La sabiduría del corazón de las mujeres
Este shabat, dos parashiot se unen para poder completar el ciclo de lectura anual correctamente.
El Mishkan se sigue construyendo, ahora es el turno de los utensilios y todos los elementos que habitan en el interior del tabernáculo.
Minuciosamente se detalla cómo debía realizarse cada uno de ellos, con que materiales y a cargo de quien.
Nada está librado al azar, razón por la cual los simbolismos que encierran cada uno de ellos es de una riqueza espiritual enorme que trasciende la materialidad de los mismos.
Sería difícil en este texto abordarlos a todos, por eso elegí para compartir con ustedes un pasaje cortito, que pasa casi desapercibido, pero sigue siendo una constante en la construcción de nuestras comunidades y templos hasta el día de hoy. Y además porque hace unos días conmemoramos el día internacional de la mujer, en recuerdo a mujeres trabajadoras que en silencio llevaban a cabo su tarea y la tragedia las hizo visibles.
Comenzaban a elaborar las vestiduras del Kohen (sacerdote), y dice el versículo: Vinieron los hombres junto con las mujeres…(35:22) el texto es claro, y nos dice acerca de quienes se acercaron para realizar la tarea, pero si vamos al idioma original la preposición que se traduce como junto en realidad es sobre. “Vaiabou a Anashim al a Nashim”, y “vinieron los hombres Sobre las mujeres…”
Dice el RAMBAN (Rabi Moshe ben Najman) acerca de este versículo, que pareciera mal redactado, (y todos sabemos que nada está mal escrito en la Tora), y explica, que las mujeres ya estaban allí cuando los hombres llegaron, ellas se encontraban trabajando cuando ellos se les unieron. Si bien en la mayoría de las comunidades son los hombres quienes ocupan los cargos directivos que las llevan adelante (hay excepciones), también por lo general, son las mujeres las primeras que llegan como voluntarias, a organizar, adornar, embellecer, repartir la tzedaka, cocinar, llevar a cabo las tareas que requieren un hilado fino, minucioso, como nuestras queridas ALMAS de Amijai.
Continua el texto diciendo: “Toda mujer sabia de corazón hiló con sus manos…” (35:25) “y todas las mujeres cuyo corazón las inspiró con sabiduría hilaron el vellocino de cabra…” (35:26) En la literalidad del texto se relaciona esa sabiduría con la habilidad de las mujeres para el hilado. Pero si nos introducimos en sus palabras y nos detenemos en Jojmat lev, sabiduría del corazón, podemos entender que esa sabiduría atribuida a las mujeres es mucha más que la capacidad de hilar. La sabiduría, en nuestros textos, muchas veces se la relaciona con Irat Hashem, ese temor reverencial a Hashem que despierta nuestra EMUNA. Esta palabra tan conocida y hasta “gastada” de tanto uso, encierra en sus letras otra palabra que describe la labor de estas mujeres. Ellas eran artesanas (en hebreo) Omenet, que, con su sabiduría, proveniente del corazón, iban tejiendo lo importante: La Emuna. La confianza y la sabiduría no son atributos que nos llegan así nomás. Requieren de una labor artesanal, minuciosa, que combina colores y texturas, pero principalmente requieren mucha paciencia y dedicación constante. Tal vez por eso el texto, realza esta tarea como femenina.
Pero como todos los midrashim son valiosos y nos traen luz sobre diferentes aspectos, voy a retomar la explicación de Rashi sobre este pasaje: Vaiabou a Anashim al a Nashim, él dice que donde dice AL se refiere a IM, que significa con o junto.
Que todo este juego de palabras e interpretaciones nos sirva para comprender que necesitamos del trabajo de todos, reconociendo nuestras capacidades, diferencias y similitudes. Tanto hombres como mujeres tenemos algo valioso que aportar en la construcción de la vida.
Ojalá que hombres y mujeres, comprendamos este mensaje y JUNTOS.
Graciela Cobe