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Parasha Dvarim

Recordar nuestra misión

Esta parashá inicia el último de los Cinco Libros de la Torá, Sefer Devarim. Este Libro se llama también Mishné Torá, literalmente “la repetición de la Tora” (y de allí el nombre griego – castellano de Deuteronomio).

Sefer Devarim relata lo que Moshé le dijo al pueblo de Israel durante las últimas semanas de su vida, cuando se aprestaban a cruzar el río Jordán para ingresar en Eretz Israel.

Moshe ya conocía su destino y sus días se estaban terminando. Moshe había liderado al pueblo durante estos cuarenta años. Moshe había sido quien rechazo, en principio el rol que le adjudicaban; y con el correr del tiempo fue ganando confianza en si mismo, hasta convertir la misión en el único objetivo de su vida. Conducir al pueblo de Israel, educar al pueblo de Israel. Advertir y repetir al pueblo de Israel, ante que debilidades se encontrarían, y como deberían resolverlas.

Moshé dedicó sus últimos días a enseñar la ley y la moral divina, a convertir el libro de los mandamientos en el árbol de la vida; y lo hizo por medio de los discursos de despedida, que son el contenido de este libro.

Su auditorio ya no era el mismo. Este pueblo no era el que había salido de la esclavitud a la libertad. Este pueblo no había experimentado los grandes milagros de la salida de Egipto y del desierto, no había recibido personalmente la Torá en el monte Sinaí…

Todo lo que conocían era por boca y ejemplo de sus padres. Y podríamos decir que en parte, no fue muy bueno ni educativo. Recordemos porqué.

Uno de los temas centrales de esta Parashá, es recordar y relatar nuevamente la historia de los espías (meraglim). Fueron 12 las personas enviadas para observar qué había y quiénes habitaban la tierra de Israel, para ver cuáles eran las facilidades para la conquista.

En todo momento, Moshé había aclarado que necesitaba un informe de la situación claro y verosímil… Recordando que Dios estaba con ellos.

Fue así como al regresar 10 (diez) e los 12 espías criticaron la situación ampliamente. “Es imposible entrar, hay gigantes, están mejor armados que nosotros, nos destruirán en poco tiempo”.

Mientras que sólo 2 de los espías defendió la postura de Moshé, recordando que era una tierra que emanaba leche y miel y por supuesto que tendrían la ayuda de Dios.

Pero el daño estaba hecho. Faltaba madurar y tener confianza en sí mismos y en Adonai.

Toda una generación caería en el desierto. Es por ello que vagaron 40 años.

Es interesante comprender por qué Moshé toma este texto para repetir. Qué importancia tendrá esta historia? Qué mensaje traerá con ella?

Y me atrevo a pensar que el mensaje, está íntimamente relacionado con nosotros. Moshé necesita convencerse que el pueblo tiene clara cuál es su misión. Moshé necesita convencerse que el pueblo aprendió las mitzvot.

Y nosotros hoy, revisamos nuevamente nuestro conocimiento.

Fíjense, como de los 12 espías, 10 hablaron mal y por ellos el pueblo fue castigado. Ellos eran ejemplo, eran liderazgo.

Y qué aprendemos de esos diez, del número 10? El Minián.

El minián no es otra cosa, que un conjunto de personas, devotas y con fe en Dios, que atestiguan su existencia y su palabra.

Nosotros reunidos en comunidad, compartiendo nuestras tefilot, elevando nuestros deseos, pedidos y agradecimientos a Dios… Estamos afirmando su presencia. Y la tradición dice que para diez que hablaron mal, necesito equilibrar con 10 que hablen bien.

Cada año, cuando releemos el texto de esta Parasha, nos descubrimos a nosotros mismos. Nos descubrimos hablando con nuestros hijos, mostrando y demostrando cuáles son los caminos correctos a seguir. Inculcando cuales son los valores por los cuales hay que luchar. Nos vemos en el lugar de Moshe predicando cómo vivir en una sociedad justa, ética y moral.

Moshé se despide y en su despedida repite las mitzvot, enfatizando cómo se desarrollaron los sucesos históricos, para que aprendamos de los errores y sigamos por el buen camino.

Moshé hoy está presente en cada uno de los padres, Moshé está presente en cada uno de los abuelos… Moshé está presente en cada educador judío. Moshé está presente en el texto de la Torá… a través de su palabra.

Cada uno sabe en su corazón y en su ser, cuánto dedica, cuánto se esfuerza… cuánto le cuesta. Pero sin querer que esto sea un “sufrimiento”… Cada uno sabe qué obstáculos personales, familiares y/o comunitarios le surgieron y le surgen. Pero todo es superado cuando hay voluntad y esfuerzo.

El pueblo de Israel, todo, lo pudo superar en aquella época. El pueblo de Israel debe comprometerse a seguir superándolo, a luchar contra la asimilación, a resaltar nuevamente los valores de la Torá, a educar dentro de un marco judío…Para que el día de mañana, sigamos teniendo un minián con el cual rezar.

Shabat Shalom
Lic. Rab. Sarina Vitas

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