No faltan oportunidades dentro del texto de la Torá para entender que el pueblo de Israel en el desierto se caracterizó por tener poca fe, desconfianza y dudas de Moshé y especialmente de Dios .
A la fe le ganaron las ideas vacías de sentido y las vanas esperanzas de volver a un pasado idealizado que en realidad nunca fue.
Esta fue una generación que no quiso alimentarse con el maná del cielo, y termino deseando cebollas y ajos que nunca comieron. De la misma manera en esta parashá los vamos a ver preferir quedarse en el desierto o volver a Egipto y ser guiados por cobardes y mentirosos, a ser conducidos a la tierra de Israel de la mano de Moshé y de Dios.
Nejama Leibowitz explica qué la pedagogía Divina no fuerza a ningún ser humano a cambiar su ruta, aún cuando ésta fuese errada. Los Sabios dijeron: “Por la senda, por la cual el ser humano quiere ir, es conducido”.
El Rambam nos enseña que el ser humano es único en toda la creación en cuanto a su capacidad de elegir entre el bien y el mal:
“Cada persona tiene permiso para elegir conducirse a sí misma por el buen camino y convertirse en un justo o para seguir un mal camino y convertirse en un malvado. Esto es lo que está escrito en la Torá: “Y ahora el ser humano es como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal” (Bereshit 3:22). Esto significa que el ser humano es único en la creación en cuanto que a través de su inteligencia puede distinguir entre el bien y el mal y en consecuencia puede elegir actuar de acuerdo con cualquiera de ellos; y no hay nadie que vaya a evitar que lo haga.
Cada uno de nosotros tenemos nuestra tierra prometida frente a nuestros propios ojos, y a veces, al igual que estos espías que envía Moshé a la tierra de Israel para explorarla, vemos aquellos objetivos a los que queremos llegar en nuestra vida con dudas y miedos que nosotros mismos inventamos, para no dar el paso que debemos dar y entonces conquistar nuestros mas profundos anhelos.
Como nos enseña nuestra tradición, somos los únicos que podemos cambiar aquello de nosotros mismos que no nos deja avanzar, para poder superarnos en la vida y entonces conquistar todo lo qué nos queramos proponer, la elección es únicamente nuestra.
Shabat Shalom
Sem. Mati Bomse