Poco tiempo después que el pueblo de Israel saliera de Egipto, el Faraón con seiscientos carros, persigue a nuestro pueblo quien queda atrapado entre ellos y el Mar.
Dijo Adonai a Moshe:
“Tú alza tu vara y extiende tu mano hacia el mar y pártelo y que en él entren los hijos de Israel en medio del mar: por lo seco” – Éxodo 14:16 – y así fue, convirtiéndose éste en uno de los milagros mas conocidos y recordados de todo el texto bíblico.
Cuentan los sabios que cuando el pueblo se encontró entre la espada y la pared se dividió en cuatro grupos:
El primer grupo opinaba que había que pelear contra los egipcios ya que eran hombres libres y debían defenderse.
El segundo grupo opinaba que debían rendirse, ya que el ejercito egipcio era enorme.
El tercer grupo pensó que jamás podrían ganarle a los egipcios y entonces debían tirarse al mar.
El cuarto grupo decía que la única opción era rezarle a Dios para que los salve.
¿Cuál es la importancia de los planteos de cada uno de los grupos?
Los cuatro planteos representan posibles respuestas a desafíos de nuestras vidas cotidianas: Pelear, rendirse, tirarse al mar o rezar.
Si cerramos los ojos y vemos nuestros sueños, seremos conscientes que estas cuatro respuestas pueden servirnos; Pelear, porque cuando sabemos a dónde queremos ir debemos luchar para llegar hasta ahí.
Rendirse, porque hay veces que debemos renunciar a momentos para alcanzar lo que realmente es importante.
Tirarnos al mar, arriesgarnos para permitirnos ser llevados por la corriente y así descubrir nuevos caminos.
Y, por último Rezar, para poder llegar hasta la meta rodeados de quienes mas queremos, con fuerza, con salud y la iluminación necesaria para ver mejor.
Podamos todos en esta semana animarnos a encontrar nuestras metas y de esa forma comenzar a cruzar nuestro propio mar.
Shabat Shalom.
Sem. Brian Bruh