HAFTARÁ SaBAtH HAgaDoL : : MaLAjI (3: 4:24)
Esta semana leemos la PARASHÁH MetzORAH, la quinta del libro Vahikrah, y le correspondería leer la Haftarah REYES II 7:3-7:20 pero, por ser el Shabat anterior a Pesaj se lee la Haftarah MaLAjI 3:1 4:24
El Shabat anterior a Pesaj se conoce como Shabat HaGadol, o El Gran Shabat. No está claro exactamente por qué recibió este nombre, pero podría ser un guiño referente al ultimo verso de la haftará que se lee justamente en este Shabat:… ”He aquí, os enviaré al profeta Elías antes que venga el día Grande y Asombroso de Iud Hui Vav Hei (3:23)” (Malaji 3:24)
En este libro Vaikrah venimos leyendo porciones que detallan sobre la forma de ofrecer sacrificios a D’s: los diferentes tipos de ofrendas, la forma de prepararlas, qué partes se pueden comer y por quién, y demás detalles. Y por extraños que parezcan estos rituales para nosotros hoy, sabemos que un ritual es una secuencia de actividades que implican gestos, palabras, acciones u objetos, realizados según un orden establecido.
Esto era tan cierto en la antigüedad como lo es hoy. Los sacrificios estaban destinados a simbolizar la transformación interior de una persona. Una ofrenda por el pecado debía ir acompañada de un sentimiento de arrepentimiento o para despertar la gratitud.
Pero hay una constante en los escritos de los Profetas y es pronunciarse repetidamente a Bnei Israel por pensar que los sacrificios eran un fin en sí mismos, y que para D’s el solo hecho de la práctica del ritual era suficiente.
El sacrificio, la oración y todas las formas de acercamiento (KORVAN) o reparación, no tienen valor a menos que el corazón esté conectado con esa realidad. La consciencia y el reconocimiento genuino y franco de reparación del hecho debe acompañar la practica. Debemos tener un sincero sentido de restauración, de recomposición. De responsabilidad frente al hecho.
La realización de los rituales debe abordarse como acciones que despiertan el deseo profundo de componer el equilibrio roto.
Un ritual es UNA PRACTICA, es un SIMBOLO.
Pueden enfocar nuestra atención y pueden estar llenos de significado.
Pero los rituales también podrían convertirse en una actuación de memoria, y entonces el significado y la inspiración que deben evocar pueden perderse fácilmente. de practicarse de manera automática perderán TODA su fuerza y su caudal energético será desperdiciado.
Por eso, no dejemos de ahondar en el motivo profundo y real de las cosas. No nos quedemos con lo superficial, en lo que se aprecia a simple vista, en lo que parece.
Sepamos que las practicas del judaísmo tienen un sentido, no son simples tradiciones que se repiten de generacion en generación.
Cuidemos de no vaciar de contenido nuestras prácticas, investiguemos por qué son de tal o cual manera. Tienen un sentido y un motivo, y un propósito.
El objetivo que instaura tal o cual practica, finalmente tendrá que ver con desarrollar un talento, o fortalecer una conexión, o sin duda generar un valor agregado.
Y todas y cada una de esas acciones construirán una realidad plena y grandiosa, manteniéndonos cerca y en franca paz.
En esta parasha Metzorah trata las “Tzaraat”, una erupción en la piel parecida a La LEpra que hoy conocemos, y esta reacción cutánea esta directamente asociada y relacionada con el uso de la palabra. Relacionada con el uso de la palabra con fines egoístas y provocadores.
Relacionada con el uso de palabras que rompen lazos, o vínculos, o códigos.
O rompen los puntos de encuentro, o de union.
Porque con la palabra se construyeron grietas, o sótanos o cárceles, porque con la palabra se construyen lugares de los que no se puede salir, lugares que no se pueden desandar.
O… Porque la palabra se usa como recurso genuino y particular del hombre.
La palabra que construye.
La palabra que define.
La palabra que crea.
Alzá. Establecé. Creá.
Iluminá su cárcel, reconstruí su puente.
Cuidá tu palabra.
Construí sólido.
Edificá responsablemente en este tiempo de Libertad el mundo en el que deseas vivir.
Jag HaPesaj Kasher Ve Sameaj!!
Shabat Shalom Umeboraj
Silvia Dvoskin