El llamado
Desde el ultimo Simja Tora, fecha que jamás olvidaremos, recomenzamos a caminar por los libros de Bereshit y Shemot. Aprendimos sobre el origen de todo, Elohim, creando un mundo para que sus criaturas lo habiten y al Adam, su última obra maestra, llamado a ser Su socio en todo lo creado.
Leímos sobre muchos acontecimientos que entorpecieron esa sociedad, otros que permitieron esa conexión entre Creador y criatura, dando asi lugar al crecimiento y la expansión.
Estos dos libros, nos relataron la intención de Ashem, de seguir bajando luz al mundo a través de la humanidad. En innumerables ocasiones se revelo a nuestros patriarcas, en otras se oculto dando espacio al libre albedrio del hombre.
A lo largo de estos dos libros, Dios intervino directamente en la Creación de Hombre, en la Creación de una familia, en la Creación de un pueblo. y entendiendo la naturaleza humana, mejor que nadie, nos entrega la Tora, ese libro que sería nuestra guía en nuestro transitar por la vida.
Esta semana comenzamos un nuevo libro. Vaiykra: ¡y llamó!
Comienza una nueva etapa. Ashem ya hizo su parte, con lujo de detalles nos mostró cuales podrían ser las consecuencias de nuestros actos, a través de muchas historias con humanos como protagonistas. Nos lego un manual preciso de instrucciones de como construir un espacio sagrado y de cómo santificar nuestro tiempo.
A partir de Vaykra, somos llamados a cumplir nuestra parte en esa sociedad inicial.
Es nuestro turno de hacer la tarea. Dejar de esperar que alguien nos solucione nuestros problemas y ser nosotros los que buscamos elevarnos al encuentro de nuestra esencia, al encuentro con lo divino.
Vaykra, es el libro de los rituales. En el se detalla de manera precisa y minuciosa como activar el Mishcan, el tabernáculo.
Si nos atrevemos a mirar mas adentro de cada uno de esos rituales, y superar la primera idea de antiguo o inentendible para nuestra época, descubriremos la riqueza y la enorme información que tienen para ayudarnos en nuestro proceso de crecimiento personal.
Un ejemplo de esto, y asi empieza la parsahá, es contando la diferencia de los distintos “korvanot” o “sacrificios”. Esta es la traducción más común para esa palabra, y tal vez podemos comprenderla si tomamos en cuenta que significaban los sacrificios en esa época. En lo personal, prefiero traducirla como ese gesto que nos “acerca”. Karov en hebreo es estar cerca. ( Korvan y karov comparten su raíz).
Volviendo al detalle de los diferentes korvanot y tomándolos como eso gestos que nos acercan, me pregunte: ¿que nos acerca a quién?
La primera ofrenda que aparece se llama Ola, estos sacrificios de un animal especifico y con un procedimiento muy minucioso, debían consumirse por completo.
El fuego los quemaría y su humo se elevaría a lo mas alto. Por eso su nombre: Ola es elevación.
El segundo que aparece es una ofrenda vegetal: Menajot. Tiene un sentido más inclusivo ya que permite ofrendar a toda la gente sin importar su posición económica (los animales eran menos accesibles que la harina), y esta vez la ofrenda no era solo para Dios, sino que una parte era para Ashem y otra para los Sacerdotes.
El que sigue se llama Shlamim, para este sacrificio se flexibiliza un poco las características de los animales (puede ser ovino, vacuno, caprino, macho o hembra), y esta vez una parte de la ofrenda es para Dios, la otra para los Sacerdotes y la otra para la gente.
Continua… pero creo que para ejemplo sobra. Los korvanot son para acercarnos a la gente, a nuestros guías que en definitiva es a nuestra anterioridad y al Kadosh Baruj Hú.
Vaykra nos llama a acercarnos. A hacer lo que haya que hacer para buscar elevarnos, crecer espiritualmente. Nos muestra cómo. ¿Estas listo para responder al Llamado?
¡Shabat shalom a todos!
Grace Cobe