Al Eterno elegiste hoy para ser para vos, Dios… Y el Eterno te eligió para ser para Él su pueblo como un tesoro qué posee. (Devarim 26:17-18)
En nuestra Parashá, el pueblo de Israel se encuentra en la tierra de Moab preparado para la conquista de la tierra de Israel. Es ahí mismo frente al río Jordán, que el pueblo vuelve a hacer un pacto con Dios, similar al que sucedió en el desierto del Sinaí con la generación anterior, cuando recibieron la Torá en manos de Moshe.
¿Pero por qué volver a hacer un segundo pacto?
En el desierto a pesar del contexto adverso, todo era más “sencillo”, más cómodo. La conducción del pueblo un milagrosa y sobrenatural. Se alimentaban con alimentos que caían del cielo (el man y las codornices), y tomaban agua de un pozo que los acompañó siempre. La defensa frente a los peligros cómo los animales salvajes y los enemigos, estaban en manos de las columnas de fuego y de nube que los custodiaban.
(Rafi Albaz, Iunei Shabat, 1990)
Ahora a punto de ingresar a la tierra prometida, vemos al pueblo de Israel necesitando la ayuda de una conducción natural y terrenal.
El segundo pacto es necesario para entender que ahora son ellos los qué tendrán qué trabajar para comer y deberán luchar con su espada para defenderse.
Nosotros podemos vernos como aquel pueblo, a punto de ingresar en un espacio sagrado cómo Rosh Hashana y Iom Kipur. Frente a nosotros está el enorme desafío de cerrar una etapa, un ciclo, y entonces comenzar un nuevo año renovados.
Para poder llegar preparados a nuestros Iamim Noraim, en donde lo que venimos a buscar es la conducción de lo espiritual, a Dios en nuestras vidas. No nos podemos olvidar de aquella conducción natural y terrenal antes de encontrarnos con lo divino.
Qué este tiempo de Teshuva, de introspección personal, nos llene de coraje para poder perdonar y buscar el perdón de aquellos qué lastimamos, retornar a aquellos que tengamos lejos, enmendar nuestros errores, agradecer a aquellos que nos sostienen, valorar a quienes nos hacen ser quienes somos y por sobre todas las cosas trabajar como un solo pueblo, sabiéndonos bendecidos por el solo hecho de tenernos cerca y ser parte de una misma historia.
¡Shabat Shalom!
¡Shana tova!
Sem Mati Bomse