Reyes l 1-31
La Haftará comienza con un rey David anciano y veamos que nos dice el texto:
“Hamelej David zaken bah baiamim” (Melajim 1-1). El rey David esta viejo y entrado en días.
En primera instancia nos encontramos con una frase que podría ser redundante como que ser anciano y entrado en días es más de lo mismo. Pero cuando releemos la frase empezamos a ver que en realidad nos expresa dos estados muy distintos.
Veamos primero algunas citas acerca de cómo el judaísmo entiendo lo que es un anciano o viejo.
“Delante de una persona canosa te levantarás y honrarás al anciano” (Levítico 19:32). Este versículo expresa la postura acerca del respeto a los ancianos en virtud de la edad en sí, sin necesidad de otro mérito o parentesco.
En el judaísmo tenemos ancianos como protagonistas de las Sagradas Escrituras. Moisés, por ejemplo, comenzó su liderazgo a los 80 años. El mismo Abraham haciéndose el brit mila a los 99 y teniendo un hijo a los 100.
También sabemos cómo el consejo y la formulación ética de los ancianos (“ZikneiHair”), eran los que se constituían en pilares de la conformación familiar y comunitaria judaica. Recordemos las palabras de Job (12:12): “La sabiduría está en los ancianos y el entendimiento es fruto de avanzada edad ”.
Es muy importante también lo que se ha hecho en toda la existencia previa al arribo de la vejez. Ya en el Talmud se nos dice, que: “Los estudiosos, cuanto más viejos se ponen, más sabiduría adquieren; mientras que los ignorantes aumentan su necedad con la edad” (Shabat, 152, a).
Para el judaísmo, la dignidad y la sabiduría de los ancianos hace de éstos un obligado faro que ilumina el sendero de las generaciones más jóvenes. Entonces después de analizar algunas de estas citas podemos deducir que en el texto el termino Zaken, nos está hablando de experiencia, de recorrido y de sabiduría.
Algo muy distinto ocurre cuando leemos bah baiamim, este entrado en días, está transmitiéndonos que hay un marcado desgaste y escases de energía. El rey con su sabiduría y su experiencia entiende que sus días tienen fecha de vencimiento y es necesario buscar un sucesor.
Y esta misma sabiduría lo obliga a elegir a la persona más apta y sabía para el cargo. En esta sucesión, no estamos hablando de una herencia de bienes materiales donde todos los hijos tienen sus derechos adquiridos. Estamos hablando que es necesario encontrar a alguien para continuar con el proyecto del pueblo judío y con la construcción del Templo asignatura pendiente en su vida.
Ahora podemos ver que interesante como esas dos formas de expresar la vejez son muy diferentes, pero ambas necesarias. Nos expresan por un lado la necesidad, que vendría a ser el “que” y la otra nos muestra la forma en que debemos llevarla a cabo y esto es el “como”.
Vamos a ver que en la Parasha de esta semana la expresión es idéntica con respecto a Abraham (Breishit 24-1), los invito a buscar en el texto. No es una casualidad, sino más bien una causalidad.
Por eso mis queridos amigos esta semana meditemos acerca de todas aquellas situaciones que por una u otra causa expiran y debemos ponerles fin (no necesariamente tiene que ser el final de la vida) y el cómo debemos sustituirlas con nuevas búsquedas que le ofrezcan nuevas desafíos y buenas energías. Usemos la experiencia que supimos concebir.
Esta semana quiero dedicar estas humildes palabras a la bendita memoria de Ariel ben Sarah Z´L para la elevación de su alma.
Shabat Shalom
Ari A. Alster