Melajim l 5:26- 6:13
Es muy sencillo encontrar la semejanza entre la sidrá y la haftará esta semana. El común denominador lo encontramos en la construcción del santuario.
La parashá comienza a relatar las primeras instrucciones del tabernáculo móvil que el pueblo deberá construir y luego, trasladar por el desierto hasta llegar a la tierra prometida.
Nuestra haftará nos cuenta como Melej Shelomo comienza la construcción del primer Beit Hamikdash y nos trae un detalle sobre toda la organización que el rey tenía montada para la edificación del gran templo.
Es muy interesante, esta metodología comparativa entre parashá y Haftará como las diferencias se complementan una con la otra, y nos ayudan a un mejor entendimiento del tema que vamos a analizar en esta oportunidad.
La parashá comienza enumerando primero todos los materiales que el pueblo debía reunir de las ofrendas para poder armar el Mishkan, inmediatamente nos revela el famoso versículo que encontramos grabado en muchos templos hoy en día (Shemot 25:8) “Vehazulimikdash, ve shajantimitojam” y recién después nos da un detalle de las tareas por realizar para el armado del Mishkan.
En cambio, nuestra Haftará nos propone un relato bastante diferente. ¨Primero nos enumera todos los equipos de personas y las distintas tareas que Shelomo tenía armado para la construcción del “Gran Templo” y recién al final, cuando está por terminar la haftará, el texto nos trae tres versículos maravillosos, muy parecido a Shemot pero muy distintos al mismo tiempo.
(Melajim l 6:11-13) “La palabra de D´s vino a Shelomo, diciendo: este Templo que estas construyendo, si sigues mis decretos, cumples mis estatutos y observas mis mandamientos para seguirlos, entonces mantendré mi palabra contigo, que pronuncie a David, tu padre: Habitaré en el seno de los hijos de Israel y no habré de abandonar a mi pueblo de Israel”(traducción de edición Rabi Sion Levy).
¿Comó es entonces? primero nos pide que hagamos un santuario, para morar entre nosotros y después nos dice que para que esto suceda, debemos cumplir mandamientos, decretos y estatutos. ¿Y con el templo, que pasó?
Cada año cuando llega esta parashá estudiamos, que los Jajamim nos explican, que cada uno de nosotros debemos hacernos nuestro santuario estudiando, aprendiendo y cumpliendo las mitzvot. Siguiendo con la idea que nos propone la parashá entonces, ¿Cada mañana cundo cumplo con la mitzva de Tefilim estoy completando el mikdash y provocando, que D´s pueda morar en mí?
Es aquí, donde la Haftará nos dice, ¡¡¡no seas ingenuo!!! Aún cuando te hayas puesto los Tefilim como se debe, para que la Divinidad se deposite en vos, tenes que sacarte los Tefilim, salir a la calle y ser un Mench. Y recién ahí es posible que esto suceda.
Es por eso mis queridos amigos, que en este Shabat Truma, nuestra Haftará nos invita a construir el Santuario como nos pide la parashá, que está muy bueno, pero nos advierte que con eso no es suficiente. Después que hayamos cumplido con cualquier ritual, debemos llevar la santidad que los rituales nos otorgan y replicarla en cada una de las actividades que desempeñemos durante nuestra jornada y recién ahí podremos conseguir que esa bella Divinidad conviva entre nosotros, en este mundo material.
No suelo hacer dedicatorias, pero en esta oportunidad quiero que este comentario sea para uno de mis maestros, tal como lo denomino yo “mi maestro de vuelo” Rabi Shelomo Barnatan.
Shabat Shalom Humeboraj.
Por un mes repleto de Alegría.
Ari A. Alster