Shemot 30:11-34:35
Gracias a d’s no somos perfectos
Esta Parashá nos cuenta acerca del triste episodio del becerro de oro, del gran enojo de Moshé y como resultado la ruptura de las primeras Tablas de la Ley.
Nos encontramos con el mayor de los pecados y el mayor de los perdones.
Vemos que lo que ocurrió no habla muy bien de nuestro pueblo, es como decir que cada uno es judío como le parece con o sin Torá.
Siempre hay en oferta un becerro de oro.
Pero D’s nos eligió no justamente por ser un pueblo perfecto, sino a pesar de nuestras imperfecciones. Somos seres humanos y tenemos nuestros defectos pero si algo caracteriza a nuestro pueblo es la idea de superación, de ser mejores cada día.
Nuestras ansias de superación son evidentes.
Así, Moshé volvió a subir el primero de Elul al Sinaí y bajó el 10 de Tishrei, el día de Iom HaKipurim. El día del Perdón de D’s, el día de una nueva oportunidad de ser dignos, de superarnos.
En el Arca quedaron las tablas anteriores rotas, hechas pedazos junto a las nuevas recién entregadas. Las Tablas del Perdón.
Nos podemos equivocar y con sinceridad y humildad aceptar nuestros errores. Saber pedir perdón y rectificar.
Las primeras Tablas están rotas pero junto a ellas hay una nueva oportunidad.
Nuestro pueblo a pesar de sus desaveniencias estuvo unido para hacer el becerro, sólo unos pocos se hicieron a un lado.
Al Beit HaKneset entramos todos, nadie nos pregunta cuántas mitzvot cumplimos.
Todos somos necesarios.
Shabat Shalom Umeboraj!
Norma Dembo