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Haftarat Vaera

Hablando a tu corazón

“Hablando a tu corazón” es una canción del disco Tango, el primer álbum del dúo Charly García-Pedro Aznar, quienes ya habían tocado juntos en Serú Girán de 1978 a 1982.

Como Charly y Pedro, Moshe y Aaron se juntaron para hablar con el Faraón. El texto nos cuenta el intento del dúo por convencer al Faraón para que libere de la esclavitud a los israelitas. El Faraón presenta su negativa y empiezan a caer las plagas en Mitzraim (Egipto).

Hacia el final, después de que los egipcios sufren, dice (Shemot 9:12): “Y D´s endureció el corazón del Faraón, y no los escuchó”. Las plagas continúan y se intensifican, son cada vez peores. En este caso, el concepto de libre albedrío se vería cuestionado: ¿el Faraón eligió rechazar la petición de Moshe de liberar al pueblo o D´s lo obligó a hacerlo? ¿Habría respondido igual si D´s no hubiera intervenido? ¿Y cómo es posible que D´s siguiera castigando al Faraón, dado que D´s mismo provocó que el Faraón se negara a liberar a los israelitas de la esclavitud?

Varias fuentes tratan este conflicto, entre ellas Shemot Raba, que observa un detalle: en (Shemot 9:12) es la primera vez que la Torá nos dice que D´s endureció el corazón del Faraón, pero vemos evidencias de que el Faraón impactó su propio corazón cinco veces antes en esta parashá. Luego, dos veces (Shemot 7:13 y Shemot 22), en respuesta a los desafíos y peticiones de Moshe, la Torá nos dice que su corazón “se endureció”. Y tres veces después de eso (Shemot 8:11, Shemot 15 y Shemot 28), se nos dice que el Faraón “entristeció su corazón”.

Cinco veces el Faraón se apartó del pedido, reclamo y llamado de Moshe y del sufrimiento de aquel pueblo que azotaba. Cinco veces hizo que su propio corazón fuera cada vez menos flexible y sensible. Por ello, el Rab Shimon ben Lakish afirma en Shemot Raba, (una colección de Midrashim compilada en el siglo X-XI aproximadamente): “Como D´s le envió [la oportunidad de arrepentirse y hacer lo correcto] cinco veces y él no hizo caso, D´s dijo entonces: ‘Has endurecido tu cerviz y endurecido tu corazón en tu propio….’. Así fue que el corazón del Faraón no recibió las palabras de Dios'”.

En otras palabras, el Faraón selló su destino y su relación con lo divino. Con el peor castigo que podríamos tener: un corazón duro y sordo. Sin la capacidad de arrepentimiento.

Moshe Jaim Luzzatto (Rab y filósofo italiano del siglo XVIII) dijo: “Nuestras acciones externas afectan a nuestros sentimientos internos. Tenemos más control sobre nuestras acciones que sobre nuestras emociones, y si utilizamos lo que está en nuestro poder, acabaremos adquiriendo lo que no está tanto en nuestro poder”.

Podríamos decir que esto es cierto en ambos sentidos: cuando elegimos alejarnos del sufrimiento, cuando nos alejamos del dolor ajeno, afectamos a nuestra vida interior; nuestro corazón se endurece y nos alejamos de lo divino y de nuestra parte más sagrada, la humana. Es cierto que, a veces, da miedo mirar a ese dolor a los ojos y enfrentarse a los sentimientos de responsabilidad que puede nacer en nosotros. Pero ese alejamiento tiene un costo.

Aún así, Luzzatto da a entender, que las situaciones siempre pueden ser temporales. Incluso cuando nos alejamos de los demás y nos cerramos hacia nosotros mismos, hacia nuestro propio interés, y ya no podemos escuchar aquella pequeña voz que nos susurra por un cambio de dirección. Incluso entonces, las puertas hacia lo divino -y hacia nosotros mismos- están siempre abiertas. Como nos enseña el Talmud (Brajot 32b) en nombre de Rabí Eleazar, “Desde el día en que el Templo fue destruido, las puertas de la oración han estado cerradas… Pero aunque las puertas de la oración estén cerradas, las puertas del llanto no lo están”.

No hay mayor causa de llanto que no poder llorar (Séneca). Podemos hacer la obra del bien en el mundo, nos cambiará. Y cuando, finalmente, estemos preparados para dejar que nuestros corazones se abran, las puertas estarán allí, preparadas para recibirnos.

A ver si hablando a tu corazón, esta semana, ablando tu corazón.

Shabat Shalom!
Wally Liebhaber

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