Parashá Balak
(Números22:2 -25-9)
El rey moabita Balak y Bilan, parecen ser los protagonistas centrales de la porción de la Torá que nos ocupa este Shabat. Un hiato en el relato de La Torá en el que no aparece Moshé y, los Benditos Bnei Israel (que ya han peleado y ganado guerras contra Sijón, rey de los Amorreos, y Og, rey de Bashan) son percibidos como una amenaza y observados a la distancia .A simple vista y,a los lejos, como siempre, esta parece ser la realidad.
Balak intenta reclutar al ¿profeta, mago, hechicero? Bilan para que los maldiga con el fin de debilitarlos y salvar a Moab de una supuesta derrota inminente. ¡Tres veces Balak intenta forzar una maldición sobre Israel de la boca de Bilam y tres veces falla! La tercera fue la vencida y por lejos…
Es fascinante tratar de entender qué hace que un rey (un líder) intente la misma solución y fracase una y otra vez y, a pesar de ello, no cambie su estrategia. Es fascinante tratar de entender porque un emisario a quien se le ha encomendado una tarea la resuelve del modo opuesto del que le fue indicado. Todos, en algún momento de nuestra vida, funcionamos así.
Bilan a quién Di-s finalmente le abre los ojos y la boca, porque a su burra se los abrió oportunamente, en señal de que aquel objetivo sería imposible (los invito a leer nuestra Parashá), finalmente nos regala una de las bendiciones más hermosas de nuestra tradición; incorporada a nuestra liturgia cotidiana, cantada con incontables melodías.: “Ma Tovu Ohaleja Yaakov, Mishkenoteja Israel” – Cuan agradables son tus tiendas Yaakov, tus moradas Israel” (Núm. 24:5).
Bendice nuestros hogares y nuestros espacios sagrados. Lo llamativo para Nuestros Sabios es la “repetición” en este versículo con casi sinónimos de la misma idea. Al comienzo dice Yaakob y luego Israel, pero en ambas circunstancias se refiere a nuestro Pueblo. Somos y siempre seremos Beit Yacob y Bnei Israel. También vemos que al comienzo dice Ohel (tienda) y luego Mishkan (morada), ambos hacen referencia a lo mismo: el lugar donde habitamos …
Algunos podrían argumentar que es parte de la poesía bíblica para reforzar la idea y, no estarían equivocados. Sin embargo, los Maestros Jasídicos encuentran perlas hermosas en esta “repetición”. Por un lado, Yakov , por otro lado, Israel. Si bien somos llamados en las escrituras Beit Yakov o Bnei Israel, cuando se nos llama Yakov nos encontramos en un nivel espiritual y moral, si se quiere un poquito más bajo (como al comienzo de la vida de nuestro patriarca que vivió engañando primero a su hermano y luego a su padre). Sin embargo, cuando somos llamados Israel nos encontramos definitivamente en un nivel espiritual más elevado.
Hay un punto de inflexión en la vida de Yacob en el rectifica sus caminos, su conducta (de aquello quedará en su cuerpo y su alma una huella para siempre) y, se transformará en Israel… “Yaakov Hu Madrega Tajtoná veIsrael Hu Madrega Elioná – Yaakov es un eslabón bajo mientras que Israel es un eslabón elevado” resume el Kedushat Levi (Balak * 24).
Todos podemos ser conocidos, transitar nuestro camino, como Yakov o como Israel, todos en algún momento, por miedo a lo desconocido, por la imposibilidad de ejercer un pensamiento creativo, superador y ver más allá, podemos empecinarnos como Balak, todos podemos embarcarnos en una tarea por encargo sin reflexionar y, a partir de algún encuentro, revelación, reflexión, cambiar la mirada sobre aquello que oportunamente nos convocaba o simplemente darnos cuenta que no era congruente con nuestros valores .El accionar del controvertido Bilan, puede ser un ejemplo de esta manera de conducirse …
Pero, básicamente, como herederos de nuestra tradición, de nuestros Patriarcas, Tenemos el potencial de ser Israel y la debilidad de descender en ocasiones y andar como nuestro Patriarca Yaakov. Nos es intrínseco. Nuestros Sabios agregan algo incluso más hermoso a esta idea: Nuestro tránsito como Yakov es solo transitorio como son las tiendas/carpas/ Ohel de campaña, mientras que Israel debe ser nuestra morada/ residencia /nuestro Mishkan permanente. Habrá momentos de descenso en nuestra escalera, de ser Yaakov, pero eso es solo pasajero, nuestro verdadero hogar está en nuestro destino de ser Israel.
La Vida es un proceso dinámico en el que todo, sí, o casi todo, cambia segundo a segundo. Hoy más que nunca debemos ascender y ejercer nuestra mejor versión, nuestro Israel. Ser los líderes de nuestras moradas, estemos donde estemos y estar a la altura que este momento de la Historia nos reclama. Habita en cada uno de nosotros esa chispa, ese potencial que seguramente somos capaces de desarrollar de cara a defender nuestra supervivencia en todos los ámbitos que haga falta, buscando Paz y Justicia . Es el tiempo, una vez más, de ejercer nuestro de derecho a Ser , a Existir en Nuestra tierra, que fue Promesa y hoy es una Realidad que nos duele y no claudica. ¡Am Israel Jai!
Shabat Shalom Umevoraj.
Sandra Epstein