Haftara Devarim

HAFTARA DvArIM דברים | ISAIAS 1:1-27
HAFTARA JaZoN

Esta haftará es la primera del ULTIMO LIBRO de la TOrah
La Haftara de SHABAT JAZON (visión), La visión que tiene el Profeta Ishaiau.

Las tres semanas de Las Estrecheses (Bein Ha’Metzarím), que son los 21 días entre el ayuno menor del 17 de Tamuz y el ayuno mayor de 9 de Av tienen sus correspondientes secciones (parashot) particulares de lectura de La Torá
Y cada Parashá, tienen su Haftará que siempre son fragmentos de algún libro de los Profetas en referencia al contenido de dicha parasha.
Pero las tres haftarot de estas tres semanas a las que nos referimos, no son textos en relación a los contenidos de las parashot sino textos relativos a las destrucciones de los dos Templos de Jerusalém, y en concreto textos de los profetas Jeremías e Isaías.
(En El Talmud ese trío de Haftarot especial se denomina, en arameo, » Tlata Depurunata.»)

La haftará específica de la parashá del Shabat que precede al 9 de AV se titula Jazón, que significa literalmente «Visión» y que se corresponde con Isaías 1:1-27.
El nombre de esta Haftará sirve para referirse al Shabat anterior al 9 de Av.
Es decir, que al citar Shabat Jazón sabremos que nos referimos al Shabat anterior al ayuno de 9 de AV. (el Shabat posterior a la fecha, se llama Najamú -de Consolación-).

Isaías, fue uno de los mayores profetas del judaísmo: profetizó en tiempos la destrucción del Primer Templo, en manos de Nabucondonosor Il de Babilonia, cuando el imperio babilonio estaba ya a las puertas de su desaparición.

En la parashá de Dvarim, la primera de este libro se presenta el último discurso de Moshé Rabenu, donde entre otras cosas se presenta la visión del futuro del Pueblo de Israel. En la haftará de Isaías se describe la visión futura de ese Pueblo de Israel como responsable de la destrucción del Primer Gran Templo, por apartarse del Pacto. Cuando leemos el texto de Isaías, entendemos una de las razones por las que sucede esto, y básicamente se refiere a la incapacidad del pueblo a seguir las reglas que Dios nos ha entregado por medio de Moisés y no ha escuchado las advertencias que les fueron enviadas a través de los Profetas.

Sin embargo, este texto en particular de Isaías, no inicia como tradicionalmente esperaríamos de un Profeta, con palabras tales como: “He escuchado la palabra de Dios y me ha dicho…” o algo similar. Por el contrario, Isaías entrega una advertencia y un regaño por la incapacidad del pueblo de seguir las leyes que aceptó recibir y por lo tanto es responsable de las sucesos ocurridos, consecuencias de ese comportamiento egoísta.

Dentro del mismo texto existe un versículo en particular en ISAIAS 1:17 el cual cito: “Aprendan a hacer el bien. Dedíquense ustedes a la justicia; Ayuden al que actúa mal. Defiendan los derechos del huérfano; defiendan la causa de las viudas”, siendo estos quizá uno de los elementos centrales del deber ser del pueblo judío que hemos pasado por desapercibido en este texto debido a lo imponente de los demás versículos.

Isaías NO se refiere exclusivamente a los huérfanos y viudas de Israel, sino que incluye a toda persona en nuestro mundo, lo que nos hace responsables no solamente de actuar como hermanos entre nosotros, sino además de buscar ser los agentes de cambio en nuestras sociedades.

DVARIM, comenzamos el quinto y ultimo libro de LaTorah.
Tiempo de llegar a la Tierra Prometida… y siempre se lee, y esta diagramado así, para que siempre el Shabat anterior a 9 AV, Shabat Jazon, se lea esta parasha.
Lo particular es que justo leamos el momento de llegar (momento de recompensa) en los días de 9AV. (llamados negativos o de destrucción). Pero nada en la Tora es inconexo. Nada en la Tora es un error, o una equivocación o un sinsentido.

Moshé en sus últimos días hace un raconto de los momentos bisagra que han atravesado en el desierto. Moshé Rabeinu (maestro) repasa las situaciones (que desde la mirada del pueblo) fueron difíciles. Y lo hace así para que entendamos TODOS, que estamos aquí porque esos momentos que hemos superado nos han traído a este lugar.
Porque no se puede entrar en LA TIERRA PROMETIDA, si pensamos que eso que sucedió en el pasado fue “a pesar”.
Para entrar y CONQUISTAR la Tierra Prometida, debemos entender y asumir que es SOLO POR ESO QUE PASO AYER, HOY ESTAMOS AQUI.
Nunca va ser “nuestro” aquello que deseamos, hasta que no veamos con buenos ojos que eso que pasó ayer fue lo mejor que podia pasar para estar HOY AQUI

. . .

Los judíos no esperamos que una vida de contemplación y rezo nos lleve a un mejor futuro en la otra vida.
ES AQUI Y AHORA. 
ES nuestra acción y mejora en este mundo, como actores activos de los cambios que son necesarios en nuestras sociedades, y entonces, podremos llegar y alcanzar nuestra TIERRA PROMETIDA acorde a las profecías que nos han sido entregadas para la humanidad.

Shabat Shalom Umeboraj
Silvia Dvoskin

Parasha Matot-Masei

Bamidbar 30:2-32 33:1-36

Cuando comenzamos a leer Parashá Masei nos encontramos con una larga lista de lugares por los que pasó el pueblo de Israel. D’s le ordenó a Moshé escribir esta lista y él cumplió. Claro, cuando recordamos que Moshé fue quien pasó los mandamientos de D’s a las tablas…esa es una noticia inolvidable! Este hecho sin lugar a dudas le dio prestigio, y lo colocó en un lugar más especial que el que ya tenía.

El midrash nos cuenta que algo similar ocurrió con Ieoshúa, él fue el elegido para suceder a Moshé Rabenu. Fue él el que acomodó los bancos y las alfombras en el Beit HaMidrash (BeMidbar Rabá 21:14)

Podría haber sido elegido porque defendió la entrada a la Tierra Prometida, fue elegido porque esta es la manera de ayudar, de dar una mano, de hacer servicio, en el anonimato. Comparte así con Moshé esa humildad que a ambos los caracterizaba.

También nos cuenta la Torá que el pueblo amó enormemente a Aharón y que para Israel Aharón fue más querido que el propio Moshé. El pueblo sintió mucho la muerte de Aharón. Aharón no fue solamente el hermano de Moshé, sino el hermano de todo Israel, tal cómo se nos da a entender en Pirkei-Avot (1,13 ).

Aharón amaba la paz y la buscaba permanentemente, quería a sus semejantes y los acercaba al estudio de la Torá. No se trataba de que fuera indiferente o pasivo, eso nunca resulta de utilidad. Pero buscaba acercar posiciones, acordar ideas y conductas y vivió pacíficamente los cuarenta años en el desierto. Hasta su actitud en el episodio tan terrible del becerro de oro podría entenderse desde esta óptica.

Buscaba permanentemente el equilibrio Por eso logró hermanar a todo el pueblo.

Muchas veces, una actitud así, sino siempre, lleva a ser más constructiva que otras más apasionadas. Ni de brazos cruzados, ni indiferentes, sino poder estar calmados en nuestro interior y transmitir esta actitud a nuestros semejantes.

Ambas situaciones, la de Moshé y Ieoshúa, tanto como la de Aharón tienen en común el trabajo humilde en pos del bien de la comunidad. Un verdadero servicio.

Shabat Shalom Umeboraj!
Am Israel Jai!
Norma Dembo

Haftara Matot-Masei

La haftará de esta semana es la segunda de la serie de tres haftarot que se leen entre el 17 de Tamuz y el 9 de Av, todas las cuales describen la opresión y destrucción de Israel. Aunque no está conectada temáticamente con la parashá, la haftará evoca el sentido de luto que caracteriza este período en el calendario judío.

El profeta Jeremías reprende al pueblo por abandonar a D´s. Lamenta que el pueblo no haya recordado que D´s los sacó de la tierra de Egipto, los guio a través de los peligros del desierto y les dio una tierra llena de frutos abundantes. Señala que hay una responsabilidad general de la población, de los sacerdotes, los eruditos de la Tora, gobernantes y profetas… todos han errado.

Continuando con el tema del agua, Jeremías le dice al pueblo que la destrucción es inevitable, y que no deben molestarse en buscar ayuda en otra parte: “¿De qué sirve ir a Egipto a beber las aguas del Nilo? ¿Y de qué sirve ir a Asiria a beber las aguas del Éufrates? (2:18) Ninguna de estas naciones podrá ayudar a Israel porque están tan profundamente manchadas por el pecado.

El texto puede sonar duro y con un tono juzgador. El rol de los profetas, recordemos, era advertir para que algo pueda revertirse. De hecho, lo mejor que podría pasar es que una profecía no se cumpla y se evite a tiempo.

Ahora si volvemos al relato me parece que hay una idea que podemos rescatar: no busquemos por fuera lo que está adentro. El pueblo de Israel fallo y Jeremías les dice: “Ninguna de estas naciones podrá ayudar a Israel porque están tan profundamente manchadas por el pecado”. Yo pienso que el planteo que se intenta transmitir es: cuando tengas que resolver tus errores, empeza por vos. Comenza sanando lo de adentro, lo cercano, lo conocido. Tal vez no hace falta irse lejos para buscar soluciones de algo que siempre estuvo cerca.

Una vez leí que a veces la solución no es irse sino cambiar la forma de quedarse.

Shabat Shalom!
Wally Liebhaber

Haftara Pinjas

Haftará Jeremías 1:1; 2:3

Esta semana nos toca reflexionar sobre la Haftará de Jeremías (1:1-2:3) que corresponde con la Parashá de Pinjas. El paralelismo en los diferentes tiempos que vemos sobre ambas lecturas, es significativo. Dichos textos señalan el liderazgo y la fe tanto en Pinjas como en Jeremías.

El profeta, teniendo dudas sobre su capacidad, expresa a HaShem que es “…muyjoven…” para la tarea encomendada, sin embargo, D’s le responde que “…desde que estaba en el vientre, había sido elegido…” para ser líder.

Hoy, podemos inferir que todos desde la concepción, tenemos esa chispa divina. En nuestro interior, pasan los ocultos miedos del mundo que nos rodea y que buceando muy adentro, podemos encontrar las soluciones a esos problemas.

No todos pueden ser líderes. Solo unos pocos elegidos, pueden liderar al pueblo.

Estos líderes deberán tener la empatia, la firmeza de sacar la luz dentro de la oscuridad.

Un liderazgo férreo y responsable ayuda en momentos críticos, a buscar las respuestas que necesita la sociedad. Aunque se tengan divergencias o dudas con el líder, si este guía a los demás bajo la bandera de un objetivo común, es imprescindible que todos continuemos en ese camino, defendiéndolo.

Es claro, que dadas las circunstancias del momento que nos toca vivir, la lucha del líder no son sólo las acciones bélicas sino también se dan con la palabra.

En este momento, tenemos muchos frentes del cual debemos ocuparnos.La defensa del territorio no sólo es en el sur sino también en el norte. Tal como lo predice Jeremías, “…las fuerzas del norte querrán destruirnos…”, refiriéndose en ese momento, a Babilonia y la futura destrucción del Templo de Jerusalén, queriendo el sometimiento del pueblo.

En la lucha conla palabra, debemos involucrarnos todos, tratando de no ocultar nuestra fe y cultura. La nueva frase que lleva al odio engendrado durante siglos, es el antisionismo, un sinónimo en cubierto que siempre significó antisemitismo.

Pero para eso todos tenemos de enfocarnos en nuestro interior, sacando con “la palabra”, la hostilidad del mundo que nos rodea, demostrando como Jeremías que nuestra fe y cultura permanecen intactas.

Aunque quieran destruir nuestras creencias, nosotros siguiremos firmes.

Es hora de demostrar al mundo que nuestro pueblo sigue vivo por muchas que sean las adversidades.

Hoy al encender las velas de Shabat busca en tu interior, la voluntad que tenés desde que te gestaron. No dejes que nadie te la quite. Vos solo tendrás la posibilidad de enfrentar la adversidad circundante. Y así todas las voces juntas podrán pedir al unísono el retorno de nuestros seres queridos y la cordura que necesita el mundo para verdaderamente vivir sin odio y en paz.

Shabat Shalom
Susy Lapilover

Bring Them Home Now
Am Israel Jai

Parasha Pinjas

Parashat Pinjás nos narra acerca de cinco mujeres hijas de un hombre de la tribu de Efraim llamado Tzlofjad.

Tzlofjad había muerto y no habiendo dejado herederos varones las mujeres se acercan a Moisés pidiéndole una porción en la Tierra Prometida.

Sabían las mujeres que la herencia era sólo para los hombres. ¿Qué habría de ocurrir con los derechos de su padre? ¿Ser mujeres las transformaba en criaturas de segunda categoría?

Moisés no sabía bien qué responder. Pero después de consultar con Dios, recibió la respuesta: aquellas cinco mujeres irían a heredar a su padre y tendrían una porción en la Tierra de Israel.

El Midrash hace una lectura muy interesante de este episodio: «En aquella generación, las mujeres enmendaban lo que los hombres arruinaban».

Los hombres bailaban alrededor del becerro; las mujeres se hacían a un lado. Los hombres difamaban contra la Tierra junto a los espías; las mujeres guardaban respetuoso silencio. Los hombres querían elegir un líder que los lleve de regreso a Egipto; las mujeres iban a Moisés a suplicarle tener una porción en la Tierra de Israel.

Muy pocos querían a esa Tierra, a excepción de ellas.

La historia de las hijas de Tzlofjad es un calco de nuestra historia como pueblo. Durante siglos, nadie quiso a esta Tierra, salvo nosotros.

Ni siquiera aquellos otros pueblos que hoy la llaman «Tierra Santa», le dedicaron un poema o un mínimo sueño.

Mientras todos veían desolado a Israel y le daban vuelta la cara, nosotros sabíamos que estaba desolado porque nos estaba esperando.

Mientras todos, con desidia e inercia, se acostumbraban a sus pantanos contaminados por la malaria o morían de tifus, nosotros sabíamos que aquel día en que lográramos secar esos pantanos, Israel volvería a ser la tierra de leche y miel.

Nosotros éramos los que soñábamos con la Tierra de Israel cuando todos la veían como el patio trasero del mundo. No es por su riqueza que soñamos por siglos con ella. Soñamos con ella a pesar de su pobreza.

No es sólo la promesa de Dios lo que nos da legitimitad como habitantes de esta Tierra. La legitimidad máxima y absoluta la logramos al haberla deseado cuando todos la despreciaban; al haberla llorado cuando todos la profanaban.

Tal como ocurrió con las hijas de Tzlofjad.

Rab Ari Bursztein