JEREMÍAS 32:6-27
Nuestro profeta nació en el año 650 a.e.c, era hijo de cohanim y le tocó ver a Jerusalem caída, lo llevaron a Egipto y de ahí a Babilonia donde murió.
Esta profecía la tuvo estando preso, con los Caldeos ya preparados para invadir la ciudad, y convertirse en dueños del reino, quizás por ello resulta aún más llamativa.
D’s le dice que compre un campo en Hanamel, que pague por él lo que corresponda, que haga los tres documentos necesarios para que todo quede en orden y no queden dudas de que la operación se llevó a cabo cumpliendo todos los requisitos. Y que esos documentos queden a buen resguardo.
Y así hace nuestro profeta.
Esto nos lleva a pensar en unión a nuestra parashá la profunda convicción que siempre ha existido de que la Tierra de Israel nos ha sido dada, y que sigue presente la ley de redención y rescate de la propiedad enunciada en nuestra Torá, Vaikrá 25:25.
Nuestro deseo y nuestra esperanza nos encuentra hoy con un Estado de Israel que sabemos que siempre está ahí para nosotros y que, sin lugar a dudas nosotros debemos estar para él.
Vemos la confianza, humildad y seguridad de Jeremías que obedece a D’s a pesar de la situación.
Cuántas veces hemos estado asediados, y a nuestras puertas han estado no sólo caldeos, griegos, romanos, nazis… los terroristas de hoy…y nunca hemos perdido la esperanza, nunca hemos dejado de saber que esa tierra es nuestra, que están todos los documentos en orden.
Y así hemos viajado por el mundo llevando nuestra tierra a cuestas, nuestros Sifrei Torá, cada rollo, la Tierra misma, cada letra, cada palabra ha sido donde siempre hemos habitado desde el momento mismo de haber llegado al pie del monte, Behar, a la espera de convertirnos en un pueblo a través de la entrega de nuestros documentos sagrados.
Que así sea siempre, que como Jeremías y todos los que como él han tenido la humildad y la grandeza de escuchar, sepamos seguir haciendo nuestra la Tierra Prometida de muy diversas maneras.
Al pie del monte esperamos que regresen nuestros hermanos, rehenes brutalmente secuestrados.
Amén veAmén.
¡Am Israel Jai!
¡Shabat Shalom uMeboraj!
Norma Dembo