Reyes 7:51 – 8:21
Esta semana terminamos de leer el libro de Éxodo, el segundo libro de la Torá. En la Haftará leemos sobre el final de la construcción del Gran templo de Jerusalem. Shlomó termina la construcción del templo y lleva allí el Arca junto a los ancianos y los Sacerdotes.
La Haftará nos cuenta que el Rey Shlomó juntó a todos los ancianos, los jefes de las tribus y a los Cohanim, y juntos trasladaron el arca, y los Cohanim la colocaron dentro del templo en el KodeshHaKodashim.
Cuando terminaron Shlomó comenzó su discurso inaugurando la casa para que Di-s resida en ella. Pero en seguida se dirigió al pueblo y recordó la historia que trajo hasta la construcción del templo. Volvió a hablar de su padre que quería construir el templo, pero fue Di-s el que le dijo que no sería él, sino su hijo el que lo construiría. El Rey David igualmente juntó los materiales, que fueron usados por su hijo. La construcción del templo no fue una tarea fácil. Cada uno tuvo su lugar, y es notoria la importancia que le da el Rey Shlomó a las contribuciones de su padre.
No solo la casa de Di-s sino toda construcción comunitaria no se hace de a uno, se hace entre todos y cada uno además de contribuir con su trabajo trae toda su historia que lo hizo llegar a ese lugar.
Di-s nos dio dos santuarios para mantenernos unidos como comunidad. Nos dio un santuario en un lugar físico, primero en un tabernáculo portátil y después en el Templo de Jerusalén. Pero también nos dio un santuario en el tiempo haciéndonos respetar el Shabat. Después de la destrucción del templo y durante 2000 años, todos los judíos en diferentes partes del mundo, nos reuníamos en Shabat, no físicamente sino en el tiempo y cuidamos el Shabat por generaciones. No está claro si los judíos cuidamos al Shabat o el Shabat cuido a los judíos, pero este santuario temporal nos mantuvo unidos como pueblo a pesar de todo lo que pasó en la historia.
Nos toca leer esta Haftará en una situación especial, después de haber pasado casi dos años sin reunirnos en Nuestro Lugar. Pero estuvimos juntos en Nuestro Tiempo sagrado, reuniéndonos virtualmente, estudiando y rezando todos al mismo tiempo a pesar de estar en lugares diferentes.
Así como en la Haftará, ahora llegó el momento de volver a reunirnos a estudiar y rezar en nuestro lugar. Para construir una casa, una comunidad o un país, nos necesitamos todos. Tenemos que reconocer que llegamos hasta acá porque nos trajo una historia. Somos un eslabón de una cadena y como lo hizo el Rey Shlomó es importante agradecer a los que estuvieron antes que nosotros y a los que están construyendo al lado nuestro.
Shabat Shalom
Fabian David Holcman