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Haftara Shavuot

Esta haftará corresponde al Profeta Ezequiel capítulo uno, agregándose al final el capítulo 3 versículo 12. El nombre Ezequiel en hebreo IEJEZKEL, se compone de seis letras, iud, jav, kuf, alef, lamed.

Leyendo las letras segunda, tercera y cuarta se forma la palabra JAZAK ( fuerza) y leyendo las últimas dos letras forman la palabra EL (Dios). La fuerza viene de Dios.

Ezequiel vivió con los cautivos en Babilonia – primer éxodo forzado por la conquista del Reino de Judá por parte de Nabucodonosor y posterior destrucción del Templo de Jerusalem creado por el Rey Salomón – sus discursos están embargados por las vivencias y sentimientos depresivos del cautiverio pero, su ideal primigeniamente estaba dominado por una renovación social y espiritual de la nación cuando aún vivía en Jerusalem, pretendidamente con un estado teocrático. Su ideal era la de una nueva Jerusalem esencialmente religiosa, precedida por un gran sacerdote y un complejo culto del Templo. Pero Ezequiel consideraba a la idea religiosa no referida a la sociedad sino a la individualidad de la persona. La primacía de la ética y rectitud de las personas como base de la cultura, derivaría en un orden social superior y en el renacimiento de la nación.

Ya en Babilonia, cuando muchos de los cautivos en Babilonia creían ese sería su definitivo destino, Ezequiel en el capítulo 37 tiene la visión de la fe en la redención de la mano Divina, describiéndose la tan impresionante visión profética de los huesos muertos que revivirán levantándose de sus sepulcros, cuando rectifiquen en la diáspora sus vidas desviadas de los cánones de la Torá, encarando una renovación espiritual.

La Torá constituye esencialmente el cuerpo de legislación religiosa, ética y moral individual y social.

Será entonces cuando D’OS los repatriará haciendo realidad que nunca se olvidará de su pueblo elegido. El Profeta Ezequiel, de origen de la casta sacerdotal, fundamenta su ideal para el Pueblo y la Nación de Israel, el sometimiento a las prescripciones de la Torá, que en carácter contemporáneo se asemejaría a una constitución.

La lectura del capítulo I del Profeta Ezequiel como haftará se la llama Maasé Mercavá – Relato del Carruaje Divino – constituye una alegoría de su sentimiento sobre el destierro Babilónico.

CUATRO SERES VIVIENTES. El Profeta ve en su visión profética imágenes espectaculares y asombrosas. Comienza levantando la vista y ver a lo lejos en el horizonte de la llanura desértica que se está formando una tempestad, un inmenso nubarrón que por dentro se ilumina con un fuego y a medida que se va acercando desde el norte, se escucha un estruendo con mayor intensidad. Y desde el centro del nubarrón surge algo parecido a cuatro seres vivientes que se asemejan a seres humanos. Un ser con cuatro caras y cuatro alas. A través de los relatos Ezequiel a través de sus expresiones demuestra comprender que las imágenes constituyen representaciones de seres vivientes celestiales que se mueven a gran velocidad pareciendo brasas ardientes y produciendo sonidos asemejados al ruido de aguas caudalosas y como el ruido de un ejército. Posteriormente, Ezequiel se refiere a los cuatro seres vivientes como querubines. En cada querubín ve cuatro caras: una de hombre, una de león, una de toro y una de águila. Esas cuatro caras le inducen a Ezequiel la idea de la grandeza del poder y la gloria divina, pero esas cuatro creaciones se ubicaban debajo del trono de Su Suprema Majestad. Una forma metafórica de afirmar que D’OS domina a todos los seres de la creación.

Esa descripción de nubarrón y estruendo, se asemeja con el relato en la Torá, libro Exodo cap. 19 versículo 16 y el fuego en el versículo 18.

CARRUAJE DIVINO. Ezequiel ve un carruaje con cuatro ruedas gigantes y cuatro seres vivientes que los asemeja a querubines. Sobre ellos se extiende una inmensa superficie de hielo sobre la cual se ubica el trono del Ser Supremo sobre el cual está sentado D’OS. Las cuatro ruedas, de una impresionante magnitud y sus llantas todo su alrededor con gran cantidad de ojos, al igual los querubines que tenían muchos ojos. Los querubines son asemejados a seres celestiales a los cuales D’OS en su carácter de Supremo Soberano dispone de sus misiones y destinos.

Respecto al número cuatro representa la universalidad, simétrico y completo, se refiere a todos los hijos espirituales de D’OS. El carruaje lo describe de tal magnitud que los querubines resultan pequeños, es decir la creación divina del universo es tan inmensa que no se limita a cuatro querubines.

Cada rueda se integraba por dos ruedas formando ángulos rectos, dado que Ezequiel manifiesta que el carruaje se movía en cualquier dirección avanzando sin girar.

Toda la profusa y poética alegoría de Ezequiel, el carruaje celestial, las cuatro ruedas con ojos, los cuatro querubines también con gran cantidad de ojos, convierte a su mensaje en un llamado a la reverencia con D’OS, su santidad y omnipotente poder, que rectificando el pueblo de Israel sus adoptados hábitos paganos, encarando una renovación espiritual, llegará la redención de la mano divina y el retorno a Jerusalem.

Considerándose la fiesta de Shavuot la fiesta de Matan Torá, la entrega de la Torá, se impuso la costumbre de organizar para la noche de Shavuot reuniones de estudio de la Torá, denominada Tikun Leil Shavuot o esencialmente TIKUN OLAM, corrección del mundo, dado la obligación del pueblo de Israel completar la Creación Divina.

Que D’OS todo poderoso nos bendiga en permitirnos continuar y acrecentar la acciones en pos de lograr los ideales del Tikun Olam. Amén.
Joshua Chameides 

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