Son las 2 y media de la mañana en tu casa y el silencio reina, el mundo duerme, salvo vos.
Girás para un lado, para el otro, giras la almohada, te tapas, te destapas, y cuando miras el reloj siguen siendo las 2 y media. El tiempo queda paralizado y vos en él, sin poder dormir.
La noche, debiera ser el suspiro para el cuerpo, para la mente y para el alma.
El equilibrio entre todo lo que sucedió durante el día, y lo que no debiera suceder durante la noche.
Y entonces son las 3, las 4, y ahí aparece esa sensación indescriptible de angustia al querer dormir pero no encontrar ese botón que apague lo que sucede dentro por un rato.
Algunos le dicen ANSIEDAD.
Es la arena en la zapatilla, la piedrita en la ojota, es una molestia que no te deja en paz.
La misma Ansiedad que te termina enfermando, que te abre a somatizar, a estar débil ante el afuera y aun peor por adentro. Una sensación de bajo dolor pero de forma constante.
Todo el tiempo algo que pesa en vos.
¿Cuáles son los síntomas?
Haber dejado de reírte a cada rato, no poder disfrutar del paseo del camino en lugar del apuro por llegar, si la reunión se vuelve un tramite o quizás si hasta el café se toma en un solo sorbo.
Esta semana estudiamos Parashat Emor, la Parasha del “decir”, y quizás es la invitación perfecta a poder decir las cosas que nos pasan. El mundo que tenemos en nuestro interior, de sensaciones, emociones y realidades. El aprender a decir cuando no esta todo bien, cuando el “Estoy bien” es una simple coraza que ponemos como barrera para no tener esa conversación. Para que termine rápido. Que sea corto.
Somos llamados como sacerdotes de nuestra propia vida, a ser líderes de ella. A apoyarnos en los nuestros para saber decir que quizás, no esta todo bien. O mejor aun, a cuando creemos que esta todo bien, sacudir el avispero, revisar nuestro interior.
Suelo decir, que el oficio del Rabino / Seminarista es consolar a los rotos, y romper a los enteros. Porque siempre hay algo para revisar, para trabajar, para sanar.
Te invito a que cuentes conmigo, a que te apoyes en mi y en nosotros. En este enorme equipo que esta a disposición para escucharte y acompañarte.
Para decirte que siempre se puede sanar. Solamente es necesario, venir, estar, hacer ese llamado, para empezar a caminar hacia el futuro que te mereces.
Shabat Shalom Amijai
Sem. Brian Bruh