Esta semana, la Haftará de la parashá Nasó corresponde al texto de Jueces (13:2-25), la cual habla un poco sobre el nacimiento de Shimshon (más conocido como Samsón). Como datos interesantes, nos cuenta que pertenecía a la tribu de Dan, que tenía un padre llamado Manóah , el texto nunca menciona el nombre de la madre (dato no menor) y que la madre era estéril hasta que un emisario de D´s le avisa que iba a tener a un hijo.
Los comentaristas dicen que Shimshon era una persona fuerte físicamente pero de menor fuerza moral. Lo califican diciendo “era un hombre que se encaminaba en pos de sus ojos”, él seguía sus impulsos. Se enamoró de Dalila (que era filistea), ella lo traiciona entregándolo a los filisteos que lo apresan, le cortan el pelo y le quitan los ojos. Aún así Shimshon destruyó el templo filisteo diciendo: “Tamot nafshi him pelishtim”, “muera mi alma junto a los filisteos” (Jueces 16:30).
El Shema Israel (columna vertebral de nuestras oraciones) nos dice: …“Y no seguireís tras vuestro corazón y tras vuestros ojos por los cuales os desviáis”… (Bamidbar 15:39).
Es interesante como nuestra tradición nos llama de manera constante a cuidar nuestros impulsos. Tanto el corazón como los ojos, muchas veces, funcionan como intermediarios de la acción. El ojo ve y el corazón desea. Se trata de poder balancear, ni de estar extremadamente meticuloso en todo lo que uno siente y tampoco ser seres netamente impulsivos/as. Sin medir las consecuencias.
Muchas veces comparo mi forma de vivir el judaísmo con un viaje, donde yo manejo en una gran ruta. Y como en toda ruta, a los costados vamos viendo diferentes carteles, cada uno de distintos colores y jerarquías: “Cuidado Neblina”, “Cuidado Animales Sueltos”, “Camino sinuoso”, “Pare”, “Zona de descanso”, etc. En mi ruta, los carteles dicen: “No seas impulsivo”, “No comas todo”, “No te olvides del prójimo”. Las tomo como advertencias, sugerencias o información que me puede ser útil, que me va regalando el camino. Porque, al parecer, ya alguien en la historia aprendió de las consecuencias de desviar la mirada.
Shabat Shalom.
Wally Liebhaber