Haftara Ekev

La Haftara que corresponde a la Parashá Ekev pertenece al libro del Profeta YESHAYAHU (Isaías), con quien se comienza la Haftará de Parashá Devarim – primera del quinto libro de la Torá – siendo ésta Parashá la tercera del Libro Devarim. El Profeta Yeshayahu es leído durante siete semanas, a partir del primer shabat posterior a Tisha Beav (9 de Av), shabat que a mérito de la Haftará se denomina Shabat Najamú. La haftará de ésta semana de Parashat Ekev, Yeshayahu no comienza con palabras de consuelo – Najamú Najamú – sino por el contrario con lamentaciones pero, seguidamente utiliza expresiones para el pueblo de Israel, induciéndolo a retornar al camino del cumplimiento de las mitzvot y amor a Hashem, o sea volver al estudio y cumplimiento de la Torá.

El profeta Yeshayahu que se presume nació en Yerushalaim alrededor del año 765 a.e.c. , vivió durante el exilio babilónico y destrucción del primer templo, por lo cual si bien en sus palabras recurre a estilos poéticos y metafóricos, incluso metáforas de niños y parejas y, por influencia de su época histórica varía entre lamentaciones, expresiones de desesperanza a expresiones esperanzadoras, esperanzas de vivencias espirituales y nacionales, profetizando en la porción de ésta Haftará una era de auténtica redención.

La haftará de Ekev – Yeshayahu cap. 49 vers. 14 / cap. 51 vers. 3 – , comienza “Vatomer Tziyon … “ – y dijo Tziyón -, nombra por el nombre del monte Tziyón posiblemente porque en ese monte de Yerushalaim se radicaba el reino de Yehudá y de todo Israel.

La primera mención de Tziyón la encontramos en el libro de los profetas Shmuel II cap. 5 vers. 7 – “tomó David la fortaleza de Tziyón” -. Era una antigua fortaleza de los yevusim o yebuseos que David la conquistó, hoy llamada Ciudad de David, integrante de la ciudad de Yerushalaim. Se menciona en varios lugares del Tanaj a Yerushalaim, la Ciudad de David y a Tziyón, vgr. : Shmuel II, Melajim Alef (1), Jtuvim (Divrey Haiamim Alef y Bet) (2).

El Rey Schlomó – Salomón – hijo y heredero del trono del Rey David, construyó el primer Templo – Beit Hamikdash – en Yerushalaim (3).

Tziyón fue usado ocasionalmente como nombre de la ciudad Yerushalaim, la tierra del reino de Yehudá y la gente de Israel genéricamente para designar a éste último (4) y, también como el pueblo de Hashem. (5).

La razón de mencionar Tziyón existen diversas interpretaciones. En el siguiente pasuk pregunta “acaso una mujer olvidará a una criatura, el hijo de su vientre”, se refiere a la “madre Tziyón” llorando a todo el pueblo de Israel, a sus hijos que estaban lejos dispersos en el exilio.(6). Otra interpretación es que se refiere a Yerushalaim y en mayor proporción a la tierra de Israel desolada. Un ser humano puede olvidar y abandonar algo que quería mucho pero Hashem no es un ser humano, en El el olvido no tiene cabida, los tiene “grabado en las palmas de las manos; tus muros están frente a mí siempre”. Las manos representan acción pero las palmas de la mano representan la posesión. Pretende demostrar al pueblo de Israel la primacía que le adjudica Hashem en la humanidad (7) y su misión de constituir una luz para los pueblos y la reconstrucción de los muros.

Continúa el Profeta con diversas metáforas como ya mencionamos, metáforas de niños, de parejas conyugales, incluso un divorcio. Pero en un momento dado – cap. 50 vers. 4 – produce un cambio significativo, hablando en primera persona al decir “EL ETERNO me ha dado lengua de instruídos como para saber hablar al cansado … me despierta cada mañana al oído”. Yeshayahu hablaba un lenguaje de alto nivel pero muy comprensible, pretendiendo en su expresión denotar una relación personal con HASHEM y que “le habla cada mañana al oído”.

Finalmente, el Profeta adopta nuevamente su estilo profético y metafórico, identificando a HASHEM y al pueblo de Israel como dos personas que han vivido una historia dolorosa, se reconcilian y se disponen hacia el futuro con una mirada llena de optimismo que encontrarán regocijo, alegría, agradecimiento y canto (cap. 51 vers. 3).

Qué el momento histórico sumamente doloroso que estamos atravesando en el Estado de Israel, Nuestro Estado de Israel, podamos pronto ser testigos de la concreción de la profecía final de la Haftará de ésta semana y, para todos los enlutados consecuencia de ésta guerra que nos impusieron, puedan finalmente encontrar consuelo en la bendita memoria de los seres queridos que diariamente ofrendan lo más valioso que dispone el Ser Humano: SU VIDA. KEN IEHÍ RATZON !!!

(1): Shmuel II (Samuel II) 5-17. Melajim I (Reyes I) 8-1.
(2): Jtuvim – Divrei Haiamim I (Crónicas I) 11-5.
(3): Tehilim II (Salmos II) 6-48, 2-11/12, 132-13.
(4): Yeshayahu (Isaías) 40-9.
(5): Yeshayahu (Isaías) 60-14.
(6): Rabí Abraham Ibn Ezra – Exégeta S. XII.
(7): Radak (Rabí David Kimji) – Exégeta S. XII.

SHABAT SHALOM UMEVORAJ.
Joshua Chameides

Parasha Vaetjanan

Comentario a Deuteronomio 3:23-7:11

La porción de la Torá que nos convoca esta semana, es una oportunidad para redescubrir el Shemá, el lema central de la fe judía. Me emociona releerlo detenidamente, con atención, igual que el primer día que tuve un sidur en mis manos, como saboreando el gustito de las palabras: aun no pierdo la capacidad de sorprenderme ante un jidush, y sonrío como un nene ante un maise o un cuento jasidico que tenga como tema algún fragmento del Shemá.

El Shemá y sus párrafos son parte de la esencia de nuestra identidad, son legado y tradición conjugados para siempre en presente continuo.

Pero, si cada palabra esconde una perla esperando a ser descubierta, el pasuk en el que encuentro un tesoro incalculable y al cual vuelvo con frecuencia es “veshinantam levaneja” (Deuteronomio 6:7), que puede traducirse como “las enseñarás a tus hijos”.

Este concepto pone el foco en esforzarnos por educarnos a nosotros mismos, para educar a nuestros hijos, nuestras familias, nuestras comunidades, para que consideremos la Torá como un texto vital y dinámico, tan relevante para nuestras vidas hoy como lo es desde hace más de 2000 años.

Es ponernos en el lugar de la pregunta constante, animándonos a abrevar de sus enseñanzas milenarias, y hallar allí una suerte de brújula para nuestra existencia diaria; donde sus formas antiguas y comentarios atemporales pueden expandir nuestra comprensión del mundo que nos rodea, inspirándonos a convertirnos en nuestra mejor versión.

Así, como en una concatenación de pensamientos, recordé que alguna vez leí que el Talmud enumera una serie de obligaciones que los padres tenemos hacia nuestros hijos. Fui a buscarlo como aquel que intuye que la pieza encaja en el rompecabezas conceptual; y la profundidad de las palabras de nuestros Sabios se hace evidente en forma de “lecciones”: “El padre está obligado respecto de su hijo a circuncidarlo, redimirlo, enseñarle Torá, desposarlo y enseñarle un oficio”.

Más que lecciones, son máximas o principios medulares que datan de al menos quince siglos, y estructuran un esquema donde la familia está presente en los momentos trascendentales de la vida de sus hijos. Como un imperativo, nos exigen educar en los valores y en los preceptos de la tradición judía, formar una persona plena, provista de las habilidades para que pueda salir al mundo, formar una familia y ganarse su propio sustento.

La lección no termina allí. Con una especificidad quizás inusual, concluye: “Según algunos, también enseñarle a nadar”. (Kidushin 29a). Los sabios se preguntan el porqué de esta obligación y llegan a la conclusión en que debe hacerlo para que su hijo aprenda a “sobrevivir”. Leído literalmente, si se llega a caer a un río, a un lago o al mar, debe poder nadar y llegar nuevamente a la orilla; pero profundizando, “enseñar a nadar” es proveer a nuestros hijos de las herramientas necesarias para que pueda valerse por sí mismos, enseñándoles a ser independientes, para que “no se ahoguen” en un mundo cada vez más competitivo y hostil, con valores fuertes que los mantengan a flote y seguros ante la zozobra de una vida carente de significado o propósito.

Es educar para dejar una impresión duradera, enseñándoles a nadar en las corrientes de la diversidad de pensamientos, en el respeto por las diferentes creencias y opiniones, impulsándolos a pensar de manera crítica y original, guiándolos y alentándolos como alguna vez lo hicieron con nosotros. Es un proceso, un círculo virtuoso que hoy nos toca potenciar, y que pone la vida en movimiento.

Y además, veshinantam levaneja, le enseñarás a tus “hijos”, a cada uno según su peculiaridad. Enseñar y aprender requieren esfuerzo, estrategias, lugares y tiempos diferentes para cada persona: las personas que han dejado y siguen dejando una huella en mi vida son aquellas que han hecho un esfuerzo adicional para establecer conexiones personales conmigo. Esa debería ser para todos la forma de mirar el mundo.

Este Shabat nos reúne después de Tishá beAv, con palabras de consuelo después de la destrucción del Templo. Este Shabat Najamu es el punto donde nos ponemos de pie, para ver desde dónde puede comenzar la reconstrucción. Es el punto la creación de oportunidades, para aprender, para enseñar a nadar la vida, y dejar impresiones duraderas.

Este Shabat puede ser una fuente de inspiración.

El Shemá, una vez más, nos recuerda que todos tenemos la capacidad y la invitación de recorrer ese camino.

Shabat Shalom amigos!

“En la palabra pregunta, hay una hermosa palabra: búsqueda. Por eso las preguntas unen a las personas”. Elie Wiesel. A los ieladim de Am Israel, en especial a mis niños Eithan y Meital, quienes hacen de “veshinantam levaneja” la pregunta más hermosa y desafiante.

Seba Cabrera Koch

Haftara Vaetjanan

Este Shabat, es conocido como “Shabat Najamu” “El Shabat de Consolación” en relación a la Haftará de la parashá de Vaetjanán qué leemos esta semana. La historia la encontramos en Ishaiahu 40, y es la primera de las siete Haftarot de consuelo (Shiva Denejemata) que comienzan después del luto del 9 de Av y nos conducen hacia Rosh Hashana.

El término “Najamu” aparece en el comienzo de la Haftará de Vaetjanán: “Consolad, consolad a mi pueblo”, vemos cómo el profeta pide a los líderes consolar al pueblo de Israel.

Isaías anuncia que el tiempo de sufrimiento terminó. A pesar de la destrucción, el mensaje es claro, “Gam Ze Iaabor”, esto también pasará y vendrán tiempos mejores, es momento de pasar la página y volver a ponernos de pie.

Isaías dice: “Toda quebrada será levantada, y todo monte y colina serán abatidos”. Esta imagen simboliza la reconstrucción, la posibilidad de superar las dificultades y obstáculos, sugiriendo que el sufrimiento será reemplazado por una nueva realidad de paz y prosperidad.

El 7 de octubre enfrentamos un dolor inmenso, un ataque devastador. Aún 10 meses después sentimos las cicatrices profundas y un sentido de angustia y pérdida. En momentos como estos, la Haftará de Vaetjanán y el período de las Haftarot de consuelo nos tienen qué dar un mensaje relevante y necesario, a pesar del sufrimiento y la destrucción, siempre hay un camino hacia la sanación y la reconstrucción.

La promesa de que la palabra de Dios es eterna nos recuerda que incluso en los momentos más oscuros, la esperanza y la renovación existen. La historia de la redención, como se describe en Ishaiahu, nos inspira a seguir adelante con fe en la capacidad de reconstrucción y en la recuperación de nuestra fuerza y unidad como pueblo.

Shabat shalom
Sem. Mati Bomse

Parasha Devarim

La Parashá Devarim es la primera del quinto y último libro de la Torá, libro que en hebreo se titula Devarim – palabras – , o Deuteronomio por el nombre que toma en la traducción griega, deuteros nomos, Segunda Ley, por considerar Primera Ley la recibida por Moshé en el monte Sinaí. La Biblia Griega es también conocida como Septuaginta o Biblia de los Setenta. Esta versión – la más antigua conocida en griego – fue utilizada por los iehudim influenciados por la cultura griega y el uso de su idioma, radicados fuera del Reino de Yehuda. Debemos mencionar que la cultura griega en épocas de exilios diaspóricos ha registrado en la cultura hebraica influencias helénicas subsistentes hasta la actualidad.

En el Libro – Sefer – Devarim, Moshé se dirige a todo el pueblo de Israel al final de los cuarenta años de la salida de Egipto, si bien en ésta parashá dice que habló en el desierto. Realmente no estaba en el desierto sino en las estepas de Moav. El texto nos dice que Moshé habló del otro lado del Jordán, mencionando nombres en el desierto, en la estepa, frente al (mar) Rojo, entre Parán, Tófel, Laván, Jatzteirot y Di Zaav.

Comienza Devarim con una gran diferencia con respecto a los precedentes libros de la Torá que tienen por protagonista a Moshé, Shmot, Bamidbar y Vaikrá, es decir del segundo al cuarto libros. En ellos siempre nos dice el texto “Vaidaber Hashem el Moshé leimor”, y habló el Hakadosh Baruj Hu a Moshé a decirle. Es decir, Moshé habla en nombre de D’os, es quien transmite al pueblo de Israel la palabra divina. En el Libro Devarim es Moshé quien habla. El texto comienza “Eile hadvarim asher diber Moshé el kol Israel…”, Estas son las palabras que habló Moshé a todo Israel. La palabra “kol” – todo – pretende que nadie pueda decir yo no estuve, si hubiera estado lo hubiera discutido.

Respecto a los lugares que Moshé menciona con sus nombres, algunos incluso no corresponden a los lugares a que se refiere. Los Sabios del Talmud – Jajamim – interpretan que en realidad son alegóricos a transgresiones que cometieron al salir de Egipto. Moshé pretende reprimir al pueblo de Israel pero en forma tangencial, solapada. La travesía desde el monte Sinaí hasta Yerikó hubiera insumido aproximadamente once días pero, debido a las transgresiones que cometieron recién después de cuarenta años pudieron arribar ahí. Del texto surge “a los cuarenta años en el undécimo mes en el primero del mes, habló Moshé a los hijos de Israel según todo lo que había ordenado D’os respecto a ellos.”

El undécimo mes se refiere al mes de Shvat si se comienza a contar a partir de Nisan, de ahí que los Jajamim deducen que Moshé falleció el 7 de Adar, concluyendo que Moshé transmitió las enseñanzas contenidas en el libro Devarim en sólo algo más de cinco semanas, o sea las últimas cinco semanas de su vida. Moshé le recuerda y reprime al pueblo de Israel por las faltas graves que cometieron desde la salida de Egipto, cerca de su muerte y no anteriormente, ante la posibilidad de tener que repetirlo y posiblemente hubiera resultado sobrecargado pero, al hacerlo solapadamente, se limita en su no menos extensa exposición a mencionar los nombres de los lugares donde respectivamente ocurrieron los hechos. Esta interpretación la sostienen entre otros el exégeta Rashi. Incluso Rashi sostiene que Moshé comenzó sus enseñanzas recordando al pueblo toda la gran cantidad de transgresiones en que incurrió desde el Exodo mediante la mención de los nombres de los lugares donde ocurrieron las faltas. Otra interpretación perteneciente a Ramban (Najmánides) consiste en considerar las palabras de Moshé como que se refieren a los Mandamientos y, los primeros cuatro capítulos son el preámbulo a esas palabras.

El libro Devarim le pertenece íntegramente a Moshé, en que interpreta y enseña las palabras de la Torá, interpretación del Rab. Soloveichyk, que sostiene que Moshé no sólo fue el encargado de transmitir la palabra de D’os sino que además fue el maestro que enseñó y explicó dichas palabras. Es la razón por la cual a Moshé se lo apoda Rabeinu – Nuestro Maestro -. El Sefer Devarim por constituir un cuerpo de enseñanza y explicación suele denominarse Mishné Torá, Repetición de la Ley y, constituye una herencia y un testamento por parte de Moshé.

En el cap. 1 párr. 5 leemos “ en la orilla del Jordan del lado de Moav comenzó a explicar ésta Torá…”, claramente se refiere a la explicación de los mandamientos. Según Rashi Moshé explicó la Torá en muchos idiomas, símbolo que en el futuro a donde resultaran llegar los iehudim como consecuencia de su largo exilio, independientemente del idoma del lugar seguirían estudiando la Torá en el idioma que entendieran.

La designación de jueces y el sistema judicial, implica otra de las situaciones que tendrán que tener presente a la hora – próxima por cierto – de ingresar a la tierra de Israel – Erets Israel – , a la cual tampoco él ingresará por castigo divino. El cruce del Jordán y el ingreso a Erets Israel ya no será bajo su tutela sino la de Yehoshua Bin Nun y deberán aprender a vivir bajo otras condiciones terrenales, cultivar la tierra, criar ganado, procurar sus alimentos, que hasta ahora el Eterno les proveía todas sus necesidades, ordenándoles que compraran sus alimentos con plata dado que tenían riquezas que el Eterno les proveyó. Moshé sólo les recuerda lo que en su momento Yehoshúa y Kalev ben Iefuné – los dos de los doce espías que presentaron un informe positivo – omitiendo el informe de los diez restantes por su espíritu desalentador, pesimista y falta de confianza en el Eterno.

En el final de la parashá cap. 3 párr. 18 leemos “… D’os vuestro entregó a ustedes la tierra ésta para heredarla. Armados pasarán delante de vuestros hermanos los hijos de Israel, todos hombres de guerra. En párr.. 19, “Solamente vuestras mujeres, vuestros niños y vuestro ganado …quedarán en sus ciudades”, es decir todos los aptos para la guerra, unidos. Finalmente Moshé recuerda lo dicho en su momento a Yehoshúa “… tus ojos vieron todo lo que ha hecho el Eterno tu D’os…”.

Cuánta enseñanza podemos extraer. Con la fe, la fuerza física y espiritual, la unión y la inteligencia adaptada a la realidad de las circunstancias que nos tocan atravesar, venceremos al igual que en circunstancias pretéritas. Nuestros hermanos aquí en Israel, los JAIALIM, soldados que van alistados a la batalla con sonrisas y confiados en ellos y en sus compañeros de cuerpo, por eso lo escribo con mayúscula, por su valentía, coraje, abnegación y espíritu de cuerpo. Faltaría a la sinceridad si no tuviera en mi mente y en mi sentimiento profundo guardadas las lágrimas imposible contenerlas cuando diariamente recibimos las trágicas informaciones de los que caen en su bravura convencidos que el sacrificio del más preciado valor de su ser, la VIDA – JAIM – lo brindan en defensa de su libertad, su hogar, sus seres queridos y el futuro de sus hijos de vivir en dignidad.

BEIAJAD AM ISRAEL JAI
Joshua Chameides

Haftara Devarim

HAFTARA DvArIM דברים | ISAIAS 1:1-27
HAFTARA JaZoN

Esta haftará es la primera del ULTIMO LIBRO de la TOrah
La Haftara de SHABAT JAZON (visión), La visión que tiene el Profeta Ishaiau.

Las tres semanas de Las Estrecheses (Bein Ha’Metzarím), que son los 21 días entre el ayuno menor del 17 de Tamuz y el ayuno mayor de 9 de Av tienen sus correspondientes secciones (parashot) particulares de lectura de La Torá
Y cada Parashá, tienen su Haftará que siempre son fragmentos de algún libro de los Profetas en referencia al contenido de dicha parasha.
Pero las tres haftarot de estas tres semanas a las que nos referimos, no son textos en relación a los contenidos de las parashot sino textos relativos a las destrucciones de los dos Templos de Jerusalém, y en concreto textos de los profetas Jeremías e Isaías.
(En El Talmud ese trío de Haftarot especial se denomina, en arameo, » Tlata Depurunata.»)

La haftará específica de la parashá del Shabat que precede al 9 de AV se titula Jazón, que significa literalmente «Visión» y que se corresponde con Isaías 1:1-27.
El nombre de esta Haftará sirve para referirse al Shabat anterior al 9 de Av.
Es decir, que al citar Shabat Jazón sabremos que nos referimos al Shabat anterior al ayuno de 9 de AV. (el Shabat posterior a la fecha, se llama Najamú -de Consolación-).

Isaías, fue uno de los mayores profetas del judaísmo: profetizó en tiempos la destrucción del Primer Templo, en manos de Nabucondonosor Il de Babilonia, cuando el imperio babilonio estaba ya a las puertas de su desaparición.

En la parashá de Dvarim, la primera de este libro se presenta el último discurso de Moshé Rabenu, donde entre otras cosas se presenta la visión del futuro del Pueblo de Israel. En la haftará de Isaías se describe la visión futura de ese Pueblo de Israel como responsable de la destrucción del Primer Gran Templo, por apartarse del Pacto. Cuando leemos el texto de Isaías, entendemos una de las razones por las que sucede esto, y básicamente se refiere a la incapacidad del pueblo a seguir las reglas que Dios nos ha entregado por medio de Moisés y no ha escuchado las advertencias que les fueron enviadas a través de los Profetas.

Sin embargo, este texto en particular de Isaías, no inicia como tradicionalmente esperaríamos de un Profeta, con palabras tales como: “He escuchado la palabra de Dios y me ha dicho…” o algo similar. Por el contrario, Isaías entrega una advertencia y un regaño por la incapacidad del pueblo de seguir las leyes que aceptó recibir y por lo tanto es responsable de las sucesos ocurridos, consecuencias de ese comportamiento egoísta.

Dentro del mismo texto existe un versículo en particular en ISAIAS 1:17 el cual cito: “Aprendan a hacer el bien. Dedíquense ustedes a la justicia; Ayuden al que actúa mal. Defiendan los derechos del huérfano; defiendan la causa de las viudas”, siendo estos quizá uno de los elementos centrales del deber ser del pueblo judío que hemos pasado por desapercibido en este texto debido a lo imponente de los demás versículos.

Isaías NO se refiere exclusivamente a los huérfanos y viudas de Israel, sino que incluye a toda persona en nuestro mundo, lo que nos hace responsables no solamente de actuar como hermanos entre nosotros, sino además de buscar ser los agentes de cambio en nuestras sociedades.

DVARIM, comenzamos el quinto y ultimo libro de LaTorah.
Tiempo de llegar a la Tierra Prometida… y siempre se lee, y esta diagramado así, para que siempre el Shabat anterior a 9 AV, Shabat Jazon, se lea esta parasha.
Lo particular es que justo leamos el momento de llegar (momento de recompensa) en los días de 9AV. (llamados negativos o de destrucción). Pero nada en la Tora es inconexo. Nada en la Tora es un error, o una equivocación o un sinsentido.

Moshé en sus últimos días hace un raconto de los momentos bisagra que han atravesado en el desierto. Moshé Rabeinu (maestro) repasa las situaciones (que desde la mirada del pueblo) fueron difíciles. Y lo hace así para que entendamos TODOS, que estamos aquí porque esos momentos que hemos superado nos han traído a este lugar.
Porque no se puede entrar en LA TIERRA PROMETIDA, si pensamos que eso que sucedió en el pasado fue “a pesar”.
Para entrar y CONQUISTAR la Tierra Prometida, debemos entender y asumir que es SOLO POR ESO QUE PASO AYER, HOY ESTAMOS AQUI.
Nunca va ser “nuestro” aquello que deseamos, hasta que no veamos con buenos ojos que eso que pasó ayer fue lo mejor que podia pasar para estar HOY AQUI

. . .

Los judíos no esperamos que una vida de contemplación y rezo nos lleve a un mejor futuro en la otra vida.
ES AQUI Y AHORA. 
ES nuestra acción y mejora en este mundo, como actores activos de los cambios que son necesarios en nuestras sociedades, y entonces, podremos llegar y alcanzar nuestra TIERRA PROMETIDA acorde a las profecías que nos han sido entregadas para la humanidad.

Shabat Shalom Umeboraj
Silvia Dvoskin