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Parasha Pekudei

Éxodo 38:21-40:38

Finalizamos esta semana con el segundo libro de la Torá, con la Parashá Pekudei (Cantidades, Recuento ó Inventario).

Allí se describe todo lo que deberá usarse ya sea en sus cantidades y calidades exactas, que el Kadosh Barjú, ordena a Moshé para hacer el Mishkán. También establece quienes serán los responsables de su construcción y la confección de los trajes. Los materiales utilizados para el Tabernáculo, el número de piezas de oro, plata y cobre utilizadas; el tipo de telas para realizar los trajes, tanto de Aarón y de sus hijos. La confección de las túnicas sagradas. Las doce piedras preciosas del pectoral, que simbolizan a cada una de las tribus de Israel. Cómo debía ser tejido el manto del Efod, el tipo de lana, su color, sus trenzados, sus adornos, la túnica, el turbante, pantalones, etc. Se resalta en esta parashá, el trabajo del Tabernáculo, de la Tienda de Reunión, del Altar; cantidad de tablas, los ganchos, los pasadores y las columnas; la disposición de cada pieza, las cortina, utensilios.

Describeque una vez finalizado todo este trabajo, Moshé bendice a los hijos de Israel por haber cumplido la orden del Kadosh Barjú. Los únicos que podían entrar para oficiar eran, Aarón y sus hijos, una vez que estos sean purificados en un baño ritual y luego de ser ungidos por Moshé, estos podían entrar y oficiar.

La fecha es establecida para la eregir el Tabernáculo, es el primer día del primer mes o sea en el mes de Nisan. Y en el segundo año será en el primer mes.

Ahora podríamos hacernos las siguientes preguntas, ¿Cómo hizo el pueblo, para conseguir todo lo necesario si estaban en el medio del desierto? ¿Y por qué es tan importante saber al detalle cada uno de los elementos que se utilizaron? Sí en definitiva, sería una tienda móvil, donde se colocarían ciertos objetos para que el Kadosh Barúj tuviera una morada Divina, en la cual solo entrarían de la tribu de Leví, Aarón y sus hijos. Nadie tenía acceso a ella. Infiero que al igual que en una casa, cada objeto está ubicado según su dueño. La respuesta es sencilla, cuando en la adversidad buscamos una salida si tenemos tranquilidad, la encontramos.

Porque el Miskán es el hogar, es tú casa, en definitiva es uno mismo.

No importa la apariencia física o el ropaje que tengas, lo importante está en tú esencia. No hay que fijarse en el aspecto sino en la persona.

Muchas veces nos basamos y confiamos en la primera mirada, sin darnos cuenta que podemos equivocarnos.

De nada sirve hacer un inventario de lo que poseen otros y tratar de imitarlos. Lo importante es buscar en el interior. Mientras que confiemos y creamos que hay un ser superior a nosotros como el Kadosh Barjú todo en la vida se va a acomodar. La energía positiva que tendremos en ese momento, nos hará ver las cosas desde otra perspectiva.

Al igual que en la parashá, el Mishkán se detenía cuando la nube quedaba fija y se movía cuando está se levantaba. La vida siempre nos da segundas oportunidades, aprovechemos entonces a buscar la paz y la armonía con nuestros semejantes, no pelearnos por cosas frívolas.

Estando unidos, encontraremos la paz que nuestro Miskán interno necesita para buscar nuestro destino.

Shabat Shalom.
Susy Lapilover

Bring the home now
Am Israel Jai

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