Estamos celebrando esta semana la fiesta de Shavuot, la entrega de la Torá en El Monte Sinaí en manos de Dios a Moshe.
Este texto sagrado que nos define, comienza con el libro de Bereshit, esta primera sección de la Torá es el preludio del nacimiento de la nación judía, un libro sobre una familia. Lleno de conversaciones y discusiones, de amores y desamores, plagado de historias de hermanos qué pelean y qué se perdonan y de momentos donde se honra la vida.
Del mismo modo, el Libro de Rut, la meguilá que leemos en esta fiesta de Shavuot, es el preludio de una sociedad tribal no unificada, al nacimiento de Israel como reino y cuerpo político unido.
Allí aparecen Tamar, y Rut como protagonistas de esta historia. El desarrollo de estas dos mujeres comienza con los varones mayores Iehuda y Elimelej alejándose de su gran familia y entrando en un declive moral o físico. En ambas, las protagonistas son las mujeres: Tamar y Rut. Las dos historias implican la muerte de dos hijos. En ambos casos, la mujer queda viuda y sin hijos, sin posibilidad de matrimonio por levirato. En ambas historias, las mujeres están decididas a asegurarse de que el nombre de su difunto marido se perpetúe teniendo un hijo que lleve adelante su linaje. Las mujeres, y no los dos hombres obligados, eran conscientes del deber moral de perpetuar los nombres. En ambas historias las dos mujeres atraviesan la dificultad de actuar con valor y coraje para lograr sus objetivos.
Las similitudes más importantes tienen que ver con las propias mujeres. Nuestras heroínas, aquellas cuyos actos son esenciales para la perpetuación del pueblo judío, son los personajes más marginados: Mujeres viudas y sin hijos, mujeres de naciones extranjeras y adversarias, a las que la gente negaba la ayuda. Y sin embargo, estas dos mujeres, en los márgenes de la sociedad, emergen como heroínas y permiten que la historia judía continúe
Qué este tiempo de entrega de la Tora nos llame a nosotros a ser como Ruth y Tamar, personas con valores y con coraje para ir hacia adelante ante cualquier adversidad. Shavuot nos hace comprender qué quienes forman parte del pueblo judío tienen qué ser personas comprometidas con estos poderosos mensajes , y qué quien lo siente , quien se siente atravesado por ellos, entonces tiene las puertas abiertas para poder ser parte de esta familia. Es tiempo de poder ver a quienes nos necesitan , a quienes tenemos qué acompañar más, con quienes tenemos qué compartir los días y la vida para así poder construir una gran familia en el plano de lo personal y qué a través del libro y de estas historias que nos unen podamos también construir el pueblo judío del qué somos parte.
¡Jag Sameaj!
Sem. Mati Bomse