La Torá conoce bien nuestra naturaleza y sabe que cuando hay abundancia y bienestar nos asechan junto a la complacencia, la soberbia y la arrogancia.
Entonces nos propone: “Cuando hayas comido y te hayas saciado, bendecirás a Adonai tu Dios por la buena tierra que te dio” (Deuteronomio 8: 10)
Este versículo se refiere a Bircat haMazón, la bendición que recitamos después de las comidas.
Dios presentó a nuestros antepasados la importancia de no olvidar la fe, los preceptos y la propia historia. Reveló la importancia de la bendición, es decir, del agradecimiento por toda la comida material y espiritual que disfrutamos cada día.
Es en esta parashá cuando aparece la famosa frase “No solo de pan vive el hombre” que completa es: “No solo de pan vive el hombre sino de todo lo que sale de la boca de Adonai”.
El pueblo de Israel estaba en el desierto lejos de la tierra prometida y recibieron la orden de bendecir. Este mandato original y primero se convirtió en una bendición extendida a la que se le fueron agregando a lo largo del tiempo distintos textos vinculados a diferentes etapas que atravesó el pueblo de Israel, hasta convertirse en lo que es hoy, una creación prácticamente nueva.
Birkat haMazon en su origen fue una bendición contra el orgullo y la falta de modestia, defectos graves de los que debemos ocuparnos y evitar.
Nuestra parashá y esta brajá son una inyección contra la soberbia y el creérnosla. Contra el olvido de las cosas esenciales.
Como el conocido cuento de aquel hombre que se llenó de dinero, se enriqueció después de vivir muchos años de pobreza:
Cuando era humilde estaba lleno de amigos y después sus amigos lo abandonaron y se dio cuenta cuando comenzó a sentirse solo y abandonado.
Fue a quejarse al rabino diciéndole que todos sus amigos lo habían dejado de lado.
El rabino tomo un pedazo de vidrio y le preguntó: ¿Que ves?
El hombre respondió que a través del vidrio podía ver al rabino.
Después el rabino pintó el vidrio con una capa de pintura plateada y le volvió a preguntar: ¿Que ves?
El hombre respondió que se podía ver a sí mismo como en un espejo.
El rabino le explicó entonces: cuando no eras rico podías ver a los otros y por eso tenías amigos, mucha gente te quería. Ahora estas tan cubierto de plata que solo podes verte a vos mismo. Como pretendes así, tener cerca a tus afectos y amigos?
Birkat hamazon nos enseña a ser agradecidos, en lo personal con nuestros amores, con la gente de siempre, a no olvidar a quienes estuvieron aunque no teníamos nada para ofrecerles a cambio o simplemente no habíamos logrado ningún éxito.
Nos ayuda a recorrer nuestra propia historia, la de nuestro pueblo condensada en una plegaria y conectada con lo más básico que es nuestro alimento.
Y al recitarla o cantarla agradecemos a Dios Creador de todo, por sobre todo, le agradecemos la posibilidad de alimentarnos concretamente y espiritualmente.
En esta parashá la Torá nos invita a comer, a saciarnos y a disfrutar de la vida; sin olvidar de bendecir: agradeciendo por lo que tenemos y somos.
Shabat Shalom uMevoraj!
Rabina Judy Nowominski