Bereshit 6:9–11:32
Nos dicen que Noaj fue un hombre justo e íntegro en sus generaciones… pero sabemos que él no fue el padre de nuestro pueblo.
¡Ciento veinte años para construir el arca!
Inevitablemente nos lleva a recordar lo que hizo MOSHÉ en sus ciento veinte años.
Entendemos que D’s le dio ese tiempo para que pudiera transmitirle a sus congéneres lo que iba a pasar…salvo que hicieran Teshuvá y cambiaran el mundo de corrupción en el que vivían por un mundo más solidario.
Pero pareciera que Noaj no transmitió el mensaje y se encerró en sí mismo sin pensar en el futuro.
Nos cuenta el Zohar que al salir del arca lloró y le imploró a D’s:
¡Soberano del mundo!
¿Cómo no te apiadaste de tus criaturas?
¿¡Ahora!? ¡Cuando te dije lo del diluvio era el momento de que hicieras algo!
(Midrash HaNeelam, Noaj)
Y Noaj comenzó a plantar una viña, era hombre de campo…
Bebió del vino y se emborrachó.
No es de un hombre probo esto, sino de un hombre ordinario( Jol)
Pensemos en nuestros patriarcas, jamás hubieran actuado así.
Abraham pensó en su descendencia y mandó a buscar una mujer especial para Isaac.
Iaacov pensó en la educación, ninguno de ellos fue perfecto pero todos ellos pensaron en el futuro y en la continuidad de nuestro pueblo.
¿Y en qué pensó Noaj? En los placeres de la bebida.
Tanto hombres como mujeres nos enfrentamos diariamente a elecciones.
Pensando cuales son nuestras prioridades.
En estos momentos tan difíciles que atravesamos, ponemos lo mejor de nosotros mismos para seguir adelante con el trabajo, para construir trabajo, para dar educación, para ser solidarios.
Noaj convirtió lo secundario en primordial y lo principal en secundario.
No hubo en él Teshuvá como D’s esperaba, hubo más bien indiferencia.
Alguien que dirige un pueblo, una nación, debe ser consciente del impacto de sus palabras y acciones.
Entendemos que esto se aplica también a un padre, a un maestro.
Noaj fue un hombre justo en su tiempo…faltó que mirara al futuro, que pensara en el prójimo y no se encerrara en sí mismo.
No es el padre de nuestro pueblo, pero es un antecesor, todos tenemos algo de Noaj dentro nuestro, pero también tenemos mucho de Abraham y de Moshé.
Es el momento, no hay tiempo para detenernos.
Todos tenemos que darnos cuenta que hay un mundo fuera del arca, fuera de la burbuja de cada uno, y que nos necesitamos unos a otros.
¡Shabat Shalom uMeboraj!
Norma Dembo