¿En qué momento dejamos de ser leales?
¿Cuál es el punto de quiebre donde lo real pesa más que el otro?
Es ese momento donde el mundo se pone en pausa, el corazón late fuerte y la cabeza aprieta, dándote cuenta que la lealtad que tenés hacia el otro llego a su fin. Que no todo era un cielo azul ni el mundo tranquilo en el que quizás nos sentíamos cómodos.
Aquella alma que tiene parte de la nuestra dentro, no era quien decía ser, o peor aún, siempre lo fue pero nosotros no podíamos verlo. Son los segundos más largos del mundo, sumergidos en una lagrima de tristeza, enojo y furia. Es la mirada de decepción más grande que sentís poder tener.
Vos, replanteando tantas cosas.
El otro, como si nada hubiera pasado.
Esta semana estudiamos al patriarca Abraham valiente, aquel que cuando Dios le avisa que destruiría Sodoma y Gomorra, se pone de pie, hace un freno en su eterna lealtad y le dice a Dios que de ninguna manera podría destruir habiendo justos viviendo allí.
Esta semana estudiamos al patriarca Abraham leal a Dios y desleal a su familia. Extremadamente valiente para Dios y mega cobarde para su familia. A Abraham se le pide que tome a su hijo Itzjaak y lo lleve al monte para sacrificarlo. Abraham supo ponerse de pie contra Dios por una ciudad, pero no fue lo suficientemente valiente para frenar a Dios ante un pedido tan poco humano.
El sacrificio nunca tuvo lugar, pero eso no quita que Abraham haya caminado junto a su muchacho hasta allí.
Abraham somos nosotros, hoy, aquí, 2021.
Tan valientes para tantas cosas y tan débiles para tantas otras. Lo importante es descubrir si aquellos a los que apoyamos incondicionalmente, realmente van hacia el mismo norte al que buscamos llegar.
¿A quién pertenece tu lealtad? ¿Cuál es tu límite?
Te invito a que te generes un tiempo de búsqueda personal e introspectiva para descubrir si estas en el camino correcto o si simplemente la inercia te ha empujado hacia allí.
Shabat Shalom
Sem. Brian Bruh