Haftara Shemini Atzeret

Un día para detenernos y apreciar todo el camino recorrido

Reyes, 8: 54-66

Hacia fines del siglo XII, un viajero judío emprendió un largo viaje que lo llevaría hasta los confines del mundo conocido.

Desde Cataluña hasta Bagdad, recorrió ambas costas del Mediterráneo, Oriente medio, Egipto, Sicilia y Francia: se estima que durante doce años visitó 190 ciudades de Europa, norte de África y Asia.

Su nombre era Rabi Biniamin bar Ioná del país de Navarra, llamado para la posteridad como Benjamín de Tudela.

En tiempos en que las historias de lugares lejanos abrazaban lo mitológico, y la fantasía alentaba a los aventureros rumbo a lo incierto, la bitácora de viajes de este joven sefaradí es valorada al día de hoy como la mejor descripción del mundo medieval, así como una fuente de importancia primordial para la historia de los judíos en el siglo XII.

Su Libro de Viajes es considerado uno de los documentos más importantes de su época: sus impresiones acerca de los sucesos cotidianos de los lugares que visitó, la espontaneidad con que narra las vivencias de los judíos, la descripción de sinagogas y casas de estudio, cifras de población, formas de vida, logros y dificultades de aquellas comunidades, son una de las joyas de la literatura judía.

Los relatos de Benjamín de Tudela, más allá de las admirables descripciones de su época, son una de las primeras fuentes de la demografía judía, convirtiendo a la obra en un clásico.

En una de las tantas entradas a su diario escribe lo siguiente: “Había [en El Cairo] dos sinagogas, una para [los judíos oriundos de la Tierra de] Israel y otra para [los de] Babilonia. Observaban diferentes costumbres con respecto a la lectura de las porciones de la Torá. Las comunidades de Babilonia leían una porción cada semana, como hacen en España, completando así la Torá cada año. Pero en la comunidad de Israel no seguían esta práctica, sino que dividen cada porción en tres secciones y terminan la Torá cada tres años”.

Benjamín de Tudela finaliza relatando: “Sin embargo, mantienen la antigua costumbre de reunir [ambas congregaciones] y realizar juntos el servicio público”.

Nuestro viajero, deja entrever en su crónica la vital importancia de reunirse, incluso si ambas comunidades no terminaron juntas sus respectivos ciclos de lectura de la Torá. Relata la experiencia de celebrar juntos, en un abrazo que añade un nivel adicional de significado al rezo de una comunidad unificada.

Esta semana nos convoca la haftará de la festividad de Shemini Atzeret, en las celebraciones en torno a la dedicación del primer Templo Sagrado por el Rey Salomón.

Comenzaba la semana previa a Sucot, seguían los siete días festivos de Sucot, y luego, como leemos en esta haftará, en el “octavo día” (es decir, Shemini Atzeret), el Rey Salomón “despidió al pueblo, y bendijeron al Rey y se fueron a sus casas, felices y regocijados de corazón por todo el bien que Di-s había hecho a David Su siervo y a Israel Su pueblo”. (1 Reyes, 8:66).

En Sucot unimos los arba minim representando las diferentes facetas de nuestro pueblo, pero es en Shemini Atzeret cuando nos reunimos con el simple propósito de pasar un día más juntos.

El octavo día nos bendice con un tiempo a solas para la introspección, un espacio para el encuentro con lo Divino.

Este enfoque también aclara la ausencia de preceptos o mitzvot especificas a cumplir en Shemini Atzeret. La esencia de la festividad es centrarse en nuestras relaciones básicas con nuestros semejantes.

Otro enfoque de “reunión” se encuentra en los escritos de Samson Raphael Hirsch, rabino, traductor y líder religioso alemán (1808-1888): “Shmini Atzeret vendría a decirnos: REUNIR para nosotros todos los pensamientos, mensajes y resoluciones que los moadim de todo el año nos han traído y resolver perseverar y aferrarnos a ellos ante D-s. Grabarlos profundamente en nuestros corazones, que se conviertan en una parte inexpugnable de nosotros mismos [para] que [estos momentos] no puedan perderse en el curso ordinario de nuestra vida…”.

Esta festividad final, sin la solemnidad, la fanfarria ni el entusiasmo que inspiran otras festividades, nos sugiere incorporar todas las ideas que hemos estudiado, los sermones que hemos escuchado y las emociones que tenemos sentido en las Altas Fiestas, como repositorio del cual abrevar cuando regresemos al “alboroto de la vida”.

Nuestros sabios explican que en su significado, la palabra “atzeret” es como una señal de “PARE”, porque nos obliga a detenernos antes de continuar nuestro camino.

De la misma manera en que Benjamín de Tudela se detuvo para dejarse sorprender por la unión de las comunidades, Shemini Atzeret es un momento para detenernos, reflexionar y elevar nuestras vidas mundanas con la espiritualidad que nos merecemos.

Asegurarnos de detenernos un momento, para volver a llenar nuestras vidas de espiritualidad y significado, y apreciar el valor de cada día.

Es una oportunidad para apreciar el tiempo extra que tenemos con D-s, con nuestra familia, nuestros amigos.

Es un momento para apreciar lo bueno y valorar que podemos compartirlo.

Detenernos para mirar atrás, agradeciendo todo el camino recorrido, y renovar el coraje para el primer paso de un nuevo ciclo que pronto comienza.

El Libro de los Libros llega a su última página, para enseñarnos que en un instante todo puede volver a empezar.

¡Moadim leSimja!
¡Shabat Shalom!
Sebastián Cabrera Koch

Parasha Shemini Atzeret

Este Shabat estamos terminando Jag HaSucot, y previo a Simjat Torá que será el sábado por la noche, aparece casi como escondida la celebración de Sheminí Atzeret.

Este es un ‘reguel bifnei atzmo’, una festividad independiente, única. Es interesante que sea la única festividad instituida por la Torá que no tiene una mitzvá particular.

Sheminí Atzeret, es ese día de más, lo llaman el “octavo día”, como si fuera un regalo.

Sucot fue una fiesta más universal, pedimos por las lluvias, por los nuestros, por las naciones del mundo, por los pueblos, los barrios, todos están incluidos. Sheminí Atzeret es una fiesta sólo para el pueblo de Israel. Es según nuestra tradición el momento más sagrado, más alto del año para tener un momento de intimidad entre nosotros y Dios.

El Rab Gustavo Surazski describe muy bien cómo entender Sheminí Atzeret y porque puede que sea la fiesta más importante del año:

“Vamos a servirnos de la metáfora de una pareja. Pesaj, la primera de las fiestas de peregrinación, es la fiesta del noviazgo. Hasta allí, Israel sólo conocía a Dios por terceros.
Shavuot es la fiesta del compromiso.
Son los “tnaim”. En la fiesta de la entrega de la Torá se ponen las pautas y las reglas de juego de la pareja.
Sucot, con su Sucá, es símbolo de la Jupá. Sucot es la fiesta de la unión, con los invitados a nuestro alrededor, gozando con nuestra alegría, regocijándose con nosotros.
En esta metáfora de la pareja, Sheminí Atzeret sería la noche de bodas”

Tenemos que sentirnos orgullosos del cierre de estas grandes fiestas que llevamos adelante. Cómo novios después de su jupa celebrando juntos, los hitos que hemos logrado como comunidad, con la ayuda del Kadosh Barúj Hú y de tantas manos que hacen que Amijai sea posible hace 30 años.

Espero se hayan podido conectar con el ruaj de este tiempo sagrado, y que solo haya sido el comienzo de un año lleno de bendición, que nos encuentre cada vez más cerca.

¡Shabat Shalom, Jag Sameaj!
Sem Mati Bomse

Parasha Sucot I

Vaykra 22:26-23:44

Este Shabat es sumamente especial, en coincidencia con el comienzo de la festividad de Sucot. La tercera de las festividades de peregrinación. Los jajamim eligieron para que leamos, un fragmento de Parashat Emor, donde se detallan las distintas ofrendas que se debían realizar en cada una de las fiestas.

Sucot es el momento en que nos hacemos la pregunta más profunda sobre qué hace que valga la pena vivir una vida. Después de haber rezado en Rosh Hashaná y Yom Kipur para que se nos inscribiera en el Libro de la Vida, Sucot y Kohelet nos obligan a recordar cuán breve es en realidad la vida y cuán vulnerable estamos. “Enséñanos a contar correctamente nuestros días, para que adquiramos un corazón de sabiduría” ( Tehilim 90:12 ). Lo que importa no es cuánto tiempo vivimos, sino cuán intensamente sentimos que la vida es un regalo que retribuimos haciéndoles a los demás. La alegría, el tema central de esta fiesta, es lo que sentimos cuando sabemos que es un privilegio simplemente estar vivos, inhalando la embriagadora belleza de este momento en medio de la profusión de la naturaleza, la abundante diversidad de la vida y el sentido de comunión con esos muchos otros con quienes compartimos una historia y una esperanza.

Deberíamos tomarnos un momento para considerar si estar vivo es un privilegio y cómo esa comprensión afectará la intensidad con la que viviremos la vida, por lo menos en este año que acaba de comenzar.

Lo más majestuoso de todo es que Sucot es el festival de la inseguridad. Es el reconocimiento sincero de que no hay vida sin riesgos, y sin embargo, podemos afrontar el futuro sin miedo cuando sabemos que no estamos solos. D´os está con nosotros, en la lluvia que trae bendiciones a la tierra, en el amor que creó el universo y a nosotros, y en la resiliencia del espíritu que permitió a un pueblo pequeño y vulnerable sobrevivir a los imperios más grandes que el mundo haya conocido.

Justamente al revés de lo que estamos acostumbrados a pensar en esta sociedad del siglo XXI, la verdadera seguridad no esta ni en el grosor, ni el tamaño de las paredes que conforman nuestra casa. Nuestra fuerza no está garantizada por la poderosa cilindrada del motor de nuestro vehículo.

La salud no está garantizada por tener la prepaga Super Premium Gold 710.

Sucot nos recuerda que la gloria de D´os estuvo presente en el pequeño y portátil Mishkán que Moshé y los israelitas construyeron en el desierto de manera aún más enfática que en el Templo de Shlomo HaMelej con toda su grandeza. Un templo puede ser destruido.

Pero una sucá rota puede reconstruirse mañana. La seguridad no es algo que podamos lograr físicamente, sino algo que podemos adquirir mental, psicológica y espiritualmente. Todo lo que necesita es el coraje y la voluntad de sentarse bajo la sombra de las alas protectoras de D´os.

La sucá se convirtió con el paso del tiempo en un símbolo, no sólo de cuarenta años en el desierto, sino de siglos de exilio y dispersión. Sólo en la Edad Media, los judíos fueron expulsados de Inglaterra en 1290, de Francia varias veces (1182, 1322, 1394), de Viena en 1421, de Colonia en 1424, de Baviera en 1442, de Milán en 1489 y, lo más traumático, de España en 1492. En la década de 1880, una ola de pogromos en Europa del Este hizo que millones de judíos huyeran hacia Occidente, y estas migraciones continúan incluso hoy. La historia judía se lee como una amplia continuación de las etapas del viaje de los israelitas, en el capítulo treinta y dos del libro de Bamidbar: “Viajaron… y acamparon…. Viajaron… y acamparon”. Con demasiada frecuencia, el hogar resultó ser nada más que una vivienda temporal, una sucá. Más que la mayoría, ya sea en la tierra de Israel o en cualquier otro lugar, Sin embargo, con su genio para lo inesperado y su capacidad para rescatar la esperanza de la tragedia, el judaísmo declaró que esta fiesta de la inseguridad era zman simchateinu, El tiempo de nuestra alegría. Porque la sucá, es el símbolo por excelencia, que no representa la vulnerabilidad, resulta ser la seguridad viene a través de la fe, la fe de un pueblo que hace cuarenta siglos emprendió un viaje cargado de riesgos a través de un desierto de espacio y tiempo, sin más protección que la presencia protectora de la Shejiná.

Saber que la vida está llena de riesgos y, sin embargo, afirmarla, sentir la plena inseguridad de la situación humana y, sin embargo, alegrarse: esto, para mí, es la esencia de la fe. El judaísmo no es una ilusión reconfortante de que todo está bien en este mundo oscuro. Es más bien el coraje de celebrar en medio de la incertidumbre y de regocijarnos incluso en el refugio transitorio de la sucá, el símbolo judío del hogar.

Por eso mis queridos amigos, en este primer día de Sucot, Zman Simjateinu y unido con Shabat, Rabi Sacks Z´L nos podría decir algo así como: “En la fiesta de la inseguridad, la seguridad no esta manifestada en el grosor de las paredes, en la fortaleza de la cilindrada de un motor o mucho menos en una cobertura médica, sino en saber que esa nube de Gloria, infinita, nos va a estar acompañando en cualquier cosa que decidamos encarar”. Salgamos a la Sucá a festejar y a alegrarnos por el simple hecho de estar vivos y confiados que la Shejina (presencia divina) está con nosotros.

Shabat Shalom, Jag Sameaj.
“Ve samajta bejagueja”
Y felicidades Amijai por los primeros 30 años de vida.
Ari A. Alster

Haftara Sucot I

Ezequiel (Iejezquel) 38:18 – 39:15

Tiempos de SuCOt.
La Energía BAJA de los Cielos. Se acerca y te envuelve en un abrazo.
Porque en ShAbAtSuCOt, Moshé le dice a D’s que desea conocerlo y D’s le asegura que lo acompañará todo el camino. D’s acompaña y abraza a Moshé y a Bnei Israel todo el camino.

En SuCOt se lee la parashah que hace alusión a la festividad, la parasha que hace alusión a SuCOt. Se sacan del Arón Hakodesh dos rollos. La lectura del primer rollo que es ShMot (Éxodo) 33:12 al 34:26 y BaMIdbar (Números) 29:23 al 28. La Haftará, corresponde al profeta Ezequiel 38:18 al 39:15, y se lee del segundo rollo.
Este año, Shabat es el primer día de SuCOt.

La Haftarah se lee el relato de Ezequiel que describe una destrucción de todo lo que habitan esta tierra “…18 Pero el día en que Gog invada a Israel, mi ira se encenderá con furor. … habrá un gran terremoto en la tierra de Israel.20 Ante mí temblarán los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo, los reptiles que se arrastran, y toda la gente que hay sobre la faz de la tierra. Se derrumbarán los montes, se desplomarán las pendientes escarpadas, y todos los muros se vendrán abajo. 21 …”

Dos batallas a las que se llama de Gog y Magog, similares en el hecho de que ocasionarán una gran destrucción que aniquilará por completo a los enemigos de D’s.

En esta oportunidad, la haftaráh relata una situación opuesta a la de la parasha.
La Haftarah habla de destrucción y la parasha habla de construcción.

La SuCAh, es esa construcción “adaptable” que se convierte en vivienda durante una semana. En la descripción de como construir una SuCAh detalla especialmente como limitar ese espacio, y en esos limites se atiende la flexibilidad.
Lo particular del caso es que esa flexibilidad en el material es lo que vuelve a la construcción un espacio dúctil, “acomodable”.
Porque lo que trae consigo la SuCAh, es la oportunidad de adaptarse y COMPARTIR, el objetivo de la SuCAh, es encontrar lo VALIOSO en los encuentros, en los vínculos, en los momentos compartidos, y la belleza en la manera de mirar.

Lo que ofrece la SuCAh, es lo trascendente de la fuerza espiritual de esta semana. Que podamos comprender que las estructuras, la materialidad, son simplemente herramientas para construir vínculos y lazos amorosos. Considerar que la tangible de las cosas, es necesario para erigir momentos de transformación. Porque las “cosas” deben estar preparadas par mutar, para ampliarse, o achicarse, para expandirse o contraerse según haga falta.
Y que los objetos, son valioso por lo que proponen, por lo que sugieren, por lo que construyen.
Porque lo valioso está en componer, en edificar…

Se trata de estar listos para la etapa siguiente, se trata de entender y practicar, que lo mas valioso, no esta en la materialidad de las cosas, sino en lo que haremos con con ese material, en como transformaremos la vida de todos nosotros.

Tener conciencia de la Era, de los tiempos que estamos viviendo, nos permitirá acceder a lo profundo del contenido, a lo que hace ese objeto consistente.

Porque al final, la materialidad, solo dara lugar a lo esencial, que es la Conciencia Divina.

Este próximo ShAbAtSuCOt, el primer día de SuCOt, nos encontrará en Comunidad , recibiendo esta energía en el emblemático templo de las Artes, el TEATRO COLON de BA, y allí claramente confirmaremos que lo más valioso del instrumento, es el potencial y la capacidad que regala para conseguir un estallido musical y espiritual que nos llenara el Alma de deleite, emoción y encanto que colmará nuestra escencia y trascenderá asi las paredes de nuestra casa!
Eso es SuCOt.

Bienvenidos a la Energía de SuCOt!!
JaG SimJateiNu!

SHABAT SHALOM Umeboraj & JAG SAMEAJ para todos!
Silvia Dvoskin

Parasha Haazinu

La canción de Moshe

Llegando al final de su vida, Moshe quiere asegurarse que su pueblo recuerde y respete el vínculo y el pacto que han establecido con Dios.

Al final de la parasha anterior, Moshe les dice a su pueblo que el sabe que en algún momento del camino van a olvidar, transgredir o incumplir el pacto que hicieron sus antepasados en el Sinai, y que aunque esto suceda es importante que sepan como retornar.

Haazinu es eso, una hoja de ruta para la Teshuva, el retorno a Dios.

Moshe sabe que es condición humana, el olvido, los desvíos y transgresiones. Tal vez por eso eligió una forma diferente para explicar cómo es ese camino de regreso.

Eligió hacerlo a través de una poesía, una canción. Todos sabemos que es mucho más fácil recordar una canción que un texto. Aun cuando el lenguaje sea mas complejo, las metáforas y las imágenes ayudan mucho al recuerdo.

Moshe les regala una canción para que la memoricen con mayor facilidad. En unas breves líneas cargadas de simbolismos que le otorgan una potencia extra, Moshe les explica como es el plan divino de retorno.

Una canción que circule entre la gente, que la puedan cantar los padres a sus hijos, sin duda ofrece un recurso invaluable a la hora de la necesidad de retornar a la cercanía con lo divino.

En el último día de su vida, invocando al cielo y a la tierra como testigos, Moshe nos alerta sobre los peligros de la abundancia, el desconocimiento de nuestro origen, y nos propone transmitir, relatar a las siguientes generaciones, sobre la importancia de reconocer la raíz espiritual que nos une con el Creador.

Moshe nos canta, para que no olvidemos. Haazinu, Oigan, nos dice. En el momento previo de la conquista de nuestro sueño, más que nunca tenemos que recordar de dónde venimos, reconocer en el Creador la fuente de nuestra fortaleza y entonces ser merecedores de esa energía que nos llevará a lograr aquello que nos proponemos.

Shabat Shalom
Grace Cobe

Haftara Haazinu

II SHMUEL:22:1-51

Esta Haftará que leemos también en el 7’ día de Pesaj acompaña a la parashá Haazinu y nos coloca en el momento en que dos figuras gigantes de nuestro pueblo están pronunciando sus últimas palabras.

En Parashá Haazinu escuchamos a Moshé despedirse de su pueblo.En nuestra Haftará es el rey David quien se despide.

La poesía siempre ha sido una de las formas más bellas en que el pueblo de Israel ha expresado su sentir más profundo.

Pensamos que en verdad toda la Torá es un poema.

Esta poesía conocida como el Cántico de David, que también podemos encontrar en Salmos, capítulo 18, nos habla de la Misericordia Divina, de la fé absoluta en Ella.

Podemos vivir y luchar, sufrir y vencer siempre que la Presencia Divina nos acompañe.

Entendemos que para que esto ocurra somos nosotros quienes tenemos que recorrer el camino que venimos haciendo paso a paso rumbo a la libertad de nuestros Mitzraim.

Esa presencia debería brotar de nosotros mismos, del trabajo de nuestras manos, de la ayuda a nuestros semejantes.

David era un poeta, un pastor, y un rey creyente, sus palabras nos dicen que era un hombre inspirado en D’s. Y fue quien salvó a nuestro pueblo de los Pelishtim, nuestros enemigos más encarnizados.

Más allá de sus defectos y virtudes nos dice nuestra tradición que de ese tronco provendrá el Mesías.

Lo cierto es que la batalla está en nuestras manos, y con la ayuda de D’s podremos llevar adelante nuestra empresa ya que Él es nuestro socio en todo buen camino que decidamos emprender.

Este cántico fue escrito los últimos días de su vida luego de haber podido vencer obstáculos con la ayuda divina. Suponen nuestros sabios que se refiere tanto a la liberación del pueblo judío de las manos del faraón como de la victoria frente a los adversarios de la época de David, recorriendo así toda nuestra historia.

Esta poesía tan especial nos habla casi indistintamente en presente, pasado y futuro y nos lleva a pensar que nuestro profeta nos invita hoy, a través del tiempo, en este nuevo año que iniciamos, a no bajar los brazos ante nuestros proyectos y luchar con fuerza y confianza sabiendo que estamos acompañados en nuestra ruta por el mejor socio que alguien pueda desear.

Que podamos, desde estos primeros pasos en un nuevo ciclo, ser bien agradecidos, no guardar rencores y descubrirnos mejores a nosotros y a nuestros semejantes.

Nuestro prójimo como nosotros mismos somos expresiones presentes, pasadas y futuras de una historia inmortal y permanente que quiere ser cada vez mejor y más benéfica para toda la humanidad.

¡Shabat Shalom uMeboraj!
Norma Dembo

Haftara Rosh Hashaná

Cuando la oración brota del corazón
Haftará primer día de Rosh Hashaná: 1 Samuel 1:1 – 2:10

Esta es la historia de una mujer que recurre a D-s en una desesperada e intensa oración personal. También, es la historia de muchas otras mujeres, que transformaron sus lágrimas en bendición.

La lectura de la Torá que nos reúne el primer día de Rosh haShaná comienza con las palabras: “Y D-s recordó a Sara” (Génesis 21:1), y describe el nacimiento de Itzjak, lo que significóel fin del largo período de esterilidad de Sara. De manera similar, en la haftará, D-s pone fin a la infertilidad de Janá.

La explicación de porqué se leen estas lecturas, se basa en el comentario de la Guemará en Masejet Berajot (29a) de que Sara, Rajel y Janá obtuvieron respuesta a sus oraciones en Rosh HaShaná.

De acuerdo con el Talmud (Rosh haShaná 11a), Rosh HaShanáes el Día del Recuerdo: de alguna manera, D-s “recuerda” a la humanidad al terminar la infertilidad de una mujer.

En Rosh HaShaná declaramos: Haiom harat Olam (hoy es el día de la creación del mundo). Y cada vez que nace un niño se repite el milagro de la creación.

Rab. Menajem Bentzion Zaks, en su libro Menajem Tzion, sugiere además que estas lecturas pueden tener una conexión adicional con Rosh HaShaná. En tres lecturas, leemos sobre el derramamiento de lágrimas.

En la lectura de la Torá del primer día de Rosh HaShaná, Agarsuplica en un llanto desgarrador al ver a su hijo Ishmael morirsede sed. En respuesta, D-s le mostró el agua con el que pudo salvar su vida. La haftará del primer día, describe el llanto doloroso de Janá por su incapacidad para concebir. Y en la haftará del segundo día, el profeta Jeremías imagina a nuestra matriarca Rajel llorando sin consuelo por el sufrimiento de sus descendientes.

El llanto es impotencia. Es enfrentarse a una situación desesperante, sintiéndonos incapaces de salir, de ver más allá. Es el dolor que no puede aliviarse.

Estremece imaginar el sonido entrecortado del shofar en “terua”,simbolizando la emoción cruda, el sollozo sin fin, la ansiedad, la pena.

Las lágrimas derramadas por Agar, Janá y Rajel reflejan en cada generación nuestros propios sentimientos de dolor inconsolable.

Es importante destacar que en los tres casos D-s respondió favorablemente a las lágrimas. A Agar, como se mencionó, se le mostró un pozo de agua con el cual salvó la vida de su hijo; Janá fue bendecida con un hijo; y D-s respondió al llanto de Raquel asegurándole la redención definitiva de los Bnei Israel y el regreso a Eretz Israel.

De este modo, también nosotros tenemos la seguridad de que nuestras oraciones y llantos obtendrán una respuesta favorable de D-s.

Así como Agar, Janá y Rajel se dirigieron a D-s y le expresaron su dolor, de manera similar, nosotros confiamos en la compasión Divina para que acepte nuestras lágrimas y oraciones.

En la haftará que nos convoca, Janá, inmersa en la pena más profunda, se dirige al santuario de Shiló. En medio del dolor incomprendido por el vientre infértil, eleva su oración al cielo, en un momento de gran intensidad espiritual.

Su oración era humilde y sincera, sus palabras apenas susurradas eran lo único que tenía para ofrecer: “sus labios balbuceaban, pero su voz no se oía”. (1 Samuel 1:13)

Ante aquellos que iban al templo a ofrecer sacrificios, laspalabras de Janá son inaudibles, porque nacen de lo más íntimode su ser.

Es una oración genuina, porque derrama lo que verdaderamente le importa, lo que le preocupa. Nos enseña a abrir el corazón, a no tener miedo de mostrarnos frágiles y vulnerables.

La oración fortalece, y quizás, el dolor sane.

Abraham I. Heschel enseñó que “rezar es abrir una puerta, por la cual puede entrar tanto como D-s como el alma. Rezar es llegar. Rezar es superar la distancia, romper las barreras, enderezar lo torcido, curar la ruptura entre D-s y el mundo…”

En hebreo, “rezar” es una acción que hacemos sobre nosotros mismos, es un trabajo interior, algo que es capaz de transformarnos desde el interior. No sé si mi rezo podrá cambiar el mundo, pero sin duda, sería un buen comienzo si me ayuda a cambiar a mi.

Un poder y un potencial inmensos habitan en los lugares oscuros y no resueltos de nuestra alma. Pero sólo cuando nos encontramos cara a cara con estas partes menos deseables de nosotros mismos, podemos comprender que muchas veces el dolor impide ver todo lo bueno que nos rodea.

Solo así, tal vez pueda surgir ante nosotros una imagen más completa del pedacito de mundo que nos toca vivir.

Estos días, estamos comenzando un nuevo Año.

Una vez más, es una invitación a reflexionar, a generar los cambios que nos permitan crecer, a conectarnos con lo importante…

Tenemos ante nosotros, cada día, la puerta abierta para crearnos de nuevo. Hoy, como cada día, es un nuevo comienzo.

Shaná Tová uMetuká!
Seba Cabrera Koch

Dedicado a Dora Koch, mi mamá. Sus lágrimas hicieron posible que hoy pueda estar contándoles esta historia.

Parasha Rosh Hashaná

Las llaves del palacio

La llegada de un nuevo año nos plantea interrogantes, evaluaciones y proyecciones.

Los tres días que vamos a transitar juntos nos desafían, ante todo, a apropiarnos del tiempo que compartiremos. Sentir que experimentaremos un proceso de transformación y reparación, construyendo un refugio que nos cobije para no tener miedo.

Aprovechemos estos días, no los dejemos pasar, aferrémonos a la increíble oportunidad de reencontrarnos con lo que cada uno valora como importante. Parafraseando a un gran filosofo judío contemporáneo, construyamos un palacio suspendido en el tiempo, un palacio que habitaremos tan sólo tres días y dejemos entrar en él a los recuerdos y a los nuevos proyectos, a los cercanos y a los lejanos, a lo que nos ata y a lo que nos libera.

Volvamos al dialogo con nosotros y con los que nos son queridos y amados, pareja, padres, hermanos, amigos. Esa es la verdadera idea de Teshuvá, es el primer paso hacia la valiente afirmación de la vida, de saber asumir incertidumbres, pero también y más aun, de aprender a sumergirse en la búsqueda de la plenitud y la felicidad.

En el Talmud, tratado de Nedarim, nuestros sabios nos afirman que la Teshuvá, fue creada antes del acto de la Creación mismo. Significa que la idea de poder uno modificarse, de poder volver a sí mismo, de cambiar rumbos, es parte integral de la creación y el mundo no puede existir sin ella.

Un sabio refrán hindú dice: “Los hombres no heredaron la tierra de sus antepasados, sino que la tomaron prestada de sus hijos!”.

Recibimos en custodia un legado, una comunidad, un mundo. ¿Hacia dónde dirigimos nuestros días, que hacemos con todo aquello que recibimos como custodia para nuestros hijos, para la próxima generación?

Víctor Frankel, pensador formado en la experiencia de la Shoa, dijo una vez que la vida vale vivirla a los efectos de mejorarla. “vive tu vida de forma tal, nos dice Frankel, que puedas seguir adelante y continuar tu jornada”.

El judaísmo recibe al futuro con optimismo, sus puertas están abiertas y siempre podamos comenzar de nuevo. Somos libres. Somos libres de pedir perdón y de saber perdonar.

En el Midrash leemos: “Cuando tengas misericordia para con el otro, hay Alguien, un Ser infinito que Será misericordioso contigo, pero si no tuvieses misericordia, nadie lo Será contigo”.

Somos libres de volver a la comunidad, de ayudar y recibir, de compartir y exigir.

En un difícil año de desafíos, somos libres de dar construir una Comunidad en acción y constante capacitación, con un esfuerzo gigantesco y encantador. Somos libres de sentir responsabilidad por los enfermos, los golpeados, los pobres, los que viven en soledad, los que susurran sin fuerza, pidiendo una mano, un abrazo, una palabra.

Somos libres, sabiendo, que esa libertad es muchas veces dolorosa, frustrante, amenazadora.

En muchos aspectos, la vida se asemeja a un paseo en tren. Subimos a él, por un periodo limitado de tiempo, hasta llegar a la estación final. En el camino, el tren tiene distintas paradas, unos suben, otros bajan, para algunos es el comienzo del viaje, para otros el final.

En el transcurso de la larga jornada, uno va encontrando gente diversa. De la misma forma, cada Rosh Hashaná representa una de las paradas de ese tren. Esta parada, esta pausa de tres días nos permite reevaluar nuestras vidas, resetearlas, cambiar de rumbo. Lo importante es aprovechar este tiempo y prolongar su efecto al retomar nuevamente el camino.

No amaneceremos totalmente diferentes mañana, pero podemos exigirnos de cambiar pequeñas cosas que hagan la diferencia. Estos días pueden significar el comienzo de un cambio de ruta de nuestro tren.

En el Midrash del Shir Hashirim, del Cantar de los Cantares, está escrito que D’os nos dice:” Abrid para Mí un hueco del tamaño de una punta de aguja y Yo abriré para ustedes puertas, como las puertas de un gran palacio”.

Abramos juntos ese pequeño hueco y entremos quizás en el gran palacio.

Los actos pasados son cerraduras con llaves que ya se perdieron. Ahora busquemos juntos las llaves del gran palacio que D’os nos tiene preparado…

¡Ktiva ve Jatima Tova!
Rab. Sarina Vitas

Haftara Nitzavim

Estamos en la ultima Haftara del año, tiempo de respirar profundo para arrancar el año con un nuevo halito.

En este año que se fue compartimos diversas momentos, tanto de esperanza como de desesperanza, alegrías y tristezas y encuentros inspiradores y otros no tanto. Pero si hay algo que agradecer es que lo pudimos compartir en Comunidad.

“Pues así como la tierra saca su brote y como la huerta que sus simientes hace germinar, así Adonai Elohim hará brotar la justicia y la gloria ante todas las naciones” (Ieshahiahu 61:11).

Esta ultima Hartará menciona lo anterior, y estoy seguro que nos quiere decir y pedir que seamos pacientes, perseverantes, y luchadores en pos de la justicia, porque tarde o temprano brotara y podremos vivir en la paz que merecemos.

Amijai, les deseo de todo corazón un año lleno de amor rodeados por los suyos, de miradas que nos hagan vibrar al sentirnos cerca y un año de plena justicia donde podamos sentirnos seguros y tranquilos de que la justicia existe y funciona.

Todas mis brajot en este nuevo año.

Shana Tová.
Brian Bruh