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Parasha Bamidbar

Parasha Bamidbar 1:1-4:20
Lo que nos regala el Desierto

Este Shabat comenzamos la lectura del Sefer Bamidbar (Números en castellano) que nos sumerge de lleno en la larga travesía de los Beni Israel a través del desierto. ¿Por qué dedicar un libro entero a la experiencia del desierto, porqué la entrega de la Torá sucede en ese espacio yermo, inconmensurable, aparentemente estéril?

El desierto que no solo funciona como una bisagra, un lugar de pasaje entre la esclavitud y el ejercicio pleno de la libertad, es el lugar que Di-s elijé para que recibamos la Torá y así se instala en la vivencia de nuestro ser judío, también, como metáfora central de nuestra identidad. Solo allí podíamos empezar a construirnos como Nación.

En el inicio,Di-s le indica a Moshe que cuente a los Bnei Israel. Porque todos y cada uno cuenta:“Censad toda a la Casa de Israel segúnsus clanes, según la casa de sus padres, por el total numérico de nombres, todos los varones, cabeza por cabeza de ellos, de veinte años de edad para arriba, todos los que salen al ejército en Israel. Deben inscribirlos según sus ejércitos, tú y Aarón”.

Bamídbar nos muestra a un pueblo lidiando con las frustraciones y los logros de la cotidianeidad: recolectar alimentos, acampar, establecer nuevas reglas y costumbres, así como definir su liderazgo. Es importante cada tanto saber con quién y para qué se cuenta… para que de la cuenta. El resultado:Doce Tribus. Diferentes rangos y misiones, cada grupo con su estandarte y un líder. Un conductor para cada misión y todos juntos Uno, con sus enormes diferencias, pero un solo Pueblo.

En Bemidbar Raba, nuestros sabios explican que la Torá fue entregada en un contexto de lluvia, fuego y desierto, dado que estas tres cosas pueden ser obtenidas libremente por toda la humanidad. Según el Midrash en aquel desierto Di-s le ofreció la Torá a cada uno de los pueblos, sin embargo, quien decidió comprometerse con ella fue el Pueblo de Israel. El Midrash añade al final que, así como el desierto “no tiene dueño”, quien aspire a recibir la Torá, también, debe reconocerse como un ser libre.

Desde una perspectiva etimológica, el desierto y la palabra también están conectados. Desierto en hebreo es MIDBAR, que se escribe igual que MEDABER, que significa discurso. El Dibur, lo que se ha dicho, está íntimamente enlazado al desierto. Esen el silencio del desierto donde se nos manifestó, se nos hizo verbo la Torá … quizás, también,porque fue el lugar más apropiado para escucharla…

Que la Torá tenga un libro llamado «En el Desierto» es el recordatorio de la existencia eterna de un espacio simbólico, sagrado, al que debemos, podemos, regresar de vez en cuando para escuchar y escucharnos. El Lugar al que nuestra tradición nos convoca en Pesaj, en Shavuot. El Lugar donde nuestra alma puede entregarse al silencio y recibir con Kavana (intención)el mensaje ancestral pleno de sentidos que nos ancla a nuestra identidad recordándonos siempre, quienes somos, de donde venimos y hacia donde vamos…

Shabat Shalom Umevoraj
Sandra Lev Epstein

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Iamim Noraim
2022-5783

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