Aprender a Reir
La risa ocupa un lugar sagrado y fundamental en mi vida. Es lo más parecido a mi corazón porque me mantiene vivo, es un motor que me impulsa todo el tiempo. No imagino un día de mi vida sin ella.
No solemos asociar la risa con una actitud religiosa, generalmente más vinculada a la humildad, la justicia, la ética o la solemnidad. De hecho, la mayoría de los usos de la palabra “Tzjok” (risa) en la literatura rabínica y en el Tanaj suelen implicar el ridículo. Pero la risa, cuando se usa apropiadamente, es en realidad una respuesta profundamente espiritual y profundamente útil, especialmente en nuestro mundo.
En esta Parshá (Vaierá), nuestra matriarca Sara se ríe dos veces. Primero cuando los ángeles aparecen en su tienda para anunciarle del nacimiento de Itzjak. La Torá narra:
Bereshit 18:12
…”Y Sara se rió de sí misma”… / (יב) וַתִּצְחַ֥ק שָׂרָ֖ה בְּקִרְבָּ֣הּ
Descreyendo, Sara se ríe “b’kirbah” (dentro de sí misma). Se miró a sí misma, con las limitaciones de su propio cuerpo, y se rió. Fue en esa risa que contrajo (tzimtzum) y que abrió el espacio y la posibilidad a lo imposible. Es en ese vacío, en su vientre, fue creado Itzjak. Esta es la risa de la creación. Y entonces, Sara se ríe de nuevo, por segunda vez: es una risa que inspira a otros a reír. D´s se acuerda de Sara y ella da a luz a Itzjak.
Bereshit 21:6
…”Hilaridad me ha causado D´s, todos cuanto lo oigan reirán conmigo”…. / (ו) וַתֹּ֣אמֶר שָׂרָ֔ה צְחֹ֕ק עָ֥שָׂה לִ֖י אֱלֹקִ֑ים כׇּל־הַשֹּׁמֵ֖עַ יִֽצְחַק־לִֽי׃
En el Midrash de Bereshit Rabba (53:8) nos comparten que cuando Sara se reía, provocaba la risa en los demás; al hacerlo, los otros/as se curaban. Cuando dio a luz, las mujeres estériles pudieron dar a luz; muchos sordos recuperaron la audición; a muchos ciegos se les abrieron los ojos. La alegría de Sara inspiró la risa y la alegría en los demás porque modeló la idea de que la risa cura. En el vacío que se crea con la risa, parece que el dolor del mundo algo disminuye, dando lugar a la posibilidad de que el sufrimiento se transforme en una risa saludable y de bienestar.
Hay una enseñanza jasídica, basada en las ideas del Baal Shem Tov, que nos cuentan que D´s creó el mundo con “Simja, Ahava y Tzjok” (alegría, amor y risa). Para crear algo de la nada, el ingrediente principal es la alegría. El Baal Shem Tov explica que cuando un rey se ríe, su kavod (honor), su dignidad y su realeza se hace más amigable. Es en este estado que cualquiera puede acercarse al rey. Normalmente, el circuito sería pasar por su secretario o los guardias antes de solicitar al rey. Pero cuando está alegre, hasta el más humilde se siente cercano para acercarse y saludarlo.
D´s crea el mundo a partir de un Tzimzum (una contracción), que a su vez creó un vacío. En ese espacio donde apareció la risa divina, surgió el mundo.
Me gustaría invitarlos/as a pensar en este Shabat que el encuentro con D´s, con lo divino o con aquello que nos hace bien, implica darle un espacio, crear un vacío, y llenarlo de risa. Retirarnos de aquello hiriente, trágico, doloroso y deprimente de este mundo y llenar aquellos espacios con alegría.
La risa de Sara puede ser pensada como dos fases de acercamiento con D´s. Su primera risa le dio la fuerza para retroceder y contraerse y, en esa oscuridad, vio la posibilidad de una nueva creación en ese espacio. Y la segunda vez que vuelve a reír, es la risa de la curación de encontrar su camino a la felicidad, el amor y, en última instancia, lo divino.
Shabat Shalom!
Wally Liebhaber