Parasha Emor

Elogio de la diferencia. 
Comentario a Levítico 21:1-24:23

Alguna vez leí que basta una palabra para desatar un cúmulo de sensaciones y emociones. Y también, pueden ser catalizadores para estimular un proceso de reconstrucción, porque se puede sanar “a través de la búsqueda de sentido”, tal como lo proponía Viktor Frankl.

La palabra “mum” מ֔וּם, traducida como imperfección o defecto, aparece diez veces en el libro de Levítico, todas ellas en la porción de la Torá que nos reúne esta semana. Al menos en mi subjetividad, “mum” tiene una carga peyorativa, una etiqueta negativa, un adjetivo despectivo.

Por eso siempre me interpelaron los versículos que exceptuaban a un cohen de realizar el servicio del Templo por sus “mumim”. Asi, quedaban excluidos los ciegos y los que tenían defectos en la nariz o los ojos, los rengos, los que tenían un brazo o una pierna lisiada o un miembro más largo que el otro, los jorobados o enanos, o con ciertas afecciones de la piel… (Lev. 21:16-23.)

Toda una sección que delimita quién no puede participar. Además, no sólo los sacerdotes deben estar libres de defecto, sino también sus ofrendas. (Lev. 22:17-25).

Al parecer, no hay lugar para imperfecciones de ningún tipo. Se requieren sujetos con cuerpos completamente funcionales y simétricos. El axioma es: “Personas perfectas” deben presentar “ofrendas perfectas” para el ritual… perfecto.

¿Hay algo que los haga sentir incómodos en estos párrafos?

Justamente, es un texto que pide a gritos que lo interpretemos, y yo seré el primero en levantar la mano pidiendo explicaciones ante tanta perfección excluyente. ¿Dónde hay lugar para lo que no se ajusta a la norma, lo diferente, la simple imperfección humana? ¿Cómo podría ser posible?

Para nuestra sensibilidad moderna esto parece demasiado. ¿Por qué las características externas de una persona deberían afectar su capacidad para cumplir su función? ¿Realmente le importa a D-s cómo luce un cohen?

No sólo la sociedad contemporánea encontraría preocupantes estas disposiciones. El malestar por estas exclusiones parece remontarse a la época en que ya no había un Templo en donde ofrecer sacrificios. El papel del cohen ahora es bendecir al pueblo con birkat kohanim, la bendición sacerdotal. Y aquí también encontramos inhabilitaciones para el servicio.

La Mishná afirma: “Un cohen que tiene mumim en sus manos no puede levantarlas (para recitar birkat kohanim). Rabí Yehuda dice que incluso alguien cuyas manos estén coloreadas con “satis” (una tintura azul), no puede levantarlas (para recitar birkat kohanim) porque la gente lo mirará”. (Talmud Babli, Meguilá 24b)

Pero es la explicación de la Guemará la que lleva esta cuestión un paso más allá, dando varios ejemplos de cohanim que tenían defectos particulares que según la norma los descalificaban, pero que sin embargo, se les permita cumplir su cometido:

“Rabí Yoḥanan dijo: Quien es ciego de un ojo no puede recitar la Bendición Sacerdotal porque la gente lo mirará fijamente. La Guemará pregunta: ¿No había cierto sacerdote que era ciego de un ojo en el vecindario del rabino Yoḥanan, y recitaba la Bendición? La Guemará responde: Ese sacerdote era una figura familiar en su pueblo, y por lo tanto no les llamaría la atención (durante el servicio)”. (Talmud, up supra).

Una vez que la gente se acostumbraba a un cohen en particular y a sus defectos, estos ya no eran vistos como una distracción por su comunidad. Seguramente no tenían un cohen ideal, pero sin duda, tenían un cohen real, perfecto para ellos.

El enfoque de la Guemará hacia los cohanim con mumim puede servir como modelo de cómo relacionarse con las personas con discapacidad. La Guemará nos enseña que a medida que aumentamos nuestras interacciones con personas que son diferentes a nosotros, con el tiempo esas diferencias (incluidas las discapacidades físicas) ya no serán la característica definitoria de la persona, y seremos capaces de ver a cada persona en su completitud.

Hoy en día, tristemente con demasiada frecuencia, las personas vemos primero la silla de ruedas, el bastón blanco y el implante auditivo. Vemos el defecto y la discapacidad antes que a la persona.

Ludwig Wittgenstein, considerado uno de los pensadores más originales e influyentes del siglo XX, planteó que existe una relación entre las palabras y las cosas: “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” (Tractatus: 5.6).

Wittgenstein, como epítome de una vida difícil escribió: “Me recuerdas a alguien que mira por una ventana cerrada y no puede explicarse los extraños movimientos de un transeúnte. No puede decir qué tipo de tormenta se está desatando allí o si esta persona puede tener dificultades para mantenerse en pie”.

No trato de buscar respuestas, sino compartir con cada uno de ustedes mis propias preguntas. Cada uno se mueve por la vida con resistencias que a otros les parecen insignificantes o inexistentes. No podemos saber con qué están luchando otras personas. No hay dos personas ni dos luchas exactamente iguales.

“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”. Mientras sigo repitiendo en mi mente esta frase como un mantra, un descubrimiento me reconcilió con mis preguntas, y me abrió una puerta desafiante a las ideas que dieron forma a esta reflexión. Encontré… una bendición.

Si. Una bendición extraordinaria. Una Brajá para mí y para muchas personas imperfectas como yo. La ley judía prescribe la recitación de una bendición al ver una persona “inusual”. Aunque existe una amplia gama de opiniones acerca de que a qué se refiere con “inusual”, la misma se podría recitar ante una persona extremadamente alta, un enano, un albino, ante “personas con rostros o extremidades desfiguradas, o si nacieron con una discapacidad”, uno debe recitar la bendición: “…meshane habriot”, “…que haces a las criaturas diferentes”. (Mishné Torá, Bendiciones 10:12)

Si las palabras constituyen “imágenes” de la realidad, Frankl y Wittgenstein interpretarían aquí que el sentido de la imperfección o de la discapacidad no es una minusvalía si también encierra en sí misma una bendición.

Quizás el defecto que creemos excluyente no es más que una pieza distinta, que cada tanto aparece para enriquecer el entorno, transformando para siempre una pareja, una familia, un equipo de trabajo o una comunidad, aportando una mirada que de otra manera nunca habrían alcanzado.

Ben Azzai solía decir: “No menosprecies a ninguna persona, no subestimes la importancia de nada porque no hay persona que no tenga su hora, y no hay cosa que no tenga su lugar”. (Pirkei Avot: Capítulo 4 – Mishná 3)

Tal vez todo esto viene a enseñarnos que hay diferentes capacidades en el mundo, que cada una puede manifestarse de distintas maneras, pero todas ellas nos brindan oportunidades para buscar a D-s y experimentar la realidad divina de maneras inesperadas.

Shabat Shalom amigos!
Seba Cabrera Koch

Haftara Emor

Son las 2 y media de la mañana en tu casa y el silencio reina, el mundo duerme, salvo vos.

Girás para un lado, para el otro, giras la almohada, te tapas, te destapas, y cuando miras el reloj siguen siendo las 2 y media. El tiempo queda paralizado y vos en él, sin poder dormir.

La noche, debiera ser el suspiro para el cuerpo, para la mente y para el alma.

El equilibrio entre todo lo que sucedió durante el día, y lo que no debiera suceder durante la noche.

Y entonces son las 3, las 4, y ahí aparece esa sensación indescriptible de angustia al querer dormir pero no encontrar ese botón que apague lo que sucede dentro por un rato.

Algunos le dicen ANSIEDAD.

Es la arena en la zapatilla, la piedrita en la ojota, es una molestia que no te deja en paz.

La misma Ansiedad que te termina enfermando, que te abre a somatizar, a estar débil ante el afuera y aun peor por adentro. Una sensación de bajo dolor pero de forma constante.

Todo el tiempo algo que pesa en vos.

¿Cuáles son los síntomas?

Haber dejado de reírte a cada rato, no poder disfrutar del paseo del camino en lugar del apuro por llegar, si la reunión se vuelve un tramite o quizás si hasta el café se toma en un solo sorbo.

Esta semana estudiamos Parashat Emor, la Parasha del “decir”, y quizás es la invitación perfecta a poder decir las cosas que nos pasan. El mundo que tenemos en nuestro interior, de sensaciones, emociones y realidades. El aprender a decir cuando no esta todo bien, cuando el “Estoy bien” es una simple coraza que ponemos como barrera para no tener esa conversación. Para que termine rápido. Que sea corto.

Somos llamados como sacerdotes de nuestra propia vida, a ser líderes de ella. A apoyarnos en los nuestros para saber decir que quizás, no esta todo bien. O mejor aun, a cuando creemos que esta todo bien, sacudir el avispero, revisar nuestro interior.

Suelo decir, que el oficio del Rabino / Seminarista es consolar a los rotos, y romper a los enteros. Porque siempre hay algo para revisar, para trabajar, para sanar.

Te invito a que cuentes conmigo, a que te apoyes en mi y en nosotros. En este enorme equipo que esta a disposición para escucharte y acompañarte.

Para decirte que siempre se puede sanar. Solamente es necesario, venir, estar, hacer ese llamado, para empezar a caminar hacia el futuro que te mereces.

Shabat Shalom Amijai
Sem. Brian Bruh

Parasha Kedoshim

Esta semana mis hermosos seres leemos una doble porción de la Tora: Ajarei Mot – Kedoshim. Entre ambos textos hay para tirar highlights al techo, dos porciones muy ricas a nivel contenido y espiritualidad.

Pero hay una de Kedoshim que me interpelo más este año. Kedoshim tiene una de las más famosas e importantes Mitzvot de la Tora: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. (Lev. 19:18 ) Rabí Akiva llama a este mandamiento “Klal Hagadol Batora” – “el principio central de la Torá”. Es la Golden Rule clásica que encontramos en casi todas las grandes tradiciones morales y espirituales alrededor del mundo.

Un poco más adelante en ese capítulo de Vaykra, encontramos otra Mitzva: “Cuando extraños residan con vosotros en vuestra tierra, no los maltrataréis. Los extranjeros que habitan con vosotros serán para vosotros como vuestros propios ciudadanos; Amarás al extranjero como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. (Lev. 19:33-34 )

Cuando leemos y escuchamos “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, está bueno preguntarnos ¿qué pensamos y entendemos por “prójimo”? ¿se refiere a toda la familia humana? Creo que la Torá, sin embargo, considera claramente dos categorías separadas de personas: conocidos / vecinos y extraños / extranjeros, a quienes debemos tratar con amor y cuidado. Comprendo que las clasificaciones de la Torá reflejan una representación mucho más matizada y precisa de la naturaleza humana que cualquier simpleza contemporánea sobre cómo necesitamos amar a todos/as. Porque, de hecho, no solemos tratar automáticamente a una persona extraña como tratamos a un conocido. Parece que hay un cálculo moral en tratar bien al prójimo: porque uno también quiere ser bien tratado. Este, a simple vista, es un contrato social básico entre personas que comparten la vida en una sociedad o comunidad. El extraño es alguien en quien no tenemos, inicialmente, ningún vínculo, lazo y/ o apego. A veces no nos nace ningún incentivo de interés propio que nos haga querer volvernos hacia el extraño, conocerlo o ayudarlo.

Por lo tanto, la Torá insiste en que cuando nos encontramos con un extraño, podamos trascender del interés propio y, en cambio, ponerle primera a la empatía. Para lograr eso, debemos ser capaces de identificarnos, conectar y empatizar con el extraño e imaginar cómo se debe sentir estar en aquella situación (solo, en una tierra ajena o en un lugar nuevo y/o diferente). En Shemot 23:9 nos recuerdan , “No oprimirás al extranjero, porque tú conoces los sentimientos del extranjero, habiendo sido vosotros mismos extranjeros en la tierra de Egipto”.

La Torá repite estas instrucciones en varias formas más de tres docenas de veces, más que cualquier otra Mitzva. Mi teoría es que las reglas que más se repiten son las que la gente necesita más seguir y prestarles atención. La Torá insiste en que todos los seres fuimos creados a imagen divina. Todos merecemos ser tratados con dignidad, cuidado y respeto (todos es donde nadie queda afuera).

Una de las genialidades del judaísmo es que diariamente, al mejor estilo de un mantra, repetimos y contamos sobre la historia sobre nosotros mismos y nuestros orígenes como extraños en una tierra extraña. Este relato, para mí, está destinado a despertarnos, a unirnos, a mirar y conectar con aquellas personas que aún se sienten extraños en nuestra tierra. La historia judía, se toma en serio, el ejercicio de la empatía, una práctica milenaria y humanizadora. Es por eso que en este Shabat escuchemos la invitación a aproximarnos a esa persona que todavía no conozco, de esa que todavía no se mucho y a la vista me resulta nuevo o diferente para que se demuestre que cuando nos acercamos, conversamos, escuchamos y conectamos y vemos que todos somos humanos, lo extraño sea que no lo empieces a hacer más seguido.

Shabat Shalom
Wally Liebhaber

Haftara Kedoshim

Amos, el profeta que toma liderazgo en la haftará de esta semana a través del mensaje de Dios, le pide al pueblo de Israel que se aleje de los pecados, les exige que terminen definitivamente con la opresión de los líderes hacia el pueblo mismo. Critica la dura manera en la que los ricos imponían su ventaja sobre los más humildes.

Este discurso está diseñado para recordarle al pueblo de Israel que el mero hecho de ser miembro del “Pueblo Elegido” no garantiza nada; sino todo lo contrario, requiere todavía más responsabilidad en nosotros de llevar una vida de buenas acciones.

La parasha nos muestra a Moshe en la Torá transmitiendo a todo el pueblo los mandamientos más importantes una vez más, esta vez con sus propias palabras:

“Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Vaikrá 19:18). Rabí Akiva llamó a esto “el gran principio de la Torá”.

“Los extranjeros que viven entre ustedes deben ser tratados como nativos. Ámalos como a ti mismo, porque extranjero fuiste en Egipto. Yo soy el Señor tu Dios” (19:34).

Nuestra tradición a lo largo de la historia nos regala valores fundamentales para la vida, un sistema legal, Shabat, valores morales necesarios para construir sociedades éticas.

Cuando olvidamos todo esto, nos exiliamos de este mundo, dejamos de ser parte de la misión que Dios pensó para nosotros, es por eso que no podemos darnos libertades a la hora de hablar de ética y moral.

Dios no nos pide que no erremos, por que hacerlo es humano, pero sí nos exige caminar cada dia sobre caminos sagrados, transformar nuestros tiempos en sagrados, así como también a las personas que nos rodean.

Shabat Shalom
Sem. Mati Bomse

Haftara Ajarei Mot

Espejos que se reflejan, como cuadros dentro de cuadros: Velázquez, Ezekiel, Maharal y Goldberg

Ezekiel 22:1-19

El Museo del Prado, en Madrid, atesora una de las obras más exquisitas, por su belleza y singularidad: Las Meninas, de Diego Velázquez.

Es mucho más que una gran obra: es una de las pinturas más complejas de la historia del arte. El uso magistral de la luz, la perspectiva, y el énfasis en los espejos y sus reflejos, son las claves para los que se aventuran a interpretarla.

Lo más interesante, es que los verdaderos protagonistas se encuentran fuera del lienzo: las miradas de los personajes retratados parecen mirar fijo a los ojos del espectador… Las interpretaciones son múltiples, pero la magia (y la controversia) de los espejos del fondo de la composición, es que parecen situarnos a Ud. y a mí como partícipes de la pintura.

Estos pueden ser la perfecta analogía de uno de los principales objetivos de la reflexión que nos convoca esta semana: interpelarnos, haciéndonos sentir en el centro mismo de la escena.

Muchos comentaristas han observado la transición que sufre el Libro de Vaikrá en medio de Parashá Ajarei Mot. Paulatinamente deja de hacer foco en los rituales del Templo, para presentar leyes morales y éticas.

Parashá Ajarei Mot, comienza describiendo el ritual de Iom Kipur; no ofrecer sacrificios fuera del Templo; si se sacrifica un animal, su sangre debe ofrecerse ritualmente sobre el altar; si no es un sacrificio, la sangre debe cubrirse con tierra, y en ningún caso se debe comer sangre.

El texto continúa con una serie de prohibiciones sobre las relaciones sexuales incestuosas, consanguíneas o de diverso grado o parentesco, denominadas Guilui araiot, “mostrar o destapar la desnudez”.

Y como en una imagen espejada, la Haftará del Profeta Ezekiel encuentra a Jerusalén desolada precisamente por estas transgresiones: “Han descubierto la desnudez de sus padres, han violado a las mujeres durante su impureza. Han cometido actos abominables con las esposas de otros hombres; En su depravación, han contaminado a sus propias nueras, han violado a sus propias hermanas” (Lev. 22:10-11).

Los delitos cometidos hacen que las regulaciones descritas en la parashá estén espejadas en la haftará, transformando a Jerusalén en lo que Ezekiel llama la “ciudad del derramamiento de sangre” (Lev. 22:1).

Son culpables de asesinar inocentes, de oprimir a los extranjeros, a los huérfanos y a las viudas.

Sin embargo, fueron la promiscuidad, el incesto y el adulterio los signos contundentes de la decadencia y la perdición. Han perdido la santidad y el respeto al prójimo. Han perdido el límite. “Me han olvidado, declara D-s” (Lev. 22:12).

Parashá y Haftará dialogan en un quiasmo delineando una visión cruda del mundo, en una lección que viene directo desde el Sinaí y es parte de la condición humana: todo debe tener un límite.

Este sería, al menos, uno de los enfoques que explican las leyes de Guilui araiot: Rab. Yehuda Loew, más conocido como el Maharal de Praga, explica que según la opinión de Jazal, “gilui araiot es la forma más extrema de subyugación del hombre a su cuerpo físico”. Cuando una persona sucumbe, es como un animal que no tiene inteligencia ni comprensión, y todo su comportamiento es puramente instintivo.

El Maharal sugiere que surge de la preocupación excesiva por el propio ego, y la falta de amor y preocupación por los demás. Quizás, en un plano simple, Maharal intenta explicarnos que el ser humano debe aspirar a no dejarse llevar por el deseo.

Un individuo obsesionado con su propio yo y absorbido por la autogratificación, no ve las necesidades de los demás, no advierte el propósito del mundo que lo rodea. Vé a la contraparte como un objeto, un medio para su satisfacción, y no como un ser con sus propios deseos y un propósito en sí mismo. Vé la utilidad, y no la santidad.

Aunque el cumplimiento es responsabilidad de cada individuo, las prohibiciones de las araiot están profundamente arraigadas en la sociedad humana, y con ella vienen arraigados los intentos de explicar este tabú humano universal: según el Dr. Harvey Goldberg, “el tabú de las relaciones sexuales prohibidas son la piedra angular de la cultura humana”. (Dr. Harvey Goldberg, Enciclopedia Hebrea, “araiot, guilui” – volumen 27 p. 202).

Sus estudios antropológicos revelan que “en toda sociedad humana existe una prohibición (del incesto).

No existe ninguna sociedad en la que se permitan las relaciones sexuales entre un hombre y su madre o su hermana o su hija; de la misma manera no existe ninguna sociedad en la cual la prohibición se limita sólo a las relaciones de primer grado, más bien se extiende a las relaciones secundarias de diferentes maneras en cada sociedad”.

La cultura humana representa (o debería representar) la superioridad del Hombre por sobre el instinto animal: él, por sus elecciones, por sus creaciones sociales y culturales, por su pensamiento legal y científico, por su comprensión psicológica y religiosa, crea modos de contacto entre hombres y mujeres, y crea límites para las relaciones sexuales. Forja su conducta adecuándose a su perspectiva social.

De esta manera, como toda actividad humana, su actividad sexual también puede (y debe) ser elevada a un acto humano que lo distingue de los animales, y parte de la definición de “persona con capacidad de elección”. La respuesta aparenta ser sencilla: una persona es libre de moldear su propio comportamiento sexual, tanto para bien como para mal.

El hombre, al tener libre elección, podría elegir deshacerse de las limitaciones culturales y sociales, y dedicarse a la satisfacción de su apetito sexual sin límites. Al hacerlo, desecha conscientemente la cultura humana, las leyes de la sociedad, la tradición de sus antepasados, los mandamientos de su religión: no está actuando como un animal; más bien, se está poniendo a sí mismo en un nivel inferior.

Si actuamos así, no habrá nada que nos proteja de la autodestrucción y de la degeneración: tal como menciona la Torá “la tierra vomitará a sus habitantes” si rompemos los límites del comportamiento aceptable. (Lev. 18: 25-28).

En conjunto, Parashá Ajarei Mot y su Haftará son espejos que se reflejan mutuamente, como un cuadro dentro de otro. Uno puede ser la pregunta que nos incomoda y nos moviliza; y el otro, la verdad que nos invita a nuevas y mejores preguntas.

Rab. Jonathan Sacks decía que “el judaísmo siempre ha sido una religión de protesta. Siempre hemos sido conscientes de la brecha entre el mundo que es y el que debería ser”.

Construiremos una sociedad mejor cuando cada uno sea lo suficientemente valiente como para verse reflejado en las palabras milenarias del Profeta Ezekiel, y admitir que aún hay cosas por cambiar. En un mundo impregnado de consumismo, de racionalización de la espiritualidad y búsqueda desenfrenada de la satisfacción instantánea, el imperativo de este mensaje no podría ser más relevante.

¡Shabat Shalom amigos!
Seba Cabrera Koch

Parasha Ajarei Mot

Vaikrá 16–18

Al comienzo de nuestra parashá leemos que D’s le habló a Moshé después de morir los hijos de Aharón.

Todavía estamos impactados emocionalmente por este hecho…
Y nos encontramos directamente con el texto central que leemos en Iom Kipur, nuestro día más sagrado.
Se nos enumeran los rituales que debemos llevar a cabo y se nos convoca a expiar nuestras equivocaciones y a purificar el alma.

El midrash Rabá en Vaikrá 20 nos cuenta que Nadav y Avihu, dos de los hijos de Aharón, veían con envidia el lugar que en la comunidad ocupaban su padre y su tío y se decían: “cuándo morirán estos dos viejos?”
Y D’s les dijo:”Veremos quién entierra a quién”

Cada cosa tiene su tiempo, los hechos no pueden retrasarse ni apresurarse.

En el medio del inmenso dolor, Aharón debe dar el ejemplo por el lugar que ocupa.
No se puede permitir otra cosa, el poder tiene un precio muy alto.

Tenía una carga muy pesada que conllevaba el honor de ser quien era.

Debía ofrecer el novillo de expiación por él y por su casa.
Debía reconocer sus faltas y presentarse limpio de culpa.
Única forma de mostrarse moralmente apto para exigirle a su pueblo la misma conducta.
Era esa pureza conseguida duramente la que le daba la posibilidad de ser quién era para el pueblo.

Nadie puede ocupar un lugar tan fundamental si carece de la fortaleza y responsabilidad que supo tener Aharón.

Humildad y entereza son condiciones fundamentales e inapelables para iluminar a los pueblos.

Una vez más la actualidad de nuestra sagrada Torá se nos muestra como el camino a seguir.

¡Am Israel Jai!
¡Shabat Shalom Umeboraj!
Norma Dembo

Haftara Jol Hamoed Pesaj 3

Jol Hamoed – media fiesta – son los días intermedios entre los primeros y últimos días festivos. En Israel Pesaj se festeja siete días, uno el primer día y uno el último, mientras que en la diáspora – fuera de Israel – pesaj se festeja ocho días, los dos primeros días y el último. En la víspera del primer día en Israel se realiza el seder – cena pascual-, en cambio fuera de Israel se festejan dos sedarim, se agrega en la víspera del segundo día el segundo seder. Este principio es por decisión rabínica. Los días entre los jaguim – los días festivos – cinco en Israel y seis fuera de Israel, son días de media fiesta denominados Jol Hamoed, así también denominados los entre días festivos de Sucot.

El Rambam – Rabí Moshé ben Maimón, Maimónides, rabino, filósofo, médico, 1135 – 1204 – afirma en su obra Mishné Torá, también denominada Iad Jazaká – Mano Fuerte – pese a que la Torá no menciona a los días de Jol Hamoed como días de reposo absoluto, sostiene la prohibición de realizar trabajos de días hábiles, dado que está calificada como “asamblea de santidad”, Jaguigá Bamikdash, época de peregrinación al Beit Hamikdash, al Templo de Jerusalem. No obstante esto es aminorado por diversas costumbres en comunidades según sus lugares de origen. Esto último encuentra su fundamentación en el quinto libro de la Torá, Dvarim, traducido Deuteronomio, cap. 16 vers. 8: “sheishet iamim…” (Durante seis días comerás pan ácimo y en el séptimo os congregaréis ante el Eterno… Ese día no trabajarás).

El Shabat que cae entre los días festivos de Pesaj, es decir en los días de Jol Hamoed, se lo denomina Shabat Jol Hamoed Pesaj.

En el servicio de shajarit se sacan dos Sifrei Torot, uno para la lectura de la parashá de la semana, el libro de Shemot – Éxodo – capítulos 33/34 versículos 12/26 – y la segunda Torá para el Maftir, la aliá para la lectura de la Haftará, la lectura de la Torá para ésta parte es en el cuarto libro de la Torá, Bamidbar, traducido como Números, cap. 28 vers. 19/25. La Haftará se lee del libro del Profeta Yejezquel – Ezequiel – cap. 37 vers. 1/14.

El Profeta Yejezquel comenzó a profetizar poco tiempo después del Profeta Yermihau – Jeremías -, si bien éste profetizó en la tierra de Israel, Yejezquel lo hizo junto a los desterrados al Imperio Babilónico previo a la destrucción del Beit Hamikdash. Con su prédica previno a aquellos que quedaron en Yerushalaim, del castigo divino que sobrevendría con la destrucción del Templo, debido a las conductas con fuertes influencias paganas originarias de los pueblos vecinos y conductas sociales ajenas a los mandamientos de la Torá pero, a posteriori, alegóricamente expone la resucitación del pueblo de Israel a condición que reencauce su camino de vida dentro de los cánones de la Torá.

La Haftará comienza diciendo “Haitá alai yad Adonai…” – “Fue sobre mí la mano del Eterno…”, lo introdujo dentro de un valle lleno de huesos y, lo hizo pasar al lado de ellos por alrededor en derredor. Continúa manifestando el Eterno le dijo “Ben Hadam”, literalmente hijo de persona, acaso revivirán estos huesos ?, a lo que contestó el Profeta: Tú lo sabes. A esto el Eterno respondió: Profetiza sobre éstos huesos y les dirás Huesos secos, oigan la palabra del Eterno. Traeré en ustedes un espíritu y revivirán. Pondré sobre ustedes tendones,…, haré cubrir sobre ustedes piel, … . Entonces el Profeta manifiesta: vi que he aquí sobre ellos tendones, carne creció y cubrió sobre ellos una piel por encima, pero espíritu no había en ellos. Y el Eterno le dijo: Profetiza, desde los cuatro vientos ven, espíritu, e insufla en estos… para que vivan. Estos huesos es toda la casa de Israel, dicen se han secado nuestros huesos, diles el Eterno abrirá vuestras tumbas y los traeré a la tierra de Israel y sabrán que “Yo el Eterno, hablé e hice”.

El exégeta Rashi interpreta el inicio “Fue sobre mí la mano del Todopoderoso…”, la fuerza que el Profeta sintió en la orden divina de profetizar.

El Profeta Yejezquel pertenecía a la casta de los Kohanim (sacerdotes), por lo cual no podía estar en contacto con un cadáver so pena de impurificarse. Esa es la razón por la cual manifiesta que anduvo “alrededor de los huesos”.

La razón de la lectura del Profeta Yejezquel como Haftará se debe a que en los siete días de Pesaj (ver inicio) al igual que en los ocho días de Sucot y en las demás fiestas – sostiene Rambam – se debe estar alegre y con el corazón bien dispuesto en esos días, a mérito de lo establecido en el quinto libro de la Torá, Dvarim, Deuteronomio, cap. 16 vers. 14: “Te regocijarás en la celebración tú con tu hijo, tu hija, tu siervo, … , el huérfano y la viuda que moran contigo.”

Que Hakadosh Baruj Hu este año pronto disponga que nuestros oídos reciban besorot tovot, buenas noticias, que los secuestrados regresen a los respectivos senos de sus hogares y seres queridos y podamos así plenamente vivenciar en nuestros corazones “Vesamajta bejagueja” (Dvarim cap. 16 vers. 14), “y te regocijarás en tu celebración”. Amén.

Joshua Chameides

Parasha Jol Hamoed Pesaj 3

UN MENSAJE PARA PESAJ: LA ALIENACION COMO PUNTO DE PARTIDA DE LA IDENTIDAD

El concepto de alineación, posiblemente haya sido elaborado por primera vez en la “Fenomenológica del Espíritu” de Hegel. A su vez la corriente de pensamiento denominada “hegelianismo de izquierda”, cuya figura mas destacada es K. Marx, adoptó a la alineación como un termino clave para el análisis de la historia y sobre todo de la historia moderna. En Hegel la alineación se produce en el ámbito del pensamiento, en Marx en el ámbito real del la relación del trabajador con su producto.

Posteriormente se le irá concediendo al concepto de alineación diversas interpretaciones hasta el día de hoy. Mi intención en este pequeño comentario, es tratar de analizar brevemente algunos de los mensajes de Pesaj que aparecen en el libro del Éxodo, a través del concepto de alineación.

En un famoso Midrash de Shemot Raba 1:28, leemos:
” Dijo el Rab Huna en nombre de Bar Kapára: cuatro fueron las causas por las cuales el pueblo de Israel fue redimido de Egipto: 1) no se cambiaron los nombres, 2) no cambiaron su lengua, 3) no calumniaron, 4) ni siquiera había uno solo que haya cometido incesto…”

Este Midrash generalmente es citado para destacar las virtudes de los hijos de Israel con respecto al mantenimiento de su identidad en condiciones extremamente difíciles. Si bien mas de dos siglos de esclavitud pueden lograr asimilar totalmente al esclavo a la cultura esclavizante, debemos notar que los cuatro ejemplos traídos por los sabios, corresponden a “sheb ve al taase”, es decir a conductas que no se deben hacer, a diferencia de conductas activas. A mi entender, lo dicho por Rab Huna en nombre de Bar Kapára, no es un elogio, sino todo lo contrario: el pueblo de Israel cuidó en Egipto, un nivel mínimo de identidad pasiva.

Frente a las cuatro causas identificatorias pasivas, por las cuales según el Midrash se logra finalmente la libertad, D’s le propone al pueblo cuatro conductas activas, que lo llevarán de la esclavitud a la libertad, lo que en la tradición de Israel es llamado “Los cuatro lenguajes de la redención”. En Éxodo 6:

6-9 leemos: “Por tanto, di a los hijos de Israel: ” Yo soy el Eterno, y os sacaré de debajo de las cargas de los egipcios, y os libertaré de la servidumbre de ellos, y os redimiré con brazo extendido y con juicios grandes. Y os tomaré por pueblo Mío, y yo seré vuestro D’s, que os saco de debajo de las cargas de los egipcios…”.

Este brusco cambio de una identidad pasiva a una activa, no tenia ninguna posibilidad de implementarse en el contexto de una mentalidad esclavizada. La respuesta del pueblo a la propuesta de D’s no se da en palabras, sino en una actitud determinada: “Y habló Moshe de esta manera a los hijos de Israel; mas ellos no escucharon por causa de agotamiento de espíritu y por causa de la dura servidumbre”.

Aquí es el momento donde el concepto de alineación nos ayudará entender algunos de los mensajes mas importantes del libro del Éxodo. Según mi entender, el sentimiento de alineación se da en una persona en el momento en el cual comienza a tener conflictos con su identidad. Cuando Moshe habla con el pueblo, en el versículo citado, existe una imposibilidad espiritual de entender su mensaje, porque la esclavitud produjo un status quo de identidad pasiva. Este es el momento en el cual se precisa de una pequeña chispa para desencadenar una situación de crisis de identidad que se refleja en la vivencia de mirarse al espejo y no reconocerse. Para llegar a esta situación conflictiva, que representa el principio de cambio y de crecimiento, se necesita un arduo trabajo, y esta fue la principal tarea de Moshe como líder del pueblo. El vuelco, se empieza a dar en el capitulo 12 del Éxodo. D’s le ordena al pueblo de Israel la preparación de lo que se denomina el “Pesaj Mitzraim”, a través de tomar un cordero que seria sacrificado y comido la noche de la liberación.

Según varios comentaristas, los hebreos se comerían simbólicamente uno de los dioses egipcios mas importantes, el cordero. La noche de la última plaga, donde mueren los primogénitos, los hebreos marcan con la sangre del cordero las puertas de sus casas. La toma de conciencia, que la sangre del dios de la esclavitud es el punto de partida para entrar en la esfera del D’s de la libertad, es lo que podemos denominar la salida de la alineación. La autoconciencia de sentirse extraño y no recocerte a ti mismo, se convertirá dentro de la tradición judia, en un símbolo del sobreponerse a la alineación. El precepto de fijar la mezuzá en cada una de las puertas, será clara señal de reafirmación constante de la identidad judía.

Dentro de la historia de los pueblos (sobre todo en la edad moderna), podemos ver claramente como el sentimiento de alineación sirvió como vuelco y punto crucial en la construcción de la identidad. El pueblo puede vivir durante largos años en condiciones determinadas, buenas o malas, pero esto no le ayudará a resolver su problema de identidad. Sólo en el momento en el cual se produce este proceso de autorreflexión y el pueblo se percibe extraño a sí mismo, comienza a despertar su conciencia nacional y a partir de ese momento se puede denominar pueblo.

Rabino Dr. Ari Bursztein

Parasha Metzora

Shabat Hagadol

Estamos en vísperas de Pesaj, un tiempo, en el que, entre otras tareas, se nos pide que quitemos de Nuestras Casas, todo aquello que pueda fermentar, elevarse en desmesura e inflamarse. Buscamos en cada rincón y dentro nuestro aquello que generalmente nuestro ego y una mirada estrecha nos impide ver.

Tiempo de purificar el espacio que habitamos, tiempo de purificar el cuerpo y el alma que habitamos. Revisar con honestidad nuestras Purezas y, también, las Impurezas, aquellas que a veces, no nos permiten rectificar y avanzar; como también sucede en Parasha Metzora que nos ocupa este Shabat. Muchos de nosotros salimos escarados de nuestros desiertos y necesitamos sanar para salir de ese Mitzraim y avanzar para abrazar nuevamente la Vida.

El texto de nuestra Parasha se enlaza como en un continuo a la sección de la semana anterior (Tzaria), donde vimos como la Tzara traducida como Lepra, está, en principio, íntimamente vinculada con nuestra manera de hablar, con discursos inflamados y fermentados al calor básicamente nuestro Mal Decir.

El chisme y la calumnia hacia el prójimo que termina finalmente separándonos de la Comunidad y dejándonos por fuera del conjunto, a la vista de todos. El Kohen será quien indique las normativas y, audite el proceso de purificación que el Metzorá tendrá que atravesar. Rituales (según sea el caso) para recuperarse, redimirse y reparar todo aquel que cada uno necesite.

El Metzorá recuperado, fue purificado mediante un procedimiento particular que incluye dos palomas, agua de manantial, una vasija de barro, un trozo de madera de cedro, una cinta color púrpura y un ramo de mirto. Cada uno de estos elementos responden a una simbología particular. (los invito a investigar).

Como vemos, Di-s hace hincapié en la en” La Mancha Visible” que puede afectar tanto la superficie de nuestros cuerpos, nuestra vestimenta y, también, hacer mella anque en las paredes y cimientos de nuestras casas involucrando un proceso de purificación – habilitación o eventualmente demolición.

Mucho de lo que aquí se relata y define, también, está íntimamente ligado a Rituales de purificación en relación a la Mujer, respecto de su período post parto y su ciclo menstrual hasta las emisiones seminales del Hombre…

¿Cómo abordar el concepto de Pureza e Impureza y su tratamiento Hoy?

¿Nos curamos si volvemos la mirada hacia adentro, nos conectamos con esa situación, hacemos Teshuva (si fuera el caso) examinando en profundidad las manchas de muestra interioridad y, así se nos habilita a volver a ser parte …?

Como leemos en el texto, no hay curación sin toma de conciencia, no hay sanación sin asumir la responsabilidad hacia el Conjunto del que somos parte, declarando la falta públicamente e involucrando a la Comunidad en el acto solidario de la Reinclusión. Interesante …

Esa fue básicamente la mirada de nuestros sabios. En la narrativa bíblica, un leproso era considerado “el otro”, identificable por su piel blanca propensa a descamarse y supurar dolorosamente. Si bien la lepra no se manifiesta de la misma manera en nuestra sociedad, la noción de “Otro” …sí. Cobra relevancia plenamente al no hacerle espacio a la diversidad, lo diferente, a aquello, muchas veces amenazante, por su condición de desconocido.

El filósofo Emmanuel Levinas nos desafía a apreciar la humanidad del “otro” como lo hacían los sacerdotes con el leproso acompañándolo en su proceso de recuperación. Nos pide que imaginemos el mundo a través de los ojos de un bebé que aún no desarrollo el sentido del Habla. Sabemos que los niños preverbales sólo desarrollan gradualmente la capacidad de distinguir entre objetos, ellos mismos y el mundo exterior. Inicialmente, todo parece ser una extensión de su realidad. Este paradigma se sostiene hasta que el pequeño desarrolla la capacidad de diferenciar. Una vez que ha comenzado ese proceso, puede separar su “yo” del resto del mundo. Solo así, puede entonces vislumbrar que existen otras vidas distintas a la suya.

Es este reconocimiento de la separación lo que nos llama al encuentro.

Reconocer al otro, tan humano como yo en su diversidad, en sus elecciones.

Estamos, efectivamente convocados a abordar su dolor de manera integral.

Según Levinas, ver verdaderamente al otro es la única manera de ver el rostro de Di-s. Por extensión, estamos llamados a considerar las necesidades de cada persona con la misma seriedad con la que serviríamos a Di-s… Cuando recibimos la Torá en el Sinaí, EL nos dice, a Todos, que seremos una Nación de Sacerdotes. Esta designación sugiere que cada uno de nosotros tiene el honor y la responsabilidad de servir a Di-s sirviendo a nuestros semejantes.

Entonces …como Nación de Sacerdotes ¿cómo debemos cuidar del otro? Creo que, acompañando de forma comprometida a aquellos que necesitan de nuestra AYUDA, debería ser un imperativo moral a poner en práctica, hoy y siempre.

Involucrarnos, dialogar, estar presentes ante sus heridas visibles y al mismo tiempo brindarles nuestro apoyo mientras trabajan para abordar sus batallas más profundas. Si prestamos atención al llamado de nuestra Herencia, seguramente nosotros también podemos hacer una parte de la obra de Di-s (o al menos acercarnos) y, ser el puente que posibilite y habilite nuestro SER junto al otro, con el otro. Todos somos una parte indispensable en la construcción de nuestra Sociedad. Este es, sin dudas, el ritual a instalar en este tiempo tan convulsionado, este es el ejercicio más valioso para que todos podamos sanar.

Shabat Shalom Umevoraj
Jag Pesaj Sameaj
Sandra Epstein

Haftara Metzora

HAFTARÁ SaBAtH HAgaDoL : : MaLAjI (3: 4:24)

Esta semana leemos la PARASHÁH MetzORAH, la quinta del libro Vahikrah, y le correspondería leer la Haftarah REYES II 7:3-7:20 pero, por ser el Shabat anterior a Pesaj se lee la Haftarah MaLAjI 3:1 4:24

El Shabat anterior a Pesaj se conoce como Shabat HaGadol, o El Gran Shabat. No está claro exactamente por qué recibió este nombre, pero podría ser un guiño referente al ultimo verso de la haftará que se lee justamente en este Shabat:… ”He aquí, os enviaré al profeta Elías antes que venga el día Grande y Asombroso de Iud Hui Vav Hei (3:23)” (Malaji 3:24)

En este libro Vaikrah venimos leyendo porciones que detallan sobre la forma de ofrecer sacrificios a D’s: los diferentes tipos de ofrendas, la forma de prepararlas, qué partes se pueden comer y por quién, y demás detalles. Y por extraños que parezcan estos rituales para nosotros hoy, sabemos que un ritual es una secuencia de actividades que implican gestos, palabras, acciones u objetos, realizados según un orden establecido.

Esto era tan cierto en la antigüedad como lo es hoy. Los sacrificios estaban destinados a simbolizar la transformación interior de una persona. Una ofrenda por el pecado debía ir acompañada de un sentimiento de arrepentimiento o para despertar la gratitud.

Pero hay una constante en los escritos de los Profetas y es pronunciarse repetidamente a Bnei Israel por pensar que los sacrificios eran un fin en sí mismos, y que para D’s el solo hecho de la práctica del ritual era suficiente.

El sacrificio, la oración y todas las formas de acercamiento (KORVAN) o reparación, no tienen valor a menos que el corazón esté conectado con esa realidad. La consciencia y el reconocimiento genuino y franco de reparación del hecho debe acompañar la practica. Debemos tener un sincero sentido de restauración, de recomposición. De responsabilidad frente al hecho.

La realización de los rituales debe abordarse como acciones que despiertan el deseo profundo de componer el equilibrio roto.
Un ritual es UNA PRACTICA, es un SIMBOLO.
Pueden enfocar nuestra atención y pueden estar llenos de significado.

Pero los rituales también podrían convertirse en una actuación de memoria, y entonces el significado y la inspiración que deben evocar pueden perderse fácilmente. de practicarse de manera automática perderán TODA su fuerza y su caudal energético será desperdiciado.

Por eso, no dejemos de ahondar en el motivo profundo y real de las cosas. No nos quedemos con lo superficial, en lo que se aprecia a simple vista, en lo que parece.
Sepamos que las practicas del judaísmo tienen un sentido, no son simples tradiciones que se repiten de generacion en generación.
Cuidemos de no vaciar de contenido nuestras prácticas, investiguemos por qué son de tal o cual manera. Tienen un sentido y un motivo, y un propósito.

El objetivo que instaura tal o cual practica, finalmente tendrá que ver con desarrollar un talento, o fortalecer una conexión, o sin duda generar un valor agregado.
Y todas y cada una de esas acciones construirán una realidad plena y grandiosa, manteniéndonos cerca y en franca paz.

En esta parasha Metzorah trata las “Tzaraat”, una erupción en la piel parecida a La LEpra que hoy conocemos, y esta reacción cutánea esta directamente asociada y relacionada con el uso de la palabra. Relacionada con el uso de la palabra con fines egoístas y provocadores.
Relacionada con el uso de palabras que rompen lazos, o vínculos, o códigos.
O rompen los puntos de encuentro, o de union.

Porque con la palabra se construyeron grietas, o sótanos o cárceles, porque con la palabra se construyen lugares de los que no se puede salir, lugares que no se pueden desandar.

O… Porque la palabra se usa como recurso genuino y particular del hombre.
La palabra que construye.
La palabra que define.
La palabra que crea.

Alzá. Establecé. Creá.
Iluminá su cárcel, reconstruí su puente.

Cuidá tu palabra.
Construí sólido.
Edificá responsablemente en este tiempo de Libertad el mundo en el que deseas vivir.

Jag HaPesaj Kasher Ve Sameaj!!

Shabat Shalom Umeboraj
Silvia Dvoskin