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Parasha Vaietze

Bereshit 28:10 – 32:3

Que estas palabras de Torah sean para la alia haneshama de Jaim ben Meir Hakohen Z’L.

“Y soñó, y he aquí que había una escalera apoyada en la tierra cuya cima llegaba al cielo; y he aquí que ángeles de D´s subían y bajaban por ella. Y he aquí que D´s estaba parado sobre él y dijo: `Yo soy HaShem, D´s de tu padre Abraham y D´s de Ytzjak; la tierra sobre la que estás acostado, a ti te la daré y a tu descendencia. Y será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás poderosamente hacia el oeste, hacia el este, hacia el norte y hacia el sur; y todas las familias de la tierra se bendecirán por ti y por tu descendencia. He aquí que Yo estoy contigo; te protegeré donde quiera que vayas y te haré retornar a esta tierra; pues no te abandonaré hasta que haya hecho lo que he hablado respecto de ti´. Se despertó Yaacov de su sueño y dijo: “Ciertamente está presente D´s en este lugar…y yo no lo sabía!”

¡Y se impresionó y dijo “Qué increible es este lugar! No es está sino, la
morada de D´s y esta es la puerta de los cielos!” (Bereshit 28:12-15)
Seguramente nos encontramos frente a uno de los episodios, más comentados e interpretados en la exégesis de la Torah. Como dice el dicho ¿Qué le hace una raya más al tigre? Trataré de encontrar algún punto novedoso en este bellísimo relato.

Para empezar, vamos a ir al comienzo de todo, veremos que nos aporta el nombre de nuestra parashá. Vaietze, en castellano quiere decir “Y salió”, en una traducción simple podemos entender que hace referencia a que Yaacov se va de lo de sus padres, donde nació y creció. Ahora tratemos de pensar que más, nos podría estar insinuando esa salida.

Sabemos de acuerdo a la parashá anterior (Toldot) que él era una persona tranquila que se dedicaba a pastar ovejas y a estudiar junto a su padre Itzjak.

Entendemos por esto, que creció en un hogar muy cuidado y protegido por sus padres, a diferencia de su hermano Esav que vivía constantemente fuera de la casa.

Yaacov se encontraba en este momento, por primera vez, fuera de una burbuja y teniendo que enfrentar con las dificultades que el mundo exterior le iba a proponer. Claramente la inexperiencia de tener que arreglarse solo, le estaba generando temores que, de algún modo, debía superar.

La principal herramienta con la que él contaba eran todas esas horas de estudio que él había podido acumular, junto con las enseñanzas de su padre. El tema era, poder saber cómo utilizar, en esta nueva etapa, todo lo aprendido. Lo primero y principal es, que todo aquel individuo que estudia Torah, logra desarrollar una sensibilidad especial que le permite poder descubrir, la existencia de lo “Divino”, en todas las cosas y, por cierto, esto ya le podía ser de gran ayuda.

Es por todo esto que el texto nos dice que salió e inmediatamente nos relata este primer sueño. Vamos entonces a sumergirnos en el mundo de los sueños y algunas de sus interpretaciones.

Rabi Yosef Itzjak Schneerson define que, las imágenes constituyen el lenguaje de los sueños y según su entender esas imágenes son universales y no conocen fronteras. Tal como el Rab nos transmite vemos, que este sueño comienza con imágenes visuales, de aquellas que jamás olvidamos. No en vano Sigmund Freud define a los sueños como “el camino directo al inconsciente”.

Después de haber visto algún concepto genérico de los sueños, veamos de adentrarnos en el sueño de nuestro querido patriarca Yaacov. El Sefer Hajalomot (Libro de los sueños) nos propone una interesante interpretación del Rabi Aharón Perlov de Karlin, s. XVIII. Él nos dice que la escalera apoyada en la tierra con su cabeza llegando a los cielos es una expresión del sentido de la experiencia de una persona. Uno debe tener sus pies firmemente parados en la tierra en procura de su sustento y realizaciones en cuestiones materiales que le permitan una vida digna. Pero su cabeza debe llegar al cielo, para poder comprender definitivamente que solo una vida espiritual está consagrada con el estudio de la Torah que es capaz de darle a la escalera de su base el apoyo que debe tener en lo alto.

Otra interpretación del libro Or Torah nos dice que la escalera representa a la plegaria y la expresión “en la tierra” alude a los niveles del alma que se invisten en el cuerpo. Y “en el cielo” alude a la esencia del alma, su raíz, la cual no se inviste en el cuerpo por que trasciende de ese nivel y la plegaria es la que conecta los dos niveles.

Ahora veamos que sucede con esos angelitos que subían y bajaban. Hay algo que a primera instancia no estaría cerrando, suponemos que los ángeles son seres celestiales los normal sería que bajen y luego suban. ¿Porque la Torah nos cambió el orden?

El texto nos dice “…he aquí que ángeles de D´s subían y bajaban por ella”.

Para Rashi lo que este relato nos estaría diciendo, es que los ángeles que venían cuidando de Yaacov hasta ahora, mientras estuvo en la tierra de Israel suben y desde ahora estará custodiado por un nuevo grupo de ángeles que son los que están bajando. Por lo que nuestro patriarca no quedará sin protección, en su próxima estadía en Jaran.

Con permiso de Rashi creo que hay otra explicación un poco más mística, que por supuesto no anula la interpretación de nuestro queridísimo y prestigioso exégeta. Los maestros jasídicos nos enseñan un concepto muy interesante que es el “hitaruta de letata” (un despertar de abajo) que tiene que ver con esta conexión que comienza por nuestro trabajo aquí abajo mediante nuestra tefilah, el estudio de Torah, y el cumplimiento de mitzvot y hay otra via de conexión que se denomina “hitaruta de leila”(un despertar de arriba) que muchas veces surge como consecuencia de lo que hayamos logrado mediante nuestro despertar aquí abajo (no es condición). Es esa colección que el Or Torah nos explica y conecta los dos extremos de nuestra escalera.

Recordemos que habíamos comentado lo mucho que Yaacov había estudiado con su padre Itzjak.

De todos modos, cualquiera de las dos interpretaciones nos permite concluir en que, nuestro patriarca estaría muy bien protegido para todo lo que le aguardaba en la casa de su tío Laban.

Es por eso mis queridos amigos que nuestro tercer patriarca caracterizado por el equilibrio nos muestra que no debemos tener miedo de salir de nuestra zona de confort, ¿que lo nuevo o lo desconocido tiene riesgo? Sin lugar a duda, pero cuando obramos de manera honesta y con buenas intenciones, con los pies bien plantados en la tierra y con la cabeza mirando al cielo, siempre habrá un nuevo grupo de ángeles cuidando de nuestras espaldas, y no debemos olvidar que tienen la supervisión de Boreh Olam. Así que salgamos con convicción y con fuerza en busca de eso nuevo que nos está esperando allá afuera.

A nivel personal, este Shabat 12 de Kislev es mi cumpleaños, la tradición judía dice que el alma brilla más fuerte en este día y se puede dar bendiciones, voy a pensar en todos ustedes, qué este shabat Hashem los colme de bendiciones, alegría, abundancia, salud y éxito en todo lo que emprendan. Y pediré mucha “Paz”.

Shabat Shalom Humeboraj.
Ari A. Alster

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