalem, años 587 – 586 a.e.c., deportando a gran parte del pueblo, si bien siempre quedaron una parte viviendo en el destruido reino de Judea.

La judería en su exilio en Babilonia, al contrario de otros pueblos de la zona que no corrieron igual suerte, el pueblo judío mantuvo su creencia en la unicidad divina, los principios de la Torá y, la esperanza del retorno a su tierra.

Entre los exiliados se contaban sacerdotes, rango familiar hereditario, al cual pertenecía el Profeta Zejariá, nacido en Babilonia. Es decir, no sólo fue profeta sino también sacerdote.

Alrededor del año 538 a.e.c. el rey Ciro de Persia conquistó Babilonia, y no sólo autorizó sino que impulsó a los judíos a retornar y reconstruir el Templo de Jerusalem. En ese retorno – denominado Shivat Zion – Retorno a Jerusalem – bajo liderazgo de Zerubavel y Yhoshua, sacerdotes, se encontraba Zejariá, muy joven aún, aproximadamente 17 años de edad, encontrándose también su abuelo, Iddó, a quien aparentemente Zejariá lo sucedió. Zejariá profetizó reprochando la conducta del pueblo de Judea por su incorporación en sus vidas de costumbres babilónicas pero, simultáneamente, los instigaba a reconstruir el Templo y regresar y renovar la vida espiritual interrumpida con el exilio babilónico.

Las visiones nocturnas de Zejariá – cap. 2:14 4:7- que conforman la Haftará Beha-Haloteja, comienza inspirando bienaventuranza “Canta y regocíjate hija de Zión porque he aquí que vengo a morar en medio de ti, dice el Eterno, y muchas naciones se unirán al Eterno en aquél día; serán Mi pueblo y Yo habitaré en medio de ti y sabrás que el Eterno de los Ejércitos me ha enviado a ti.” Más adelante, Zejariá en su visión nocturna relata “Me mostró a Yehoshua, el sumo sacerdote, que estaba de pie ante el ángel del Eterno y a Satán que estaba de pie a su derecha para acusarle. Y le dijo el ángel del Eterno a Satán: Que te reprenda el Eterno, oh Satán. Sí, que te reprenda el Eterno que ha escogido a Jersusalem, acaso este hombre es un tizón sacado del fuego”? (ud mutzal meesch), expresión que inspiró a denominar a sobrevivientes de la shohá. Infiere crítica a hijos de sacerdotes el haberse involucrado con mujeres no aptas para el sacerdocio.

Continúa más adelante -v.6- relatando su visión, “Volvió el ángel que hablaba conmigo y me despertó, y me dijo: Qué ves?, y respondí He aquí que he visto un candelabro, todo de oro con un tazón arriba y con sus siete lámparas…” El ángel le dijo:” Esta es la palabra del Eterno a Zerubavel -sacerdote- :“No por el poder, ni por la fuerza sino por Mi Espíritu, dice el Eterno de los Ejércitos.” En realidad habla refiriéndose al Mashiaj – Mesías – descendiente de Zerubavel. En v.7 “Quién eres tú, gran montaña, delante de Zerubavel?, te convertirás en llanura y él sacará la piedra de la cumbre con exclamaciones de Gracia, gracia a ella”. La gente dirá qué hermoso edificio – refiriéndose al Beit Hamikdash – Templo – que será reconstruído a partir de esa piedra y, la gran montaña alude a los enemigos de Israel, que serán destruídos.

La relación entre Parashá y Haftará la simboliza el significado de la Menorá, reiterando brevemente que está hecha en metal de una sóla pieza.

Infunde fuerza, fe y esperanza, con la condición de no apartarse de los principios de la Torá. D’OS no se olvida de su promesa al pueblo de Israel de morar entre ellos, de preservarlo y resguardarlo, siempre y cuando no se aparten de las enseñanzas de la Torá.

Joshua Chameides

Parasha Behaloteja

Bamidbar 8:1-12:16

דַּבֵּר֙ אֶֽל־אַהֲרֹ֔ן וְאָמַרְתָּ֖ אֵלָ֑יו בְּהַעֲלֹֽתְךָ֙ אֶת ־הַנֵּרֹ֔ת אֶל־מוּל֙ פְּנֵ֣י הַמְּנוֹרָ֔ה יָאִ֖ירוּ שִׁבְעַ֥ת הַ נֵּרֽוֹת׃
“Habla a Aarón y dile: “Cuando enciendas las lámparas, deja que las siete lámparas alumbren al frente del candelero”
(Bamidbar 8:2)

Este es solo el segundo pasuk (versículo) de nuestra parashá, que a primera vista parece que fuera muy simple y sin mucha complejidad. D´s le está diciendo a Moshe que le diga a su hermano Aaron que encienda el candelabro y que se quede hasta que las siete velas estén realmente encendidas, así de fácil que hasta un chico de cinco años podría comprenderlo con cierta facilidad; Y si se lo cuento a mi tío José que nunca estudio Torah me diría “¿para que estudias tanto si esto es tan fácil?”.

Esto es lo que más me gusta de la Torah, a mí, quince simples palabras, que encierran un universo de simbolismos.

Como diría el Rab Shlomo Barnatan versículos que nos gritan a los cuatro vientos “Por favor interprétenme”.

Entonces empecemos por las velas. En Mishle (proverbios 20,27) del rey Shlomo, encontramos “La vela de D´s, es el espíritu del hombre” La conexión de nuestro alma con lo divino, busca continuamente elevarse cuando están encendidas. El Alter rebe nos explica basándose en el Zohar, que el pabilo es nuestro cuerpo, el aceite son nuestras buenas acciones y la llama es resultado que nos eleva hasta lo más alto.

¿Por qué son siete las velas? Rabi Najman de Breslov nos explica que, dos son los ojos, otros dos son los oídos y también dos los orificios nasales y nos estaría faltando uno para completar siete, el séptimo es la boca. Estas siete partes de nuestro cuerpo son las que nos comunican con el afuera. Debemos cuidarlas para que nuestro alma se sienta plena y conectada.

Conectada con el exterior para hacer de este un mundo mejor y con lo divino para sentirse completa y en paz.

¿Cómo encendemos las velas?, necesitamos primero un fuego preexistentente. Que no es, ni más ni menos que nuestro propio fuego. ¿Y cómo lo encendemos? Estudiando Totah y haciendo buenas acciones, nos diría Rabi Najman. Una vez que tenemos nuestra llama bien encendida, debemos encender el fuego sagrado en aquellos que por alguna razón están apagados. Digo debemos, porque, si ya logramos encender nuestro propio fuego, tenemos la obligación buscar encender el fuego en los demás.

Es más el pasuk mismo no indica que debemos asegurarnos que la lampara de nuestro prójimo, haya quedado verdaderamente encendida, no nos debemos apartar hasta que no tenga fuego propio. Al difundir luz, de la Torah no es suficiente, tan solo con encender chispas de inspiración, debe ser suficiente para crear un ner tamid (luminaria eterna).

Y nos queda ver que nos esta queriendo decir la Torah atraves de la figura de Aaron. Aquí según entiendo y me hago cargo de esta explicación tenemos dos aspectos diferentes y al mismo tiempo complementarios. Aaron es Kohen, sacerdote y esta es una parte de sus funciones. ¿Pero que tiene que ver esto conmigo, si yo y la mayoría de los judíos no somos kohanim? Esto es una verdad a medias, es cierto que no somos Kohanim de linaje, pero no debemos olvidarnos lo que nos dice D´s en Shemot 19:6 וְאַתֶּ֧ם תִּהְיוּ־לִ֛י מַמְלֶ֥כֶת כֹּהֲנִ֖ים וְג֣וֹי קָד֑וֹשׁ “mas vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. Esto no convierte a todos en pequeños sacerdotes obligados a cuidar nuestras velas.

El segundo argumento que respalda la elección de la figura de Aaron es la que nos trae el Pirkei Avot 1:12 “Aaron ama la paz y persigue la paz”. Para poder encender luces en las personas, solo lo podemos hacer buscando y amando la paz.

Es por eso mis querido amigos, en esta Shabat Behaaloteja estamos invitados, como pequeños sacerdotes que somos a buscar la paz y encender las luminarias; y tal como lo hacía Aaron a Kohen cada día de manera constante.

Primero la nuestra y recién ahí todas las luces de la menorah.

Shabat shalom humebiraj.
Ari A. Alster

Parasha Naso

Había una hermosa historia sobre una multitud de personas reunidas en una colina junto al mar para ver pasar un gran barco. Un niño pequeño saludaba vigorosamente. Uno de los hombres en la multitud le preguntó: “¿Por qué lo haces?”. El niño respondió: “Estoy saludando para que el capitán del barco me vea y me devuelva el saludo”. El hombre cuestionó: “Pero el barco está muy lejos, y somos muchos aquí. ¿Qué te hace pensar que el capitán puede verte?”. El niño contestó: “Porque el capitán del barco es mi padre. Él me estará buscando entre la multitud”.

Esta semana leemos la Parasha Naso, que se encuentra en el libro de Números. En ella se relata el poderoso momento en el que los Koanim, los sacerdotes levitas, bendicen al pueblo de Israel. Esta bendición es un acto sagrado y lleno de significado, con la que bendecimos a nuestros hijos al final de cada KabalatShabat y en las fiestas. Usamos las mismas palabras que usan los Koanim invocando las bendiciones divinas sobre la comunidad.

יְבָרֶכְךָ ה’ וְיִשְׁמְרֶךָ.
יָאֵר ה’ פָּנָיו אֵלֶיךָ וִיחֻנֶּךָּ.
יִשָּׂא ה’ פָּנָיו אֵלֶיךָ וְיָשֵׂם לְךָ שָׁלוֹם.

Lo que confiere poder a las bendiciones sacerdotales es su sencillez y belleza. Tienen una estructura rítmica fuerte. Cada línea contiene tres, cinco y siete palabras respectivamente. En cada una, la segunda palabra es “Adn-i”. Los tres versículos describen una acción por parte de Di-s: “bendecir”, “hacer resplandecer su rostro” y “volver su rostro hacia”. La segunda parte de cada bendición describe el efecto que tiene sobre nosotros, brindándonos protección, gracia y paz.

La bendición de los Koanim es un recordatorio de la conexión especial que existe entre Dios y el pueblo de Israel. Es un llamado a confiar. Debemos ser como el niño de la historia, tener confianza de que si lo saludamos, Di-s nos verá, nos iluminará y confiará en nosotros. Con esa certeza, las cosas nos saldrán mejor.

Que la bendición de los Koanim nos inspire a vivir con gratitud, humildad y compromiso. Seamos portadores de luz y bendición, compartiendo el amor y la sabiduría que hemos recibido.

Shabat Shalom
Fabian David Holcman

Haftara Naso

Esta semana, la Haftará de la parashá Nasó corresponde al texto de Jueces (13:2-25), la cual habla un poco sobre el nacimiento de Shimshon (más conocido como Samsón). Como datos interesantes, nos cuenta que pertenecía a la tribu de Dan, que tenía un padre llamado Manóah , el texto nunca menciona el nombre de la madre (dato no menor) y que la madre era estéril hasta que un emisario de D´s le avisa que iba a tener a un hijo.

Los comentaristas dicen que Shimshon era una persona fuerte físicamente pero de menor fuerza moral. Lo califican diciendo “era un hombre que se encaminaba en pos de sus ojos”, él seguía sus impulsos. Se enamoró de Dalila (que era filistea), ella lo traiciona entregándolo a los filisteos que lo apresan, le cortan el pelo y le quitan los ojos. Aún así Shimshon destruyó el templo filisteo diciendo: “Tamot nafshi him pelishtim”, “muera mi alma junto a los filisteos” (Jueces 16:30).

El Shema Israel (columna vertebral de nuestras oraciones) nos dice: …“Y no seguireís tras vuestro corazón y tras vuestros ojos por los cuales os desviáis”… (Bamidbar 15:39).

Es interesante como nuestra tradición nos llama de manera constante a cuidar nuestros impulsos. Tanto el corazón como los ojos, muchas veces, funcionan como intermediarios de la acción. El ojo ve y el corazón desea. Se trata de poder balancear, ni de estar extremadamente meticuloso en todo lo que uno siente y tampoco ser seres netamente impulsivos/as. Sin medir las consecuencias.

Muchas veces comparo mi forma de vivir el judaísmo con un viaje, donde yo manejo en una gran ruta. Y como en toda ruta, a los costados vamos viendo diferentes carteles, cada uno de distintos colores y jerarquías: “Cuidado Neblina”, “Cuidado Animales Sueltos”, “Camino sinuoso”, “Pare”, “Zona de descanso”, etc. En mi ruta, los carteles dicen: “No seas impulsivo”, “No comas todo”, “No te olvides del prójimo”. Las tomo como advertencias, sugerencias o información que me puede ser útil, que me va regalando el camino. Porque, al parecer, ya alguien en la historia aprendió de las consecuencias de desviar la mirada.

Shabat Shalom.
Wally Liebhaber

Haftara Shavuot

Esta haftará corresponde al Profeta Ezequiel capítulo uno, agregándose al final el capítulo 3 versículo 12. El nombre Ezequiel en hebreo IEJEZKEL, se compone de seis letras, iud, jav, kuf, alef, lamed.

Leyendo las letras segunda, tercera y cuarta se forma la palabra JAZAK ( fuerza) y leyendo las últimas dos letras forman la palabra EL (Dios). La fuerza viene de Dios.

Ezequiel vivió con los cautivos en Babilonia – primer éxodo forzado por la conquista del Reino de Judá por parte de Nabucodonosor y posterior destrucción del Templo de Jerusalem creado por el Rey Salomón – sus discursos están embargados por las vivencias y sentimientos depresivos del cautiverio pero, su ideal primigeniamente estaba dominado por una renovación social y espiritual de la nación cuando aún vivía en Jerusalem, pretendidamente con un estado teocrático. Su ideal era la de una nueva Jerusalem esencialmente religiosa, precedida por un gran sacerdote y un complejo culto del Templo. Pero Ezequiel consideraba a la idea religiosa no referida a la sociedad sino a la individualidad de la persona. La primacía de la ética y rectitud de las personas como base de la cultura, derivaría en un orden social superior y en el renacimiento de la nación.

Ya en Babilonia, cuando muchos de los cautivos en Babilonia creían ese sería su definitivo destino, Ezequiel en el capítulo 37 tiene la visión de la fe en la redención de la mano Divina, describiéndose la tan impresionante visión profética de los huesos muertos que revivirán levantándose de sus sepulcros, cuando rectifiquen en la diáspora sus vidas desviadas de los cánones de la Torá, encarando una renovación espiritual.

La Torá constituye esencialmente el cuerpo de legislación religiosa, ética y moral individual y social.

Será entonces cuando D’OS los repatriará haciendo realidad que nunca se olvidará de su pueblo elegido. El Profeta Ezequiel, de origen de la casta sacerdotal, fundamenta su ideal para el Pueblo y la Nación de Israel, el sometimiento a las prescripciones de la Torá, que en carácter contemporáneo se asemejaría a una constitución.

La lectura del capítulo I del Profeta Ezequiel como haftará se la llama Maasé Mercavá – Relato del Carruaje Divino – constituye una alegoría de su sentimiento sobre el destierro Babilónico.

CUATRO SERES VIVIENTES. El Profeta ve en su visión profética imágenes espectaculares y asombrosas. Comienza levantando la vista y ver a lo lejos en el horizonte de la llanura desértica que se está formando una tempestad, un inmenso nubarrón que por dentro se ilumina con un fuego y a medida que se va acercando desde el norte, se escucha un estruendo con mayor intensidad. Y desde el centro del nubarrón surge algo parecido a cuatro seres vivientes que se asemejan a seres humanos. Un ser con cuatro caras y cuatro alas. A través de los relatos Ezequiel a través de sus expresiones demuestra comprender que las imágenes constituyen representaciones de seres vivientes celestiales que se mueven a gran velocidad pareciendo brasas ardientes y produciendo sonidos asemejados al ruido de aguas caudalosas y como el ruido de un ejército. Posteriormente, Ezequiel se refiere a los cuatro seres vivientes como querubines. En cada querubín ve cuatro caras: una de hombre, una de león, una de toro y una de águila. Esas cuatro caras le inducen a Ezequiel la idea de la grandeza del poder y la gloria divina, pero esas cuatro creaciones se ubicaban debajo del trono de Su Suprema Majestad. Una forma metafórica de afirmar que D’OS domina a todos los seres de la creación.

Esa descripción de nubarrón y estruendo, se asemeja con el relato en la Torá, libro Exodo cap. 19 versículo 16 y el fuego en el versículo 18.

CARRUAJE DIVINO. Ezequiel ve un carruaje con cuatro ruedas gigantes y cuatro seres vivientes que los asemeja a querubines. Sobre ellos se extiende una inmensa superficie de hielo sobre la cual se ubica el trono del Ser Supremo sobre el cual está sentado D’OS. Las cuatro ruedas, de una impresionante magnitud y sus llantas todo su alrededor con gran cantidad de ojos, al igual los querubines que tenían muchos ojos. Los querubines son asemejados a seres celestiales a los cuales D’OS en su carácter de Supremo Soberano dispone de sus misiones y destinos.

Respecto al número cuatro representa la universalidad, simétrico y completo, se refiere a todos los hijos espirituales de D’OS. El carruaje lo describe de tal magnitud que los querubines resultan pequeños, es decir la creación divina del universo es tan inmensa que no se limita a cuatro querubines.

Cada rueda se integraba por dos ruedas formando ángulos rectos, dado que Ezequiel manifiesta que el carruaje se movía en cualquier dirección avanzando sin girar.

Toda la profusa y poética alegoría de Ezequiel, el carruaje celestial, las cuatro ruedas con ojos, los cuatro querubines también con gran cantidad de ojos, convierte a su mensaje en un llamado a la reverencia con D’OS, su santidad y omnipotente poder, que rectificando el pueblo de Israel sus adoptados hábitos paganos, encarando una renovación espiritual, llegará la redención de la mano divina y el retorno a Jerusalem.

Considerándose la fiesta de Shavuot la fiesta de Matan Torá, la entrega de la Torá, se impuso la costumbre de organizar para la noche de Shavuot reuniones de estudio de la Torá, denominada Tikun Leil Shavuot o esencialmente TIKUN OLAM, corrección del mundo, dado la obligación del pueblo de Israel completar la Creación Divina.

Que D’OS todo poderoso nos bendiga en permitirnos continuar y acrecentar la acciones en pos de lograr los ideales del Tikun Olam. Amén.
Joshua Chameides 

Parasha Shavuot

Estamos celebrando esta semana la fiesta de Shavuot, la entrega de la Torá en El Monte Sinaí en manos de Dios a Moshe. 

Este texto sagrado que nos define, comienza con el libro de Bereshit, esta primera sección de la Torá es el preludio del nacimiento de la nación judía, un libro sobre una familia. Lleno de conversaciones y discusiones, de amores y desamores, plagado de historias de hermanos qué pelean y qué se perdonan y de momentos donde se honra la vida. 

Del mismo modo, el Libro de Rut, la meguilá que leemos en esta fiesta de Shavuot, es el preludio de una sociedad tribal no unificada, al nacimiento de Israel como reino y cuerpo político unido.

Allí aparecen Tamar, y Rut como protagonistas de esta historia. El desarrollo de estas dos mujeres comienza con los varones mayores Iehuda y Elimelej alejándose de su gran familia y entrando en un declive moral o físico. En ambas, las protagonistas son las mujeres: Tamar y Rut. Las dos historias implican la muerte de dos hijos. En ambos casos, la mujer queda viuda y sin hijos, sin posibilidad de matrimonio por levirato. En ambas historias, las mujeres están decididas a asegurarse de que el nombre de su difunto marido se perpetúe teniendo un hijo que lleve adelante su linaje. Las mujeres, y no los dos hombres obligados, eran conscientes del deber moral de perpetuar los nombres. En ambas historias las dos mujeres atraviesan la dificultad de actuar con valor y coraje para lograr sus objetivos.

Las similitudes más importantes tienen que ver con las propias mujeres. Nuestras heroínas, aquellas cuyos actos son esenciales para la perpetuación del pueblo judío, son los personajes más marginados: Mujeres viudas y sin hijos, mujeres de naciones extranjeras y adversarias, a las que la gente negaba la ayuda. Y sin embargo, estas dos mujeres, en los márgenes de la sociedad, emergen como heroínas y permiten que la historia judía continúe

Qué este tiempo de entrega de la Tora nos llame a nosotros a ser como Ruth y Tamar, personas con valores y con coraje para ir hacia adelante ante cualquier adversidad. Shavuot nos hace comprender qué quienes forman parte del pueblo judío tienen qué ser personas comprometidas con estos poderosos mensajes , y qué quien lo siente , quien se siente atravesado por ellos, entonces tiene las puertas abiertas para poder ser parte de esta familia. Es tiempo de poder ver a quienes nos necesitan , a quienes tenemos qué acompañar más, con quienes tenemos qué compartir los días y la vida para así poder construir una gran familia en el plano de lo personal y qué a través del libro y de estas historias que nos unen podamos también construir el pueblo judío del qué somos parte.

¡Jag Sameaj!
Sem. Mati Bomse