Haftarat Shoftim es la cuarta de las siete haftarot de consolación leídas en las semanas posteriores a Tishá Be Av donde recordamos la destrucción del Beit hamikdash . Está en el Libro de Isaías, un profeta que vivió en la época del exilio en Babilonia y consoló a Israel con profecías del regreso a Sión.
El profeta nos habla de un tiempo perfecto, donde volveremos a Ierushalaim y la recuperaremos con ayuda de Dios, quien dejará atrás nuestros exilios, festejando, celebrando la vida y el tiempo. Dios promete al pueblo judío que no solo serán consolados y redimidos, sino que esta redención será permanente luego de tanto dolor.
El texto nos ofrece un relato detallado de los temores y preocupaciones del pueblo de Israel. El profeta se centra en el miedo como un problema en sí mismo.
El miedo es algo con lo que hay que aprender a convivir, es difícil que alguien no tenga miedo, y quien no tiene miedo está enfermo. El miedo no es malo en esencia, sino que está para activar nuestros mecanismos de defensa, nos corre de los lugares que son peligrosos para vos.
El ser humano tiene miedos, ser abandonado, perder un trabajo, perder a un ser querido, etc. El problema es cuando ese miedo te congela, no te deja avanzar en la vida.
El profeta nos invita a pensar y enfrentar nuestros miedos y tristezas con valor y coraje.
El miedo lo tenemos que tener de compañero, y escuchar nuestros miedos, y dejar de escucharlos cuando nos invitan a quedarnos detenidos en el tiempo.
Estamos a punto de vivir Rosh Hashaná y Iom Kipur una vez más en comunidad, con los miedos que implica volver a enfrentarnos a los juicios de nuestras propias vidas, con miedo de mirarnos al espejo una nueva vez y reconocer nuestros errores y aciertos.
Quiera Dios que juntos podamos atravesar este tiempo sagrado mirando al futuro a la cara y convenciendonos de que todo lo que viene será aún mejor, comprometidos con seguir mejorando como seres humanos, fortaleciendo así nuestros vínculos afectivos para construir una sociedad más justa, con más amor, más compasión, y mucha más paz.
Sem. Mati Bomse