Jol Hamoed – media fiesta – son los días intermedios entre los primeros y últimos días festivos. En Israel Pesaj se festeja siete días, uno el primer día y uno el último, mientras que en la diáspora – fuera de Israel – pesaj se festeja ocho días, los dos primeros días y el último. En la víspera del primer día en Israel se realiza el seder – cena pascual-, en cambio fuera de Israel se festejan dos sedarim, se agrega en la víspera del segundo día el segundo seder. Este principio es por decisión rabínica. Los días entre los jaguim – los días festivos – cinco en Israel y seis fuera de Israel, son días de media fiesta denominados Jol Hamoed, así también denominados los entre días festivos de Sucot.
El Rambam – Rabí Moshé ben Maimón, Maimónides, rabino, filósofo, médico, 1135 – 1204 – afirma en su obra Mishné Torá, también denominada Iad Jazaká – Mano Fuerte – pese a que la Torá no menciona a los días de Jol Hamoed como días de reposo absoluto, sostiene la prohibición de realizar trabajos de días hábiles, dado que está calificada como “asamblea de santidad”, Jaguigá Bamikdash, época de peregrinación al Beit Hamikdash, al Templo de Jerusalem. No obstante esto es aminorado por diversas costumbres en comunidades según sus lugares de origen. Esto último encuentra su fundamentación en el quinto libro de la Torá, Dvarim, traducido Deuteronomio, cap. 16 vers. 8: “sheishet iamim…” (Durante seis días comerás pan ácimo y en el séptimo os congregaréis ante el Eterno… Ese día no trabajarás).
El Shabat que cae entre los días festivos de Pesaj, es decir en los días de Jol Hamoed, se lo denomina Shabat Jol Hamoed Pesaj.
En el servicio de shajarit se sacan dos Sifrei Torot, uno para la lectura de la parashá de la semana, el libro de Shemot – Éxodo – capítulos 33/34 versículos 12/26 – y la segunda Torá para el Maftir, la aliá para la lectura de la Haftará, la lectura de la Torá para ésta parte es en el cuarto libro de la Torá, Bamidbar, traducido como Números, cap. 28 vers. 19/25. La Haftará se lee del libro del Profeta Yejezquel – Ezequiel – cap. 37 vers. 1/14.
El Profeta Yejezquel comenzó a profetizar poco tiempo después del Profeta Yermihau – Jeremías -, si bien éste profetizó en la tierra de Israel, Yejezquel lo hizo junto a los desterrados al Imperio Babilónico previo a la destrucción del Beit Hamikdash. Con su prédica previno a aquellos que quedaron en Yerushalaim, del castigo divino que sobrevendría con la destrucción del Templo, debido a las conductas con fuertes influencias paganas originarias de los pueblos vecinos y conductas sociales ajenas a los mandamientos de la Torá pero, a posteriori, alegóricamente expone la resucitación del pueblo de Israel a condición que reencauce su camino de vida dentro de los cánones de la Torá.
La Haftará comienza diciendo “Haitá alai yad Adonai…” – “Fue sobre mí la mano del Eterno…”, lo introdujo dentro de un valle lleno de huesos y, lo hizo pasar al lado de ellos por alrededor en derredor. Continúa manifestando el Eterno le dijo “Ben Hadam”, literalmente hijo de persona, acaso revivirán estos huesos ?, a lo que contestó el Profeta: Tú lo sabes. A esto el Eterno respondió: Profetiza sobre éstos huesos y les dirás Huesos secos, oigan la palabra del Eterno. Traeré en ustedes un espíritu y revivirán. Pondré sobre ustedes tendones,…, haré cubrir sobre ustedes piel, … . Entonces el Profeta manifiesta: vi que he aquí sobre ellos tendones, carne creció y cubrió sobre ellos una piel por encima, pero espíritu no había en ellos. Y el Eterno le dijo: Profetiza, desde los cuatro vientos ven, espíritu, e insufla en estos… para que vivan. Estos huesos es toda la casa de Israel, dicen se han secado nuestros huesos, diles el Eterno abrirá vuestras tumbas y los traeré a la tierra de Israel y sabrán que “Yo el Eterno, hablé e hice”.
El exégeta Rashi interpreta el inicio “Fue sobre mí la mano del Todopoderoso…”, la fuerza que el Profeta sintió en la orden divina de profetizar.
El Profeta Yejezquel pertenecía a la casta de los Kohanim (sacerdotes), por lo cual no podía estar en contacto con un cadáver so pena de impurificarse. Esa es la razón por la cual manifiesta que anduvo “alrededor de los huesos”.
La razón de la lectura del Profeta Yejezquel como Haftará se debe a que en los siete días de Pesaj (ver inicio) al igual que en los ocho días de Sucot y en las demás fiestas – sostiene Rambam – se debe estar alegre y con el corazón bien dispuesto en esos días, a mérito de lo establecido en el quinto libro de la Torá, Dvarim, Deuteronomio, cap. 16 vers. 14: “Te regocijarás en la celebración tú con tu hijo, tu hija, tu siervo, … , el huérfano y la viuda que moran contigo.”
Que Hakadosh Baruj Hu este año pronto disponga que nuestros oídos reciban besorot tovot, buenas noticias, que los secuestrados regresen a los respectivos senos de sus hogares y seres queridos y podamos así plenamente vivenciar en nuestros corazones “Vesamajta bejagueja” (Dvarim cap. 16 vers. 14), “y te regocijarás en tu celebración”. Amén.
Joshua Chameides