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Haftarat Shemot

Isaías Ieshaiau [28:13]

La Haftará de hoy corresponde a una de las profecías de Ieshaiau.

Según dicen los Sabios del Talmud, el Profeta era sobrino del Rey de Iehudah y había nacido aproximadamente en el -760 abarcando hasta el -701 AC. Su vínculo con los círculos más elevados de la época, lo llevaron a observar todo tipo de lujos, ostentación del reinado y de los entornos más adinerados.

No obstante su posición social, estuvo en contra de suntuosidad de la élite siendo muy crítico de esta. Si bien no fue comprendido por sus pensamientos, llego a profetizar la caída del reino a causa de los graves excesos de las tribus. En la Harftará Ieshaiau (28:1) se transcribe “… ¡Ay! de la corona de la soberbia, de los embriagados de Efraím, y brote marchito es la belleza de la gloria, está sobre la cúspide del valle de las grosuras, batidos por el vino …”, según el Talmud esto aparece, en el momento en que todas las Tribus de Efraím vivían en la lujuria y se sentían atraídas buscando placeres mundanos, embriagándose con el vino y de esta manera terminan perdiéndose las diez Tribus de Israel según (Shabat 147b). [Cuando hace referencia al fruto joven de su flor, serán higos inferiores (לֵ בֹ נ) .(Tzitz Frutos, Nobej Malos Umetake Toket también aparece en la tefila de Iom Kippur “…es: como el heno que fenece, como la flor que se marchita…”) Son los higos estropeados, quemados por efecto del sol], según los sabios. Talmud Brajot 40B.

Podemos comparar entonces esta profecía con a la actualidad. En este mundo globalizado y marketinero, tenemos una visión que debemos poseerlo todo ya y ahora, sin importar las consecuencias que esto nos traiga. Desperdiciamos nuestras energías en cosas irrelevantes, por querer pertenecer al resto del conjunto de la sociedad.

¿Pero qué significa pertenecer? y ¿a dónde nos lleva? ¿podremos lograrlo sin cuidar lo que tenemos? y si descuidamos el ecosistema, el planeta, ¿al final a donde iremos? ¿encontraremos una salida?

Sin darnos cuenta estamos de esta forma también, perdiendo nuestro el rumbo.

Hoy los profetas que deben pronunciarse a estas incógnitas, somos definitivamente nosotros.

Es nuestra voz interior la que nos alerta, la que nos hace el llamado de atención.

La única salida que nos queda, si es que queremos que nuestra descendencia viva en un lugar mejor, donde impere el bien común, es parar, frenar, reconectarse interiormente, pensando que la solución no está en tener o alcanzar la última tecnología sino en volver a la fuente a lo esencial. Bajar un cambio. Respirar, relajarnos.

El aviso de peligro lo tuvimos hace muy poco tiempo, en el 2020 en donde el Planeta nos dio el primer llamado de alerta. Cuando el Mundo se paró, producto de la pandemia. La capa de ozono llegó a ser más pequeña; el cielo era claro sin contaminación; en las lagunas, ríos, mares e inclusive en los océanos volvieron a inundarse de peces; los animales caminaban sin miedo; las aves volvieron a su hábitat natural. Al final los únicos encerrados fuimos nosotros, los seres humanos.

El miedo nos invadió.

Entonces el mundo comenzó a sanar, tan solo por un tiempo y nos dijo, gracias.

La naturaleza volvió a florecer. En ese momento se decía que habíamos aprendido la lección, que saldríamos mejores, que cuidaríamos el Planeta. Pero el hombre no aprende, repite sus errores una y otra vez.

Ahora luego de dos años de apurarnos, de querer recuperar tiempo perdido, lo estamos volviendo a perder. El planeta está nuevamente en crisis por nuestra absoluta culpa. Nos está alertando otra vez y no estamos prestando atención. El calentamiento global, está provocando desastres meteorológicos. Los intensos fríos polares, las sequías indiscriminadas, los incendios están haciendo estragos nuevamente. Y el ser humano ¿qué hace al respecto? Poco o casi nada.

La Tierra está colapsando. No permitamos que esto siga ocurriendo. Es ahora, o nunca. No tenemos más tiempo.

Si tomamos todo lo que nos da la naturaleza, si podamos los árboles, sus bosques, indiscriminadamente nos quedaremos “Sin el pulmón del Planeta”. No solo nos faltara el oxígeno sino también la tierra no podrá absorber la lluvia y ríos de fango arrasaran con todo a su paso.

Llegará un momento que no tendremos nada. Todo lo conocido podría perderse.

La Tierra será un lugar inhóspito, reseco, sin futuro. Entonces seremos como las tribus de Efraím que tomaron el vino y desaparecieron. No nos permitamos desaparecer. Luchemos, contra este flagelo.

Pongámonos de pie ahora, seamos un pequeño grano de arena dentro del Universo. Todos juntos podremos lograrlo si nos lo proponemos. Juntos somos invencibles.

Comencemos entonces en este Shabat, en el instante que encendamos las velas que su luz ilumine nuestro rumbo y nos concienticemos a cuidar nuestro planeta siempre en paz y por un mundo mejor. Shabat Shalom.

Susy Lapilover
Sábado 14 de Enero, 2023.- 21 Tevet, 5783

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Iamim Noraim
2022-5783

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