Bereshit 47:28-50:26
Muere Iaacov y sus hijos sepultan sus restos en la cueva de Majpelá.
Allí están enterrados Abraham y Sara, Itzaak y Rivka, Lea…
Cumplen el deseo de su padre.
Suben para ello a la Tierra Prometida.
La tierra de Israel. Pero no se quedan allí, regresan a Goshen donde las tierras para su ganado resultaban las mejores.
Nos preguntamos: ¿Por qué no se quedaron en Israel?
¿No tenían hambre de sus raíces, añoranza de dónde venían?
Parashá Vaiejí es la única Parashá de toda la Torá que es Stumá.
Así nos enseñan nuestros sabios.
Esto significa que es cerrada, en el sefer, no hay espacio en blanco entre una Parashá y otra.
Termina Vaigash y a continuación comienza Vaiejí.
Es una continuación, una continuidad.
Cuando Iaacov vivía unía a la familia con sus raíces.
Al morir, sus hijos no experimentaron la sensación de diáspora, por lo tanto, enterraron a Israel-Iaacov y volvieron a Goshen.
Fue Moshé Rabenu el que recuperó sus raíces y de la mano de D’s abrió las aguas, como si fuera una metáfora de hacer una espacio entre las dos parashiot.
Un espacio para reflexionar, para sentir la añoranza… para que se adentraran camino a la Tierra Prometida y recuperaran así, con mucho esfuerzo, lo que es nuestro, nuestra tierra, nuestras raíces.
Recibamos todos hoy las brajot de Israel, ya no tenemos qué añorar.
La Tierra es nuestra y es fértil.
¡Shabat Shalom Umeboraj!
Norma Dembo