“Iebarejejá Adonai VeIshmerejá Iaer Adonai Panav Eleja Veijuneka Isa Adonai Panav Eleja Veiasem Leja Shalom.”
Bamidbar 6.24
Quiera Dios bendecirte y cuidarte. Quiera Dios iluminarte y agraciarte, Quiera Dios entregarte lo mas sagrado, su propia paz.
Esta semana leemos Parashat Naso, no solo la Parashá mas larga, sino que es contenedora de las famosas brajot que le regalan los padres a sus hijos poniendo las manos en sus cabezas. Las bendiciones son super interesantes y hermosas, pero sin embargo cada vez que escucho a mi mamá regalármelas cada viernes al anochecer, por un lado siento una conexión realmente única con ella, pero a la vez me pregunto…
¿En verdad necesita Dios que le estemos pidiendo todo esto? ES DIOS!!! El Dios que todo lo puede, que todo lo hace, el que supo construir un mundo y poblarlo con vida.
¿Para qué necesita que le estemos pidiendo que nos cuide? ¿Por qué no lo hace directamente? ¿Si no le pedimos no lo hace?
Esta es la historia de dos Rabinos que iban caminando por el mercado y se cruzan con un hombre enfermo. Este los mira y suplica le digan como hacer para curar. Los Rabanim lo miran y le dan una serie de consejos para su bienestar. Al mismo tiempo otro hombre que pasa cerca de los Rabinos y escucha esta situación les pregunta: ¿Quién lo aflige con su enfermedad? y ambos rabinos lo miran asombrados y responden: “Kadosh Baruj-hu!” entonces el hombre les dice “Y quienes son ustedes, para cambiar la voluntad de Dios? La sonrisa entre ambos Rabanim dejo sospechar al hombre que se venia una respuesta única, llena de espiritualidad. Uno de los Rabinos lo toma del hombro y le dice “Lo Bashamaim Hi” No esta en los cielos.
Cuando uno decide buscar a Dios no afuera y arriba sino abajo y adentro, es cuando encuentra el dios que vive en las manos de cada uno de nosotros. La mano que te permite cocinar un plato de comida de mas, acercar un medicamento a alguien, o simplemente hacer un mimo en la espalda a quien lo necesita.
Quizás Dios todo lo puede, pero lo que no alcanza, es alcanzado por las manos, físicas o espirituales de nuestros padres regalándonos las mejores de sus bendiciones.
Shabat Shalom
Sem. Brian Bruh