Haftara Vaietze

La Haftará de Vaietze destaca al Profeta Oseas, quien denuncia la infidelidad del pueblo hacia Di-s y revela el amor divino, comparable al perdón de un esposo hacia su esposa infiel o al amor de un padre hacia su hijo rebelde.

En la Parashá, observamos las dudas de Jacob y su falta de confianza, especialmente la falta de confianza en sí mismo.

En la Parashá anterior, leímos cómo Jacob “robó” la bendición de su hermano haciéndose pasar por él. Jacob era un hijo estudioso, pero sin iniciativa.

Recordemos que lo nombraron Jacob porque nació agarrado del talón de su hermano Esaú. Su madre, Rivka, lo alentó a animarse vistiéndolo con la ropa de su hermano, y hasta su padre, Itzjak, varias veces le pregunto, ¿Quién eres?, para incentivarlo a tener el coraje de ser él mismo. Cuando tuvo la oportunidad de hablar con su padre y pedirle una bendición, mintió diciendo que era Esaú porque aún estaba aferrado al talón de Esaú.

Por eso tuvo que irse, de ahí el nombre de la Parashá Vayetze (y se fue). Dejó su hogar, su vida, las tiendas donde estaba establecido, abandonó su comodidad. No solo escapaba de su hermano (en algún momento tenía que soltar su talón), sino que se fue buscándose a el mismo.

La Parashá narra que, en su viaje, Jacob durmió sobre piedras y tuvo el famoso sueño de la escalera que llegaba al cielo con ángeles subiendo y bajando.

Cuando Jacob se despierta, pronuncia una frase extraña: “Ciertamente, Di-s estaba en este lugar y yo no lo sabía”. En hebreo, “Yo no lo sabía” se dice “Lo Iadati” (el “ti” final significa yo), pero Jacob dice “Anoji Lo Iadati”, como si el “Yo” estuviera repetido. Nuestros sabios interpretan esta frase de manera diferente y explican que Jacob estaba diciendo: “Estaba Di-s en este lugar, pero YO no ME conocía”. Jacob se culpaba por no conocerse y por no confiar en su potencial Tengo la imagen de una escalera al cielo, con Di-s al lado de Jacob haciéndole promesas de éxito, tierra y descendencia, pero con un Jacob dormido, paralizado ante la oportunidad que estaba adelante suyo, sin atreverse ni siquiera a preguntar si puede subir a esa escalera. Este Jacob (el que nació agarrado al talón de su hermano) estaba lejos de convertirse en el Israel de la parashá que viene (el que se atrevió a luchar con personas y ángeles y triunfó).

Subirse a una escalera al cielo da miedo, miedo a lo nuevo, miedo a caerse, miedo a no poder.

Mas aun cuando lo que a veces tenemos adelante no es una escalera al cielo sino un pequeño escalón, un desafió o un cambio.

Todas las mañanas al levantarnos decimos el Mode Ani, agradecemos que nos despertamos y nos vuelve el alma al cuerpo y terminamos diciendo “Raba Emunateja” que significa literalmente “Es mucha tu confianza”. Tenemos que levantarnos sabiendo que si Di-s confía en nosotros. Como nosotros no vamos a confiar en nosotros mismos.

Las preguntas que nos plantea Oseas son:
¿Confías lo suficiente en Di-s como para creer en ti mismo?
¿Te atreves a renunciar a lo que crees que eres para descubrir lo que puedes llegar a ser?

La respuesta que ofrece la Parashá está en su título, Vayetze. Jacob tuvo que salir, soltarse de su hogar, de sus padres, liberar el talón de su hermano y así conocerse, confiar en su potencial, creer en las promesas de Di-s y transformarse en el padre del pueblo de Israel.

Shabat Shalom.
Fabian David Holcman

Parasha Vaietze

Bereshit 28:10 – 32:3

Que estas palabras de Torah sean para la alia haneshama de Jaim ben Meir Hakohen Z’L.

“Y soñó, y he aquí que había una escalera apoyada en la tierra cuya cima llegaba al cielo; y he aquí que ángeles de D´s subían y bajaban por ella. Y he aquí que D´s estaba parado sobre él y dijo: `Yo soy HaShem, D´s de tu padre Abraham y D´s de Ytzjak; la tierra sobre la que estás acostado, a ti te la daré y a tu descendencia. Y será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás poderosamente hacia el oeste, hacia el este, hacia el norte y hacia el sur; y todas las familias de la tierra se bendecirán por ti y por tu descendencia. He aquí que Yo estoy contigo; te protegeré donde quiera que vayas y te haré retornar a esta tierra; pues no te abandonaré hasta que haya hecho lo que he hablado respecto de ti´. Se despertó Yaacov de su sueño y dijo: “Ciertamente está presente D´s en este lugar…y yo no lo sabía!”

¡Y se impresionó y dijo “Qué increible es este lugar! No es está sino, la
morada de D´s y esta es la puerta de los cielos!” (Bereshit 28:12-15)
Seguramente nos encontramos frente a uno de los episodios, más comentados e interpretados en la exégesis de la Torah. Como dice el dicho ¿Qué le hace una raya más al tigre? Trataré de encontrar algún punto novedoso en este bellísimo relato.

Para empezar, vamos a ir al comienzo de todo, veremos que nos aporta el nombre de nuestra parashá. Vaietze, en castellano quiere decir “Y salió”, en una traducción simple podemos entender que hace referencia a que Yaacov se va de lo de sus padres, donde nació y creció. Ahora tratemos de pensar que más, nos podría estar insinuando esa salida.

Sabemos de acuerdo a la parashá anterior (Toldot) que él era una persona tranquila que se dedicaba a pastar ovejas y a estudiar junto a su padre Itzjak.

Entendemos por esto, que creció en un hogar muy cuidado y protegido por sus padres, a diferencia de su hermano Esav que vivía constantemente fuera de la casa.

Yaacov se encontraba en este momento, por primera vez, fuera de una burbuja y teniendo que enfrentar con las dificultades que el mundo exterior le iba a proponer. Claramente la inexperiencia de tener que arreglarse solo, le estaba generando temores que, de algún modo, debía superar.

La principal herramienta con la que él contaba eran todas esas horas de estudio que él había podido acumular, junto con las enseñanzas de su padre. El tema era, poder saber cómo utilizar, en esta nueva etapa, todo lo aprendido. Lo primero y principal es, que todo aquel individuo que estudia Torah, logra desarrollar una sensibilidad especial que le permite poder descubrir, la existencia de lo “Divino”, en todas las cosas y, por cierto, esto ya le podía ser de gran ayuda.

Es por todo esto que el texto nos dice que salió e inmediatamente nos relata este primer sueño. Vamos entonces a sumergirnos en el mundo de los sueños y algunas de sus interpretaciones.

Rabi Yosef Itzjak Schneerson define que, las imágenes constituyen el lenguaje de los sueños y según su entender esas imágenes son universales y no conocen fronteras. Tal como el Rab nos transmite vemos, que este sueño comienza con imágenes visuales, de aquellas que jamás olvidamos. No en vano Sigmund Freud define a los sueños como “el camino directo al inconsciente”.

Después de haber visto algún concepto genérico de los sueños, veamos de adentrarnos en el sueño de nuestro querido patriarca Yaacov. El Sefer Hajalomot (Libro de los sueños) nos propone una interesante interpretación del Rabi Aharón Perlov de Karlin, s. XVIII. Él nos dice que la escalera apoyada en la tierra con su cabeza llegando a los cielos es una expresión del sentido de la experiencia de una persona. Uno debe tener sus pies firmemente parados en la tierra en procura de su sustento y realizaciones en cuestiones materiales que le permitan una vida digna. Pero su cabeza debe llegar al cielo, para poder comprender definitivamente que solo una vida espiritual está consagrada con el estudio de la Torah que es capaz de darle a la escalera de su base el apoyo que debe tener en lo alto.

Otra interpretación del libro Or Torah nos dice que la escalera representa a la plegaria y la expresión “en la tierra” alude a los niveles del alma que se invisten en el cuerpo. Y “en el cielo” alude a la esencia del alma, su raíz, la cual no se inviste en el cuerpo por que trasciende de ese nivel y la plegaria es la que conecta los dos niveles.

Ahora veamos que sucede con esos angelitos que subían y bajaban. Hay algo que a primera instancia no estaría cerrando, suponemos que los ángeles son seres celestiales los normal sería que bajen y luego suban. ¿Porque la Torah nos cambió el orden?

El texto nos dice “…he aquí que ángeles de D´s subían y bajaban por ella”.

Para Rashi lo que este relato nos estaría diciendo, es que los ángeles que venían cuidando de Yaacov hasta ahora, mientras estuvo en la tierra de Israel suben y desde ahora estará custodiado por un nuevo grupo de ángeles que son los que están bajando. Por lo que nuestro patriarca no quedará sin protección, en su próxima estadía en Jaran.

Con permiso de Rashi creo que hay otra explicación un poco más mística, que por supuesto no anula la interpretación de nuestro queridísimo y prestigioso exégeta. Los maestros jasídicos nos enseñan un concepto muy interesante que es el “hitaruta de letata” (un despertar de abajo) que tiene que ver con esta conexión que comienza por nuestro trabajo aquí abajo mediante nuestra tefilah, el estudio de Torah, y el cumplimiento de mitzvot y hay otra via de conexión que se denomina “hitaruta de leila”(un despertar de arriba) que muchas veces surge como consecuencia de lo que hayamos logrado mediante nuestro despertar aquí abajo (no es condición). Es esa colección que el Or Torah nos explica y conecta los dos extremos de nuestra escalera.

Recordemos que habíamos comentado lo mucho que Yaacov había estudiado con su padre Itzjak.

De todos modos, cualquiera de las dos interpretaciones nos permite concluir en que, nuestro patriarca estaría muy bien protegido para todo lo que le aguardaba en la casa de su tío Laban.

Es por eso mis queridos amigos que nuestro tercer patriarca caracterizado por el equilibrio nos muestra que no debemos tener miedo de salir de nuestra zona de confort, ¿que lo nuevo o lo desconocido tiene riesgo? Sin lugar a duda, pero cuando obramos de manera honesta y con buenas intenciones, con los pies bien plantados en la tierra y con la cabeza mirando al cielo, siempre habrá un nuevo grupo de ángeles cuidando de nuestras espaldas, y no debemos olvidar que tienen la supervisión de Boreh Olam. Así que salgamos con convicción y con fuerza en busca de eso nuevo que nos está esperando allá afuera.

A nivel personal, este Shabat 12 de Kislev es mi cumpleaños, la tradición judía dice que el alma brilla más fuerte en este día y se puede dar bendiciones, voy a pensar en todos ustedes, qué este shabat Hashem los colme de bendiciones, alegría, abundancia, salud y éxito en todo lo que emprendan. Y pediré mucha “Paz”.

Shabat Shalom Humeboraj.
Ari A. Alster

Haftara Toldot

El Último Mensaje.
Comentario HAFTARÁ TOLDOT: Malají 1:1 – 2:7

La lectura que nos convoca en esta oportunidad nos ubica en tiempos del Imperio Persa.

Hacia el siglo VI antes de la era común, el Rey Ciro II conquistó Mesopotamia, dándole fin a 70 años de exilio del Pueblo judío en Babilonia.

Ciro, al que la historia reconocería como el Grande, liberó a los esclavos, garantizó la tolerancia religiosa y permitió regresar a sus tierras a los pueblos deportados. A raíz de este decreto, 50.000 judíos exiliados emprendieron el Primer Retorno a la Tierra de Israel:
volverían a Jerusalén y construirían el Segundo Templo.

En esta época vivieron los tres últimos profetas: Ageo, Zacarías y Malaquías (Malají).

Nuestros Sabios afirman que con ellos la profecía se extinguió de Israel para siempre.

Esta semana, la haftará que se lee con parashá Toldot nos vincula al libro del Profeta Malají, enfrentándonos a versículos con una gran carga emocional.

En solo tres capítulos, el escrito refleja los tiempos que se vivían: hablando durante el período del Segundo Templo, el Profeta critica los sacerdotes y los reprocha por la hipocresía ante el ritual vacío, y reprende al Pueblo por su infidelidad (a sus cónyuges y a D-s).

La haftará finaliza exhortando a los cohanim a regresar al pacto original que D-s había hecho con Aarón. Concluye con una promesa, enfatizando el amor de D-s por Israel y animando al Pueblo a arrepentirse.

Malají es el último de los 12 Profetas Menores (profetas posteriores), el último Libro de los Profetas. Lo llamativo es el nombre: Malají.
“Malaj” en hebreo significa “ángel” (pero también “mensajero” o “enviado”); entonces Malaji puede leerse como “mi ángel” o “mi mensajero”.

Este nombre sólo aparece en el Libro de Malají, por lo que queda a interpretación si es el nombre personal del profeta, o sólo un título para un hombre que era conocido como un mensajero de D-s.

Este anonimato dejaría entrever que la narrativa puede prescindir del protagonista: tal vez no importaba tanto el mensajero sino el Mensaje.

Se requería valor y autoridad moral para expresarse con vehemencia ante la irresponsabilidad, la corrupción y la falta de honra.

En su voz habría crítica, pero también esperanza.

Ante las vicisitudes que fracturan la Historia, el mensaje del Profeta permanecería incólume y atemporal, porque cada quien que levante la voz en cada generación, le daría una nueva fuerza al mensaje en cada época.

Aún ante una generación que reconstruía el Templo, la presencia de D-s no era palpable.

Las grandes promesas redentoras de los profetas Ageo y Zacarías no se habían cumplido, y el Pueblo estaba perdiendo fuerza espiritual.

Malají, el Último Profeta, comienza su libro recordándonos que, como se describe en la Parashá, D-s amorosa y eternamente nos eligió a nosotros, los descendientes de Jacob.

Es aquí donde El Mensaje nos despierta para que retornemos a nuestra verdadera Esencia, recordándonos el amor incondicional que existe entre D-s y Su pueblo.

La elección del Pueblo judío por parte de D-s es uno de los grandes principios de la tradición judía. “Elegir”, en este contexto, significa que se establece un vínculo especial con aquello que se elige. A esto lo llamamos “amor”.

Amar también significa “esperar más de nosotros”. Es ser mejores que antes, es estar unidos ante la incertidumbre, confiando en que no estamos solos.

Es entender que no somos lo que nos hicieron, sino lo que hicimos con lo que nos hicieron.*

Lloramos, pero aliviamos tanto dolor cantando por la Paz.

Nos reconstruimos rezando, estudiando y activando en nuestras comunidades.

El corazón estrujado y hecho añicos, pero cada vez más grande ante la solidaridad que conmueve.

Así, salimos al encuentro de lo Divino.*

Mirando un poco más de cerca, quizás el Último Mensaje se trata de volver a conectarnos con D-s, permeables ante la espiritualidad que nos abraza.

Allí es donde el amor incondicional entre D-s y Su pueblo nos reúne en un rezo por nuestros hermanos y por nuestra Tierra, en una melodía sin fronteras: Avinu, Avinu…
shebashamaim, tzur Israel vegoalo…

Padre celestial, protector y redentor de Israel, bendice al Estado de Israel, que marca el principio de nuestro renacimiento y redención.

Avinu shebashamaim, tzur Israel vegoalo, barej et Medinat Israel reshit tzemijat gueulatenu.
Amén.

*Frases que atribuyo a nuestro Rabino y Maestro Rab Ale Avruj, Sheijie Leorej Iamim Tovim Amén.
Que viva por largos y buenos años. Amén.

Shabat Shalom!
Seba Cabrera Koch

Fuentes:

  • Avruj, Alejandro. Et ba zman: Un tiempo dentro del tiempo. Sidur Tefilot Shabat y Festividades. 1er edición. 2015. Comunidad Amijai. Oración por el Estado de Israel. Pág. 122.
  • Beer, Z. Kornblau, B. Zachary Beer y el rabino Barry Kornblau. Toledot. outorah.org © 2023 Orthodox Union
  • Coffman, Aryeh. Tora con comentario de Rashi, tomo 1 Bereshit – Génesis. 2001. Editorial Jerusalén.
  • Dubov, Mendel. Haftarah Companion for Toldot. 2023. © Chabad-Lubavitch Media Center.
  • Haftará Toldot Malaquías 1:1-2:7. Consultado desde Sefaria.org
  • National Geographic Historia. Tomo 5: Reinos e Imperios de Próximo Oriente. 2018. National Geographic Society.
  • Parashá Toldot Génesis 25:19 – 28:9. Consultado desde Sefaria.org
  • Sacks, Jonathan. Cartas para la próxima generación – Carta 3. © 1981-2023 The Rabbi Sacks Legacy Trust.

Parasha Toldot

“Ve Ele Toldot Itzjak Ben Abraham. Abraham…”
“Estas son las historias de Itzjak, hijo de Abraham. Abraham…”
Bereshit 25;19

La Parashá de esta semana comienza con la anterior frase, presentando a Itzjak, pero hablando de Abraham.

¿Quién era Itzjak? El hijo de… ¿De quién va a hablar la Parashá?
De sus hijos Iaacov e Esav. ¿Cómo puede ser?

¿Mi ze Itzjak? ¿Quién es Itzjak?

Lo se, Hijo de Abraham y Padre de Iaacov y Esav. Pero me falta algo. Falta que aparezca una historia que lo engrandezca, que el diluvio este a punto de llegar y el tenga en sus manos la llave del Arca, me falta un algo, un poder sobrenatural, un talento, un don.

Parece que no, pero Itzjak tiene mucho de lo anterior, simplemente por el hecho de ser hijo, para luego ser padre. Repasemos su historia; Itzjak nace bajo el nombre del mismísimo milagro, sale del vientre de su madre quien sufría por su esterilidad. Crece con su hermano Ishmael, quien en el mejor momento de la hermandad, en el momento donde empiezan a jugar el uno con el otro, es echado, arrojado al desierto para ser dueño de su propio destino.

Itzjak transformado en hijo único, ya sin nadie con quien jugar, es despertado por su ídolo, por su superhéroe, por su padre quien lo invita a caminar hacia aquel lugar donde iba nada mas y nada menos que a ser sacrificado en nombre de lo divino.

Llega el momento de enterrar a su padre, y sin embargo él está ahí. Perdona para sanar y se reune con quien había sido su hermano, Ishmael, para hacer la Kvurá. El difícil trabajo de ser hijo de quien no había sabido mantener una familia unida.

Esav y Iaacov, la famosa historia donde con el paso del tiempo establecimos que uno era el malvado y el otro víctima de la crueldad de su madre. Iaacov se hace pasar por Esav frente a su padre, y su padre le dice “A Kol Kol Iaacov, Ve Iadaim Iedei Esav” “La voz es la de Iaacov, pero las manos son las de Esav” Itzjak lo sabia todo, pero sin embargo el trabajo enorme y difícil de ser padre y decidir. Itzjak bendice a Iaacov, y su familia queda separada y atravesada por el odio y el rencor.

¿Quién es Itzjak? ¿Cuál era su grandeza?

Ser humano.

La Tora no pone en Itzjak lo sobrenatural, pone todo lo humano y real. Llena su historia del desafío de ser “Hijo de” tener que cargar con una historia impropia, hacerla suya y transformarla para ser “Padre de” y dejarle un nombre y una historia a sus hijos, con sus aciertos y desaciertos. Con sus fortalezas y debilidades.

Itzjak tenia el don de ser persona, y su vida se basa en el simple hecho de ser.

Podamos todos al volver a escuchar esta historia, descubrir nuestro desafío, nuestra herencia y que hacemos con ella, para construir un futuro mejor.

¡Shabat Shalom Amijai!
Sem. Brian Bruh

Parasha Jaiei Sara

Esta Parasha comienza sorprendiéndonos desde su nombre: Jaiei Sará (las vidas de Sara). Enfatiza la vida o “las vidas” en plural y sin embargo el texto nos narra la muerte de la primera matriarca.

Éste no es un dato menor, ya que el texto bíblico hasta aquí no dio demasiada información sobre las mujeres; cómo se llamaban, cuánto vivieron, por qué las recordamos. Sin embargo con Sara cambia la historia. Comenzamos a registrar la presencia de las mujeres y éstas convirtiéndose en matriarcas.

Sara fue una mujer misteriosa. Sus silencios, su risa, su ironía hacen notar más su presencia que sus escuetas y precisas palabras. Su muerte deja un gran vacío familiar, para su marido, Abraham; y para su hijo, Itzjak. Sin embargo, la Torá nos insinua que cuando los sentimientos de dolor son profundos, no debemos concentrar nuestra atención en la perplejidad de la muerte, ni en la aflicción extrema, sino por el contrario debemos conectarnos con la vida y las enseñanzas aprendidas de nuestros seres queridos.

Al haber concluido el ciclo de Sara, es fundamental que comience el ciclo de Rivka.  Es por eso que la parashá anterior finalizaba relatando el nacimiento de Rivka: “He aquí que Milká también ha parido hijos a Nahor, tu hermano….[incluyendo a Bethuel] y Bethuel engendró a Rivka”

¿Por qué nos cuenta la Torá acerca del nacimiento de Rivka antes de informarnos de la muerte de Sara?

Los rabinos del Midrash explicaron esta yuxtaposición refiriéndose al versículo del libro bíblico Kohelet (Eclesiastés). Rabi Aba dijo, “¿Acaso no sabemos que el sol se levanta y el sol se oculta? Sí, pero el significado es mayor. Debemos entender que cuando el Creador decide que el sol de una persona justa se oculte, está decidiendo a su vez, que el sol de otra persona justa se levante… Antes que el Creador permitiera que se ocultara el sol de Sara, Dios ya había asegurado el surgimiento de la segunda matriarca, Rivka.

Y así fue. El relato continúa con la búsqueda que realiza Abraham para conseguirle esposa a Itzjak. La búsqueda de consuelo, la búsqueda de amor y la búsqueda de continuidad. Y allí aparecerá Rivka en su historia y en nuestras historias.

La continuidad de nuestro pueblo se construyó y se construye con la búsqueda de amor. O en las palabras del Talmud, “lo que viene del corazón entra al corazón.” No importa cuán grandes sean nuestros saberes, ni cuan magníficas sean nuestras instituciones educativas, el componente clave para transmitir el legado, los principios y la fe de nuestro pueblo; es el ejemplo ligado a la coherencia con Amor.

Somos integrantes de un pueblo comprometido con su mensaje identitario. Abuelos, padres, hermanos, maestros, amigos; cada uno de ellos deja su huella de aprendizaje en nosotros, y nuestro desafío es transmitirla a las nuevas generaciones. Será por ello que cuando ya no están físicamente, los recordamos con amor. Sus vidas adquieren una nueva presencia y están en nosotros.

Quizás ahora podamos entender porque el plural de Jaiei Sara; porque hay una vida física que compartimos y transmitimos en este viaje; pero hay una vida eterna que sigue estando presente aún cuando no estemos físicamente, seguirá viviendo y latiendo en la memoria y en los corazones de nuestros amados.

A la memoria de los integrantes de nuestro pueblo masacrados el 7 de octubre.

Am Ejad Im Lev Ejad.
Están en nosotros Z”L
Rab. Sarina Vitas

Haftara Jaiei Sara

Amigo mío:

Preguntarte cómo estás sería tan tonto como intentar decirte que aquí estamos bien. Pero necesitaba escribirte, decirte que acá estoy.

El corazón en la boca, los ojos en el teléfono intentando dejar de ver las imágenes del horror, las cuales hoy no puedo dejar de ver.
Intento llevar adelante mi vida normal aquí a tantos kilómetros de distancia pero sin embargo no puedo ni dormir. Tengo ataques de ansiedad y una intención de estar ahí. Con vos. Nada de lo que haga aquí siento que valga la pena como estar allí.

Comparto en mis redes contenido a cada rato.

Pido que lo hagan, siento que de alguna forma eso ayuda a generar conciencia social, que la gente entienda de lo que estamos hablando.

Que intenten aunque sea imaginar contra lo que estamos peleando.

Que entiendan que el diálogo no es posible, que desde el minuto 0 donde cruzaron esa maldita valla, y asesinaron, violaron, secuestraron y nos dejaron rotos. Rotos en nuestras casas viendo los videos del horror, las cunas vacías, las casas destruidas, las familias quebradas, no hay nada que podamos hablar.

Que con el terrorismo no se negocia, y con los peros tampoco.
Escuchamos y leímos demasiados “Ah pero Israel” “pero la historia” “pero las tierras”

Y entonces volvemos a aprender que con quien ante el terrorismo se le ocurre un Pero, es porque de ninguna manera entiende lo que estamos hablando.

Hermano, no te das una idea la impotencia que siento. Escuchar políticos de todos los niveles preocupados en hablar de palestina y sus tierras, Candidatas a presidente compartiendo y difundiendo su odio mas puro. dejando la solidaridad de lado, justificando el terror, frente a millones.

Buenos Aires, Noviembre 2023

Cuando vos estás ahí, peleando contra seres del terror cuyo objetivo es terminar con nosotros, borrarnos del mapa y de la historia usando a los propios palestinos de escudos humanos, educándolos en odio y sentenciándolos al fuego cruzado. No estamos hablando de tierras, hablamos de vivir o morir. No estamos hablando de Israel – Palestina, hablamos de Israel – Hamas.

No quiero extenderme en esta carta, pero quiero que sepas, que Jamas con J, vamos a permitir desde el lugar en el mundo en el que estemos, que Hamas con H, apague nuestra historia.

Me gustaría pedir paz para Israel, pero ya solo puedo pedir fuerza. Para ustedes, nuestros jaialim. Para nosotros que desde el lugar de cada uno podamos ser parte de sostener Israel. Para el mundo, que supo entender y mostrar apoyo y ahora, en los tiempos difíciles que vienen que pueda seguir del lado de la vida. Y por último para vos, que estás leyendo esta carta y entonces quizás con alguna lágrima en el ojo, o con una sensación extraña en el pecho sabes que Israel, depende de vos.

Laila Tov,
Am Israel Jai.

No estamos conquistando tierras, estamos luchando por sobrevivir.
Vamos a escuchar cosas difíciles estos días, porque la guerra la empezo Hamas, Y ahora es turno de Israel. Y la empatia del mundo no se cuanto mas va a durar. Pero hay algo que si se.

Desde el sábado pasado, cada uno de nosotros nos hemos transformado en parte ESCENCIAL del Ejercito de Israel.

Algunos tenemos como arma la voz. Pararnos en toda y cada bima posible a decir Am Israel Jai. Otros tienen el arma en la extensión de sus manos. En ese teléfono que sirve para COMUNICAR a nuestros mundos lo que sucede. Otros quizás tienen la posibilidad económica de enviar recursos para nuestros jaialim y reservistas, Otros están poniendo el cuerpo, la mente y el alma para terminar esto, y otros, están poniendo sus manos en cocinarle a nuestros Jaialim, llevarles abrigo, chalecos, baterías.

Pero hay algo que todos tenemos en común, que es que estamos acá.
Que el terrorismo no nos paraliza.
Que el terror mas feroz de todos no impidió que dejemos de celebrar nuestras Jupot, nuestros Bnei Mitzva, nuestras historias.
Porque el terror no va a ganar.
Porque cuando estamos quebrados por dentro, perdiendo el tiempo entre derecha o izquierda, nos quiebran por fuera.

Pero cuando estamos unidos por dentro, Cuando volvemos a ser Am Ejad im Lev Ejad, un solo pueblo con un solo corazón, no hay nada ni nadie que nos pueda apagar.

Shabat Shalom
Sem. Brian Bruh

Haftara Vaiera

Haftara Vaierá: II Reyes 4:1-37

La esperanza requiere coraje

Una de los ejercicios más fascinantes e intelectualmente estimulantes es el de encontrar esos puentes que unen a la parasha con la haftará. Es descubrir el dialogo entre las fuentes… intentar profundizar y sumergirnos en ellas, para sorprendernos, en la medida de nuestras limitaciones, con esas conexiones que iluminan y nos hacen brillar en cada generación.
Esta semana, la haftará que nos convoca es la que corresponde a la parashá Vaierá, donde podemos trazar al menos tres paralelos claros: la hospitalidad, una profecía a una mujer estéril de que dará a luz un hijo y la experiencia cercana a la muerte de ese hijo.
El primero de los temas, hajnasat orjim, dar la bienvenida a los invitados, es una característica destacada tanto en el comienzo de Vaiera como en las historias de los milagros de Eliseo.
Tan valiosa es la mitzvá de recibir invitados, que tiene una prioridad especial: incluso “se podría interrumpir” el hablar con D-s, emulando a nuestro patriarca Abraham en su encuentro con los “tres visitantes”.
En ambas historias, un mensajero de D-s se acerca a una mujer sin hijos (Sara y la mujer sunamita) y le dice que pronto dará a luz. Ambos mensajes son recibidos con escepticismo, pero ambas mujeres finalmente tienen hijos.
Quizás lo más conmovedor, es que tanto la parasha como la haftará cierran con historias de hijos que milagrosamente sobreviven a lo que de otro modo sería una experiencia mortal.
Un Itzjak casi sacrificado por su padre en la cima del monte Moria, y salvado en el último momento por un ángel. Un niño sunamita muere, y es revivido por el profeta y su oración.
La isha ha-Shunamita, la mujer sunamita, es la mujer “sin nombre” que concibe después de muchos años de infertilidad, tras una bendición dada por el profeta Eliseo.
La Guemará en Masejet Berajot (10b) plantea un punto muy interesante: ¿porqué la mujer sunamita dijo que Eliseo era un “santo”?. Se citan dos respuestas, explicando que ella “nunca vio una mosca cerca de la mesa cuando él comía”, y que cuando cambió su ropa de cama “nunca vio evidencia de una emisión corporal”.
Ambas respuestas parecen difíciles de entender, pero Rab Israel Salanter señala la importancia de esta pregunta en el Talmud. Nuestros Sabios parten de la suposición de que la “santidad” de una persona no es algo fácilmente visible.
Una persona virtuosa no necesariamente parece distinguida ni actúa de manera exteriormente distinguida en sus asuntos ordinarios. Por mucho que pudiéramos suponer que la mujer sunamita admiraba y respetaba a Eliseo, la mujer llegó a esta conclusión basándose en la forma en que Eliseo comía y en su ropa de cama, es decir, en la expresión de sus cualidades en lo más cotidiano.
Esto nos enseña a centrarnos no en cómo nos ven los demás, sino en lo que realmente somos y lo que debemos ser.
Tener la capacidad de “ver” más allá, abre el mundo a otra perspectiva y a otra sensibilidad. Muchas veces, la desesperación nos ciega, haciéndonos incapaces de ver las posibilidades.
La esperanza requiere coraje. En lugar de rendirnos en tiempos difíciles, debemos seguir buscando el “bien oculto” sin desesperarnos.
El significado de esta revelación tal vez debería entenderse a la luz de la condición de ansiedad y soledad de nuestras protagonistas.
Giezi, siervo de Eliseo, le señaló a su amo que su anfitriona era estéril, y el profeta decidió recompensarla con el milagro de un bebé (haciéndose eco nuevamente de la historia en Vaierá con Abraham y Sara). De la misma manera, sucede con otras mujeres estériles de la Biblia (Rivka, Rajel, Jana, la madre de Sansón y Mijal).
Era como si D-s les estuviera diciendo a estas mujeres –y a nosotros, sus descendientes– “Cuando te sientas solo, yo estoy contigo; cuando te encuentres abandonado y desamparado, tienes a Mí en quien confiar”.
Los invito a sentirse conmovidos por este momento en la vida de nuestros antepasados, cuando la fe se sobrepone tan claramente al sufrimiento.
Tengamos confianza que la historia nos traerá el sonido de la risa de Sara, el arrullo de los primeros llantos de Yitzhak, el consuelo del pequeño Ishmael y la alegría del niño renacido de la sunamita.
Somos bendecidos con una revelación personal, cuando en un momento sublime, un recordatorio nos despierta con una visión de un mundo de bendiciones a nuestro alcance.

A la memoria de nuestro querido Mito – Jaim Ben Meir HaKohen Z´L.
Shabat Shalom!

Seba Cabrera Koch

Parasha Vaiera

Jean Paul Sartre dijo: “Uno es lo que lo que hace con lo que hicieron de él”. ¿Esto es determinismo? ¿Esto es libre albedrío? Es un punto difícil pero lo importante acá es cómo se relaciona con Abraham.

Abraham puede ser el nombre de un abuelo, zeide, tío, primo segundo de mamá o un familiar que tenés en Israel y te hospeda en medio de Rishon LeTzion. Pero este nombre, además de todo lo anterior, es el nombre del creador de nuestra historia, a tal punto que le pusimos “Abraham Avinu” (Abraham nuestro padre).

Desde que arranca su historia, a Abraham le pasan todas (posta) y además, casi siempre, el camino le pide soltar una relación con algo o con alguien. Se va de la casa de su padre, lo meten en un horno (spoiler: sobrevive), casi lo matan por decir que era el hermano de Sara, se auto circuncida (anímate vos a esa, eh…) y esta semana en nuestra Parasha Vaiera tiene que echar a su hijo Ishmael con Hagar por pedido de Sara y, como si no fuera demasiado, le piden que ate a Isaac para ofrecerlo a D´s (spoiler: D´s mete un enroque, lo frena a Abraham y a cambio le pide que le dé un cordero en su honor).

A veces el camino nos pide decisión para poder avanzar. Quietos/as no nos movemos de donde estamos. Sospecho que Abraham lo sabía y eligió en dónde poner su energía.

Creo que cada momento de la vida es una buena oportunidad para parar y preguntarse: ¿Cómo queremos transitar esta vida? ¿Con quiénes? ¿Con qué actitud? ¿Hacia dónde? ¿En qué poner nuestra energía y amor?
Tal vez la idea de soltar no implica caminar sin peso, sino preguntarte qué es lo indispensable para cada uno de tus pasos y decisiones que vas a tomar.

Shabat Shalom!
Wally Liebhaber

Parasha Lej Leja

LA PRUEBA MÁS DIFÍCIL

Existen personajes en este mundo que a su paso dejan una huella profunda en quienes los rodean. Hablamos de individuos que parecería ser, siguen una voz interior, una llamada. Tienen una visión, no de lo que es, sino de lo que podría ser.

Abraham y Sara fueron ese tipo de personas, supieron combinar visión, coraje, fe, confianza en sí mismos y en quienes los rodeaban. Dijeron: yo quiero ser diferente, no por el solo hecho de ser distinto, sino por querer que empiece algo totalmente nuevo en su vida.

A Abraham lo llamaron Ha-Ivri, “el hebreo”, porque todo el mundo estaba de un lado y él del otro. En nuestra parashá, nuestos patriarcas comienzan un nuevo viaje para construir una sociedad, que no adore el poder ni los símbolos del poder, sino que su objetivo sea enseñarle a las futuras generaciones, a seguir el camino de la rectitud y la justicia.

Según la Mishná de Pirkei Avot, Abraham fue sometido a 10 pruebas en su vida, y las resistió a todas: se le dice que deje su tierra natal, se enfrenta al hambre, la guerra, los problemas con sus esposas y su hijo Ishmael, y especialmente, la orden de sacrificar a su hijo, Itzjak.

Algunos comentaristas, sugieren una conexión entre las pruebas de Abraham y las diez expresiones con las que se creó el mundo en el Génesis:

“Superando cada situación que la vida le propuso, demostró que era digno de vivir en el mundo que fue creado por estos diez dichos”

Este tiempo nos obliga a emprender un nuevo camino, plagado de incertidumbre, momentos difíciles y situaciones trágicas como las que vimos en Israel las últimas semanas.

El desafío será cómo continuar el viaje que Dios emprendió con Abraham y Sara para todo un pueblo. La prueba que nos toca hoy a nosotros, es pensar cómo seguir siendo una nación qué viva bajo los valores de una historia de verdad, justicia, paz y equidad, sin sed de venganza, porque como dice nuestro rab Ale, esa palabra no está en nuestro diccionario.

Como pueblo debemos pensar cómo responder a esta realidad y definir si seremos dignos de vivir en el mundo qué fue creado con las palabras.

Mientras otros intentan destruir todo lo qué conocemos, crear un nuevo camino sembrado de horror y miedo, nosotros seguimos caminando hacia el destino de tener nuestra tierra, independiente, sagrada, para todos los judios qué amamos la paz, y qué anhelamos un tiempo mejor para los pueblos y para el mundo.

Shabat Shalom
Sem. Mati Bomse

Haftara Lej Leja

ISAÍAS 40:27–41:16

Nuestra Haftará pareciera no tener una línea directa con la Parashá. Sin embargo, contiene una alusión directa a Abraham Avinu, ya que como dice nuestro profeta, fue él el que surgió desde el oriente, el que supo escuchar el mensaje divino. Hubo pueblos y reyes que se rindieron ante él.

Sin embargo, esto ocurrió porque Abram poseía una fe y convicción total ante cada paso que daba; sólo por su convicción en un único D’s para todos los pueblos del mundo y su sólida fe fue que pudo recorrer paso tras paso, vencer en cada batalla con los reyes a su paso para recuperar a Lot. Luchó por mejorar creando un camino para todo nuestro pueblo.

Como sabemos por nuestra parashá, se nos invita a caminar hacia nuestro interior, única forma de llegar a la tierra prometida. A poder convertirnos en uno, a tener unidad dentro nuestro.

Entiendo que nuestro profeta también nos invita a esto, a seguir el camino de Abraham.

Imposible en estos momentos extraernos de la realidad que estamos viviendo, de nuestros muertos, de los que han perdido seres queridos, de la tierra “lastimada, herida”. Como nos dice nuestro Rab, estamos todos rotos, pero estamos todos juntos y seguimos nuestro Eterno Lej-Lejá dentro nuestro y brindándonos a todos los que nos necesiten.

Esa ha sido siempre la manera en que Israel ha sobrevivido a todos y cada uno de los obstáculos a su paso.

Am Israel Jai!
Shabat Shalom Umeboraj!
Norma Dembo