La parashá Vayejí, última del primer libro de la Torá Bereshit, Génesis, se refiere a los últimos días de vida del Patriarca Jacob, su requerimiento a su hijo Yosef de ser enterrado junto a sus padres, los patriarcas, en Canaán y, recomendaciones respecto a sus relaciones con sus hermanos, los herederos de Jacob.
La Haftará de la parashá Vayejí, libro Melajim Alef – Reyes I- cap. 2 versículos 1-12, se refiere a los días próximos a la muerte del Rey David y sus recomendaciones testamentarias a su hijo Shlomó – Salomón – heredero del trono. Hasta aquí la correlación temática entre parashá y haftará. Pero el tratamiento temático difiere significativamente. Mientras en Bereshit habla Jacob, padre, patriarca, a su hijo Yosef y a los demás hijos quienes serán progenitores de las tribus de Israel, en la porción de la haftará habla David el Rey, a su hijo heredero del trono, Shlomó. El Rey David comienza expresándose con humildad, equiparándose a todo ser humano cuando se le aproxima su muerte. David, monarca de carácter, guerrero, pero también poeta, creyente de la fé y de las mitzvot de la Torá de Moshé , formula enseñanzas a Shlomó: “vejazaktá vehaita leish” – sé fuerte y muéstrate un hombre-, observa criterios morales basados en prescripciones de la Torá para que puedas prosperar en todo lo que emprendas y en cualquier lugar donde vayas. Pero seguidamente David a mérito de experiencias vividas con uno de sus hijos hermano de Shlomó, Avshalom, quien levantóse contra su padre viéndose éste obligado a huir, resultando Avshalom finalmente muerto por Joab, comandante del ejército de David. No obstante, David llora la muerte de su hijo Avshalom, hecho que le produce una discordia con Joab y oficiales de su ejército, pudiendo más su sentimiento paternal por sobre su calidad de monarca. Señala además a Shlomó lo que hizo Joab que mató a dos capitanes, derramando sangre inocente en tiempo de paz. A raíz de esto David le manifiesta a Shlomó que obre pues conforme a su sabiduría, más no permita que Joab descienda en paz al sepulcro.
Continúa David hablando a Shlomó: he aquí que también tienes contigo a Shimey hijo de Guera, que me insultó malévolamente el día en que fui a Mahanaim pero, a posteriori bajó a recibirme en el Jordán y entonces le juré por el Eterno “no te daré muerte con la espada”. Pero, no por ello lo consideres inocente, ya que eres un hombre inteligente y sabrás lo que debes hacer con él; harás descender sus canas a la tumba con sangre.
Sé fuerte, mantén la continuidad del trono, administra justicia, mantén el respeto a la investidura real y demuestra benevolencia con aquellos que demuestren merecerla, como es el caso de los hijos de Barzilay – por cuanto estuvieron a mi lado cuando huí de Avshalom – permitiéndoles ser comensales de tu mesa.
En ambos casos, Parashá y Haftará, observamos que los testamentos no se limitan a una mera reducción de normas de moral, política, y de justicia, sino que la supervivencia de la sociedad y la paz social, requieren de decisiones inteligentes y con coraje.
La Haftará finaliza con la vida de David: “Vaishkav David im avotav”, Y David se durmió con sus padres y fue sepultado en la ciudad de David. Y David reinó 40 años (7 sobre Jevrón y 33 sobre Yerushalaim). Y Shlomó se sentó en el trono de David su padre y su reino se estableció firmemente.
Mientras David tuvo que ser un comandante de ejércitos, consolidando la seguridad del reino, Shlomó su heredero pudo y fue un rey de Paz.
SHABAT SHALOM UMEVORAJ.
Joshua Chameides