Parashat Vaigash

“El hombre de fé ve el mundo con asombro como un niño” Abraham Ioshúa Heschel.

Quien tiene fé entiende que a pesar del caos que ve alrededor existe un orden, confía en que cada ser humano tiene un destino, cada cual tiene un desafío y un por qué en este mundo.

Aquel que se sigue asombrando a pesar del paso del tiempo es quien tiene la capacidad de mirar la vida, la historia, y encontrarle un sentido.

Es aquel que encuentra a Dios donde otros no lo ven.

En esta Parashá el hombre de fé es Iosef, alguien que a pesar de todo lo difícil que tuvo que atravesar en su vida, renace, y se re piensa como ser humano, con ideas claras y firmes entendiendo que la vida sin fe es una vida vacía sin sentido.

“Por favor, acérquense a mí”, les dijo Iosef a sus hermanos. Cuando se acercaron, él dijo: “¡Yo soy Iosef su hermano! Ustedes me vendieron a Egipto.

Ahora, no se preocupen ni se sientan culpables por haberme vendido. ¡Dios me ha enviado delante de ustedes para salvar vidas!”

Fueron posiblemente muchos años para Iosef de procesar el dolor del rechazo familiar, de creer que su mismo padre lo entregó a sus hermanos, de tratar de no vivir enojado todos los días por lo que le hicieron, de no llevar una vida basada en el rencor y el odio.

Es desde este lugar que él reconstruye su relación con la vida misma, donde se sigue asombrando por su alrededor y donde él ayuda a otros también a asombrarse. Especialmente confiando que todo “malo” que le sucedió, tiene una respuesta en su vida y un para qué.

Que este anteúltimo Shabat de Bereshit nos encuentre atravesados por la fe, podamos trabajar la idea de que todo puede ser diferente si lo miramos con otros ojos. Donde hasta el peor de los dolores se puede convertir en un llanto que abrace el alma y nos haga entregarnos a una vida plagada de energía.

Shabat Shalom
Sem. Mati Bomse

Haftara Miketz

Melajim 3:15 – 4:1

Antes de comenzar con el comentario de nuestra Haftara de Miketz, quiero aprovechar para dar las gracias al Rab Avruj que hace seis años me convocó para sumarme al equipo de comentaristas y me dio el honor de poder compartir con todos ustedes mis pareceres y mis análisis. No quiero olvidarme de agradecer también a la querida
Norma Dembo, que tuvo que padecer mis errores de principiante. Este es el final de un hermoso ciclo.

Yendo directamente a nuestra Haftarah, me toca nuevamente abordar el tema de los sueños, pero esta vez el soñador es el Rey Shlomo. La sección que leemos esta semana comienza diciendo:
“.. וַיִּקַ֥ץ שְׁלֹמֹ֖ה וְהִנֵּ֣ה חֲל֑וֹם“ “Shlomo despertó, y resulta que fue un sueño”.

En un sueño, uno mismo puede ser el protagonista, de los sucesos que aconteces, o podría ser un mero espectador de tales sucesos. Verse protagonista es una imagen onírica que denota superación, sencillamente porque un protagonista tiende a proyectarse hacia un futuro activo, el espectador en cambio se entrega al devenir de los acontecimientos. Claramente el Rey Sholomo fue un protagonista comprometido con los sucesos. Tan compenetrado estaba que solo percibió que se trataba de un sueño recién cuando despertó.

Y luego se encuentra en vivo con la famosa historia de las dos madres que pelean por la tenencia de un hijo que ambas denuncian que les pertenecía. Aquí nomas el rey tiene la oportunidad de aplicar la sabiduría que le había sido otorgada como el protagonista de su propio sueño.

En su sueño el Rey no pidió nada para sí, sino tan solo sabiduría para gobernar al pueblo con justicia y equidad.

Seguramente si hubiera pensado en si mismo la situación hubiera sido diferente. Los sueños permiten conectarlo a uno mismo con su mundo interior, con la esencia donde las almas se aúnan, pues las diferencias entre los unos y los otros son a nivel externo, pero a nivel de la esencia se revela como la unión primordial, ya que la esencia no se presta a ningún tipo de división.

A través de su sueño el contacto con su esencia, le permite comprender que pensar solo en uno mismo no es la expresión del ser esencial, sino del superficial donde se establecen las diferencias entre unos y otros.

Para ilustrar un poco este concepto les voy a traer una pequeña historia.

Una vez, un maestro pidió a sus discípulos que explicasen la diferencia entre el Infierno y el Eden; cada uno trató de responder exponiendo sus teorías, las cuales el maestro rechazó, una por una. Hasta que el les confeso que la diferencia consistía en la “Actitud”.

Y les dijo: En el infierno los comensales tienen la mesa servida con los más exquisitos manjares, y para servirse de ellos cuentan con tenedores sumamente largos, por lo que es imposible llevárselos a su propia boca. En el Eden la mesa esta puesta de idéntica forma, pero la “Actitud” es completamente diferente. Cada comensal toma el tenedor y lo lleva a la boca de otro compañero, de esta manera todos puedes disfrutar del banquete. Debemos dejar de pensar continuamente en nosotros mismos.

Es por eso mis queridos amigos que el Rey Shlomo cuando pidió sabiduría estaba pensando en su pueblo no en él.

Vinimos a este mundo para Letaken Olam (corregir el mundo) no el propio, sino el nuestro, dónde nuestros compañeros deben estar considerados en nuestra conducta diaria. Seamos protagonistas de nuestros propios sueños y proyectemos nuestra vida hacia un futuro activo.

Shabat Shalom humeboraj.
Ari A. Alster.

Parasha Miketz Jánuca

Estamos viviendo la hermosa fiesta de las luces, conocida también como la fiesta del milagro. ¿Cuál fue el milagro verdadero?

Algunos dicen que el milagro fue que el aceite que encontraron luego de la destrucción del Templo, duro 8 días, otros que en realidad el milagro fue haber encontrado el aceite, y otros que el milagro fue que alguien, sabiendo que la destrucción terminaría, esconde un aceite apto para la Menora esperando que otro alguien lo encontrase.

Una mano para otra mano, sin ningún tipo de esperanza divina.

En Jánuca somos llamados a encender nuestra Janukia en la ventana que da a la calle, y el motivo de esto es que aquellos que estén del otro lado del vidrio, aquellos que no tengan a donde ir, se encuentren con nuestras luces y en ellas la esperanza de poder encontrar un norte.

En el paso del tiempo entendimos, que no hay posibilidad de esperar a que algo suceda, sino rezar con los pies y ser nosotros hacedores de grandes milagros.

Venimos estudiando la historia de Iosef, aquel gran Rey de los Sueños, quien tuvo la suerte o mala suerte de que todo, absolutamente todo le saliera mal.

Me explico:
– Nace siendo hijo preferido, sus hermanos lo odian.
– Crece solo y al querer juntarse con los hermanos, es tirado a un pozo y vendido a Egipto como esclavo.
– Crece en egipto hasta transformarse en alto jerarca del país entero y vuelve a ser arrojado a otro pozo con forma de carcel, donde pasa tiempo allí, volviendo a ser nadie, querido por nadie.
Pero Iosef, tiene algo que lo hace único. Iosef es un soñador.
Él nunca deja de soñar para volver una nueva vez a lograr sus sueños.

Todos en algún momento somos Iosef, sentimos que vamos de pozo en pozo, que todo sale mal, pero nunca debemos dejar de soñar para llegar alto.
Todos somos una vela de Jánuca en la ventana de nuestro hogar. Tenemos la oportunidad de ser luz y milagro para los nuestros, y los que están afuera.

Sepamos todos, que los milagros no caen del cielo. Los verdaderos milagros, salen de tus manos y tus pies.

¡Shabat Shalom Amijai!
¡Jag Sameaj!
Sem. Brian Bruh

Haftara Vaieshev

AMOS 2:6-3:8

Esta es la Haftará que acompaña a la parashá de los sueños de Iosef.

Amós vivió en el siglo VIII aec no se consideraba a sí mismo como un profeta sino más bien como un criador de ganado y un dueño de sicomoros.
Su amplia profecía lo muestra muy sensible a cualquier tipo de crueldad, poniendo el acento en las transgresiones y en el maltrato del hombre por el hombre y antepone a esto los preceptos de la Torá en nombre de D’s.

“ Si Israel no vive de acuerdo a la Torá no es mejor pueblo que los etíopes o los filisteos”.
“ Su libro termina con el vaticinio de días de hambre y sed en la tierra: más no hambre de pan ni sed de agua, sino para escuchar las palabras de A’d”. ( Rab Edery, z’l)

Es en este punto donde encontramos una referencia a la parashá ( 2:6 ), cuando refiriéndose a la historia de Iosef y sus hermanos nos recuerda que “…porque ellos han vendido por plata al justo”.
El justo, Iosef hatzadik, como lo conoce nuestra tradición.
Justo porque supo revertir dentro de él lo que había ocurrido, porque pudo volver hacia D’s y reconocer que su “ profecía”, aquella que le traían sus sueños y le decían que todos iban a reverenciarlos debía tener otra comprensión y su ego debía reconocer un valor mucho más importante y fundamental que él mismo.

Tal como nos recuerda nuestro profeta, D’s nos invita permanentemente a hacer Teshuvá, a mirar dentro nuestro, a tener el beneficio de comprender que los preceptos que el judaísmo llama ben adam la javeró, o sea el cuidado entre el hombre y su prójimo, son los que verdaderamente convocan a D’s para acompañarnos en nuestro camino.

Quizás lo más fundamental sea poder pensar que cuando nos colocamos en el centro de nuestras necesidades y deseos, sin mirar a nuestro alrededor nos vemos investidos de la túnica de Iosef y corremos el riesgo de creernos los mejores ante los que todos se inclinarán.
Esto es la idolatría misma, nosotros nos ofrecemos como ídolos y perdemos de vista que tenemos semejantes.

Si esta Haftará y su relación con la parashá nos llevaran a reveer dentro de nosotros mismos a qué ídolos adoramos, tendríamos la posibilidad de hacer Teshuvá como el profeta nos propone, como Iosef lo logró y el mundo se nos ampliaría maravillosamente.
Evitaríamos que todo quede encerrado dentro del marco del nitrato de plata que es el espejo.
Ese que nos muestra los engaños si sabemos verlos y que conducen a historias donde buscando justicia se cometen incestos, tal como la historia de Iehudá y Tamar que nos relata la parashá y a la que de alguna manera hace alusión Amós.
Nuestros sabios nos enseñan que ningún poder tiene la fuerza para evadir la profecía ya que …” las palabras de los profetas nos conmueven e inspiran a través de milenios y centurias”.
Nunca son casuales los hechos que nos acompañan y que luego los vemos como históricos.
No fue casual el desmoronamiento de aquella época, de su sociedad desgarrada.
Tampoco son casuales los hechos con los que convivimos.
Si D’s, tal como el profeta nos recuerda, destruyó a los emoritas que eran el pueblo más fuerte y soberbio de los siete pueblos de esa época, ya sabemos que no debemos imitarlos porque ese destino ya estaría escrito.
La Torá nos ofrece un sistema de bienestar, nos invita a encontrar en cada prójimo algo de nosotros mismos, de nuestros defectos y virtudes.
Ayudarnos a ser mejores los unos con los otros pareciera ser el camino para poder asentarnos en nuestra tierra.

Shabat Shalom uMeboraj
Am Israel Jai!

Norma Dembo

Parasha Vaieshev

Esta semana leemos parashá Vaieshev, esta es la historia de un hombre llamado Iosef, amado por su padre y odiado por sus diez hermanos. Iosef era de lo más simpático pero, al parecer, no era muy consciente de lo que generaba cuando compartía sus sueños con el resto de su familia. Sus relatos eran más o menos así: “tuve un sueño donde todos ustedes se van a arrodillar frente a mí”. Nada en contra de los sueños (porque, como dice Kevin Johansen, “Qué lindo que es soñar”). Pero Iosef, al parecer, no tenía ese tacto para contar un sueño sin que los hermanos se lo quieran comer en un pan. A tal punto que, una vez, planean matarlo. Rubén, el hermano mayor, plantea que le parece algo exagerado matar a un hermano, por lo que deciden realizarle un castigo menor: tirarlo a un pozo, y luego venderlo.

Iosef llega a Egipto, trabaja para Potifar y tiene tan buena suerte que su mujer lo quiere seducir. Iosef se niega, pero la mujer lo denuncia y lo condenan a prisión. En la cárcel, conoce a dos personas: al escanciador y al panadero (ninguna relación con el de Boca). Ambas personas tienen un sueño que los perturbaba y Iosef, de manera muy amable, los atiende interpretando cada sueño. Al Panadero le dice: “En tres días, el rey te va a llamar y te va a matar” . Pero al escanciador le dice “En tres días, el rey te buscará y volverás a tu trabajo”.

De manera muy interesante, el texto nos regala esta perla que Iosef le dice al escanciador: “Mencióname ante Parho y sácame de esta casa” (Bereshit 40:14).

Iosef pide una mención, tal vez sea el primer pedido de mención pre era de redes sociales, donde todos/as piden una mención. Pero, pensando un poco más profundo, yo entiendo que el pedido es un mecanismo para mirar atrás en la historia de cada uno de nosotros, en modo de agradecimiento.

Lo que el escanciador no debe de olvidar es que, gracias a quien está donde está, como el recibió esa ayuda, que la pueda devolver. A veces, no somos muy conscientes de todos los procesos que conllevan algunas situaciones. Como alguien bien me supo contar, cuando compramos una botella de vino y le agradecemos al vendedor/a que nos atendió, en verdad esa persona le debe de agradecer o mencionar al que produce el vino, el que produce el vino, a aquel que lo embotelló, luego al que preparó y lo estacionó, ellos/as a los que recogieron el fruto, los otros a los que lo plantaron y así sucesivamente.

En la mención tenemos un desafío con la memoria, de no olvidar gracias a quienes estamos donde estamos.

Shabat Shalom
Wally Liebhaber

Parasha Vaishlaj

EL QUE LUCHA NUNCA PIERDE

Era Iaakov un hombre práctico. Y tomó medidas para el encuentro con su hermano Esav, para encontrar “gracia” ante sus ojos…para no ser atacado.
Nunca parecen ser fáciles las relaciones con nuestros familiares como nos recuerda Rambán y nos invita a tomar esta situación como ejemplo de algo a ser aplicado a generaciones futuras…las nuestras por ejemplo.
Cómo continuará la lucha con los Esav que Israel encuentre en su camino?

Como temió Iaakov por su familia la puso en resguardo todo lo que pudo, estratégicamente.
Y hecho esto se quedó solo aquella noche, y nos cuenta la Torá que un hombre luchó con él hasta despuntar el alba y al no poder ganarle éste torció la articulación del muslo de Iaakov en su lucha.
El ángel lo da por vencedor.
Luchó Iaakov por una bendición, seguramente aquella que alguna vez usurpó, y ahora la consiguió genuinamente, sin bajar los brazos, sin disfrazarse de otro, sin tener que escapar.
“No más Iaacov será llamado tu nombre, sino Israel…”
No más “retorcido”, ambiguo, sino recto.

Quién podría decirse a sí mismo que siempre es Israel o siempre es Iaacov?!
Nuestro Libro nos habla de nuestra vida, de cómo somos, y nos lo muestra a través de nuestros patriarcas.

Y se reencontraron en paz, pero Esav no quiso tomar lo que Iaacov le ofrecía, él dijo que también tenía mucho.
Más allá de pensar que verdaderamente los dos habían logrado su riqueza material hay una especie de desprecio en la conducta de Esav. Podemos leerla como un mensaje a Iaakov de que no necesita aplacar su ira porque ya dejó de lado su encono.
Pero también podemos escuchar “ De vos no quiero nada”
Hay un algo enojoso en eso de no aceptar un regalo, en un”no es necesario”, no necesito lo que me ofrecés.
Y se separaron los dos, sus posesiones eran muchas y necesitaba cada uno su espacio.
Inevitablemente nos trae el recuerdo de Abraham y Labán y las elecciones de cada uno en la vida.

Y ganó Iaakov la partida, porque luchó, esa fue su gran victoria, no bajó los brazos durante toda la pelea.
El ángel le dice “ Ki Sarita “, no porque venciste sino porque luchaste.
Y luchó más allá del miedo y la angustia que tuvo.
Tuvo miedo de morir pero también seguramente tuvo miedo de matar.
Que podamos en este Shabat Vaishlaj encontrarnos con nuestras ambigüedades y podamos luchar y entonces vencer.
Tendremos a D’s siempre a nuestro lado si no bajamos los brazos y luchamos cotidianamente por un mundo mejor para todos.
Recordemos que Israel es
“ …un hombre lapidado, incendiado
y ahogado en cámaras letales,
un hombre que se obstina en ser inmortal
y que ahora ha vuelto a su batalla,
a la violenta luz de la victoria,
hermoso como un león al mediodía”

Jorge Luis Borges

Am Israel Jai!
Shabat Shalom Umeboraj!
Norma Dembo

Haftara Vaishlaj

OBadia 1:1-21

“Cualquiera que haya estado en una guerra sabe que nadie gana”. Dedico este espacio a todas la víctimas z’L de este horroroso, despiadado y atroz momento.

Esta semana PArasha VAiSHaLaJ, algunos de los temas de esta porción son, Yahakov manda enviados a su hermano Eisav, encuentra pelea y vence a un ángel durante la noche, Yahakov y su hermano Eisav se reencuentran, el episodio de Dinah, nace BIniamin, la muerte de Rajel y la sección concluye con un recuento detallado de las esposas de Eisav, hijos y nietos, y las historias familiares de la gente de Seir, entre quienes Eisav vive.
.

Las Haftarot, estan siempre relacionado o vinculado con la Parasha de esa semana. En esta oportunidad quien protagoniza la Haftarah, es el Profeta OBADIA quien en su profecía habla de EDOM y de la perdición de esta nación.

El Libro de Obadiá, es el más corto del Tanaj. Se sabe que Obadiá fue un hombre proveniente de la nación de EDOM (ADOM / ROJO) convertido al judaísmo. Y todo el capítulo contiene una sola profecía, desde el comienzo hasta el final, dedicada al tema de EDOM a través de varios períodos en la historia. Ha sido elegida como Haftaráh de la Parashat Vaishláj ya que el profeta habla de la perfidia de EDOM (ADOM / ROJO), pueblo descendiente de Eisav, hermano de Yahacov / Israel.

Explican los sabios que cuando los profetas recibían alguna profecía que ya había sido pronunciada por un profeta anterior, utilizaban las palabras y expresiones ya enunciadas por dicho profeta. Los profetas no oían en sus profecías el mensaje de HaShem, en palabras y en letras, como le sucedía a Moshé por su alto grado.
Los demás profetas concebían las profecías por medio de parábolas o por medio de revelaciones y ellos relanzaban sus visiones con sus propias palabras y estilo, a veces propio y otras veces citando les términos y palabras ya enunciados por un profeta anteriores.
Y es lo que ocurre en este libro, Obadiá vaticinó en su profecía la destrucción de Edom.

EL tema es… por qué eligen esta profecía en esta Parasha?
Por qué leer una profesia que relata un devenir dramático y fatidico que es de lo “opuesto” a lo que relata la parasha?
Por qué si la Parasha habla de un reencuentro entre los hermanos pacifico y positivo, la haftarah habla de un final caótico y definitivo?
Será que hay un guiño en la parasha?
Será que la parasha con esa “conciliación” entre Eisav&Yahacov nos ofrece un escenario de construcción y completud?

Si. Va por ahí.
Nos avisa, nos advierta, nos sugiere.
La manera de no caer en destrucción y derrota en la que cayó EDOM, es completando la dos partes de la unidad… es sumarle a Esav lo que es Yahacov, y a Yahacov lo que es Esav… es construir con la dos partes,
Unidad.
En construir una union, en reconstruir vínculos dañados.
En no sentirse HECHO (Esav) desde el principio, sino ir completándose momento a momento.
Por el mismo motivo es que Obadiá, en su discurso incluye las palabras de los otros profetas… ‘Shamahnu” dice – hemos oido -…
Integrando así también el discurso y la profesia de su antecesores.

Solos, cada uno por su lado, cada uno HECHO PARA SI (Esav | EDOM) … terminara tarde o temprano es un estado de destrucción y ruinas.

Reencontremos el ESAV y el Yahakov, que cada uno de nosotros es… y construyamos en Equipo, entre Hermanos… parece más difícil, pero sin duda será la semilla del futuro.

Somos TODOS UNO
Somos TODOS las diferentes partes de UNO.
Somos UNO, cuando estamos juntos.
Somos UNO ROTO, cuando estamos separados.

SOMOS TODOS UNO.
HOY de Rojo.

Por la Pronta Devolución de TODOS NUESTROS HERMANOS secuestrados.
TODOS SOMOS UNO.

SHABAT SHALOM UMEBORAJ
Silvia Dvoskin

Haftara Vaietze

La Haftará de Vaietze destaca al Profeta Oseas, quien denuncia la infidelidad del pueblo hacia Di-s y revela el amor divino, comparable al perdón de un esposo hacia su esposa infiel o al amor de un padre hacia su hijo rebelde.

En la Parashá, observamos las dudas de Jacob y su falta de confianza, especialmente la falta de confianza en sí mismo.

En la Parashá anterior, leímos cómo Jacob “robó” la bendición de su hermano haciéndose pasar por él. Jacob era un hijo estudioso, pero sin iniciativa.

Recordemos que lo nombraron Jacob porque nació agarrado del talón de su hermano Esaú. Su madre, Rivka, lo alentó a animarse vistiéndolo con la ropa de su hermano, y hasta su padre, Itzjak, varias veces le pregunto, ¿Quién eres?, para incentivarlo a tener el coraje de ser él mismo. Cuando tuvo la oportunidad de hablar con su padre y pedirle una bendición, mintió diciendo que era Esaú porque aún estaba aferrado al talón de Esaú.

Por eso tuvo que irse, de ahí el nombre de la Parashá Vayetze (y se fue). Dejó su hogar, su vida, las tiendas donde estaba establecido, abandonó su comodidad. No solo escapaba de su hermano (en algún momento tenía que soltar su talón), sino que se fue buscándose a el mismo.

La Parashá narra que, en su viaje, Jacob durmió sobre piedras y tuvo el famoso sueño de la escalera que llegaba al cielo con ángeles subiendo y bajando.

Cuando Jacob se despierta, pronuncia una frase extraña: “Ciertamente, Di-s estaba en este lugar y yo no lo sabía”. En hebreo, “Yo no lo sabía” se dice “Lo Iadati” (el “ti” final significa yo), pero Jacob dice “Anoji Lo Iadati”, como si el “Yo” estuviera repetido. Nuestros sabios interpretan esta frase de manera diferente y explican que Jacob estaba diciendo: “Estaba Di-s en este lugar, pero YO no ME conocía”. Jacob se culpaba por no conocerse y por no confiar en su potencial Tengo la imagen de una escalera al cielo, con Di-s al lado de Jacob haciéndole promesas de éxito, tierra y descendencia, pero con un Jacob dormido, paralizado ante la oportunidad que estaba adelante suyo, sin atreverse ni siquiera a preguntar si puede subir a esa escalera. Este Jacob (el que nació agarrado al talón de su hermano) estaba lejos de convertirse en el Israel de la parashá que viene (el que se atrevió a luchar con personas y ángeles y triunfó).

Subirse a una escalera al cielo da miedo, miedo a lo nuevo, miedo a caerse, miedo a no poder.

Mas aun cuando lo que a veces tenemos adelante no es una escalera al cielo sino un pequeño escalón, un desafió o un cambio.

Todas las mañanas al levantarnos decimos el Mode Ani, agradecemos que nos despertamos y nos vuelve el alma al cuerpo y terminamos diciendo “Raba Emunateja” que significa literalmente “Es mucha tu confianza”. Tenemos que levantarnos sabiendo que si Di-s confía en nosotros. Como nosotros no vamos a confiar en nosotros mismos.

Las preguntas que nos plantea Oseas son:
¿Confías lo suficiente en Di-s como para creer en ti mismo?
¿Te atreves a renunciar a lo que crees que eres para descubrir lo que puedes llegar a ser?

La respuesta que ofrece la Parashá está en su título, Vayetze. Jacob tuvo que salir, soltarse de su hogar, de sus padres, liberar el talón de su hermano y así conocerse, confiar en su potencial, creer en las promesas de Di-s y transformarse en el padre del pueblo de Israel.

Shabat Shalom.
Fabian David Holcman

Parasha Vaietze

Bereshit 28:10 – 32:3

Que estas palabras de Torah sean para la alia haneshama de Jaim ben Meir Hakohen Z’L.

“Y soñó, y he aquí que había una escalera apoyada en la tierra cuya cima llegaba al cielo; y he aquí que ángeles de D´s subían y bajaban por ella. Y he aquí que D´s estaba parado sobre él y dijo: `Yo soy HaShem, D´s de tu padre Abraham y D´s de Ytzjak; la tierra sobre la que estás acostado, a ti te la daré y a tu descendencia. Y será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás poderosamente hacia el oeste, hacia el este, hacia el norte y hacia el sur; y todas las familias de la tierra se bendecirán por ti y por tu descendencia. He aquí que Yo estoy contigo; te protegeré donde quiera que vayas y te haré retornar a esta tierra; pues no te abandonaré hasta que haya hecho lo que he hablado respecto de ti´. Se despertó Yaacov de su sueño y dijo: “Ciertamente está presente D´s en este lugar…y yo no lo sabía!”

¡Y se impresionó y dijo “Qué increible es este lugar! No es está sino, la
morada de D´s y esta es la puerta de los cielos!” (Bereshit 28:12-15)
Seguramente nos encontramos frente a uno de los episodios, más comentados e interpretados en la exégesis de la Torah. Como dice el dicho ¿Qué le hace una raya más al tigre? Trataré de encontrar algún punto novedoso en este bellísimo relato.

Para empezar, vamos a ir al comienzo de todo, veremos que nos aporta el nombre de nuestra parashá. Vaietze, en castellano quiere decir “Y salió”, en una traducción simple podemos entender que hace referencia a que Yaacov se va de lo de sus padres, donde nació y creció. Ahora tratemos de pensar que más, nos podría estar insinuando esa salida.

Sabemos de acuerdo a la parashá anterior (Toldot) que él era una persona tranquila que se dedicaba a pastar ovejas y a estudiar junto a su padre Itzjak.

Entendemos por esto, que creció en un hogar muy cuidado y protegido por sus padres, a diferencia de su hermano Esav que vivía constantemente fuera de la casa.

Yaacov se encontraba en este momento, por primera vez, fuera de una burbuja y teniendo que enfrentar con las dificultades que el mundo exterior le iba a proponer. Claramente la inexperiencia de tener que arreglarse solo, le estaba generando temores que, de algún modo, debía superar.

La principal herramienta con la que él contaba eran todas esas horas de estudio que él había podido acumular, junto con las enseñanzas de su padre. El tema era, poder saber cómo utilizar, en esta nueva etapa, todo lo aprendido. Lo primero y principal es, que todo aquel individuo que estudia Torah, logra desarrollar una sensibilidad especial que le permite poder descubrir, la existencia de lo “Divino”, en todas las cosas y, por cierto, esto ya le podía ser de gran ayuda.

Es por todo esto que el texto nos dice que salió e inmediatamente nos relata este primer sueño. Vamos entonces a sumergirnos en el mundo de los sueños y algunas de sus interpretaciones.

Rabi Yosef Itzjak Schneerson define que, las imágenes constituyen el lenguaje de los sueños y según su entender esas imágenes son universales y no conocen fronteras. Tal como el Rab nos transmite vemos, que este sueño comienza con imágenes visuales, de aquellas que jamás olvidamos. No en vano Sigmund Freud define a los sueños como “el camino directo al inconsciente”.

Después de haber visto algún concepto genérico de los sueños, veamos de adentrarnos en el sueño de nuestro querido patriarca Yaacov. El Sefer Hajalomot (Libro de los sueños) nos propone una interesante interpretación del Rabi Aharón Perlov de Karlin, s. XVIII. Él nos dice que la escalera apoyada en la tierra con su cabeza llegando a los cielos es una expresión del sentido de la experiencia de una persona. Uno debe tener sus pies firmemente parados en la tierra en procura de su sustento y realizaciones en cuestiones materiales que le permitan una vida digna. Pero su cabeza debe llegar al cielo, para poder comprender definitivamente que solo una vida espiritual está consagrada con el estudio de la Torah que es capaz de darle a la escalera de su base el apoyo que debe tener en lo alto.

Otra interpretación del libro Or Torah nos dice que la escalera representa a la plegaria y la expresión “en la tierra” alude a los niveles del alma que se invisten en el cuerpo. Y “en el cielo” alude a la esencia del alma, su raíz, la cual no se inviste en el cuerpo por que trasciende de ese nivel y la plegaria es la que conecta los dos niveles.

Ahora veamos que sucede con esos angelitos que subían y bajaban. Hay algo que a primera instancia no estaría cerrando, suponemos que los ángeles son seres celestiales los normal sería que bajen y luego suban. ¿Porque la Torah nos cambió el orden?

El texto nos dice “…he aquí que ángeles de D´s subían y bajaban por ella”.

Para Rashi lo que este relato nos estaría diciendo, es que los ángeles que venían cuidando de Yaacov hasta ahora, mientras estuvo en la tierra de Israel suben y desde ahora estará custodiado por un nuevo grupo de ángeles que son los que están bajando. Por lo que nuestro patriarca no quedará sin protección, en su próxima estadía en Jaran.

Con permiso de Rashi creo que hay otra explicación un poco más mística, que por supuesto no anula la interpretación de nuestro queridísimo y prestigioso exégeta. Los maestros jasídicos nos enseñan un concepto muy interesante que es el “hitaruta de letata” (un despertar de abajo) que tiene que ver con esta conexión que comienza por nuestro trabajo aquí abajo mediante nuestra tefilah, el estudio de Torah, y el cumplimiento de mitzvot y hay otra via de conexión que se denomina “hitaruta de leila”(un despertar de arriba) que muchas veces surge como consecuencia de lo que hayamos logrado mediante nuestro despertar aquí abajo (no es condición). Es esa colección que el Or Torah nos explica y conecta los dos extremos de nuestra escalera.

Recordemos que habíamos comentado lo mucho que Yaacov había estudiado con su padre Itzjak.

De todos modos, cualquiera de las dos interpretaciones nos permite concluir en que, nuestro patriarca estaría muy bien protegido para todo lo que le aguardaba en la casa de su tío Laban.

Es por eso mis queridos amigos que nuestro tercer patriarca caracterizado por el equilibrio nos muestra que no debemos tener miedo de salir de nuestra zona de confort, ¿que lo nuevo o lo desconocido tiene riesgo? Sin lugar a duda, pero cuando obramos de manera honesta y con buenas intenciones, con los pies bien plantados en la tierra y con la cabeza mirando al cielo, siempre habrá un nuevo grupo de ángeles cuidando de nuestras espaldas, y no debemos olvidar que tienen la supervisión de Boreh Olam. Así que salgamos con convicción y con fuerza en busca de eso nuevo que nos está esperando allá afuera.

A nivel personal, este Shabat 12 de Kislev es mi cumpleaños, la tradición judía dice que el alma brilla más fuerte en este día y se puede dar bendiciones, voy a pensar en todos ustedes, qué este shabat Hashem los colme de bendiciones, alegría, abundancia, salud y éxito en todo lo que emprendan. Y pediré mucha “Paz”.

Shabat Shalom Humeboraj.
Ari A. Alster

Haftara Toldot

El Último Mensaje.
Comentario HAFTARÁ TOLDOT: Malají 1:1 – 2:7

La lectura que nos convoca en esta oportunidad nos ubica en tiempos del Imperio Persa.

Hacia el siglo VI antes de la era común, el Rey Ciro II conquistó Mesopotamia, dándole fin a 70 años de exilio del Pueblo judío en Babilonia.

Ciro, al que la historia reconocería como el Grande, liberó a los esclavos, garantizó la tolerancia religiosa y permitió regresar a sus tierras a los pueblos deportados. A raíz de este decreto, 50.000 judíos exiliados emprendieron el Primer Retorno a la Tierra de Israel:
volverían a Jerusalén y construirían el Segundo Templo.

En esta época vivieron los tres últimos profetas: Ageo, Zacarías y Malaquías (Malají).

Nuestros Sabios afirman que con ellos la profecía se extinguió de Israel para siempre.

Esta semana, la haftará que se lee con parashá Toldot nos vincula al libro del Profeta Malají, enfrentándonos a versículos con una gran carga emocional.

En solo tres capítulos, el escrito refleja los tiempos que se vivían: hablando durante el período del Segundo Templo, el Profeta critica los sacerdotes y los reprocha por la hipocresía ante el ritual vacío, y reprende al Pueblo por su infidelidad (a sus cónyuges y a D-s).

La haftará finaliza exhortando a los cohanim a regresar al pacto original que D-s había hecho con Aarón. Concluye con una promesa, enfatizando el amor de D-s por Israel y animando al Pueblo a arrepentirse.

Malají es el último de los 12 Profetas Menores (profetas posteriores), el último Libro de los Profetas. Lo llamativo es el nombre: Malají.
“Malaj” en hebreo significa “ángel” (pero también “mensajero” o “enviado”); entonces Malaji puede leerse como “mi ángel” o “mi mensajero”.

Este nombre sólo aparece en el Libro de Malají, por lo que queda a interpretación si es el nombre personal del profeta, o sólo un título para un hombre que era conocido como un mensajero de D-s.

Este anonimato dejaría entrever que la narrativa puede prescindir del protagonista: tal vez no importaba tanto el mensajero sino el Mensaje.

Se requería valor y autoridad moral para expresarse con vehemencia ante la irresponsabilidad, la corrupción y la falta de honra.

En su voz habría crítica, pero también esperanza.

Ante las vicisitudes que fracturan la Historia, el mensaje del Profeta permanecería incólume y atemporal, porque cada quien que levante la voz en cada generación, le daría una nueva fuerza al mensaje en cada época.

Aún ante una generación que reconstruía el Templo, la presencia de D-s no era palpable.

Las grandes promesas redentoras de los profetas Ageo y Zacarías no se habían cumplido, y el Pueblo estaba perdiendo fuerza espiritual.

Malají, el Último Profeta, comienza su libro recordándonos que, como se describe en la Parashá, D-s amorosa y eternamente nos eligió a nosotros, los descendientes de Jacob.

Es aquí donde El Mensaje nos despierta para que retornemos a nuestra verdadera Esencia, recordándonos el amor incondicional que existe entre D-s y Su pueblo.

La elección del Pueblo judío por parte de D-s es uno de los grandes principios de la tradición judía. “Elegir”, en este contexto, significa que se establece un vínculo especial con aquello que se elige. A esto lo llamamos “amor”.

Amar también significa “esperar más de nosotros”. Es ser mejores que antes, es estar unidos ante la incertidumbre, confiando en que no estamos solos.

Es entender que no somos lo que nos hicieron, sino lo que hicimos con lo que nos hicieron.*

Lloramos, pero aliviamos tanto dolor cantando por la Paz.

Nos reconstruimos rezando, estudiando y activando en nuestras comunidades.

El corazón estrujado y hecho añicos, pero cada vez más grande ante la solidaridad que conmueve.

Así, salimos al encuentro de lo Divino.*

Mirando un poco más de cerca, quizás el Último Mensaje se trata de volver a conectarnos con D-s, permeables ante la espiritualidad que nos abraza.

Allí es donde el amor incondicional entre D-s y Su pueblo nos reúne en un rezo por nuestros hermanos y por nuestra Tierra, en una melodía sin fronteras: Avinu, Avinu…
shebashamaim, tzur Israel vegoalo…

Padre celestial, protector y redentor de Israel, bendice al Estado de Israel, que marca el principio de nuestro renacimiento y redención.

Avinu shebashamaim, tzur Israel vegoalo, barej et Medinat Israel reshit tzemijat gueulatenu.
Amén.

*Frases que atribuyo a nuestro Rabino y Maestro Rab Ale Avruj, Sheijie Leorej Iamim Tovim Amén.
Que viva por largos y buenos años. Amén.

Shabat Shalom!
Seba Cabrera Koch

Fuentes:

  • Avruj, Alejandro. Et ba zman: Un tiempo dentro del tiempo. Sidur Tefilot Shabat y Festividades. 1er edición. 2015. Comunidad Amijai. Oración por el Estado de Israel. Pág. 122.
  • Beer, Z. Kornblau, B. Zachary Beer y el rabino Barry Kornblau. Toledot. outorah.org © 2023 Orthodox Union
  • Coffman, Aryeh. Tora con comentario de Rashi, tomo 1 Bereshit – Génesis. 2001. Editorial Jerusalén.
  • Dubov, Mendel. Haftarah Companion for Toldot. 2023. © Chabad-Lubavitch Media Center.
  • Haftará Toldot Malaquías 1:1-2:7. Consultado desde Sefaria.org
  • National Geographic Historia. Tomo 5: Reinos e Imperios de Próximo Oriente. 2018. National Geographic Society.
  • Parashá Toldot Génesis 25:19 – 28:9. Consultado desde Sefaria.org
  • Sacks, Jonathan. Cartas para la próxima generación – Carta 3. © 1981-2023 The Rabbi Sacks Legacy Trust.