Haftara Ki Tetze

Haftará Isaías 54:1-10

La Haftará que leemos esta semana corresponde a la Parashá Ki Teitzei, del Libro Debarim -Deuteronomio-, que siempre cae durante el mes de Elul.

Esta Haftará Ki Teitzei, es la quinta de las serie de siete de “Lamentaciones”, que figuran en el libro del Profeta Isaías; que se lee cinco semanas después del 9 de Av. Las dos restantes, se leerán hasta Rosh Hashaná.

Es en el Libro de Lamentaciones, donde el Profeta Isaias, (Nebiím Ajaronim -Profetas Posteriores-), nacido en el siglo VIII (antes de la era común), expone sus profecías.

En ellas, expresa su preocupación porque tanto el Rey, como el pueblo, pecaban alejandose de los mandamientos de la Torá. Su sincera preocupación, no solo era prevenir las desgracias si no cambiaban la conducta; también daba esperanza al pueblo, que en el futuro llegarían tiempos de paz.

En su primer pasuk -versículo- “54:1 … Canta, oh estéril, que no había dado a luz; entona un canto y grita de júbilo la que no tuvo parto; porque serán muchos los hijos de la desolada que los hijos de la casada, dice Adonai…” La alegoría, expresada acá por el profeta, hace referencia “a una mujer que no tuvo hijos”, comparándola a una Yerushalaim vacía, destruida, con todos sus hijos afuera, en el exilio.

Si bien el rosto Divino no puede verse, a pesar de la oscuridad, la esperanza aparece en su penúltimo versículo haciendo mención a Noah y el Diluvio “54:9 …Como las aguas de Noah esto es para Mí, así juré que no habrían de pasar más aguas…. sobre la tierra, así he jurado no endurecerse contigo ni reprenderte…”; el Profeta, hace referencia que luego del Diluvio, todo cambió para bien.

Podríamos decir entonces, que se refiere a la restauración de Yerushalaim y la reunificación de todos los que están en el exilio.

Teniendo en cuenta la situación en que se encuentra actualmente en Israel, vemos un país cruzado por una grieta política y todos gritando por la vuelta de los secuestrados.

El caos causado por las protestas reiteradas, hace reflexionar que al igual que la advertencia referida por el profeta, es aquí y ahora.

Cuando en su libro en el versículo 54:2 “…¡Ensancha el emplazamiento de tu tienda, las lonas de tus moradas despliega! No te absténgas. ¡Prolonga tus cuerdas, y tus estacas refuerzas!…” La tienda es sin duda Israel, que espera ansioso el retorno de sus hijos. Los brazos están desplegados; las cuerdas ya las hemos tendido. A pesar que tenemos estacas clavadas en el corazón y en el alma, no nos importa cuanta oscuridad estemos viendo en estos momentos, sabemos que siempre habrá una luz al final del túnel.

Que este Shabat todos puedan ser la luz, que nos enseñe, que incluso ante la adversidad, el regreso de los secuestrados y nuestros jaialim nos traerán la paz tan anhelada.

Shabat Shalom.
Susy Lapilover.

AM ISRAEL JAI
BRING THEM HOME NOW

Parasha Ki Tetze

“Un corazón para saber, ojos para ver y oídos para escuchar”

¿Cuántas cosas necesitas para ser vos?
De verdad te pregunto, ¿tanto necesitas?
Estamos tan acostumbrados a tanta cosa, tanta agenda, tantas idas y vueltas, y en fin, hasta quizás somos poco nosotros…

Creo que no nos damos cuenta, de lo mucho que tenemos, o quizás peor, nos acostumbramos a lo que tenemos y todo eso salio de nuestro radar. Quizás tenemos demasiada cosa frente a nuestras narices que no vemos.

Esta semana la parasha nos invita a agradecer, en la Tora, trayendo los primeros frutos del cultivo al templo. En el hoy, siendo conscientes de nuestro alrededor.

Muchas veces agradecemos cosas grandes, especiales, el tenernos, la llegada de un nuevo integrante a la familia, el haber vivido tanto con los que hoy ya no estan, una nueva posibilidad laboral, y tantas cosas que sentimos la necesidad de agradecer.

Agradecer bien, es especialmente agradecer lo chico, lo de siempre, lo común, que dejame decirte que no es ni chico, ni estará siempre, ni es común.

Me explico…

¿Alguna vez agradeciste tener una frazada para abrigarte en estos días tan fríos?

Una frazada, una de esas tantas que tenes ahí en el placard, para muchos no son ni chicas, ni estan siempre, ni son comunes. Esa frazada, es mucho mas de lo que vos pensas.

Vuelvo a mi pregunta inicial, ¿Cuántas cosas necesitas para ser vos?

Dice la parasha: “Un corazón para saber, ojos para ver y oídos para escuchar”.

Con el corazon, sepamos encontrar lo que nos hacer nosotros.
Con los ojos, podamos ver y mirar bien, encontrar y buscar mejor.
Con los oídos, sepamos que hasta en el mas profundo de los silencios, siempre hay algo que escuchar.

Shabat Shalom Amijai
Sem. Brian Bruh

Haftara Shoftim

Ieshahiau 51:12-52:12

Esta es la cuarta de las Haftarot de consuelo, todas brindadas por el mismo profeta.

Nos entrega las palabras de D’s sobre lo que sobrevino en Ierushalaim, pero también nos habla de su liberación y de la posibilidad de resurgir; de la injusticia que significa ser arrojados fuera de nuestra propia tierra.

Quisiera pensar el exilio como una metáfora, metáfora de estar fuera de nosotros mismos, no sólo de nuestra tierra. De estar por dar el paso que nos aleje de la esclavitud y no decidirnos a que las aguas se abran.

El consuelo se encuentra en seguir construyendo en comunidad, en mejorar cada día, en poner el acento en la educación.

Este Shabat nos encontramos con sentencias que siempre nos han acompañado: Tzedek, Tzedek tirdof: Justicia, justicia perseguirás.

Si de ella nos olvidamos perdemos la guerra en todas sus manifestaciones. Por supuesto. No es casual que la palabra Justicia esté repetida, también la justicia deberá ser perseguida por la justicia.
Una vez más nos toca vivir tiempos de guerra, de guerra para poder reconstruir la paz, una paz que parece imposible de lograr.

Cuenta una anécdota que Golda Meir Z’L había dado instrucciones de ser avisada personalmente cada vez que caía un soldado israelí, aún si esto ocurría durante la noche.

Son suyas las palabras:”Cuando el presidente Nasser dé instrucciones de ser despertado en la mitad de la noche cuando caiga un soldado egipcio, ese día llegará la paz.”

Y este es un abismo que todavía nos separa de nuestros enemigos, una vida es una vida. Así es para nosotros y para este Shabat en particular.

Shabat Shalom Umeboraj!
Am Israel Jai!
Norma Dembo

Parasha Shoftim

El ser humano es comparado a un árbol en nuestra tradición.

En la parashá de Shoftim, jueces, esta escrito: “Cuando sities una ciudad por muchos días, para pelear contra ella y tomarla, no destruyas su árbol metiendo hacha en él, porque de él comerás; y no lo cortarás, porque árbol del campo es el ser humano, para venir contra vosotros en asedio.” Deuteronomio 20:19

El gran Rey David, en el primer capítulo de los Salmos, compara al justo con un árbol: “Es como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo, y su hoja nunca se marchita; todo lo que hace prospera”.

A veces hay árboles mas frágiles, que necesitan de otros para que los cuiden.

Hay momentos donde el ser humano sin darse cuenta, en vez de poder aprovechar el fruto que tiene en sus manos, la fragancia del árbol que tiene enfrente, lo destruye sin pensarlo, y pierde todo lo que podría haber tenido, asi como lo hicieron aquellos primeros humanos en el Jardín del Edén.

Hay arboles de los que hace falta tomar su fruto y aprovechar su sombra porque nos enriquecen de maneras increíbles, a ellos los llamamos arboles justos y sabios.

También existen arboles que están solos en el campo, con ramas largas y colgantes que dan sombra a quienes se sientan bajo él. Así también puedo imaginar a personas, que en la historia de la humanidad se mantuvieron apartadas o fueron incomprendidas, pero que brindaron refugio físico o espiritual a tantos otros.

Estamos comenzando Elul, el ultimo mes del año hebreo y con este, el comienzo de la cuenta regresiva para llegar a Rosh Hashaná y Iom Kipur. Es el tiempo para terminar de echar raíces profundas y estar bien plantados para enfrentar un nuevo año, nuevos proyectos y desafíos.

Es tiempo de volver a nosotros, ver cuales son los valores, las ideas que nos hacen fuertes, los vínculos que tenemos que cuidar para poder construir un bosque lleno de otros arboles, cada uno con su propia fragancia y su fruto único para regalarle al mundo que lo rodea.

Los sabios nos dicen que hay una conexión mas profunda todavía entre las personas y los árboles, y es a través de la Torá, que es comparada con un árbol, el árbol de la vida; “Etz Jaim hi ”.

Que podamos este año sabernos personas justas y trabajar para serlo, caminar hacia aquellos manantiales de agua que nos den la energía que necesitamos para estar fuertes, firmes en nuestro camino de vida, rodeados de aquellos que amamos y nos potencian. Pensar a que árbol sabio nos vamos a aferrar para aprender de sus historias, y poder nosotros este nuevo año sentirnos llenos de vida, de potencia creadora y transformadora para hacer de este un mundo con mas justicia, mas paz y mas amor.

Shabat Shalom
Sem. Matias Bomse

Amijai en la UBA

Un grupo de voluntarias del Área de Personas Mayores están participando del primer Observatorio Latinoamericano de Medios sobre la Vejez, el Envejecimiento y las Personas Mayores, impulsado por la Cátedra de la Tercera Edad y Vejez, de la Facultad de Psicología, de la UBA.

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Parasha Ree

La Parashá de esta semana nos relata un ritual que los Israelitas tendrían que hacer cuando ingresen a la tierra. Consistia en separarse en 2 grupos, un grupo subido al monte Grizim y otro grupo al monte Eibal. Alli deberían proclamar bendiciones y las maldiciones. Las bendiciones los que estaban en el monte Grizim y las maldiciones los que estaban en el monte Eibal. Estos dos montes existen hoy en Israel y están enfrentados uno al lado del otro, los dos reciben las mismas lluvias y el mismo sol, pero tienen una particularidad: El monte Grizim está verde, lleno de vida y de vegetación, mientras que el monte Eibal está seco. No se si Di-s eligió estos montes por estas características o los montes quedaron asi después de recibir tantas maldiciones y bendiciones sobre ellos durante tantos años.

Imaginando el ritual pude visualizar a la mitad del pueblo recitando las bendiciones, pero mirando el monte seco que tenían enfrente y la otra mitad recitando las maldiciones, pero disfrutando la vista de un monte verde y lleno de vida. A cada tribu le correspondía un lugar específico y no podían elegir en que monte pararse. La vida tiene de las dos cosas y a veces no entendemos bien cual es cual.

Para mi esta es una Parashá especial ya que fue la que leyó mi hijo en su Bar Mitzva y toda la familia tuvo que aprenderla. No solo a leerla sino que la estudiamos, le buscamos significados y escribimos sobre ella. Los montes Grizim y Eibal entraron a nuestro corazón y se metieron en nuestras vidas de diferentes maneras. Desde ese momento nos pasaron muchas cosas y aprendimos que a pesar de que son dos montes diferentes, los dos nos hablan de lo mismo; el pueblo no se separó en dos, sino que todo junto escuchó las maldiciones y las bendiciones. Los dos montes representan la vida, en algunos momentos nos tocan bendiciones y en otros no, y no siempre podemos elegir a que monte subir.

Al leer la parashá en esta época del año, nos encontramos con un mensaje profundo sobre la elección y la responsabilidad. Se nos invita a reflexionar sobre nuestras decisiones y cómo estas impactan no solo nuestras vidas, sino también a quienes nos rodean. La parashá nos recuerda que tenemos el poder de elegir, en nuestras acciones diarias, el camino del bien y de la bendición.

Nuestra vida transcurre en el medio del valle, a veces toca subir al monte Grizim y otras al monte Eibal. Es lindo cuando nos toca estar en el monte Grizim. Pero cuando nos toca estar en el monte Eibal, es nuestra decisión donde poner nuestro foco y nuestra atención. Parados en la misma situación podemos mirar para abajo y ser “el que le tocó el monte Eibal” o podemos decidir levantar la cabeza y ser “el que mira el monte Grizim”.

Estemos donde estemos, es nuestra decisión a que monte mirar.

Shabat Shalom
Fabian David Holcman

Haftara Ree

El libro disruptivo en la pared del mundo
Comentario a Isaías 54:11-55:5

Hay relatos, imágenes, lugares y hasta pensamientos a los que siempre regresamos, porque los llenamos de significado, nos inspiran, y nos reconectan con lecciones y enseñanzas que atesoramos.

Esta semana, el reencuentro con “El Castillo”, del artista mexicano Jorge Méndez Blake, volvió a movilizarme por su simpleza e imponencia.

A simple vista, la obra parece ser tan sólo una pared compacta de ladrillos, de varios metros de longitud.

Justo en la mitad del muro, como un oleaje, los ladrillos se levantan y vuelven a bajar, alterando la horizontalidad: un libro de Kafka en la base, en la primera hilera de ladrillos, provoca que la parte central de la estructura se deforme, como una especie de ruptura.

Imagínense por un instante: sólo un libro, diminuto en comparación con la pared inmensa, produce la ondulación visible y relevante en toda la estructura. “Eso” es toda la obra. En palabras del autor, simboliza “cómo una cosa pequeña puede transformar algo muy grande”.

Con la propuesta de ese concepto, transitamos la tercera de las siete semanas posteriores a Tishá BeAv, siete semanas hasta Rosh haShaná donde las palabras del libro de Isaías fortalecen a un Pueblo que busca consuelo ante la destrucción, el dolor y el exilio.

La lectura semanal conecta además con otra historia quizás muy bien conocida: la porción de los Profetas que corresponde a haftará Ree también es parte de la haftará Noaj.

Ahora resulta más sencillo entender dónde se unen: ambas haftarot nos ubican en un momento de quiebre, dramático, confuso.

Y es justamente Rabi Shlomo Itzjaki, RaShI, (1040-1105), el genial exégeta francés, quien arroja luz al asunto describiendo la devastación que enfrenta la generación del Diluvio con una palabra de difícil traducción.

Rabi Shabtai Bass (1641-1718) en su compilación conocida como Sifté Jajamim, nos ilustra que “el término utilizado por RaShI es Androlomusia* ”. Este vocablo, rara vez utilizado por el Midrash o los comentarios clásicos, es una palabra griega que “en general significa represalia colectiva e indiscriminada”; indica que “cuando el hombre (el “andros”) es consumido, tanto el bien como el mal sufren juntos”. Ante el caos, lo que nos duele, nos duele a todos.

Así, la profecía de Isaías que nos reúne esta semana nos pone en la piel “del momento después” de la destrucción, animándonos a dejar de estar cabizbajos, con la certeza que llegará el momento en que los Bnei Israel volveremos a vivir días de esplendor: un día nuestras casas se embellecerán con gemas, zafiros y más piedras preciosas, nuestros hijos crecerán en paz, habrá justicia y estaremos a salvo, sin temor ni incertidumbre.

Porque lo que nos enseña nuestra historia, es que aún en el caos y la confusión total, aunque nos falten respuestas ante tantas preguntas, no perdemos la esperanza.

Donde estemos, podemos ser el libro en la base de la pared de ladrillos. Ser ese libro, en principio tan pequeño, que genera un desnivel sutil e imperceptible en esa primera fila, pero termina produciendo un efecto gigante.

Me conmueve pensarnos como Libros, y que nos volvemos disruptivos en la pared que nos pone el mundo. Frente a la androlomusia de cada época, seguiremos comprometidos con los principios que nos guían, porque los Bnei Israel somos resiliencia, solidaridad, educación, creatividad, fuerza y alma.

Este es, sin duda, el mensaje de Israel para todo el mundo.
Shabat Shalom amigos!

A casi 11 meses del 7 de octubre, una vez más, a este dolor infinito lo transformaremos en fortaleza.
Seba Cabrera Koch

Parasha Ekev

La porción de la Torá que leemos esta semana, es la Parashá Eikev, que significa “Porque”.

Moisés continúa dirigiéndose a los hijos de Israel, explicándoles que si cumplen los mandamientos (Miztvot), podrán prosperar en la Tierra Prometida, conquistándola de acuerdo a la promesa que D’s le hizo a los patriarcas. Les recuerda los errores que tuvieron durante la travesía y el perdón divino por esas faltas. Les cuenta, que la tierra en donde habrán de entrar, es descripta donde “emana leche y miel” y que está bendecida con siete clases de frutos y cereales: trigo, cebada, viñedos, higos, granadas, aceite de oliva y dátiles, con los cuales podrán saciar el hambre del pueblo y del ganado. Pero también, Moisés les ordena a la generación del desierto, romper los ídolos que encuentren a su paso. Que no se dejen corromper por las tentaciones que encuentren; y que no deberán temer a los pueblos que estén en su camino, porque D’s estará siempre con ellos. Mientras que estén unidos nadie los podrán vencer.

Las palabras de Moisés, en esta parashá, coran relevancia en la actualidad. Se preguntarán ¿por qué?

Porque la lucha que debemos pelear, no sólo es en nuestras fronteras, sino también con ese monstruo dormido, que se llama antisemitismo. Somos un minúsculo grano de arena en un desierto mundial. Parece que molestamos. Que la váscula de la balanza, no está para nuestro lado. Aunque esto es erróneo. Nosotros valoramos la vida, anteponemos la nuestra preservando la de nuestros hijos y la de nuestros mayores.

Si continuamos unidos, como dice Moisés, podremos lograr nuestro objetivo, sin importar las barreras que debamos derribar. Los debates y diferencias, los arreglaremos más adelante. Ahora tenemos otras prioridades.

Dice el Talmud “Quien salva una vida, salva al mundo entero”, entonces permitan que salvemos a nuestros hermanos que continúan secuestrados y que podamos enterrar a los que ya no están.

No pedimos mucho, solo reunir nuevamente a las familias alrededor de la mesa.

Que este Shabat pueda la humanidad dejar de lado el odio y rencor para encontrar una paz duradera para todos.

Shabat Shalom.
Susy Lapilover
Am Israel Jai
Bring them home now