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Haftara Ekev

Haftará Ieshahaiau 49:14 51:3

La Haftará que corresponde a esta semana complementa la Parashá Hekev, es la segunda de las siete Haftarot de Consuelo, “Libro de la Consolación de Israel”, que escribió el profeta Ieshahaiau -nacido en el Siglo VIII antes de la era común-, que comienzan en el Shabat siguiente a Tisha be Av y continúan hasta Rosh Hashaná.

En este libro, expresa la preocupación del pueblo, de que HaShem los haya olvidado en el largo exilio en Babilonia.

“…Ha dicho Tsion; “Me ha abandonado Adonai, y Adonai me ha olvidado” (Cap.49-14)

Se sienten carentes del amor que HaShem les tenía. Presienten de ese olvido porque están abandonados a su suerte y no es igual al lugar de donde vinieron.

“…Entonces te diras a ti: ¿ Quién me ha engendrado a éstos, pues yo estaba destinada y desolada, exiliada y apartada. ¿Y a quién los ha hecho crecer? He aquí que yo había quedado sola. ¿Estos de dónde son?( Cap.49 21)

¿Acaso una madre puede olvidar en algún momento de su vida el amor de su hijo? Eso es imposible.

Una madre por más que transcurra el tiempo, jamás perderá el amor incondicional por ese hijo ya sea gestado o de corazón.

En cambio, es posible que con el tiempo, las ocupaciones o quizás también la distancia, pueda producir que ese hijo, olvide el amor de su madre. Aunque sea de manera consciente o inconsciente.

Una madre siempre perdona, aunque duela. No guarda rencor. No se queja. No dice nada. No importa lo que su hijo haya hecho, hasta su olvido está dispuesta a perdonar.

Es el hijo, quien en momentos de angustia, tristeza, y dolor muy probablemente recuerde que hay alguien que incondicionalmente con la que puede contar, que es su madre, aún con el paso del tiempo.

Al igual que una madre, nunca olvida a sus hijos hasta su último aliento; de igual forma el profeta Ieshaiau explica que Hashem jamás se olvida de sus hijos por más que estos así lo sientan..

“…¿Podrá olvidar la mujer alguna a su infante, de tener compasión por el hijo de su vientre?

También éstas podrán olvidar empero. Yo no te olvidaré…” (Cap. 49 15) Aclara las cuentas pendientes que puedas tener ahora, antes de que sea demasiado tarde. No juegues más con la distancia, ni con los sentimientos. No le hace bien a nadie.

Es importante tener presente nuestras historias. Quienes somos y así saber de dónde venimos y hacia donde vamos. Mantener viva la llama de nuestra memoria, favorecerá a mantener viva nuestra identidad y así poder transmitirla a las nuevas generaciones.

Shabat Shalom Umevoraj.
Susy Lapilover

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