Samaria, era la capital del Reino del Norte de Israel, fue destruida por los asirios en 721 a.e.c. En la Haftará leída esta semana, Isaías comparte una profecía sobre Israel, explicando porqué cayó en manos de sus enemigos y a la vez dando esperanza para un futuro de redención (la famosa: una de cal y una de arena).
La principal preocupación de Isaías erahacer llegar un mensaje traer un mensaje a Israel, empieza diciendo: “Israel brotará y florecerá, y la faz del mundo se cubrirá de frutos” (Isaías 27:6).
Inmediatamente después de esta hermosa declaración de redención venidera, Isaías suelta su enojo contra los israelitas y su adoración a la diosa siria “Astoret”. Nuestro profeta castiga a los líderes y sacerdotes de Israel, llamándolos: desde borrachos a personas de poco juicio. Isaías está completamente dolido por el comportamiento de los israelitas, diciendo: “Sí, todas las mesas están cubiertas de vómito y suciedad, de modo que no queda espacio”. (Isaías 28:8). En criollo sería “acá nadie está limpio”.
La gente no fue muy receptiva a las palabras del profeta, e Isaías promete que mientras se nieguen a arrepentirse, “caerán hacia atrás, y serán heridos, atrapados y capturados” (Isaías 28:13).
Casi todo lo que Isaías decía era pesimista y enojado, los rabinos optaron por terminar la haftará con dos líneas de un capítulo posterior (Isaías 29:22-23). Estas líneas enfatizan la redención que vendrá al pueblo de parte de Dios, tal como vino para Abraham y sus descendientes.
Creo que podemos establecer una conexión entre nuestra Haftará y nuestra parasha “Shemot”, porque en la parasha leemos como el pueblo de Israel fue esclavizado por los egipcios y sufrieron mucho a manos de otros. Finalmente, llega Moshe y comienza a iniciar el ciclo hacia la redención. Y de manera similar, en Isaías, el pueblo en el Reino de Israel sufrió mucho, aunque en este caso es el sufrimiento provocado por su propia falta de fé en Dios (según Isaías) y por la corrupción y la codicia de sus líderes. Isaías nos trae un mensaje de esperanza y redención tanto como en su momento Moshé.
Shabat Shalom
Wally Liebhaber